*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió,
venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole
gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la
tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus
manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en
Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a
prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto
mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: LOS HOMBROS TRAIGO CARGADOS.
Los hombros traigo cargados
de graves culpas, mi Dios;
dadme esas lágrimas vos
y tomad estos pecados.
Yo soy quien ha de llorar,
por ser acto de flaqueza;
que no hay en naturaleza
más flaqueza que el pecar.
Y, pues andamos trocados,
que yo peco y lloráis vos,
dadme esas lágrimas vos
y tomad estos pecados.
Vos sois quien cargar se puede
estas mis culpas mortales,
que la menor destas tales
a cualquier peso excede;
y, pues que son tan pesados
aquestos yerros, mi Dios,
dadme esas lágrimas vos
y tomad estos pecados.
Al Padre, al Hijo, al Amor,
alegres cantad, criaturas,
y resuene en las alturas
toda gloria y todo honor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la mañana
tu misericordia.
Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON
SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los
malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Es bueno tocar para tu nombre, oh
altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia.
Ant 2. Os daré un corazón nuevo y os
infundiré un espíritu nuevo.
Cántico: DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez
36, 24-28
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e
idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón
de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis
preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a
vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo
y yo seré vuestro Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Os daré un corazón nuevo y os
infundiré un espíritu nuevo.
Ant 3. De la boca de los niños de pecho,
Señor, has sacado una alabanza.
Salmo 8 - MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD
DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los
cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus
enemigos,
para reprimir al adversario y al
rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus
manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes
de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de
tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De la boca de los niños de pecho,
Señor, has sacado una alabanza.
LECTURA BREVE Is 1, 16-18
«Lavaos, purificaos, apartad de mi
vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien;
buscad lo que es justo, haced justicia al oprimido, defended al huérfano,
proteged a la viuda. Entonces, venid, y litigaremos -dice el Señor-. Aunque
vuestros pecados sean como la grana, blanquearán como la nieve; aunque sean
rojos como escarlata, quedarán blancos como lana.»
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. El que
obra la verdad viene a la luz.
R. Y sus
obras quedan de manifiesto.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Deuteronomio 5, 1-22
EL DECÁLOGO
En aquellos días, Moisés
convocó a los israelitas y les dijo:
«Escucha, Israel, los
mandatos y decretos que hoy te enseño para que los aprendáis, los guardéis y
los pongáis en práctica. El Señor, nuestro Dios, hizo alianza con nosotros en
el Horeb. No hizo esa alianza con nuestros padres, sino con nosotros, con los
que estamos vivos hoy, aquí. Cara a cara habló el Señor con vosotros en la
montaña, desde el fuego. Yo mediaba entonces entre el Señor y vosotros,
anunciándoos la palabra del Señor, porque os daba miedo aquel fuego y no
subisteis a la montaña.
El Señor dijo: "Yo soy
el Señor, tu Dios. Yo te saqué de Egipto, de la esclavitud.
No tendrás otros dioses
frente a mí.
No te harás ídolos: figura
alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo
de la tierra. No te postrarás ante ellos ni les darás culto, porque yo, el
Señor, tu Dios, soy un dios celoso: castigo el pecado de los padres en los
hijos, nietos y bisnietos cuando me aborrecen. Pero actúo con lealtad por mil
generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos.
No pronunciarás el nombre
del Señor, tu Dios, en falso, porque no dejará el Señor impune a quien
pronuncie su nombre en falso.
Guarda el día del sábado,
santificándolo, como el Señor, tu Dios, te ha mandado. Durante seis días
trabaja y haz tus tareas; pero el día séptimo es día de descanso dedicado al
Señor, tu Dios. No harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu
esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni tu ganado, ni el forastero
que viva en tus ciudades, para que descansen como tú el esclavo y la esclava.
Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que te sacó de allí el Señor, tu Dios,
con mano fuerte y con brazo extendido. Por eso te manda el Señor, tu Dios,
guardar el día del sábado.
Honra a tu padre y a tu
madre, como te mandó el Señor; así se prolongarán tus días y te irá bien en la
tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar.
No matarás.
Ni cometerás adulterio.
Ni robarás.
Ni darás testimonio falso
contra tu prójimo.
Ni pretenderás la mujer de
tu prójimo. Ni codiciarás su casa, ni sus tierras, ni su esclavo, ni su
esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él." Éstos son los
mandamientos que el Señor pronunció con voz potente ante toda vuestra asamblea,
en la montaña, desde el fuego y los nubarrones. Y, sin añadir más, los grabó en
dos losas de piedra y me las entregó.»
RESPONSORIO Sal 18, 8. 9; Rm 13, 8. 10
R. La ley del Señor es
perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al
ignorante. * La norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.
V. Quien ama al prójimo ya
ha cumplido la ley, pues amar es cumplir la ley entera.
R. La norma del Señor es
límpida y da luz a los ojos.
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Ireneo, obispo, Contra las herejías
(Libro 4. 13--14, 1: SC 100,534-540)
NUESTRA AMISTAD CON DIOS
Nuestro Señor, aquel que es
la Palabra de Dios, primero nos ganó como siervos de Dios, mas para liberarnos
después, tal como dice a sus discípulo: Ya no os llamo siervos, porque el
siervo no sabe lo que hace su señor; os he llamado amigos, porque todo cuanto
me ha comunicado el Padre os lo he dado a conocer. Y la amistad divina es causa
de inmortalidad para todos los que entran en ella.
Así, pues, en el principio
Dios plasmó a Adán, no porque tuviese necesidad del hombre, sino para tener en
quien depositar sus beneficios. Pues no sólo antes de la creación de Adán, sino
antes de toda creación, el que es la Palabra glorificaba a su Padre,
permaneciendo en él, y él, a su vez, era glorificado por el Padre, como afirma
él mismo: Glorifícame tú, Padre, con la gloria que tenía junto a ti antes que
el mundo existiese.
Y si nos mandó seguirlo no
es porque necesite de nuestros servicios, sino para que nosotros alcancemos así
la salvación. Seguir al Salvador, en efecto, es beneficiarse de la salvación, y
seguir a la Luz es recibir la luz. Pues los que están en la luz no son los que
iluminan a la luz, sino que la luz los ilumina y esclarece a ellos, ya que
ellos nada le añaden, sino que son ellos los que se benefician de la luz.
Del mismo modo, el servir a
Dios nada le añade a Dios, ni tiene Dios necesidad alguna de nuestra sumisión;
es él, por el contrario, quien da la vida, la incorrupción y la gloria eterna a
los que lo siguen y sirven, beneficiándolos por el hecho de seguirlo y
servirlo, sin recibir de ellos beneficio alguno, ya que es en sí mismo rico,
perfecto, sin que nada le falte.
La razón, pues, por la que
Dios desea que los hombres lo sirvan es su bondad y misericordia, por las que
quiere beneficiar a los que perseveran en su servicio, pues, si Dios no
necesita de nadie, el hombre, en cambio, necesita de la comunión con Dios.
En esto consiste la gloria
del hombre, en perseverar y permanecer en el servicio de Dios. Por esto el
Señor decía a sus discípulos: No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo
os he elegido a vosotros, queriendo indicar que no eran ellos los que lo
glorificaban al seguirlo, sino que, siguiendo al Hijo de Dios, él los glorificaba
a ellos. Por esto añade: Quiero que ellos estén conmigo allí donde yo esté,
para que contemplen mi gloria.
RESPONSORIO Dt 10, 12; Mt 22, 38
R. ¿Qué es lo que te exige
el Señor, tu Dios? * Que temas al Señor, tu Dios, y lo ames, que sirvas al
Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma.
V. Éste es el principal y el
primero de los mandamientos.
R. Que temas al Señor, tu
Dios, y lo ames, que sirvas al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda
el alma.
*Lecturas del Sábado después
de Ceniza*
Sábado, 25
de febrero de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(5,27-32)*
En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de
los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran
banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos
y otros. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de
Jesús:
«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?»
Jesús les respondió:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los
justos, sino a los pecadores a que se conviertan».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que
los corroa.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su
pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de
nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos
odian;
ha realizado así la misericordia que
tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre
Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del
Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de
nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo
alto,
para iluminar a los que viven en
tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que
los corroa.
PRECES
Demos gracias siempre y en todo lugar a
Cristo, nuestro Salvador, y supliquémosle, diciendo:
Ayúdanos, Señor, con tu gracia.
Concédenos guardar sin mancha nuestros
cuerpos,
para que el Espíritu Santo pueda
habitar en ellos.
Desde el comienzo del día acrecienta en
nosotros el amor a nuestros hermanos
y el deseo de cumplir tu voluntad en
todas las acciones de esta jornada.
Danos hambre del alimento que perdura y
da vida eterna, y que tú diariamente nos proporcionas.
Que interceda por nosotros tu santísima
Madre, refugio de pecadores, para que obtengamos el perdón de nuestros pecados.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Pidamos al Padre que nos libre de todo
mal, repitiendo la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, mira
compasivo nuestra debilidad y extiende sobre nosotros tu mano para protegernos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: INSIGNE DEFENSOR DE NUESTRA CAUSA.
Insigne defensor de nuestra causa,
Señor y Salvador del pueblo humano,
acoge nuestras súplicas humildes,
perdona nuestras culpas y pecados.
El día con sus gozos y sus penas
pasó dejando huellas en el alma,
igual que nuestros pies en su camino
dejaron en el polvo sus pisadas.
No dejes de mirarnos en la noche,
dormida nuestra vida en su regazo;
vigila el campamento de los hombres,
camino de tu reino ya cercano.
Ahuyenta de tu pueblo la zozobra,
sé nube luminosa en el desierto,
sé fuerza recobrada en el descanso,
mañana y horizonte siempre abierto.
Bendice, Padre santo, la tarea
del pueblo caminante en la promesa;
llegados a Emaús, tu Hijo amado
nos parta el pan y el vino de la cena.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Con espíritu humilde y corazón
contrito te seamos aceptos; que este sea hoy nuestro sacrificio, y que sea
agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.
Salmo 140, 1-9 - ORACIÓN ANTE EL PELIGRO
Señor, te estoy llamando, ven de prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu
presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de
la tarde.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes inclinarse mi corazón a la
maldad,
a cometer crímenes y delitos;
ni que con los hombres malvados
participe en banquetes.
Que el justo me golpee, que el bueno me
reprenda,
pero que el ungüento del impío no
perfume mi cabeza;
yo opondré mi oración a su malicia.
Sus jefes cayeron despeñados,
aunque escucharon mis palabras amables;
como una piedra de molino, rota por
tierra,
están esparcidos nuestros huesos a la
boca de la tumba.
Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes
indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Con espíritu humilde y corazón
contrito te seamos aceptos; que este sea hoy nuestro sacrificio, y que sea
agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.
Ant 2. Entonces clamarás al Señor y él
te responderá, gritarás y él te dirá: «Aquí estoy.»
Salmo 141 - ORACIÓN DEL HOMBRE
ABANDONADO: TU ERES MI REFUGIO
A voz en grito clamo al Señor,
a voz en grito suplico al Señor;
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento.
Pero tú conoces mis senderos,
y que en el camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.
Me vuelvo a la derecha y miro:
nadie me hace caso;
no tengo adónde huir,
nadie mira por mi vida.
A ti grito, Señor;
te digo: «Tú eres mi refugio
y mi heredad en el país de la vida.»
Atiende a mis clamores,
que estoy agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.
Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu nombre:
me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entonces clamarás al Señor y él te
responderá, gritarás y él te dirá: «Aquí estoy.»
Ant 3. Cristo murió por nuestros
pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios; muerto en la carne,
pero vivificado en el espíritu.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU
MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre
cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la
muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el
«Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda
rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de
Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo murió por nuestros pecados,
el justo por los injustos, para llevarnos a Dios; muerto en la carne, pero
vivificado en el espíritu.
LECTURA BREVE 2Co 6, 1-4a
Os exhortamos a que deis pruebas de no
haber recibido en vano la gracia de Dios, pues dice él en la Escritura: «En el
tiempo propicio te escuché, y te ayudé en el día de salvación.» Ahora es el
tiempo propicio, ahora es el día de salvación. A nadie queremos dar nunca
motivo de escándalo, a fin de no hacer caer en descrédito nuestro ministerio,
antes al contrario, queremos acreditarnos siempre en todo como verdaderos
servidores de Dios.
RESPONSORIO BREVE
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad,
porque hemos pecado contra ti.
V. Escúchanos, Señor, y ten piedad,
porque hemos pecado contra ti.
V. Cristo, oye los ruegos de los que te
suplicamos.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad,
porque hemos pecado contra ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL
SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros
padres-
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, el Señor, que
ha querido ser nuestro Maestro, nuestro ejemplo y nuestro hermano, y
supliquémosle, diciendo:
Renueva, Señor, a tu pueblo.
Cristo, hecho en todo semejante a
nosotros, excepto en el pecado, haz que nos alegremos con los que se alegran y
sepamos llorar con los que están tristes, para que
nuestro amor crezca y sea verdadero.
Concédenos saciar tu hambre en los
hambrientos y tu sed en los sedientos.
Tú que resucitaste a Lázaro de la
muerte, haz que, por la fe y la penitencia, los pecadores vuelvan a la vida
cristiana.
Haz que todos, según el ejemplo de la
Virgen María y de los santos, sigan con más diligencia y perfección tus
enseñanzas.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concédenos, Señor, que nuestros
hermanos difuntos sean admitidos a la gloria de la resurrección
y gocen eternamente de tu amor.
Pidamos a nuestro Padre que nos dé la
fuerza que necesitamos para no caer en la tentación:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor todopoderoso, que las
celebraciones y las penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar en el
camino de nuestra conversión: así conoceremos mejor y viviremos con mayor
plenitud las riquezas inagotables del misterio de Cristo. Él, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.