*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO DE CUARESMA
DOMINGO
DE LA SEMANA IV
Propio del Tiempo. Salterio IV
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el Señor, que por
nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el Señor, que por
nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Himno: OH SOL DE SALVACIÓN, OH JESUCRISTO.
Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
alumbra lo más hondo de las almas,
en tanto que la noche retrocede
y el día sobre el mundo se levanta.
Junto con este favorable tiempo
danos ríos de lágrimas copiosas,
para lavar el corazón que, ardiendo
en jubilosa caridad, se inmola.
La fuente que hasta ayer manó delitos
ha de manar desde hoy perenne llanto,
si con la vara de la penitencia
el pecho empedernido es castigado.
Ya se avecina el día, el día tuyo,
volverá a florecer el universo;
compartamos su gozo los que fuimos
devueltos por tu mano a tus senderos.
Oh Trinidad clemente, que te adoren
tierra y cielo a tus pies arrodillados,
y que nosotros, por tu gracia nuevos,
cantemos en tu honor un nuevo canto. Amén
SALMODIA
Ant 1. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Ant 2. Capaz eres, Señor, de liberarnos de
la mano del poderoso; líbranos, Señor, Dios nuestro.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Capaz eres, Señor, de liberarnos de
la mano del poderoso; líbranos, Señor, Dios nuestro.
Ant 3. Alabad al Señor por sus obras
mangníficas.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor por sus obras
mangníficas.
LECTURA BREVE Cf. Ne 8, 9. 10
Este día está consagrado al Señor vuestro Dios; no hagáis duelo ni lloréis. No
estéis tristes: la alegría del Señor es vuestra fortaleza.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
V. Tú que fuiste triturado por nuestros crímenes.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
V. Tus
palabras, Señor, son espíritu y vida.
R. Tú tienes palabras de vida eterna.
PRIMERA
LECTURA AÑO (I)
De la carta a los Hebreos 7, 1-10
MELQUISEDEC, TIPO DEL PERFECTO SACERDOTE
Hermanos: Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del
Dios Altísimo, salió al encuentro de Abraham, cuando éste volvía de derrotar a
los reyes. Bendijo a Abraham, y recibió de éste los diezmos de todo.
Pues bien, primeramente, según se interpreta su nombre, es rey de justicia; y,
en segundo lugar, es rey de Salem, esto es, rey de paz. Aparece sin padre, sin
madre, sin árbol genealógico; no se indica ni el comienzo ni el final de su
vida; y, como verdadera figura del Hijo de Dios, permanece sacerdote para
siempre.
Considerad cuán grande era este hombre a quien Abraham, con ser patriarca, dio
los diezmos de lo mejor del botín. Los descendientes de Leví, que reciben el
sacerdocio, tienen mandado por la ley recibir los diezmos de los bienes del
pueblo, esto es, de sus hermanos, aunque también éstos pertenecen a la misma
descendencia de Abraham. En cambio, Melquisedec, que no se cuenta entre su
linaje, recibió los diezmos de Abraham y bendijo al depositario de las promesas.
Está fuera de duda que el inferior es bendecido por el superior. Y, además, los
levitas, que recibían los diezmos, eran hombres que iban muriendo; Melquisedec,
en cambio, es alguien de quien se atestigua que vive. Y, en cierto modo, el
mismo Leví, que recibe los diezmos, los paga en la persona de Abraham, pues ya
estaba entonces en las entrañas de su padre Abraham cuando Melquisedec le salió
al encuentro.
RESPONSORIO Cf. Gn 14, 18; Hb 7,
3; cf. Sal 109, 4; cf. Hb 7, 16
R. Melquisedec,
rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios Altísimo y
figura del Hijo de Dios, * al
cual dijo el Señor con juramento: «Tú eres sacerdote eterno según el rito de
Melquisedec.»
V. Cristo fue constituido sacerdote, no por una
ley de prescripción carnal, sino por el poder de una vida indestructible.
R. A él dijo el Señor con juramento: «Tú eres
sacerdote eterno según el rito de Melquisedec.»
PRIMERA LECTURA AÑO (II)
Del libro del Levítico
8, 1-17; 9, 22-24
CONSAGRACIÓN DE LOS
SACERDOTES
En aquellos días, el Señor habló a Moisés:
«Llama a Aarón y a sus hijos, toma las vestiduras, el aceite de la unción, el
novillo del sacrificio expiatorio, los dos carneros Y el cestillo de panes
ázimos, y convoca a toda la asamblea a la entrada de la Tienda de Reunión.»
Moisés cumplió el mandato del Señor, y se congregó a la asamblea a la entrada
de la Tienda de Reunión. Moisés dijo a la asamblea:
«Esto es lo que el Señor manda hacer.»
Después hizo acercarse a Aarón y a sus hijos e hizo que se lavaran. Revistió
luego a Aarón con la túnica y le ciñó la banda, le puso el manto y encima le
colocó el efod, sujetándolo con el cíngulo. Le impuso el pectoral con los urim
y tumim. Le puso una tiara en la cabeza y, en la parte frontal de la misma, le
impuso la lámina de oro, la diadema santa, como el Señor se lo había mandado.
Moisés, tomando después el aceite de la unción, ungió la morada y cuanto en
ella había, y los consagró. Roció con el aceite siete veces el altar y ungió el
altar con todos sus utensilios, la pila y su base para consagrarlos. Luego
derramó aceite sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para consagrarlo. Después
Moisés hizo acercarse a los hijos de Aarón, les vistió la túnica, les ciñó la
banda y les puso sobre la cabeza las mitras, como el Señor se lo había
ordenado.
Hizo traer el novillo del sacrificio expiatorio. Aarón y sus hijos pusieron sus
manos sobre la cabeza de la víctima. Moisés la degolló y, tomando sangre, untó
con el dedo los salientes del altar por todos los lados: así purificó el altar.
Derramó la sangre al pie del altar, y lo consagró haciendo sobre él el rito de
expiación. Tomó toda la grasa que envuelve las vísceras y el lóbulo del hígado,
así como los dos riñones con su grasa, y lo quemó todo sobre el altar. El resto
del novillo, la piel, carne e intestinos los quemó fuera del campamento, como
el Señor se lo había ordenado.
Entonces Aarón, alzando las manos sobre el pueblo, lo bendijo; y, después de
haber ofrecido el sacrificio expiatorio, el holocausto y el sacrificio de
comunión, descendió del altar. Aarón y Moisés entraron en la Tienda de Reunión.
Cuando salieron, bendijeron al pueblo. Y la gloria del Señor se mostró a todo
el pueblo. De la presencia del Señor salió fuego que devoró el holocausto y la
grasa. Al ver esto, todo el pueblo prorrumpió en aclamaciones y cayó rostro en
tierra.
RESPONSORIO
Hb 7, 23-24; Sir 45, 7. 8
R. Aquellos sacerdotes fueron
constituidos en gran número, porque la muerte les impedía perdurar en su
sacerdocio; * pero Cristo, como permanece
para siempre, tiene un sacerdocio eterno.
V. El Señor exaltó a Aarón, le dio el
sacerdocio del pueblo y le ciñó una gloriosa vestidura.
R. Pero Cristo, como permanece para
siempre, tiene un sacerdocio eterno.
SEGUNDA LECTURA
De los Tratados de san
Agustín, obispo, sobre el evangelio de san Juan
(Tratado 34, 8-9: CCL 36, 315-316)
CRISTO ES EL CAMINO HACIA
LA LUZ, LA VERDAD Y LA VIDA
El Señor dice: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la vida. Esta breve sentencia contiene un mandato y
una promesa. Cumplamos, pues, lo que nos manda, y así tendremos derecho a
esperar lo que nos promete. No sea que nos diga el día del juicio: «¿Ya hiciste
lo que te mandaba, pues que esperas alcanzar lo que prometí?» «¿Qué es lo que
mandaste, Señor, Dios nuestro?» Te dice: «Que me siguieras.» Has pedido un
consejo de vida. ¿Y de qué vida sino de aquella acerca de la cual está escrito:
En ti está la fuente viva?
Por consiguiente, ahora que es tiempo, sigamos al Señor; deshagámonos de las
amarras que nos impiden seguirlo. Pero nadie es capaz de soltar estas amarras
sin la ayuda de aquel de quien dice el salmo: Rompiste mis cadenas. Y como dice
también otro salmo: El Señor liberta a los cautivos, el Señor endereza a los
que ya se doblan.
Y nosotros, una vez libertados y enderezados, podemos seguir aquella luz de la
que afirma: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la vida. Porque el Señor abre los ojos al ciego.
Nuestros ojos, hermanos, son ahora iluminados por el colirio de la fe. Para
iluminar al ciego de nacimiento, primero le untó los ojos con tierra mezclada
con saliva. También nosotros somos ciegos desde nuestro nacimiento de Adán, y
tenemos necesidad de que él nos ilumine. Mezcló saliva con tierra. La Palabra
se hizo carne y puso su morada entre nosotros. Mezcló saliva con tierra; por
eso estaba escrito: La verdad brota de la tierra; y él mismo dijo: Yo soy el
camino, la verdad y la vida.
Disfrutaremos de la posesión de la verdad cuando lo veamos cara a cara, ya que
también esto se nos ha prometido. Pues, ¿cómo nos atreveríamos a esperar lo que
Dios no se hubiera dignado prometernos o darnos?
Veremos cara a cara, como dice el Apóstol: Al presente conozco imperfectamente,
como en un espejo y borrosamente; entonces lo veremos cara a cara. Y el apóstol
Juan dice en su carta: Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios y aún no se
ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos
semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Se trata, en verdad, de una gran promesa; si lo amas, síguelo. «Lo amo -me
respondes-, mas, ¿por dónde he de seguirlo?» Si el Señor, tu Dios, te hubiese
dicho: «Yo soy la verdad y la vida», tú, deseoso de esta verdad y de esta vida,
tendrías razón de decirte a ti mismo: «Gran cosa es la verdad, gran cosa es la
vida; ¡si hubiese un camino para llegar a ellas!»
¿Preguntas cuál es el camino? Fíjate que el Señor dice en primer lugar: Yo soy
el camino. Antes de decirte a donde, te indica por donde: Yo soy —dice— el
camino. ¿El camino hacia dónde? La verdad y la vida. Primero dice por donde has
de ir, luego a donde has de ir. Yo soy el camino, yo soy la verdad, yo soy la
vida. Permaneciendo junto al Padre, es verdad y vida; haciéndose hombre, se
hizo camino.
No se te dice: «Esfuérzate en hallar el camino, para que puedas llegar a la
verdad y a la vida»; no, ciertamente. ¡Levántate, perezoso! El camino en
persona vino a ti, te despertó del sueño, si es que ha llegado a despertarte;
levántate, pues, y camina.
Quizá te esfuerzas en caminar y no puedes, porque te duelen los pies. ¿Por qué
te duelen? ¿No será porque, movidos por la avaricia, han recorrido lugares
escabrosos? Pero aquel que es la Palabra de Dios curó también a los cojos.
«Resulta -dirás- que tengo sanos los pies, pero no acierto a ver el camino.»
Piensa entonces que también abrió los ojos al ciego.
RESPONSORIO
Sal 118, 104b-105; Jn 6, 69b
R. Odio el camino de la mentira; * lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero.
V. Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú
tienes palabras de vida eterna.
R. Lámpara es tu palabra para mis
pasos, luz en mi sendero.
*Lecturas del Domingo 4º de
Cuaresma - Ciclo A*
Domingo,
19 de marzo de 2023
Evangelio
*Del santo evangelio según san Juan
(9,1.6-9.13-17.34-38)*
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y escupió
en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo:
«Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).»
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo
pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedir?»
Unos decían: «El mismo.»
Otros decían: «No es él, pero se le parece.»
Él respondía: «Soy yo.»
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús
hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había
adquirido la vista.
Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.»
Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no
guarda el sábado.»
Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?»
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del
que te ha abierto los ojos?»
Él contestó: «Que es un profeta.»
Le replicaron: «Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar
lecciones a nosotros?»
Y lo expulsaron.
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo
del hombre?»
Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.»
Él dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Con inmenso amor, Dios, aun cuando
estábamos muertos por nuestros pecados, nos ha vivificado con Cristo
PRECES
Glorifiquemos a Dios, cuya bondad es infinita, y elevemos a él
nuestra oración por medio de Jesucristo, que está siempre vivo para interceder
en favor nuestro; digámosle:
Enciende, Señor, en nosotros la llama de tu amor.
Dios de misericordia, haz que hoy nos entreguemos generosamente a las obras de
amor al prójimo,
para que tu misericordia, a través de nosotros, llegue a todos los hombres.
Tú que en el arca salvaste a Noé de las aguas del diluvio,
salva por el agua del bautismo a los catecúmenos.
Concédenos vivir no sólo de pan,
sino de toda palabra que sale de tu boca.
Haz que, con tu ayuda, venzamos toda disensión
y podamos gozarnos en el don de tu paz y de tu amor.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Invoquemos a Dios Padre con la oración que nos enseñó Jesús:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que por tu Palabra hecha carne has reconciliado
contigo admirablemente al género humano, haz que el pueblo cristiano se apreste
a celebrar las próximas fiestas pascuales con una fe viva y con una entrega
generosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: OH BONDADOSO CREADOR.
Oh bondadoso Creador, escucha
la voz de nuestras súplicas y el llanto
que, mientras dura el sacrosanto ayuno
de estos cuarenta días, derramamos.
A ti, que escrutas nuestros corazones
y que conoces todas sus flaquezas,
nos dirigimos para suplicarte
la gracia celestial de tu indulgencia.
Mucho ha sido, en verdad, lo que pecamos,
pero estamos, al fin, arrepentidos,
y te pedimos, por tu excelso nombre,
que nos cures los males que sufrimos.
Haz que, contigo ya reconciliados,
podamos dominar a nuestros cuerpos,
y, llenos de tu amor y de tu gracia,
no pequen más los corazones nuestros.
Oh Trinidad Santísima, concédenos,
oh simplicísima Unidad, otórganos
que los efectos de la penitencia
de estos días nos sean provechosos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Él ha sido constituido por Dios Juez de vivos y muertos.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Él ha sido constituido por Dios
Juez de vivos y muertos.
Ant 2. Dichoso el que se apiada por amor
del Señor: su recuerdo será perpetuo.
Salmo 111- FELICIDAD DEL JUSTO
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el que se apiada por amor
del Señor: su recuerdo será perpetuo.
Ant 3. Lo que Dios había dicho por los profetas,
que su Mesías tenía que padecer, lo ha cumplido.
Cántico: PASIÓN VOLUNTARIA DE CRISTO, SIERVO DE DIOS 1Pe 2, 21b-24
Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.
El no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
cuando le insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente.
Cargado con nuestros pecados subió al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Sus heridas nos han curado.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Lo que Dios había dicho por los
profetas, que su Mesías tenía que padecer, lo ha cumplido.
LECTURA BREVE 1Co 9, 24-25
Los atletas que corren en el estadio corren todos, pero uno sólo consigue el
premio. Corred como él, para conseguirlo. Todo atleta se impone moderación en
todas sus cosas. Ellos lo hacen para alcanzar una corona que se marchita;
nosotros una que no se ha de marchitar jamás.
RESPONSORIO BREVE
V. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos
pecado contra ti.
V. Cristo, oye los ruegos de los que te
suplicamos.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos
pecado contra ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Hijo del Hombre será levantado en alto: el que cre en él tendrá
vida eterna
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Hijo del Hombre será levantado
en alto: el que cre en él tendrá vida eterna
PRECES
Demos siempre gracias a Cristo, nuestra cabeza y nuestro maestro,
que vino a servir y a hacer el bien a todos, y digámosle humilde y
confiadamente:
Atiende, Señor, a tu Iglesia.
Asiste, Señor, a los obispos y presbíteros de la Iglesia y haz que cumplan bien
su misión de ser instrumentos tuyos, cabeza y pastor de la Iglesia,
para que por medio de ti conduzcan a todos los hombres al Padre.
Que tus ángeles sean compañeros de camino de los que están de viaje,
para que se vean libres de todo peligro de cuerpo y de alma.
Enséñanos, Señor, a servir a todos los hombres,
imitándote a ti, que viniste a servir y no a ser servido.
Haz que en toda comunidad humana reine un espíritu fraternal,
para que, estando tú en medio de ella, sea como una plaza fuerte.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Sé misericordioso, Señor, con todos los difuntos y admítelos a contemplar la
luz de tu rostro.
Unidos fraternalmente, dirijamos al Padre nuestra oración común:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que por tu Palabra hecha carne has reconciliado
contigo admirablemente al género humano, haz que el pueblo cristiano se apreste
a celebrar las próximas fiestas pascuales con una fe viva y con una entrega
generosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.