*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
LUNES SEMANA
III
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entremos a la presencia del Señor
dándole gracias.
Himno: ERES LA LUZ Y SIEMBRAS CLARIDADES
Eres la luz y siembras claridades;
abres los anchos cielos que sostienen,
como un pilar, los brazos de tu Padre.
Arrebatada en rojos torbellinos,
el alba apaga estrellas lejanísimas;
la tierra se estremece de rocío.
Mientras la noche cede y se disuelve,
la estrella matinal, signo de Cristo,
levanta el nuevo día y lo establece.
Eres la luz total, Día del Día,
el Uno en todo, el Trino todo en Uno:
¡gloria a tu misteriosa teofanía! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Salmo 83 - AÑORANZA DEL TEMPLO
¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
se alegran por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
Dichosos los que viven en tu casa
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza
al preparar su peregrinación:
cuando atraviesan áridos valles,
los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana
los cubriera de bendiciones;
caminan de altura en altura
hasta ver a Dios en Sión.
Señor de los ejércitos, escucha mi súplica;
atiéndeme, Dios de Jacob.
Fíjate, ¡oh Dios!, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido.
Un solo día en tu casa
vale más que otros mil,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.
Porque el Señor es sol y escudo,
él da la gracia y la gloria,
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable.
¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre
que confía en ti!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los que viven en tu casa,
Señor.
Ant 2. Venid, subamos al monte del Señor.
Cántico: EL MONTE DE LA CASA DEL SEÑOR EN LA CIMA DE LOS MONTES Is
2, 2-5
Al final de los días estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los gentiles,
caminarán pueblos numerosos.
Dirán : «Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob:
Él nos instruirá en sus caminos,
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la Ley,
de Jerusalén la palabra del Señor.»
Será el árbitro de las naciones,
el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, ven;
caminemos a la luz del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, subamos al monte del Señor.
Ant 3. Cantad al Señor, bendecid su
nombre.
Salmo 95 - EL SEÑOR, REY Y JUEZ DEL MUNDO.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones;
porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.
Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda;
decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.»
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantad al Señor, bendecid su
nombre.
LECTURA BREVE St 2, 12-13
Hablad y actuad como quienes han de ser juzgados por una ley de libertad. Pues
habrá un juicio sin misericordia para quien no practicó misericordia; pero la
misericordia triunfa sobre el juicio.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito el Señor ahora y por siempre.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Solo él hizo maravillas.
R. Ahora y por siempre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Convertíos
y creed la Buena Noticia.
R. Porque está cerca el reino de Dios.
PRIMERA
LECTURA AÑO (I)
Del libro del Levítico 19, 1-18. 31.37
MANDAMIENTOS ACERCA DEL PRÓJIMO
En aquellos días, el Señor habló a Moisés:
«Di a toda la comunidad de los israelitas:
"Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. Respetad a
vuestros padres y guardad mis sábados. Yo soy el Señor, vuestro Dios.
No acudáis a ídolos ni os hagáis dioses de fundición. Yo soy el Señor, vuestro
Dios.
Cuando ofrezcáis al Señor sacrificio de comunión, hacedlo de manera que le
seáis gratos: comeréis la víctima el mismo día en que la inmoléis o al día
siguiente. Lo que sobre se quemará al tercer día. Si se come algo al tercer día
será un manjar corrompido y el sacrificio no será grato. El transgresor cargará
con su culpa, por haber profanado lo consagrado al Señor, y será excluido de su
pueblo.
Cuando seguéis la mies de vuestras tierras, no la siegues hasta el borde del
campo, no espigues después de segar. Tampoco harás el rebusco de tu viña, ni
recogerás de tu huerto los frutos caídos. Se los dejarás al pobre y al forastero.
Yo soy el Señor, vuestro Dios.
No robaréis ni defraudaréis ni engañaréis a ninguno de vuestro pueblo. No
juraréis en falso por mi nombre, profanando el nombre de tu Dios. Yo soy el
Señor.
No explotarás a tu prójimo ni lo despojarás. No dormirá contigo hasta el día
siguiente el jornal del obrero. No maldecirás al sordo, ni pondrás tropiezos al
ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor.
No darás sentencias injustas, ni por favorecer al pobre, ni por honrar al rico.
Juzga siempre con justicia a tu prójimo. No andarás con chismes de aquí para
allá, ni declararás en falso contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor.
No guardarás odio a tu hermano, pero lo reprenderás abiertamente para que no
cargues con pecado por su causa. No serás vengativo ni guardarás rencor contra
los hijos de tu pueblo, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.
No acudáis a nigromantes ni consultéis adivinos, pues quedaréis impuros, Yo soy
el Señor, vuestro Dios.
Ponte de pie ante las canas y honra al anciano. Teme a tu Dios. Yo soy el
Señor.
Cuando un forastero se establezca con vosotros en vuestro país, no lo
oprimiréis. Será para vosotros como un compatriota: lo amarás como a ti mismo,
porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto. Yo soy el Señor, vuestro Dios.
No cometáis injusticias en los juicios, ni hagáis fraude en pesos y medidas.
Tened balanzas exactas, pesas justas y medidas precisas. Yo soy el Señor,
vuestro Dios, que os sacó de Egipto.
Cumplid todas mis leyes y normas, poniéndolas por obra. Yo soy el Señor."»
RESPONSORIO Ga 5, 14. 13; Jn 13,
34
R. Toda la ley
se concentra en esta frase: «Amarás al prójimo como a ti mismo.» * Sed
esclavos unos de otros por amor.
V. Os doy el mandato nuevo: que os améis
mutuamente como yo os he amado.
R. Sed esclavos unos de otros por amor.
PRIMERA LECTURA AÑO (II)
Del libro del Éxodo 24,
1-18
CELEBRACIÓN DE LA ALIANZA
EN EL MONTE SINAÍ
En aquellos días, dijo Dios a Moisés:
«Sube hacia mí con Aarón, Nadab, Abihú y los setenta ancianos de Israel, y
prosternaos a distancia. Después se acercará Moisés solo, ellos no se
acercarán; tampoco el pueblo subirá con ellos.»
Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que le había dicho el Señor, todos sus
mandatos, y el pueblo contestó a una:
«Haremos todo lo que dice el Señor.»
Entonces Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó
temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas por las doce
tribus de Israel. Mandó luego a algunos jóvenes israelitas que ofreciesen holocaustos
e inmolasen vacas como sacrificio de comunión para el Señor. Después tomó la
mitad de la sangre y la echó en recipientes, y con la otra roció el altar. Tomó
en seguida el documento del pacto y se lo leyó en voz alta al pueblo, el cual
respondió:
«Haremos todo lo que manda el Señor y obedeceremos.»
Moisés tomó el resto de la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo:
«Ésta es la sangre de la alianza que el Señor hace con vosotros, de acuerdo con
todas estas palabras.» Subieron Moisés, Aarón, Nadab, Abihú y los setenta
ancianos de Israel, y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había como un
pavimento de zafiro, tan puro como el mismo cielo cuando está sereno. Dios no
extendió la mano contra los notables de Israel, los cuales pudieron contemplar
a Dios y después comieron y bebieron. El Señor dijo a Moisés:
«Sube hacia mí al monte, que allí estaré yo para darte las tablas de piedra con
la ley y los mandatos que he escrito para que se los enseñes.»
Se levantó Moisés y subió con Josué, su ayudante, al monte de Dios; a los
ancianos les dijo:
«Quedaos aquí hasta que yo vuelva; Aarón y Jur están con vosotros; el que tenga
algún asunto que se lo traiga a ellos.»
Cuando Moisés subió al monte, la nube lo cubría y la gloria del Señor
descansaba sobre el monte Sinaí y la nube lo cubrió durante seis días. Al
séptimo día llamó el Señor a Moisés desde la nube. La gloria del Señor apareció
a los israelitas como fuego voraz sobre la cumbre del monte. Moisés se adentró
en la nube y subió al monte, y estuvo allí cuarenta días con sus noches.
RESPONSORIO
Sir 45, 5-6; Hch 7, 38
R. Dios hizo escuchar su voz a Moisés
y lo introdujo en la densa nube; * le entregó sus
mandamientos cara a cara, para que enseñase sus preceptos a Jacob, sus leyes y
decretos a Israel.
V. Éste es el que en la asamblea,
reunida en el desierto, estuvo con el ángel, que le hablaba en el monte Sinaí.
R. Le entregó sus mandamientos cara a
cara, para que enseñase sus preceptos a Jacob, sus leyes y decretos a Israel.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san
Basilio Magno, obispo
(Homilía 20, Sobre la humildad, 3: PG 31, 530-531)
EL QUE SE GLORÍA, QUE SE
GLORÍE EN EL SEÑOR
No se gloríe el sabio de su sabiduría, no se gloríe el fuerte de su fortaleza,
no se gloríe el rico de su riqueza.
Entonces, ¿en qué puede gloriarse con verdad el hombre? ¿Dónde halla su
grandeza? Quien quiera gloriarse -continúa el texto sagrado-, que se gloríe de
esto: de conocerme y comprender que soy el Señor.
En esto consiste la sublimidad del hombre, su gloria y su dignidad, en conocer
dónde se halla la verdadera grandeza y adherirse a ella, en buscar la gloria
que procede del Señor de la gloria. Dice, en efecto, el Apóstol: El que se
gloría, que se gloríe en el Señor, afirmación que se halla en aquel fragmento:
Cristo ha sido hecho por Dios para nosotros sabiduría, justicia, santificación
y redención; y así -como dice la Escritura- «el que se gloría, que se gloríe en
el Señor».
Por tanto, lo que hemos de hacer para gloriarnos de un modo perfecto e
irreprochable en el Señor es no enorgullecernos de nuestra propia justicia,
sino reconocer que en verdad carecemos de ella y que lo único que nos justifica
es la fe en Cristo.
En esto precisamente se gloría Pablo, en despreciar su propia justicia y en
buscar la que se obtiene por la fe y que procede de Dios, para así tener íntima
experiencia de Cristo, del poder de su resurrección y de la comunión en sus
padecimientos, reproduciendo en sí su muerte, con la esperanza de alcanzar la
resurrección de entre los muertos.
Así caen por tierra toda altivez y orgullo. El único motivo que te queda para
gloriarte, oh hombre, y el único motivo de esperanza consiste en hacer morir
todo lo tuyo y buscar la vida futura en Cristo; de esta vida poseemos ya las
primicias, es algo ya incoado en nosotros, puesto que vivimos en la gracia y en
el don de Dios.
Y es el mismo Dios el que obra en nosotros haciendo que queramos y obremos
movidos por lo que a él le agrada. Y es Dios también el que, por su Espíritu,
nos revela su sabiduría, la que de antemano destinó para nuestra gloria. Dios
nos da fuerzas y resistencia en nuestros trabajos. He trabajado con más afán
que todos -dice Pablo-, aunque no yo, sino la gracia de Dios conmigo.
Dios saca del peligro más allá de toda esperanza humana. En nuestro interior
-dice también el Apóstol- pensábamos que no nos quedaba otra cosa sino la
muerte. Así lo permitió Dios para que no pusiésemos nuestra confianza en
nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos. Él nos libró
entonces de tan inminente peligro de muerte y nos librará también ahora. Si, en
él tenemos puesta la esperanza de que nos seguirá librando.
RESPONSORIO
Sb 15, 3; Jn 17, 3
R. Señor, la perfecta justicia
consiste en conocerte a ti; * Y reconocer tu
poder es la raíz de la inmortalidad.
V. Ésta es la vida eterna: que te
conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo.
R. y reconocer tu poder es la raíz de
la inmortalidad.
*Lecturas del Lunes de la 3ª
semana de Cuaresma*
Lunes, 13
de marzo de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(4,24-30)*
Habiendo llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la sinagoga:
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo
aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando
estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo
el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de
Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en
tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino
Naámán, el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo
echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el
que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
PRECES
Invoquemos a Dios, que puso en el mundo a los hombres para que
trabajasen concordes para su gloria, y digámosle:
Haz, Señor, que te glorifiquemos.
Te bendecimos, Señor, creador del universo, porque has conservado nuestra vida
hasta el día de hoy;
Haz que en toda nuestra jornada te alabemos y te bendigamos.
Míranos benigno, Señor, ahora que vamos a comenzar nuestra labor cotidiana;
haz que, obrando conforme a tu voluntad, cooperemos en tu obra.
Que nuestro trabajo de hoy sea provechoso para nuestros hermanos,
y así todos juntos edifiquemos un mundo grato a tus ojos.
A nosotros y a todos los que hoy entrarán en contacto con nosotros,
concédenos el gozo y la paz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Llenos de alegría por nuestra condición de hijos de Dios, digamos
confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, rey de cielos y tierra, dirige y santifica en este día
nuestros cuerpos y nuestros corazones, nuestros sentidos, palabras y acciones,
según tu ley y tus mandatos; para que, con tu auxilio, podamos ofrecerte hoy en
todas nuestras actividades un sacrificio de alabanza grato a tus ojos. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: LANGUIDECE, SEÑOR, LA LUZ DEL DÍA.
Languidece, Señor, la luz del día
que alumbra la tarea de los hombres;
mantén, Señor, mi lámpara encendida,
claridad de mis días y mis noches.
Confío en ti, Señor, alcázar mío,
me guíen en la noche tus estrellas,
alejas con su luz mis enemigos,
yo sé que mientras duermo no me dejas.
Dichosos los que viven en tu casa
gozando de tu amor ya para siempre,
dichosos los que llevan la esperanza
de llegar a tu casa para verte.
Que sea de tu Día luz y prenda
este día en el trabajo ya vivido,
recibe amablemente mi tarea,
protégeme en la noche del camino.
Acoge, Padre nuestro, la alabanza
de nuestro sacrificio vespertino,
que todo de tu amor es don y gracia
en el Hijo Señor y el Santo Espíritu. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia.
Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestros ojos están fijos en el
Señor, esperando su misericordia.
Ant 2. Nuestro auxilio es el nombre del
Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
—que lo diga Israel—,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro auxilio es el nombre del
Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Ant 3. Dios nos ha destinado en la persona
de Cristo a ser sus hijos.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios nos ha destinado en la persona
de Cristo a ser sus hijos.
LECTURA BREVE St 4, 11-13a
No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un hermano, o juzga
a un hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley. Y si juzgas a la ley no eres
cumplidor de la ley, sino su juez. Uno es el legislador y juez: el que puede
salvar o perder. Pero tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?
RESPONSORIO BREVE
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Porque he pecado contra ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi
humillación.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Proclama mi alma la grandeza del
Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.
PRECES
Cristo quiere que todos los hombres alcancen la salvación. Digámosle,
pues, confiadamente:
Atrae, Señor, a todos hacia ti.
Te bendecimos, Señor, porque nos has redimido con tu preciosa sangre de la
esclavitud del pecado;
haz que participemos en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Ayuda con tu gracia a nuestro obispo N. y
a todos los obispos de la Iglesia,
para que con gozo y fervor sirvan a tu pueblo.
Que todos los que consagran su vida a la investigación de la verdad logren
encontrarla
y que, habiéndola encontrado, se esfuercen por difundirla entre sus hermanos.
Atiende, Señor, a los huérfanos, a las viudas y a los que viven abandonados;
ayúdalos en sus necesidades para que experimenten tu solicitud hacia ellos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge a nuestros hermanos difuntos en la ciudad santa de la Jerusalén
celestial,
allí donde tú, con el Padre y el Espíritu Santo, serás todo en todos.
Adoctrinados por el mismo Señor, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que con razón eres llamado luz indeficiente, ilumina nuestro
espíritu en esta hora vespertina, y dígnate perdonar benignamente nuestras
faltas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.