*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO DE CUARESMA
VIERNES
DE LA SEMANA IV
Propio del Tiempo. Salterio IV
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el Señor, que por
nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el Señor, que por
nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Himno: DELANTE DE LA CRUZ LOS OJOS MÍOS
Delante de la cruz los ojos míos
quédenseme, Señor, así mirando,
y sin ellos quererlo estén llorando,
porque pecaron mucho y están fríos.
Y estos labios que dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor, así cantando,
y sin ellos quererlo estén rezando,
porque pecaron mucho y son impíos.
Y así con la mirada en vos prendida,
y así con la palabra prisionera,
como la carne a vuestra cruz asida,
quédeseme, Señor, el alma entera;
y así clavada en vuestra cruz mi vida,
Señor, así, cuando queráis me muera. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con
Espíritu firme.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh Dios, crea en mí un corazón
puro, renuévame por dentro con Espíritu firme.
Ant 2. Alégrate, Jerusalén, porque en ti
serán congregados todos los pueblos.
Cántico: ACCIÓN DE GRACIAS POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO - Tb 13,
10-15. 17-19
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén,
la ciudad del Santo;
por las obras de tus hijos te azotará,
pero de nuevo se compadecerá
de los hijos de los justos.
Confiesa dignamente al Señor
y bendice al Rey de los siglos,
para que de nuevo sea en ti
edificado su tabernáculo con alegría,
para que alegre en ti a los cautivos
y muestre en ti su amor hacia los desdichados,
por todas las generaciones y generaciones.
Brillarás cual luz de lámpara
y todos los confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos numerosos vendrán de lejos
al nombre del Señor, nuestro Dios,
trayendo ofrendas en sus manos,
ofrendas para el rey del cielo.
Las generaciones de las generaciones
exultarán en ti.
Y benditos para siempre todos los que te aman.
Alégrate y salta de gozo por los hijos de los justos,
que serán congregados,
y al Señor de los justos bendecirán.
Dichosos los que te aman;
en tu paz se alegrarán.
Dichosos cuantos se entristecieron por tus azotes,
pues en ti se alegrarán
contemplando toda tu gloria,
y se regocijarán para siempre.
Bendice, alma mía, a Dios, rey grande,
porque Jerusalén con zafiros y esmeraldas
será reedificada,
con piedras preciosas sus muros
y con oro puro sus torres y sus almenas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alégrate, Jerusalén, porque en ti
serán congregados todos los pueblos.
Ant 3. Sión, alaba a tu Dios, que envía su
mensaje a la tierra.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sión, alaba a tu Dios, que envía su
mensaje a la tierra.
LECTURA BREVE Is 53, 11b-12
Mi siervo justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes de ellos. Le
daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre, porque se
entregó a sí mismo a la muerte y fue contado entre los malhechores; él tomó
sobre sí el pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Convertíos
al Señor, vuestro Dios.
R. Porque es compasivo y misericordioso.
PRIMERA
LECTURA AÑO (I)
De la carta a los Hebreos 10, 1-10
NUESTRA SANTIFICACIÓN SE OPERA POR EL SACRIFICIO DE CRISTO
Hermanos: La ley contiene sólo una sombra de los bienes futuros, no la realidad
misma de las cosas; por eso, mediante unos mismos sacrificios que se ofrecen
sin cesar año tras año, no puede de ninguna manera dar la perfección a quienes
buscan acercarse a Dios.
De otro modo, los que ofrecen ese culto, una vez purificados, ¿no habrían
cesado ya de ofrecer tales sacrificios al no tener ya conciencia de pecado? Sin
embargo, en esos sacrificios se sigue haciendo cada año memoria de los pecados,
pues es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos borre los
pecados.
Por eso Cristo, al entrar en este mundo, dice: «No quisiste sacrificios ni
ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no te complaciste en holocaustos ni
en sacrificios por el pecado; entonces yo exclamé: "Ya estoy aquí, oh
Dios, para cumplir tu voluntad" —pues así está escrito de mí en el rollo
de la ley—.»
Dice lo primero: «No quisiste sacrificios, ni ofrendas, ni holocaustos, ni
sacrificios por el pecado, ni en ellos te complaciste», a pesar de que todos
ellos son ofrecidos según la ley. Pero en seguida dice: «Ya estoy aquí para
cumplir tu voluntad.» Con esto abroga lo primero y establece lo segundo. En
virtud de esta voluntad, quedamos nosotros santificados por la oblación del
cuerpo de Jesucristo, ofrecida una vez para siempre.
RESPONSORIO Hb 10, 5. 6. 7. 4 (Sal 39, 7-8)
R. No quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me
has preparado un cuerpo; no te complaciste en holocaustos ni en sacrificios por
el pecado; entonces yo exclamé: * «Ya
estoy aquí, oh Dios, para cumplir tu voluntad.»
V. Es imposible que la sangre de los toros y de
los machos cabríos borre los pecados; por eso Cristo, al entrar en el mundo,
dice:
R. «Ya estoy aquí, oh Dios, para cumplir tu
voluntad.»
SEGUNDA LECTURA
De las Cartas pascuales de san Atanasio, obispo
(Carta 5, 1-2: PG 26, 1379-1380)
LA CELEBRACIÓN DE LA PASCUA JUNTA EN UNA MISMA FE A LOS QUE SE
ENCUENTRAN CORPORALMENTE SEPARADOS
Vemos, hermanos míos, cómo vamos pasando de una fiesta a otra, de una
celebración a otra, de una solemnidad a otra. Ahora ha llegado aquel tiempo en
que todo vuelve a comenzar, a saber, la preparación de la Pascua venerable, en
la que el Señor fue inmolado. Nosotros nos alimentamos, como de un manjar de
vida, y deleitamos siempre nuestra alma con la sangre preciosa de Cristo, como
de una fuente; y, con todo, siempre estamos sedientos de esa sangre, siempre
sentimos un ardiente deseo de recibirla. Pero nuestro Salvador está siempre a
disposición de los sedientos y, por su benignidad, atrae a la celebración del
gran día a los que tienen sus entrañas sedientas, según aquellas palabras
suyas: El que tenga sed que venga a mí y que beba.
No sólo podemos siempre acercarnos a saciar nuestra sed, sino que además,
siempre que lo pedimos, se nos concede acceso al Salvador. El fruto espiritual
de esta fiesta no queda limitado a un tiempo determinado, ya que sus rayos
esplendorosos no conocen ocaso, sino que está siempre a punto de iluminar las
mentes que así lo desean. Goza de una virtualidad ininterrumpida para con
aquellos cuya mente está iluminada y que día y noche están atentos al libro
sagrado, como aquel hombre a quien el salmo proclama dichoso, cuando dice:
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda
de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo
es la ley del Señor, y medita su ley día y noche.
Ahora bien, el mismo Dios, amados hermanos, que al principio instituyó para
nosotros esta fiesta, nos ha concedido poderla celebrar cada año; y el que
entregó a su Hijo a la muerte por nuestra salvación nos otorga, por el mismo
motivo, la celebración anual de este sagrado misterio. Esta fiesta nos sostiene
en medio de las miserias de este mundo; y ahora es cuando Dios nos comunica la
alegría de la salvación, que irradia de esta fiesta, ya que en todas partes nos
reúne espiritualmente a todos en una sola asamblea, haciendo que podamos orar y
dar gracias todos juntos, como es de ley en esta fiesta. Esto es lo admirable
de esta festividad: que él reúne para celebrarla a los que están lejos y junta
en una misma fe a los que se encuentran corporalmente separados.
RESPONSORIO So 3, 8. 9; Jn 12, 32
R. Esperadme el día en que me levantaré como
testigo —dice el Señor—; * entonces
daré a los pueblos labios puros, para que invoquen todos el nombre del Señor,
para que le sirvan unánimes.
V. Yo, cuando sea levantado en alto sobre la
tierra, atraeré a todos hacia mí.
R. Entonces daré a los pueblos labios puros, para
que invoquen todos el nombre del Señor, para que le sirvan unánimes.
*Lecturas del Viernes de la
4ª semana de Cuaresma*
Viernes,
24 de marzo de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(7,1-2.10.25-30)*
En aquel tiempo, recorría Jesús Galilea, pues no quería andar por Judea porque
los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas.
Una vez que sus hermanos se hubieron marchado a la fiesta, entonces subió él
también, no abiertamente, sino a escondidas.
Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron:
«¿No es este el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le
dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que este es el Mesías?
Pero este sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie
sabrá de dónde viene».
Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó:
«A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi
cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía; a ese vosotros no lo
conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado».
Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no
había llegado su hora.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «¡Vosotros me conocéis y sabéis de dónde soy!; pero yo no he venido
por cuenta propia, sino que me ha enviado mi Padre», dice el Señor.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «¡Vosotros me conocéis y sabéis de
dónde soy!; pero yo no he venido por cuenta propia, sino que me ha enviado mi
Padre», dice el Señor.
PRECES
Acudamos a Cristo, nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte
y resurrección, y supliquémosle, diciendo:
Señor, ten piedad de nosotros.
Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,
conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna.
Tú que, exaltado en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,
sana nuestras heridas.
Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,
haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de
este árbol.
Tú que, clavado en la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido,
perdónanos también a nosotros, pecadores.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Como Cristo nos enseñó, pidamos al Padre que perdone nuestros pecados,
diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que nos proporcionas abundantemente los auxilios que
necesita nuestra fragilidad, haz que recibamos con alegría la redención que nos
otorgas y que la manifestemos a los demás con nuestra propia vida. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: MUERE LA VIDA Y VIVO YO SIN VIDA.
Muere la vida y vivo yo sin vida
ofendiendo la vida de mi muerte;
sangre divina de las venas vierte
y mi diamante su dureza olvida.
Está la majestad de Dios tendida
en una dura cruz, y yo de suerte
que soy de sus dolores el más fuerte
y de su cuerpo la mayor herida.
¡Oh duro corazón de mármol frío!
¿Tiene tu Dios abierto el lado izquierdo
y no te vuelves un copioso río?
Morir por él será divino acuerdo,
mas eres tú mi vida, Cristo mío,
y, como no la tengo, no la pierdo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Salmo 144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.
Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;
explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Día tras día te bendeciré, Señor, y
explicaré tus proezas.
Ant 2. Los ojos de todos te están
aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te invocan.
Salmo 144 II
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los ojos de todos te están
aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te invocan.
Ant 3. Justos y verdaderos son tus
caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y verdaderos son tus
caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE St 5, 16. 19-20
Confesaos mutuamente vuestros pecados y rogad unos por otros, para alcanzar
vuestra curación, pues la oración ferviente del justo tiene gran eficacia.
Hermanos, si alguno de entre vosotros se desvía de la verdad y otro logra
convertirlo, sepa que quien convierte a un pecador de su camino equivocado
salvará su alma de la muerte y cubrirá la multitud de sus pecados.
RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Nadie puso las manos en Jesús, porque aún no había llegado su
hora.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nadie puso las manos en Jesús,
porque aún no había llegado su hora.
PRECES
Adoremos al Salvador de los hombres, que muriendo destruyó la
muerte y resucitando restauró la vida, y digámosle humildemente:
Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.
Redentor nuestro, concédenos que, por la penitencia, nos unamos más plenamente
a tu pasión,
para que consigamos la gloria de la resurrección.
Concédenos que imitemos a tu Madre, consuelo de los afligidos,
para que podamos consolar a los tristes, mediante el consuelo con que nosotros
somos por ti consolados.
Concede a tus fieles participar en tu pasión por medio de sus sufrimientos,
para que tu salvación se manifieste también en ellos.
Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de
cruz,
enséñanos a ser obedientes y a tener paciencia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dígnate transfigurar a los difuntos a semejanza de tu cuerpo glorioso
y concédenos a nosotros ser un día partícipes de la gloria de ellos.
Ya que por Jesucristo somos hijos de Dios, oremos confiados a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que nos proporcionas abundantemente los auxilios que
necesita nuestra fragilidad, haz que recibamos con alegría la redención que nos
otorgas y que la manifestemos a los demás con nuestra propia vida. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.