*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO DE CUARESMA
VIERNES
DESPUÉS DE CENIZA
Propio del Tiempo. Salterio IV
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del
Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del
Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Himno: DELANTE DE LA CRUZ LOS OJOS MÍOS
Delante de la cruz los ojos míos
quédenseme, Señor, así mirando,
y sin ellos quererlo estén llorando,
porque pecaron mucho y están fríos.
Y estos labios que dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor, así cantando,
y sin ellos quererlo estén rezando,
porque pecaron mucho y son impíos.
Y así con la mirada en vos prendida,
y así con la palabra prisionera,
como la carne a vuestra cruz asida,
quédeseme, Señor, el alma entera;
y así clavada en vuestra cruz mi vida,
Señor, así, cuando queráis me muera. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con
Espíritu firme.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh Dios, crea en mí un corazón
puro, renuévame por dentro con Espíritu firme.
Ant 2. Alégrate, Jerusalén, porque en ti
serán congregados todos los pueblos.
Cántico: ACCIÓN DE GRACIAS POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO - Tb 13,
10-15. 17-19
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén,
la ciudad del Santo;
por las obras de tus hijos te azotará,
pero de nuevo se compadecerá
de los hijos de los justos.
Confiesa dignamente al Señor
y bendice al Rey de los siglos,
para que de nuevo sea en ti
edificado su tabernáculo con alegría,
para que alegre en ti a los cautivos
y muestre en ti su amor hacia los desdichados,
por todas las generaciones y generaciones.
Brillarás cual luz de lámpara
y todos los confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos numerosos vendrán de lejos
al nombre del Señor, nuestro Dios,
trayendo ofrendas en sus manos,
ofrendas para el rey del cielo.
Las generaciones de las generaciones
exultarán en ti.
Y benditos para siempre todos los que te aman.
Alégrate y salta de gozo por los hijos de los justos,
que serán congregados,
y al Señor de los justos bendecirán.
Dichosos los que te aman;
en tu paz se alegrarán.
Dichosos cuantos se entristecieron por tus azotes,
pues en ti se alegrarán
contemplando toda tu gloria,
y se regocijarán para siempre.
Bendice, alma mía, a Dios, rey grande,
porque Jerusalén con zafiros y esmeraldas
será reedificada,
con piedras preciosas sus muros
y con oro puro sus torres y sus almenas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alégrate, Jerusalén, porque en ti
serán congregados todos los pueblos.
Ant 3. Sión, alaba a tu Dios, que envía su
mensaje a la tierra.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sión, alaba a tu Dios, que envía su
mensaje a la tierra.
LECTURA BREVE Is 53, 11b-12
Mi siervo justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes de ellos. Le
daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre, porque se
entregó a sí mismo a la muerte y fue contado entre los malhechores; él tomó
sobre sí el pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Convertíos
al Señor, vuestro Dios.
R. Porque es compasivo y misericordioso.
*PRIMERA
LECTURA AÑO I*
Del libro del Deuteronomio 4, 1-8. 32-40
QUE NACIÓN TIENE UN DIOS TAN CERCANO COMO EL NUESTRO
En aquellos días, dijo Moisés al pueblo estas palabras:
«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo te enseño, para que los
pongáis en práctica: así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que
el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. No añadáis nada a lo que os
mando, ni suprimáis nada, sino cumplid los preceptos del Señor, vuestro Dios,
tal como yo os los prescribo hoy.
Vuestros ojos han visto lo que hizo el Señor a Baal Fegor, cómo el Señor,
vuestro Dios, exterminó en medio de vosotros a todos los que se fueron detrás
de Baal Fegor, mientras que los que fuisteis fieles al Señor seguís hoy con
vida.
Mirad: yo os enseño mandatos y decretos, como me ordenó el Señor, mi Dios, para
que los pongáis en práctica en la tierra en que vais a entrar para tomarla en
posesión. Guardadlos y cumplidlos, porque ellos son vuestra sabiduría y vuestra
prudencia a los ojos de los pueblos, los cuales, al oír estos mandatos, dirán:
"Cierto, es un pueblo sabio y prudente esta gran nación." Porque
¿cuál de las naciones grandes tiene unos dioses tan cercanos como el Señor,
nuestro Dios, siempre que lo invocamos? O ¿qué nación tan grande tiene unos
mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que hoy os promulgo?
Pregunta a los tiempos remotos que te han precedido, desde el día en que el
Señor creó al hombre en la tierra, si ha sucedido jamás algo tan grande o se ha
oído cosa semejante desde un extremo a otro del cielo, ¿Escuchó algún pueblo la
voz de un Dios hablándole desde el fuego, como tú la escuchaste, y salió con
vida? ¿Se ha atrevido algún Dios a venir a sacar para sí un pueblo de en medio
de otro pueblo, con pruebas, signos y prodigios, en son de guerra, con mano
fuerte y brazo extendido, con terribles portentos, como hizo el Señor, vuestro
Dios, con vosotros en Egipto, ante vuestros mismos ojos? A ti se te ha
concedido ver todo esto, para que reconozcas que el Señor es Dios y que no hay
otro fuera de él.
Desde el cielo hizo resonar su voz para enseñarte, en la tierra te mostró aquel
gran fuego, y oíste sus palabras que salían del fuego. Porque amó a tus padres
y después eligió a su descendencia, él en persona te sacó de Egipto con gran
fuerza, para desposeer ante ti a pueblos más grandes y fuertes que tú, para
traerte y darte sus tierras en heredad; como ocurre hoy.
Así has de reconocer hoy y recordar que el Señor es Dios, en lo alto del cielo
y abajo en la tierra, y que no hay otro. Guarda los mandatos y preceptos que te
voy a dar hoy, y así os irá bien a ti y a los hijos que te sucedan, y alargarás
tus años sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar para toda la vida.
RESPONSORIO Dt 4, 1; cf. 31, 19. 20; Sal 80,9
R. Escucha, Israel, los mandamientos del Señor y
escríbelos en tu corazón como en un libro; * y
te daré una tierra que mana leche y miel.
V. Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!
R. y te daré una tierra que mana leche y miel.
*PRIMERA LECTURA AÑO II*
Del libro del Éxodo 2, 1-22
NACIMIENTO y HUIDA DE
MOISÉS
En aquellos días, un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de la
misma tribu; ella concibió y dio a luz un niño. Viendo que era muy hermoso, lo
tuvo escondido tres meses. Mas, no pudiendo tenerlo escondido por más tiempo,
tomó una cesta de mimbre, la embadurnó de barro y pez, colocó en ella a la
criatura y la depositó entre los juncos, junto a la orilla del Nilo. Una
hermana del niño observaba a distancia, para ver en qué paraba aquello.
La hija del Faraón bajó a bañarse en el Nilo, mientras sus criadas la seguían
por la orilla. Al descubrir la cesta entre los juncos, mandó a una criada a
recogerla. La abrió, miró dentro y encontró un niño llorando. Conmovida,
comentó:
«Es un niño de los hebreos.»
Entonces la hermana del niño dijo a la hija del Faraón:
«¿Quieres que vaya a buscarle una nodriza hebrea que críe al niño?» Respondió
la hija del Faraón:
«Sí, anda.»
La muchacha fue y llamó a la madre del niño. La hija del Faraón le dijo:
«Llévate al niño y críamelo, y yo te pagaré.»
La mujer tomó al niño y lo crió. Cuando creció el muchacho, se lo llevó a la
hija del Faraón, que lo adoptó como hijo y lo llamó Moisés, diciendo: «Lo he
sacado del agua.»
Pasaron los años, Moisés creció, fue adonde estaban sus hermanos y los encontró
transportando cargas. y vio cómo un egipcio maltrataba a un hebreo, uno de sus
hermanos. Miró a un lado y a otro y, viendo que no había nadie, mató al egipcio
y lo enterró en la arena. Al día siguiente salió y encontró a dos hebreos
riñendo y dijo al culpable:
«¿Por qué golpeas a tu compañero?
Él le contestó:
«¿Quién te ha nombrado jefe y juez nuestro? ¿Es que pretendes matarme como
mataste al egipcio?» Moisés se asustó, pensando: «La cosa se ha sabido.» Cuando
el Faraón se enteró del hecho, buscó a Moisés para darle muerte; pero Moisés
huyó del Faraón y se refugió en el país de Madián. Allí se sentó junto a un
pozo. El sacerdote de Madián tenía siete hijas, que salían a sacar agua y a
llenar los abrevaderos para abrevar el rebaño de su padre. Llegaron unos
pastores e intentaron echarlas. Entonces Moisés se levantó, defendió a las
muchachas y abrevó su rebaño. Ellas volvieron a casa de Reuel, su padre, y él
les preguntó:
«¿Cómo es que venís hoy tan pronto de vuelta?» Contestaron:
«Un egipcio nos ha librado de los pastores, nos ha sacado agua y ha abrevado el
rebaño.»
Replicó el padre:
«¿Dónde está? ¿Cómo es que lo habéis dejado marchar? LIamadlo para que venga a
comer.»
Moisés accedió a vivir con él y éste le dio a su hija Séfora por esposa. Ella
dio a luz un niño y Moisés lo llamó Guersón, diciendo: «Soy forastero en tierra
extranjera.»
RESPONSORIO
Hb 11, 24-27a
R. Por la fe Moisés, siendo ya adulto,
rehusó ser llamado hijo de una hija del Faraón, y prefirió sufrir males con el
pueblo de Dios a disfrutar de las ventajas pasajeras del pecado; * pues tenía la mirada puesta en la
recompensa.
V. Tuvo por mayor riqueza el oprobio
de Cristo que los tesoros de Egipto, y así, por la fe, abandonó Egipto.
R. Pues tenía la mirada puesta en la
recompensa.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías del Pseudo-Crisóstomo
(Suplemento, Homilía 6, Sobre la oración: PG 64, 462-466)
LA ORACIÓN ES LUZ DEL ALMA
Nada hay mejor que la oración y coloquio con Dios, ya que por ella nos ponemos
en contacto inmediato con él; y, del mismo modo que nuestros ojos corporales son
iluminados al recibir la luz, así también nuestro espíritu, al fijar su
atención en Dios, es iluminado con su luz inefable. Me refiero, claro está, a
aquella oración que no se hace por rutina, sino de corazón; que no queda
circunscrita a unos determinados momentos, sino que se prolonga sin cesar día y
noche.
Conviene, en efecto, que la atención de nuestra mente no se limite a
concentrarse en Dios de modo repentino, en el momento en que nos decidimos a
orar, sino que hay que procurar también que cuando está ocupada en otros
menesteres, como el cuidado de los pobres o las obras útiles de beneficencia u
otros cuidados cualesquiera, no prescinda del deseo y el recuerdo de Dios, de
modo que nuestras obras, como condimentadas con la sal del amor de Dios, se conviertan
en un manjar suavísimo para el Señor de todas las cosas. Y también nosotros
podremos gozar, en todo momento de nuestra vida, de las ventajas que de ahí
resultan, si dedicamos mucho tiempo al Señor.
La oración es luz del alma, verdadero conocimiento de Dios, mediadora entre
Dios y los hombres. Por ella nuestro espíritu, elevado hasta el cielo, abraza a
Dios con abrazos inefables, deseando la leche divina, como un niño que,
llorando, llama a su madre; por ella nuestro espíritu espera el cumplimiento de
sus propios anhelos y recibe unos bienes que superan todo lo natural y visible.
La oración viene a ser una venerable mensajera nuestra ante Dios, alegra
nuestro espíritu, aquieta nuestro ánimo. Me refiero, en efecto, a aquella
oración que no consiste en palabras, sino más bien en el deseo de Dios, en una
piedad inefable, que no procede de los hombres, sino de la gracia divina,
acerca de la cual dice el Apóstol: Nosotros no sabemos pedir como conviene,
pero el Espíritu mismo aboga por nosotros con gemidos que no pueden ser
expresados en palabras.
Semejante oración, si nos la concede Dios, es de gran valor y no ha de ser
despreciada; es un manjar celestial que satisface al alma; el que lo ha
gustado, se inflama en el deseo eterno de Dios, como en un fuego ardentísimo
que inflama su espíritu.
Para que alcance en ti su perfección, pinta tu casa interior con la moderación
y la humildad, hazla resplandeciente con la luz de la justicia, adórnala con
buenas obras, como con excelentes láminas de metal, y decórala con la fe y la
grandeza de ánimo, a manera de paredes y mosaicos; por encima de todo coloca la
oración, como el techo que corona y pone fin al edificio, para disponer así una
mansión acabada para el Señor y poderlo recibir como en una casa regia y espléndida,
poseyéndolo por la gracia como una imagen colocada en el templo del alma.
RESPONSORIO Lm 5, 20-21a; Mt 8, 25
R. ¿Porqué has de olvidarnos para siempre? ¿Porqué
toda la vida abandonarnos? * Haz
que volvamos a ti, Señor, y volveremos.
V. ¡Señor, sálvanos, que perecemos!
R. Haz que volvamos a ti, Señor, y volveremos.
*Lecturas del Viernes después de Ceniza*
Viernes, 24 de febrero de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(9,14-15)*
En aquel tiempo, os discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole:
«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus
discípulos no ayunan?».
Jesús les dijo:
«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con
ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán».
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Cuando veas a alguien desnudo, cúbrelo, y no desprecies a tu
semejante; entonces brillará tu luz como la aurora, y tu justicia te abrirá
camino.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cuando veas a alguien desnudo,
cúbrelo, y no desprecies a tu semejante; entonces brillará tu luz como la
aurora, y tu justicia te abrirá camino.
PRECES
Acudamos a Cristo, nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte
y resurrección, y supliquémosle, diciendo:
Señor, ten piedad de nosotros.
Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria, conduce
a tu Iglesia a la Pascua eterna.
Tú que, exaltado en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado, sana
nuestras heridas.
Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,
haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de
este árbol.
Tú que, clavado en la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido,
perdónanos también a nosotros, pecadores.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Como Cristo nos enseñó, pidamos al Padre que perdone nuestros pecados, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, que nos ayudes a continuar animosos estos días
de penitencia que acabamos de empezar y que nuestras prácticas externas de
penitencia estén siempre acompañadas por la sinceridad de un corazón que desea
convertirse. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: MUERE LA VIDA Y VIVO YO SIN VIDA.
Muere la vida y vivo yo sin vida
ofendiendo la vida de mi muerte;
sangre divina de las venas vierte
y mi diamante su dureza olvida.
Está la majestad de Dios tendida
en una dura cruz, y yo de suerte
que soy de sus dolores el más fuerte
y de su cuerpo la mayor herida.
¡Oh duro corazón de mármol frío!
¿Tiene tu Dios abierto el lado izquierdo
y no te vuelves un copioso río?
Morir por él será divino acuerdo,
mas eres tú mi vida, Cristo mío,
y, como no la tengo, no la pierdo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Salmo 144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.
Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;
explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Día tras día te bendeciré, Señor, y
explicaré tus proezas.
Ant 2. Los ojos de todos te están aguardando,
Señor, tú estás cerca de los que te invocan.
Salmo 144 II
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los ojos de todos te están
aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te invocan.
Ant 3. Justos y verdaderos son tus
caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y verdaderos son tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE St 5, 16. 19-20
Confesaos mutuamente vuestros pecados y rogad unos por otros, para alcanzar
vuestra curación, pues la oración ferviente del justo tiene gran eficacia.
Hermanos, si alguno de entre vosotros se desvía de la verdad y otro logra
convertirlo, sepa que quien convierte a un pecador de su camino equivocado
salvará su alma de la muerte y cubrirá la multitud de sus pecados.
RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Vendrán días en que se les quitará el esposo y entonces los
invitados a las bodas ayunarán.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrán días en que se les quitará
el esposo y entonces los invitados a las bodas ayunarán.
PRECES
Adoremos al Salvador de los hombres, que muriendo destruyó la
muerte y resucitando restauró la vida, y digámosle humildemente:
Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.
Redentor nuestro, concédenos que, por la penitencia, nos unamos más plenamente
a tu pasión,
para que consigamos la gloria de la resurrección.
Concédenos que imitemos a tu Madre, consuelo de los afligidos,
para que podamos consolar a los tristes, mediante el consuelo con que nosotros
somos por ti consolados.
Concede a tus fieles participar en tu pasión por medio de sus sufrimientos,
para que tu salvación se manifieste también en ellos.
Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de
cruz,
enséñanos a ser obedientes y a tener paciencia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dígnate transfigurar a los difuntos a semejanza de tu cuerpo glorioso
y concédenos a nosotros ser un día partícipes de la gloria de ellos.
Ya que por Jesucristo somos hijos de Dios, oremos confiados a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, que nos ayudes a continuar animosos estos días
de penitencia que acabamos de empezar y que nuestras prácticas externas de
penitencia estén siempre acompañadas por la sinceridad de un corazón que desea
convertirse. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.