*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO DE CUARESMA
SÁBADO
DE LA SEMANA V
Propio del Tiempo. Salterio I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo,
el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo,
el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Himno: LOS HOMBROS TRAIGO CARGADOS.
Los hombros traigo cargados
de graves culpas, mi Dios;
dadme esas lágrimas vos
y tomad estos pecados.
Yo soy quien ha de llorar,
por ser acto de flaqueza;
que no hay en naturaleza
más flaqueza que el pecar.
Y, pues andamos trocados,
que yo peco y lloráis vos,
dadme esas lágrimas vos
y tomad estos pecados.
Vos sois quien cargar se puede
estas mis culpas mortales,
que la menor destas tales
a cualquier peso excede;
y, pues que son tan pesados
aquestos yerros, mi Dios,
dadme esas lágrimas vos
y tomad estos pecados.
Al Padre, al Hijo, al Amor,
alegres cantad, criaturas,
y resuene en las alturas
toda gloria y todo honor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Me adelanto a la aurora pidiendo
auxilio.
Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO
CORAZÓN
Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Ant 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Cántico: HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA
VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18
Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar rojo a sus mejores capitanes.
Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano.»
Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién como tú, terrible entre los santos,
temibles por tus proezas, autor de maravillas?
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.
Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Ant 3. Alabad al Señor, todas las naciones.
Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA
ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor, todas las naciones.
LECTURA BREVE Is 65,
1b-3a
Dije, «Aquí estoy, aquí estoy», a un pueblo que no invocaba mi nombre. Tenía
mis manos extendidas todo el día hacia un pueblo rebelde, que andaba por el mal
camino, siguiendo sus antojos, pueblo que me provocaba en mi propia cara,
continuamente.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. El
que obra la verdad viene a la luz.
R. y
sus obras quedan de manifiesto.
PRIMERA LECTURA AÑO (I)
De la carta a los Hebreos
10, 11-25
PERSEVERANCIA EN LA FE
Hermanos: Todo sacerdote
asiste de pie cada día, oficiando y ofreciendo muchas veces los mismos
sacrificios, que de ningún modo pueden borrar los pecados. Cristo, en cambio,
habiendo ofrecido un solo sacrificio en expiación de los pecados, está sentado
para siempre a la diestra de Dios, y espera el tiempo que falta «hasta que sus
enemigos sean hechos estrado de sus pies». Así, con una sola oblación, ha
llevado para siempre a la perfección en la gloria a los que ha santificado.
Nos lo atestigua también el Espíritu
Santo. Después de haber dicho: «Así será la alianza que haré con ellos después
de aquellos días: Imprimiré mi ley en sus corazones, la escribiré en sus
mentes», termina así: «De sus crímenes y pecados ya no me acordaré más.» Así
que, allí donde se da remisión de los pecados, ya no hay más sacrificio por el
pecado.
En virtud de la sangre de
Cristo, tenemos, pues, hermanos, plena seguridad y confianza para entrar en el
santuario. Éste es el camino nuevo y lleno de vida, que ha inaugurado él para nosotros
pasando por el velo, es decir, por su condición de sumisión a la muerte.
Tenemos, pues, un gran sacerdote al frente de la casa de Dios. Acerquémonos,
por lo tanto, con sinceridad de corazón, con plenitud de fe, purificados los
corazones de toda mancha de que tengamos conciencia y lavado el cuerpo con agua
pura. Mantengamos firmemente la profesión de nuestra esperanza (porque fiel es
Dios que nos hizo las promesas); y miremos los unos por los otros, para
estimularnos a la caridad y a las buenas obras. No desertemos de nuestra propia
asamblea, como acostumbran algunos, sino alentémonos unos a otros; tanto más,
cuanto que veis acercarse el Día del Señor.
RESPONSORIO Cf. Hb 9, 15; 10, 20. 19; cf. Mi 2, 13
R. Cristo,
mediador de la nueva alianza, * ha inaugurado para nosotros, pasando por el
velo, es decir, por su condición de sumisión a la muerte, un camino nuevo y
lleno de vida para entrar en el santuario.
V. Delante
marcha el rey, el Señor a la cabeza.
R. Ha
inaugurado para nosotros, pasando por el velo, es decir, por su condición de
sumisión a la muerte, un camino nuevo y lleno de vida para entrar en el
santuario.
SEGUNDA
LECTURA
De las Disertaciones de san Gregorio de
Nacianzo, obispo
(Disertación 45, 23-24; PG 36, 654-655)
PARTICIPEMOS PLENAMENTE EN LA PASCUA
Es verdad que ahora celebraremos la Pascua todavía sacramentalmente; sin
embargo, lo haremos ya con un conocimiento más claro que en la antigua ley (ya
que la Pascua de la ley antigua era -no tengo reparo en decirlo- una figura más
oscura que lo que representaba), y de aquí a poco la celebraremos de un modo
más puro y perfecto, a saber, cuando aquel que es la Palabra beba con nosotros
el vino nuevo en el reino de su Padre, dándonos la plena y clara inteligencia
de lo que aquí nos enseñó de un modo más restringido. Decimos «nuevo», pues
siempre resulta nuevo lo que se llega a comprender de una manera diferente.
Y ¿en qué consiste esa bebida y esa manera nueva de percibir? Eso es lo que
toca a él enseñar a sus discípulos, y a nosotros aprenderlo. Y la doctrina de
aquel que alimenta es también alimento.
Celebremos, pues, ahora también nosotros lo mismo que celebraba la ley antigua,
pero no en un sentido literal, sino evangélico; de una manera perfecta, no
imperfecta; de un modo eterno, no temporal. Sea nuestra capital no la Jerusalén
terrena, sino la metrópoli celestial; quiero decir, no ésta que es ahora
hollada por los ejércitos, sino la que es ensalzada por las alabanzas y
encomios angélicos.
Inmolemos no ya terneros y machos cabríos, que es cosa ya caducada y sin
sentido, sino el sacrificio de alabanza, ofrecido a Dios en el altar del cielo,
junto con los coros celestiales. Atravesemos el primer velo, no nos detengamos
ante el segundo, contemplemos de lleno el santuario. y diré más todavía:
inmolémonos nosotros mismos a Dios, inmolemos cada día nuestra persona y toda
nuestra actividad, imitemos la pasión de Cristo con nuestros propios
padecimientos, honremos su sangre con nuestra propia sangre, subamos con
denuedo a la cruz.
Si quieres imitar a Simón de Cirene, toma la cruz y sigue al Señor.
Si quieres imitar al buen ladrón crucificado con él, reconoce honradamente su
divinidad; y así como entonces Cristo fue contado entre los malhechores, por ti
y por tus pecados, así tú ahora, por él, serás contado entre los justos. Adora
al que por amor a ti pende de la cruz y, crucificándote tú también, procura
recibir algún provecho de tu misma culpa; compra la salvación con la muerte;
entra con Jesús en el paraíso, para que comprendas de qué bienes te habías
privado. Contempla todas aquellas bellezas; deja fuera, muerto, lo que hay en
ti de murmurador y blasfemo.
Si quieres imitar a José de Arimatea, pide el cuerpo a aquel que lo mandó
crucificar; haz tuya la víctima expiatoria del mundo.
Si quieres imitar a Nicodemo, el que fue a Jesús de noche, unge a Jesús con
aromas, como lo ungió él para honrarlo en su sepultura.
Si quieres imitar a María, a la otra María, a Salomé y a Juana, ve de madrugada
a llorar junto al sepulcro, y haz de manera que, quitada la piedra del
monumento, puedas ver a los ángeles y aun al mismo Jesús.
RESPONSORIO Hb 13,
12-13; 12, 4
R. Jesús, para santificar con su propia sangre al pueblo, padeció la muerte
fuera de la ciudad; * salgamos, pues, hacia él fuera del campamento,
cargando con su oprobio.
V. Pues vosotros no habéis resistido aún hasta el derramamiento de sangre en
vuestra lucha contra el pecado.
R. Salgamos, pues, hacia él fuera del campamento, cargando con su oprobio.
*Lecturas del Sábado de la
5ª semana de Cuaresma*
Sábado, 1
de abril de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(11,45-57)*
En aquel tiempo, muchos judíos que
habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos
creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la
nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera
por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año,
habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo
por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente
entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una
ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a
Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en
el templo, se preguntaban:
«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde
estaba les avisara para prenderlo.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Jesús murió para reunir a los hijos de
Dios dispersos.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Jesús murió para reunir a los hijos de Dios dispersos.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, que para hacer
de nosotros creaturas nuevas ha instituido el baño del bautismo y nos alimenta
con su palabra y su carne, y supliquémosle, diciendo:
*Renuévanos con tu gracia, Señor*.
Señor Jesús, tú que eres manso y humilde de corazón, danos entrañas de
misericordia, bondad y humildad
y danos comprensión para con todos.
Que sepamos ayudar a los necesitados y consolar a los que sufren,
para imitarte a ti, el buen Samaritano.
Que María, la Virgen Madre, interceda por las vírgenes que se han consagrado a
tu servicio,
para que vivan su virginidad con un grande amor hacia ti, en bien de la
Iglesia.
Concédenos la abundancia de tu misericordia
y perdona la multitud de nuestros pecados y el castigo que por ellos merecemos.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó y pidamos al Padre que nos
libre del mal:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, aunque continuamente
realizas la salvación de los hombres, sin embargo, concedes a tu pueblo gracias
más abundantes en este tiempo de Cuaresma; dígnate, pues, mirar con amor el
esfuerzo cuaresmal de tus elegidos y concede tu ayuda tanto a los catecúmenos
que van a recibir el bautismo como a tus hijos que ya lo hemos recibido. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS del Domingo de Ramos
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi
auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: LAS BANDERAS
REALES SE ADELANTAN.
Las banderas reales se adelantan
y la cruz misteriosa en ellas brilla:
la cruz en que la vida sufrió muerte
y en que, sufriendo muerte, nos dio vida.
Ella sostuvo el sacrosanto cuerpo
que, al ser herido por la lanza dura,
derramó sangre y agua en abundancia
para lavar con ellas nuestras culpas.
En ella se cumplió perfectamente
lo que David profetizó en su verso,
cuando dijo a los pueblos de la tierra:
«Nuestro Dios reinará desde un madero.»
¡Árbol lleno de luz, árbol hermoso,
árbol ornado con la regia púrpura,
y destinado a que su tronco digno
sintiera el roce de la carne pura!
¡Dichosa cruz que con tus brazos firmes,
en que estuvo colgado nuestro precio,
fuiste balanza para el cuerpo santo
que arrebató su presa a los infiernos.
A ti, que eres la única esperanza,
te ensalzamos, oh cruz, y te rogamos
que acrecientes la gracia de los justos
y borres los delitos de los malos.
Recibe, oh Trinidad, fuente salubre,
la alabanza de todos los espíritus,
y tú que con tu cruz nos das triunfo,
añádenos el premio, oh Jesucristo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Todos los días me
sentaba en el templo para enseñar y nunca me prendisteis; ahora, flagelado, me
lleváis para ser crucificado.
Salmo 118, 105-112 -
HIMNO A LA LEY DIVINA
Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.
Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.
Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Todos los días me sentaba en el
templo para enseñar y nunca me prendisteis; ahora, flagelado, me lleváis para
ser crucificado.
Ant 2. El Señor me ayuda, por eso no
sentía los ultrajes.
Salmo 15 - CRISTO Y SUS
MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
El Señor es mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor me ayuda, por eso no
sentía los ultrajes.
Ant 3. El Señor Jesús se rebajó hasta
someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz.
Cántico: CRISTO, SIERVO
DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor Jesús se rebajó hasta
someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz.
LECTURA BREVE 1Pe
1, 18-21
Ya sabéis con qué os rescataron: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino
a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha. Ya de antes
de la creación del mundo estaba él predestinado para eso; y al fin de los
tiempos se ha manifestado por amor a vosotros. Por él creéis en Dios que lo
resucitó de entre los muertos y lo glorificó. Así vuestra fe y esperanza se
centran en Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Te adoramos, oh Cristo,
y te bendecimos.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
V. Porque con tu santa cruz redimiste
al mundo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Salve, Rey nuestro,
Hijo de David, Redentor del mundo; ya los profetas te anunciaron como el
Salvador que había de venir.
Cántico de María. ALEGRÍA
DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Salve, Rey nuestro, Hijo de David,
Redentor del mundo; ya los profetas te anunciaron como el Salvador que había de
venir.
PRECES
Adoremos a Cristo,
quien, próximo ya a su pasión, al contemplar a Jerusalén, lloró por ella,
porque no había aceptado el tiempo de gracia; arrepintiéndonos, pues, de
nuestros pecados, supliquémosle, diciendo:
Ten piedad de tu pueblo, Señor.
Tú que quisiste reunir a los hijos de Jerusalén, como la gallina reúne a sus
polluelos bajo las alas,
enséñanos a reconocer el tiempo de tu visita.
No abandones a los fieles que te abandonaron,
antes concédenos la gracia de la conversión y volveremos a ti, Señor, Dios
nuestro.
Tú que, por tu pasión, has dado con largueza la gracia al mundo,
concédenos que, fieles a nuestro bautismo, vivamos constantemente de tu
Espíritu.
Que tu pasión nos estimule a vivir renunciando al pecado,
para que, libres de toda esclavitud, podamos celebrar santamente tu
resurrección.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
Tú que reinas en la gloria del Padre,
acuérdate de los que hoy han muerto.
Porque la victoria de Cristo es nuestra victoria, nos atrevemos a decir a Dios:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y
eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anonadase, haciéndose hombre y
muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad,
concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en
su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.