*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*SEMANA VI
DEL TIEMPO ORDINARIO*
LUNES SEMANA
II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Demos vítores al Señor, aclamándolo
con cantos.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Demos vítores al Señor, aclamándolo
con cantos.
Himno: ALFARERO DEL HOMBRE, MANO TRABAJADORA
Alfarero del hombre, mano trabajadora
que, de los hondos limos iniciales,
convocas a los pájaros a la primera aurora,
al pasto los primeros animales.
De mañana te busco, hecho de luz concreta,
de espacio puro y tierra amanecida.
De mañana te encuentro, vigor, origen, meta
de los profundos ríos de la vida.
El árbol toma cuerpo, y el agua melodía;
tus manos son recientes en la rosa;
se espesa la abundancia del mundo a mediodía,
y estás de corazón en cada cosa.
No hay brisa si no alientas, monte si no estás dentro,
ni soledad en que no te hagas fuerte.
Todo es presencia y gracia; vivir es este encuentro:
tú, por la luz; el hombre, por la muerte.
¡Que se acabe el pecado! ¡Mira que es desdecirte
dejar tanta hermosura en tanta guerra!
Que el hombre no te obligue, Señor, a arrepentirte
de haberle dado un día las llaves de la tierra. Amén.
SALMODIA
Ant 1. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Salmo 41 - DESEO DEL SEÑOR Y ANSIAS DE CONTEMPLAR EL TEMPLO
Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten:
«¿Dónde está tu Dios?»
Recuerdo otros tiempos,
y mi alma desfallece de tristeza:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo,
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.
Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.
De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.
Diré a Dios: Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?
Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?»
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de
Dios?
Ant 2. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu
compasión.
Cántico: SÚPLICA EN FAVOR DE LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN Sir. 36,
1-7. 13-16
Sálvanos, Dios del universo,
infunde tu terror a todas las naciones;
amenaza con tu mano al pueblo extranjero,
para que sienta tu poder.
Como les mostraste tu santidad al castigarnos,
muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos:
para que sepan, como nosotros lo sabemos,
que no hay Dios fuera de ti.
Renueva los prodigios, repite los portentos,
exalta tu mano, robustece tu brazo.
Reúne a todas las tribus de Jacob
y dales su heredad como antiguamente.
Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre,
de Israel, a quien nombraste tu primogénito.
Ten compasión de tu ciudad santa,
de Jerusalén, lugar de tu reposo.
Llena a Sión de tu majestad
y al templo de tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu
compasión.
Ant 3. Bendito eres, Señor, en la bóveda
del cielo.
SALMO 18 A - ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo murmura.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.
Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito eres, Señor, en la bóveda
del cielo.
LECTURA BREVE Jr 15, 16
Cuando encontraba palabras tuyas las devoraba; tus palabras eran mi gozo y la
alegría de mi corazón, porque tu nombre fue pronunciado sobre mí, ¡Señor, Dios
de los ejércitos!
RESPONSORIO BREVE
V. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
R. Aclamad, justos, al Señor, que merece la
alabanza de los buenos.
V. Cantadle un cántico nuevo.
R. Que merece la alabanza de los buenos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Aclamad, justos, al Señor, que merece la
alabanza de los buenos.
V. Enséñame, Señor, a caminar con
lealtad.
R. Porque tú
eres mi Dios y Salvador.
PRIMERA LECTURA AÑO (I)
De la primera carta a los Corintios 7, 1-24
CUESTIONES SOBRE EL MATRIMONIO
Hermanos: Viniendo a tratar de las consultas que me hicisteis, os digo: Es cosa
buena que el hombre se abstenga de la mujer. Mas, por los peligros de la
fornicación, cada uno tenga su mujer, y cada una tenga su marido.
El marido vaya pagando su deuda a la mujer, e igualmente la mujer a su marido.
La mujer no es dueña de su propio cuerpo; sino el marido. Y del mismo modo: el
marido no es dueño de su propio cuerpo; sino la mujer. No os defraudéis uno al
otro vuestro derecho, a no ser de común acuerdo, y por algún tiempo, y para
daros a la oración. Y, de nuevo, volved al mismo orden de vida, para que no os tiente
Satanás por vuestra incontinencia. Esto lo digo como una concesión, no como un
mandato.
Bien quisiera que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su
propia gracia de estado, recibida de Dios: unos para vivir de esta manera;
otros, de la otra.
Sin embargo, a los no casados y a las viudas les digo que es cosa excelente
para ellos quedarse en el mismo estado que yo. Ahora que, si no pueden guardar
continencia, que se casen. Mejor es casarse que arder en concupiscencia.
Respecto de los casados, hay un precepto, no mío, sino del Señor: Que la mujer
no se separe del marido. Y, caso de separarse, que no vuelva a casarse o que
haga las paces con su marido. Y también: Que el marido no despida a la mujer.
En cuanto a los demás, digo yo, no el Señor: Si un hermano tiene mujer pagana,
y ésta consiente en cohabitar con él, no la despida. Y, del mismo modo: Si una
hermana tiene marido pagano, y éste consiente en cohabitar con ella, no despida
al marido. El marido pagano queda santificado por la mujer creyente; y la mujer
pagana queda santificada por el marido que tiene fe. Porque, de otra manera,
tendríamos que vuestros hijos serían impuros; pero, de hecho, son santos.
Sin embargo, si la parte pagana se retira, que se retire. En tales casos, ni el
hermano ni la hermana están sometidos a la esclavitud. El Señor nos ha
convocado para la paz. Porque, tú, mujer, no sabes si podrás salvar al marido.
Y tú, marido, no sabes si podrás salvar a la mujer.
Fuera de esto, cada uno ande conforme el Señor le asignó en herencia, cada uno
conforme Dios lo ha convocado. Y así lo voy ordenando en todas las Iglesias.
¿Ha sido uno convocado del judaísmo? No disimule su condición de judío. ¿Lo ha
sido otro del paganismo? No se circuncide. No importa nada el ser o no ser circuncidado,
sino la guarda de los mandamientos de Dios. Cada uno continúe en la condición
en que fue convocado por Dios.
¿Fuiste convocado siendo esclavo? No te preocupes. Pero, si puedes ser liberto,
aprovéchate más bien de ello. El que, siendo esclavo, ha sido convocado en el
Señor es un liberto del Señor. Y, de la misma manera, el que, siendo libre, ha
sido convocado es un esclavo de Cristo. Habéis sido comprados a precio. No os
hagáis esclavos de los hombres. Hermanos, que cada uno continúe sirviendo a
Dios en la condición en que fue convocado.
RESPONSORIO Mt 19, 5. 6. 4
R. Dejará el hombre a su padre y a su madre y se
unirá a su mujer, y vendrán a ser los dos una sola persona. * No
debe separar el hombre lo que Dios ha unido.
V. El Creador los hizo desde un principio varón y
mujer, así que ya no son dos, sino una sola persona.
R. No debe separar el hombre lo que Dios ha unido.
PRIMERA LECTURA AÑO (II)
De la primera carta a
los Tesalonicenses 2, 13--3, 13
AMISTAD ENTRE PABLO Y LOS
TESALONICENSES
Hermanos: Continuamente damos gracias a Dios, porque, habiendo recibido la
palabra de Dios predicada por nosotros, la acogisteis, no como palabra humana,
sino -como es en realidad- como palabra de Dios, que ejerce su acción en
vosotros, los creyentes.
Hermanos, tomasteis como modelo las Iglesias de Dios que están en Judea,
convocadas en el nombre de Cristo Jesús, pues habéis padecido de parte de
vuestros conciudadanos, lo mismo que ellas de los judíos, los cuales dieron
muerte a Jesús, el Señor, y a los profetas, y nos han perseguido a nosotros.
Ellos desagradan a Dios y van contra todos los hombres, pues quieren impedir
que hablemos de la salud a los gentiles. Así van colmando constantemente la
medida de sus pecados. Pero ya la ira de Dios está por caer sobre ellos con
vehemencia.
Por nuestra parte, hermanos, separados por el momento de vuestra presencia, no
de vuestro corazón, hemos sentido un vivo deseo de volver a veros, y, así, yo
mismo, Pablo, lo he intentado una y otra vez, pero Satanás nos lo impidió. Pues
¿cuál es nuestra esperanza, nuestro gozo, la corona de la que nos sentiremos
orgullosos, ante nuestro Señor Jesús en su venida, sino vosotros? Sí, vosotros
sois nuestra gloria y nuestro gozo.
Por eso, no pudiendo resistir más, nos conformamos con quedarnos solos en
Atenas, y os enviamos a Timoteo, hermano nuestro y colaborador de Dios en la
obra de la evangelización de Cristo. Él llevaba la misión de confortaros y
alentaros en vuestra fe, para que nadie se inquiete por estas tribulaciones.
Por otra parte, ya sabéis cuál es nuestro destino. Os lo previnimos una y otra
vez cuando estábamos entre vosotros: que tenemos que sufrir tribulaciones. De
hecho así ha sucedido. Así que ya lo sabéis.
Por eso, no pudiendo resistir ya más, envié a Timoteo, para recibir informes de
vuestra situación en la fe: no fuera que os hubiese tentado Satanás y
resultasen estériles nuestras fatigas.
Ahora, con la vuelta de Timoteo a nosotros y con las buenas noticias que nos ha
traído de vuestra fe y de vuestra caridad, y del grato recuerdo que conserváis
siempre de nosotros, deseando vivamente vernos -lo mismo que deseamos nosotros
veros-, hemos recibido, hermanos, un gran consuelo por vuestra fe en medio de
nuestras graves dificultades y tribulaciones. Ahora cobramos nueva vida,
sabiendo que perseveráis firmes en el Señor.
¿Qué acciones de gracias daremos ahora a Dios por este gran gozo con que, por
causa vuestra, nos regocijamos en su presencia? Noche y día, con toda
instancia, le rogamos nos conceda ver vuestro rostro y completar las
deficiencias que haya en vuestra fe. Que el mismo Dios, nuestro Padre, y Jesús,
nuestro Señor, nos allanen el camino hacia vosotros. Que el Señor os haga
aumentar y rebosar en amor de unos con otros y con todos, así como os amamos
nosotros, para que conservéis vuestros corazones intachables en santidad ante
Dios, Padre nuestro, cuando venga nuestro Señor Jesucristo con todos sus
santos.
RESPONSORIO Cf. 1Ts 3,
12. 13; 2Ts 2, 16. 17
R. Que el Señor os haga aumentar y
rebosar en amor de unos con otros y con todos, * para que os conservéis en
santidad.
V. Que el mismo Señor nuestro infunda
valor en vuestros corazones.
R. Para que os conservéis en santidad.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san
Bernardo, abad
(Sermón 15 sobre diversas materias: PL 183, 577-579)
HAY QUE BUSCAR LA
SABIDURÍA
Trabajemos para tener el manjar que no se consume: trabajemos en la obra de
nuestra salvación. Trabajemos en la viña del Señor, para hacernos merecedores
del denario cotidiano. Trabajemos para obtener la sabiduría, ya que ella
afirma: Los que trabajan para alcanzarme no pecarán. El campo es el mundo -nos
dice aquel que es la Verdad-; cavemos en este campo; en él se halla escondido
un tesoro que debemos desenterrar. Tal es la sabiduría, que ha de ser extraída
de lo oculto. Todos la buscamos, todos la deseamos.
Si queréis preguntar -dice la Escritura-, preguntad; convertíos, retornad. ¿Te
preguntas de dónde te has de convertir? Refrena tus deseos, hayamos también
escrito. Pero si en mis deseos no encuentro la sabiduría -dices-, ¿dónde la
hallaré? Pues mi alma la desea con vehemencia, y no me contento con hallarla,
si es que llego a hallarla, sino que echo en mi regazo una medida abundante,
bien apretada y bien colmada hasta rebosar. Y esto con razón. Porque, dichoso
el hombre que encuentra sabiduría, el que alcanza inteligencia. Búscala, pues,
mientras puede ser encontrada; invócala, mientras está cerca.
¿Quieres saber cuán cerca está? Cerca está la palabra, en tu boca y en tu
corazón; sólo a condición de que la busques con un corazón sincero. Así es como
encontrarás la sabiduría en tu corazón y tu boca estará llena de inteligencia,
pero vigila que esta abundancia de tu boca no se derrame a manera de vómito.
Si has hallado la sabiduría has hallado la miel; procura no comerla con exceso,
no sea que, harto de ella, la vomites. Come de manera que siempre quedes con
hambre. Porque dice la misma sabiduría: El que me come tendrá más hambre de mí.
No tengas en mucho lo que has alcanzado; no te consideres harto, no sea que
vomites y pierdas así lo que pensabas poseer, por haber dejado de buscar antes
de tiempo. Pues no hay que desistir en esta búsqueda y llamada de la sabiduría,
mientras pueda ser hallada, mientras esté cerca. De lo contrario, como la miel
daña -según dice el Sabio- a los que comen de ella en demasía, así el que se
mete a escudriñar la majestad será oprimido por su gloria.
Del mismo modo que es dichoso el hombre que encuentra sabiduría, así también es
dichoso, o mejor, más dichoso aún, el hombre que es constante en la sabiduría;
esto seguramente se refiere a la abundancia de que hemos hablado antes.
En estas tres cosas se conocerá que tu boca está llena en abundancia de
sabiduría o de prudencia: si confiesas de palabra tu propia iniquidad, si de tu
boca sale la acción de gracias y la alabanza y si de ella salen también
palabras de edificación. En efecto, creemos con el corazón para obtener la
justificación y hacemos con la boca profesión de nuestra fe para alcanzar la
salud. Y además, lo primero que hace el justo al hablar es acusarse a sí mismo;
y así, lo que debe hacer en segundo lugar es ensalzar a Dios, y en tercer lugar
(si a tanto llega la abundancia de su sabiduría) edificar al prójimo.
RESPONSORIO Sb 7, 10. 11;
8, 2
R. Amé la sabiduría más que la salud y
la hermosura, y decidí que fuera la luz que me alumbrara; * con ella me
vinieron a la vez todos los bienes.
V. La amé y la pretendí desde mi
juventud y me constituí en el amante de su belleza.
R. Con ella me vinieron a la vez todos
los bienes.
*Lecturas del Lunes de la 6ª
semana del Tiempo Ordinario*
Lunes, 13
de febrero de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Marcos
(8,11-13)*
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con
Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo:
«Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará
un signo a esta generación».
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y
redimido a su pueblo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea el Señor, Dios de
Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.
PRECES
Demos gracias a nuestro salvador que ha hecho de nosotros un
pueblo de reyes y sacerdotes, y digámosle:
Consérvanos, Señor, en tu servicio.
Señor Jesús, sacerdote eterno, que has querido que tu pueblo participara de tu
sacerdocio:
haz que ofrezcamos siempre sacrificios espirituales, agradables al Padre.
Danos, Señor, la abundancia de los frutos del Espíritu Santo:
comprensión, bondad, amabilidad.
Que la luz de la fe ilumine este nuevo día
y que durante el mismo caminemos por las sendas del amor.
Haz que busquemos siempre el bien de nuestros hermanos
y les ayudemos a progresar en su salvación.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Con el gozo que nos da el sabernos hijos de Dios, digamos confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios todopoderoso, que nos has hecho llegar al comienzo de
este día: danos tu ayuda para que no caigamos hoy en pecado, sino que nuestras
palabras, pensamientos y acciones sigan el camino de tus mandatos. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LUNES SEMANA
II
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: PRESENTEMOS A DIOS NUESTRAS TAREAS.
Presentemos a Dios nuestras tareas,
levantemos orantes nuestras manos,
porque hemos realizado nuestras vidas
por el trabajo.
Cuando la tarde pide ya descanso
y Dios está más cerca de nosotros,
es hora de encontrarnos en sus manos,
llenos de gozo.
En vano trabajamos la jornada,
hemos corrido en vano hora tras hora,
si la esperanza no enciende sus rayos
en nuestra sombra.
Hemos topado a Dios en el bullicio,
Dios se cansó conmigo en el trabajo;
es hora de buscar a Dios adentro,
enamorado.
La tarde es un trisagio de alabanza,
la tarde tiene fuego del Espíritu:
adoremos al Padre en nuestras obras,
adoremos al Hijo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la
gracia.
Salmo 44 I - LAS NUPCIAS DEL REY.
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia.
Ant 2. Llega el esposo, salid a recibirlo.
Salmo 44 II
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna:
prendado está el rey de tu belleza,
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.»
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llega el esposo, salid a recibirlo.
Ant 3. Dios proyectó hacer que todas las
cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios proyectó hacer que todas las
cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante.
LECTURA BREVE 1Ts 2, 13
Nosotros continuamente damos gracias a Dios; porque habiendo recibido la
palabra de Dios predicada por nosotros, la acogisteis, no como palabra humana,
sino - como es en realidad- como palabra de Dios, que ejerce su acción en
vosotros, los creyentes.
RESPONSORIO BREVE
V. Suba, Señor, a ti mi oración.
R. Suba, Señor, a ti mi oración.
V. Como incienso en tu presencia.
R. A ti mi oración.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Suba, Señor, a ti mi oración.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Proclame mi alma tu grandeza, Dios mío.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Proclame mi alma tu grandeza, Dios
mío.
PRECES
Alabemos a Cristo, que ama a la Iglesia y le da alimento y calor,
y roguémosle confiados diciendo:
Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.
Haz, Señor, que todos los hombres se salven
y lleguen al conocimiento de la verdad.
Guarda con tu protección al papa Francisco y a nuestro obispo N.,
ayúdalos con el poder de tu brazo.
Ten compasión de los que no encuentran trabajo
y haz que consigan un empleo digno y estable.
Señor, sé refugio de los oprimidos
y protégelos en todas sus necesidades.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Te pedimos por el eterno descanso de los que durante su vida ejercieron el
ministerio para el bien de tu iglesia:
que también te celebren eternamente en tu reino.
Fieles a la recomendación del Salvador nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que has querido asistirnos en el
trabajo que nosotros, tus siervos inútiles, hemos realizado hoy, te pedimos
que, al llegar al término de este día, acojas benignamente nuestro sacrificio
vespertino de acción de gracias y recibas con bondad la alabanza que te
dirigimos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.