*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*JUEVES
SEMANA II DE PASCUA*
LAUDES
(Oración
de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Verdaderamente ha resucitado el
Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA
DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: EL AGUA PURA, DON DE LA MAÑANA
El
agua pura, don de la mañana,
da
a los ojos el brillo de la vida,
y
el alma se despierta cuando escucha
que
el ángel dice: «¡Cristo resucita!»
¡Cómo
quieren las venas de mi cuerpo
ser
música, ser cuerdas de la lira,
y
cantar, salmodiar como los pájaros,
en
esta Pascua santa la alegría!
Mirad
cuál surge Cristo transparente:
en
medio de los hombres se perfila
su
cuerpo humano, cuerpo del amigo
deseado,
serena compañía.
El
que quiera palparlo, aquí se acerque,
entre
con su fe en el Hombre que humaniza,
derrame
su dolor y su quebranto,
dé
riendas al amor, su gozo diga.
A
ti, Jesús ungido, te ensalzamos,
a
ti, nuestro Señor, que depositas
tu
santo y bello cuerpo en este mundo,
como
en el campo se echa la semilla. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Yo soy la vid, vosotros sois
los sarmientos. Aleluya.
Salmo 79 - VEN A VISITAR TU VIÑA
Pastor
de Israel, escucha,
tú
que guías a José como a un rebaño;
tú
que te sientas sobre querubines, resplandece
ante
Efraím, Benjamín y Manasés;
despierta
tu poder y ven a salvarnos.
¡Oh
Dios!, restáuranos,
que
brille tu rostro y nos salve.
Señor
Dios de los ejércitos,
¿hasta
cuándo estarás airado
mientras
tu pueblo te suplica?
Le
diste a comer llanto,
a
beber lágrimas a tragos;
nos
entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
nuestros
enemigos se burlan de nosotros.
Dios
de los ejércitos, restáuranos,
que
brille tu rostro y nos salve.
Sacaste
una vid de Egipto,
expulsaste
a los gentiles, y la trasplantaste;
le
preparaste el terreno y echó raíces
hasta
llenar el país;
su
sombra cubría las montañas,
y
sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió
sus sarmientos hasta el mar,
y
sus brotes hasta el Gran Río.
¿Por
qué has derribado su cerca
para
que la saqueen los viandantes,
la
pisoteen los jabalíes
y
se la coman las alimañas?
Dios
de los ejércitos, vuélvete:
mira
desde el cielo, fíjate,
ven
a visitar tu viña,
la
cepa que tu diestra plantó,
y
que tú hiciste vigorosa.
La
han talado y le han prendido fuego:
con
un bramido hazlos perecer.
Que
tu mano proteja a tu escogido,
al
hombre que tú fortaleciste.
No
nos alejaremos de ti:
danos
vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor
Dios de los ejércitos, restáuranos,
que
brille tu rostro y nos salve.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo soy la vid, vosotros sois los
sarmientos. Aleluya.
Ant 2. Sacaréis aguas con gozo de las
fuentes de la salvación. Aleluya.
Cántico: ACCION DE GRACIAS DEL PUEBLO
SALVADO - Is 12, 1-6
Te
doy gracias, Señor,
porque
estabas airado contra mí,
pero
ha cesado tu ira
y
me has consolado.
Él
es mi Dios y salvador:
confiare
y no temeré,
porque
mi fuerza y mi poder es el Señor,
él
fue mi salvación.
Y
sacaréis aguas con gozo
de
las fuentes de la salvación.
Aquel
día, diréis:
Dad
gracias al Señor,
invocad
su nombre,
contad
a los pueblos sus hazañas,
proclamad
que su nombre es excelso.
Tañed
para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas
a toda la tierra;
gritad
jubilosos, habitantes de Sión:
«¡Qué
grande es en medio de ti
el
Santo de Israel!».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sacaréis aguas con gozo de las
fuentes de la salvación. Aleluya.
Ant 3. El Señor nos alimentó con flor
de harina. Aleluya.
Salmo 80 - SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA
ALIANZA
Aclamad
a Dios, nuestra fuerza;
dad
vítores al Dios de Jacob:
acompañad,
tocad los panderos,
las
cítaras templadas y las arpas;
tocad
la trompeta por la luna nueva,
por
la luna llena, que es nuestra fiesta;
porque
es una ley de Israel,
un
precepto del Dios de Jacob,
una
norma establecida para José
al
salir de Egipto.
Oigo
un lenguaje desconocido:
«Retiré
sus hombros de la carga,
y
sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste
en la aflicción, y te libré,
te
respondí oculto entre los truenos,
te
puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha,
pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá
me escuchases, Israel!
No
tendrás un dios extraño,
no
adorarás un dios extranjero;
yo
soy el Señor Dios tuyo,
que
te saqué del país de Egipto;
abre
tu boca y yo la saciaré.
Pero
mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel
no quiso obedecer:
los
entregué a su corazón obstinado,
para
que anduviesen según sus antojos.
¡Ojalá
me escuchase mi pueblo
y
caminase Israel por mi camino!:
en
un momento humillaría a sus enemigos
y
volvería mi mano contra sus adversarios;
los
que aborrecen al Señor te adularían,
y
su suerte quedaría fijada;
te
alimentaría con flor de harina,
te
saciaría con miel silvestre.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos alimentó con flor
de harina. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 8, 10-11
Si
Cristo está en vosotros, aunque vuestro cuerpo haya muerto por causa del
pecado, el espíritu tiene vida por la justificación. Y si el Espíritu de aquel
que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que
resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos vivificará también vuestros
cuerpos mortales por obra de su Espíritu que habita en vosotros.
RESPONSORIO BREVE
V.
El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
R.
El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V.
El que por nosotros colgó del madero.
R.
Aleluya, aleluya.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. Dios resucitó al Señor. Aleluya.
R. Y nos resucitará también a nosotros por su
poder. Aleluya.
PRIMERA
LECTURA AÑO (I)
Del libro del Apocalipsis 3, 1-22
EXHORTACIÓN A LAS IGLESIAS DE SARDES, FILADELFIA y LAODICEA
Yo, Juan, oí que el Señor me decía:
«Escribe al ángel de la Iglesia de Sardes:
"Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas:
Conozco tus obras. Tienes nombre como alguien que vive, pero estás muerto.
Ponte alerta y reanima lo que queda y que está a punto de morir, pues no he
hallado perfectas tus obras en la presencia de mi Dios. Así que, recuerda cómo
has recibido y escuchado mi palabra, y guárdala y conviértete. Porque, si no
estás alerta, vendré como el ladrón, sin que sepas la hora en que voy a llegar.
Tienes, sin embargo, en Sardes algunas pocas personas que no han manchado sus
vestidos; ellos andarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos de ello.
El vencedor será así revestido con vestiduras blancas. No borraré jamás su
nombre del libro de la vida, sino que lo proclamaré en presencia de mi Padre y
de sus ángeles. El que tenga oídos oiga lo que el Espíritu dice a las
Iglesias."
Al ángel de la Iglesia de Filadelfia escribe:
"Esto dice el Santo, el Veraz, el que tiene la llave de David, el que abre
sin que nadie pueda cerrar, el que cierra sin que nadie pueda abrir: Conozco
tus obras. He abierto ante ti una puerta que nadie puede cerrar. Porque, no
obstante tus pocas fuerzas, has guardado mi palabra y no has renegado de mi
nombre, voy a entregarte algunos adeptos de la sinagoga de Satanás, de los que,
mintiendo, se proclaman a sí mismos judíos, sin serlo en realidad. Vo los haré
venir y se postrarán a tus pies y sabrán que yo te he amado. Y, porque has
guardado la palabra de mi constancia, yo también te guardaré en la hora de la
prueba que va a venir sobre el mundo entero, para probar a los habitantes de la
tierra. Llegaré pronto: sostén lo que tengas, para que nadie te quite tu corona.
Al que venza lo haré columna en el templo de mi Dios, y ya nunca saldrá fuera,
y sobre él escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios,
de la nueva Jerusalén, que baja del cielo desde mi Dios, y mi nombre nuevo. El
que tenga oídos oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias."
Al ángel de la iglesia de Laodicea escribe:
"Esto dice 'el Amén', el testigo fiel y veraz, el principio de la creación
de Dios: Conozco tus obras, no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o
caliente! Pero, porque eres tibio y no eres frío ni caliente, estoy por
vomitarte de mi boca. Dices: 'Soy rico, he acumulado riquezas y de nada tengo
necesidad'; y no sabes que eres tú el desventurado, el miserable, el indigente,
el ciego y el desnudo. Por eso yo te aconsejo que compres de mi oro acrisolado
por el fuego para enriquecerte, vestiduras blancas para vestirte y, así, no
descubrir la vergüenza de tu desnudez, y colirio para untar tus ojos y poder
ver.
Yo reprendo y corrijo a cuantos amo. ¡Animo, pues, Y arrepiéntete! Mira que
estoy a la puerta y llamo; si alguno escucha mi voz y me abre la puerta entraré
en su casa, cenaré con él y él conmigo.
Al vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando vencí,
me senté en el trono de mi Padre, junto a él. El que tenga oídos oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias."»
RESPONSORIO Ap 3, 20; 2, 7
R. Si alguno escucha mi voz y me abre la
puerta * entraré en su casa, cenaré con él y él conmigo. Aleluya.
V. Al vencedor le daré a comer del árbol de la
vida, que está en el paraíso de Dios.
R. Entraré en su casa, cenaré con él y él conmigo.
Aleluya.
SEGUNDA
LECTURA
De los
Tratados de san Gaudencio de Brescia, obispo
(Tratado 2:
CSEL 68, 30-32)
EL DON DE LA
NUEVA ALIANZA QUE NOS DEJÓ EN HERENCIA
El sacrificio celestial instituido por Cristo es verdaderamente el
don de su nueva alianza que nos dejó en herencia, como prenda de su presencia
entre nosotros, la misma noche en que iba a ser entregado para ser crucificado.
Éste es el viático de nuestro camino, con el cual nos alimentamos y nutrimos
durante el peregrinar de nuestra vida presente, hasta que salgamos de este
mundo y lleguemos al Señor; por esto decía el mismo Señor: Si no coméis mi
carne y no bebéis mi sangre, no tendréis vida en vosotros.
Quiso, en efecto, que sus beneficios permanecieran en nosotros,
quiso que las almas redimidas con su sangre preciosa fueran continuamente
santificadas por el sacramento de su pasión; por esto mandó a sus fieles
discípulos, a los que instituyó también como primeros sacerdotes de su Iglesia,
que celebraran incesantemente estos misterios de vida eterna, que todos los
sacerdotes deben continuar celebrando en las Iglesias de todo el mundo, hasta
que Cristo vuelva desde el cielo, de modo que, tanto los mismos sacerdotes como
los fieles todos, teniendo cada día ante nuestros ojos y en nuestras manos el
memorial de la pasión de Cristo, recibiéndolo en nuestros labios y en nuestro
pecho, conservemos el recuerdo indeleble de nuestra redención.
Además, puesto que el pan, compuesto de muchos granos de trigo
reducidos a harina, necesita, para llegar a serlo, de la acción del agua y del
fuego, nuestra mente descubre en él una figura del cuerpo de Cristo, el cual,
como sabemos, es un solo cuerpo compuesto por la muchedumbre de todo el género
humano y unido por el fuego del Espíritu Santo.
Jesús, en efecto, nació por obra del Espíritu Santo y, porque así
convenía para cumplir la voluntad salvífica de Dios, penetró en las aguas
bautismales para consagrarlas, y volvió del Jordán lleno del Espíritu Santo,
que había descendido sobre él en forma de paloma, como atestigua el evangelista
san Lucas: Jesús regresó de las orillas del Jordán, lleno del Espíritu Santo.
Asimismo, también el vino que es su sangre, resultante de la unión
de muchos granos de uva de la viña por él plantada, fue exprimido en el lagar
de la cruz, y fermenta, por su propia virtud, en el espacioso recipiente de los
que lo beben con espíritu de fe.
Todos nosotros, los que hemos escapado de la tiranía de Egipto y
del diabólico Faraón, debemos recibir, con toda la avidez de que es capaz
nuestro religioso corazón, este sacrificio de la Pascua salvadora, para que
nuestro Señor Jesucristo, al que creemos presente en sus sacramentos,
santifique nuestro interior; él, cuya inestimable eficacia perdura a través de
los siglos.
RESPONSORIO
Lc 22, 19; Jn 6, 59
R. Jesús tomó pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo: * «Esto es mi cuerpo que va a ser entregado por vosotros;
haced esto en memoria mía.» Aleluya.
V. Éste es el pan que ha bajado del cielo; el que coma de este pan
vivirá para siempre.
R. Esto es mi cuerpo que va a ser entregado por vosotros; haced
esto en memoria mía. Aleluya.
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (3,31-36)*
EL que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de
la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de
todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su
testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con
medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el
Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la
ira de Dios pesa sobre él.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Padre ama al Hijo y ha puesto
en sus manos todas las cosas. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Padre ama al Hijo y ha puesto
en sus manos todas las cosas. Aleluya.
PRECES
Oremos
confiados a Dios Padre, que quiso que Cristo fuera la primicia de la
resurrección de los hombres, y aclamémoslo, diciendo:
*Que el Señor Jesús sea nuestra vida*.
Tú
que por la columna de fuego iluminaste a tu pueblo en el desierto,
ilumina
hoy con la resurrección de Cristo el día que empezamos.
Tú
que por la voz de Moisés adoctrinaste a tu pueblo en el Sinaí,
haz
que Cristo, por su resurrección, sea hoy palabra de vida para nosotros.
Tú
que con el maná alimentaste a tu pueblo peregrino en el desierto,
haz
que Cristo, por su resurrección, sea durante este día nuestro pan de vida.
Tú
que por el agua de la roca diste de beber a tu pueblo en el desierto,
por
la resurrección de tu Hijo danos hoy parte en tu Espíritu de vida.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Por
Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Te
pedimos, Señor, que los dones recibidos en esta Pascua den fruto abundante en
toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
VÍSPERAS
(Oración
de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ES LA PASCUA REAL, NO YA LA SOMBRA
Es
la Pascua real, no ya la sombra,
la
verdadera Pascua del Señor;
la
sangre del pasado es sólo un signo,
la
mera imagen de la gran unción.
En
verdad, tú, Jesús, nos protegiste
con
tus sangrientas manos paternales;
envolviendo
en tus alas nuestras almas,
la
verdadera alianza tú sellaste.
Y,
en tu triunfo, llevaste a nuestra carne
reconciliada
con tu Padre eterno;
y,
desde arriba, vienes a llevarnos
a
la danza festiva de tu cielo.
Oh
gozo universal, Dios se hizo hombre
para
unir a los hombres con su Dios;
se
rompen las cadenas del infierno,
y
en los labios renace la canción.
Cristo,
Rey eterno, te pedimos
que
guardes con tus manos a tu Iglesia,
que
protejas y ayudes a tu pueblo
y
que venzas con él a las tinieblas. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Cristo está constituido por Dios juez de vivos y muertos. Aleluya.
Salmo
71 I - PODER REAL DEL MESÍAS
Dios
mío, confía tu juicio al rey,
tu
justicia al hijo de reyes,
para
que rija a tu pueblo con justicia,
a
tus humildes con rectitud.
Que
los montes traigan paz,
y
los collados justicia;
que
él defienda a los humildes del pueblo,
socorra
a los hijos del pobre
y
quebrante al explotador.
Que
dure tanto como el sol,
como
la luna, de edad en edad;
que
baje como lluvia sobre el césped,
como
llovizna que empapa la tierra.
Que
en sus días florezca la justicia
y
la paz hasta que falte la luna.
Que
domine de mar a mar,
del
Gran Río al confín de la tierra.
Que
en su presencia se inclinen sus rivales;
que
sus enemigos muerdan el polvo;
que
los reyes de Tarsis y de las islas
le
paguen tributo.
Que
los reyes de Saba y de Arabia
le
ofrezcan sus dones;
que
se postren ante él todos los reyes,
y
que todos los pueblos le sirvan.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Cristo está constituido por Dios juez de vivos y muertos. Aleluya.
Ant
2. Él será la bendición de todos los pueblos. Aleluya.
Salmo
71 II
Él
librará al pobre que clamaba,
al
afligido que no tenía protector;
él
se apiadará del pobre y del indigente,
y
salvará la vida de los pobres;
él
rescatará sus vidas de la violencia,
su
sangre será preciosa a sus ojos.
Que
viva y que le traigan el oro de Saba;
él
intercederá por el pobre
y
lo bendecirá.
Que
haya trigo abundante en los campos,
y
ondee en lo alto de los montes,
den
fruto como el Líbano,
y
broten las espigas como hierba del campo.
Que
su nombre sea eterno,
y
su fama dure como el sol;
que
él sea la bendición de todos los pueblos,
y
lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
el
único que hace maravillas;
bendito
por siempre su nombre glorioso,
que
su gloria llene la tierra.
¡Amén,
amén!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Él será la bendición de todos los pueblos. Aleluya.
Ant
3. Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo y lo será siempre. Aleluya.
Cántico:
EL JUICIO DE DIOS Ap. 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias
te damos, Señor Dios omnipotente,
el
que eres y el que eras,
porque
has asumido el gran poder
y
comenzaste a reinar.
Se
encolerizaron las naciones,
llegó
tu cólera,
y
el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y
de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y
a los santos y a los que temen tu nombre,
y
a los pequeños y a los grandes,
y
de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora
se estableció la salud y el poderío,
y
el reinado de nuestro Dios,
y
la potestad de su Cristo;
porque
fue precipitado
el
acusador de nuestros hermanos,
el
que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos
le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y
por la palabra del testimonio que dieron,
y
no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por
esto, estad alegres, cielos,
y
los que moráis en sus tiendas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo y lo será siempre. Aleluya.
LECTURA
BREVE 1Pe 3, 18. 21b-22
Cristo
murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para
conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu,
fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no consiste en limpiar una
suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección
de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y
poderes, y está a la derecha de Dios.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
R.
Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
V.
Al ver al Señor.
R.
Aleluya, aleluya.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
El que tiene fe en el Hijo tiene la vida eterna. Aleluya.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El que tiene fe en el Hijo tiene la vida eterna. Aleluya.
PRECES
Alabemos
y glorifiquemos a Cristo, a quien Dios Padre constituyó fundamento de nuestra
esperanza y primicia de la humanidad resucitada, y aclamémoslo, suplicantes:
Rey
de la gloria, escúchanos.
Señor
Jesús, tú que, por tu propia sangre y por tú resurrección, penetraste en el
santuario de Dios,
llévanos
contigo al reino del Padre.
Tú
que, por tu resurrección, robusteciste la fe de tus discípulos y los enviaste a
anunciar el Evangelio al mundo,
haz
que los obispos y presbíteros sean fieles heraldos de tu Evangelio.
Tú
que, por tu resurrección, eres nuestra reconciliación y nuestra paz,
haz
que todos los bautizados vivan en la unidad de una sola fe y de un solo amor.
Tú
que, por tu resurrección, diste la salud, al tullido del templo,
mira
con bondad a los enfermos y manifiesta en ellos tu gloria.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Tú
que, por tu resurrección, fuiste constituido primogénito de los muertos que
resucitan,
haz
que los difuntos que en ti creyeron y esperaron participen de tu gloria.
Terminemos
nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre
nuestro...
ORACION
Te
pedimos, Señor, que los dones recibidos en esta Pascua den fruto abundante en
toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración
antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
EL CORAZÓN SE DILATA
El
corazón se dilata
sin
noche en tu santo cuerpo,
oh
morada iluminada,
mansión
de todo consuelo.
Por
tu muerte sin pecado,
por
tu descanso y tu premio,
en
ti, Jesús, confiamos,
y
te miramos sin miedo.
Como
vigilia de amor
te
ofrecemos nuestro sueño;
tú
que eres el paraíso,
danos
un puesto en tu reino. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo
15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.
Protégeme,
Dios mío, que me refugio en ti;
yo
digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los
dioses y señores de la tierra
no
me satisfacen.
Multiplican
las estatuas
de
dioses extraños;
no
derramaré sus libaciones con mis manos,
ni
tomaré sus nombres en mis labios.
El
Señor es mi heredad y mi copa;
mi
suerte está en tu mano:
me
ha tocado un lote hermoso,
me
encanta mi heredad.
Bendeciré
al Señor, que me aconseja,
hasta
de noche me instruye internamente.
Tengo
siempre presente al Señor,
con
él a mi derecha no vacilaré.
Por
eso se me alegra el corazón,
se
gozan mis entrañas,
y
mi carne descansa serena.
Porque
no me entregarás a la muerte,
ni
dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me
enseñarás el sendero de la vida,
me
saciarás de gozo en tu presencia,
de
alegría perpetua a tu derecha.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA
BREVE 1Ts 5, 23
Que
el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser, alma y
cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor
Jesucristo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Aleluya, aleluya.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Señor,
Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure nuestras fuerzas,
desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos con tu ayuda, te
serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Reina
del cielo, alégrate, aleluya,
porque
Cristo,
a
quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha
resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega
al Señor por nosotros, aleluya.