*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO DE NAVIDAD
VIERNES DE LA SEMANA II
De la solemnidad.
6 de enero
*LA EPIFANÍA DEL SEÑOR. (SOLEMNIDAD)*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, que se nos ha
manifestado, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, que se nos ha manifestado,
venid, adorémosle.
Himno: ESTRELLA NUNCA VISTA SE APARECE
Estrella nunca vista se aparece
a los remotos magos orientales,
y, al juzgar de los fuegos celestiales,
otra lumbre mayor los esclarece.
Nacido sacro Rey se les ofrece,
con nuevas maravillas y señales,
para que reverentes y leales
la obediencia le den como merece.
Parten llevados de la luz y el fuego,
del fuego de su amor; luz que los guía
con claridad ardiente y soberana.
Subió al trono de Dios el pío ruego,
y, llenos de firmísima alegría,
vieron la luz de Dios por nube humana.
Gloria y loores por la eternidad
tribútense a la Santa Trinidad. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Los magos, abriendo sus cofres, ofrecieron al Señor oro, incienso
y mirra. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los magos, abriendo sus cofres,
ofrecieron al Señor oro, incienso y mirra. Aleluya.
Ant 2. Mares y ríos, bendecid al Señor;
manantiales, ensalzad con himnos a nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Mares y ríos, bendecid al Señor;
manantiales, ensalzad con himnos a nuestro Dios. Aleluya.
Ant 3. Llega tu luz, Jerusalén, y la
gloria del Señor alborea sobre ti y caminarán las naciones a tu luz. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llega tu luz, Jerusalén, y la
gloria del Señor alborea sobre ti y caminarán las naciones a tu luz. Aleluya.
LECTURA BREVE Is 52, 7-10
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz,
que trae la dicha, que anuncia la salvación, que dice a Sión: «Ya reina tu
Dios»! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al
Señor, que vuelve a Sión. Prorrumpid a una en gritos de júbilo, soledades de
Jerusalén, porque el Señor consuela a su pueblo y ha rescatado a Jerusalén: el
Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los
confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Se postrarán ante él todos los reyes.
R. Se postrarán ante él todos los reyes.
V. Todos los pueblos le servirán.
R. Y todos los reyes.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Se postrarán ante él todos los reyes.
V. Los
cielos pregonan su Justicia.
R. y todos los pueblos contemplan su gloria.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 60, 1-22
MANIFESTACIÓN DE LA GLORIA DEL SEÑOR SOBRE
JERUSALÉN
¡Levántate y resplandece, Jerusalén, pues llega tu
luz y la gloria del Señor alborea sobre ti! Mira: la oscuridad cubre la tierra
y los pueblos están en tinieblas.
Mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti se manifiesta. Caminarán las
naciones a tu luz y los reyes al resplandor de tu alborada.
Levanta la vista y mira en torno: todos se reúnen y vienen a ti: tus hijos
llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.
Cuando esto veas, te pondrás radiante de alegría; se estremecerá y se
ensanchará tu corazón, pues se volcarán sobre ti los tesoros del mar, vendrán a
ti las riquezas de las naciones.
Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá.
Vendrán todos de Saba, cargados de oro e incienso y proclamando la gloria del
Señor.
Reunirán para ti los rebaños de Cadar, y los carneros de Nebayot estarán a tu
servicio; subirán a mi altar como víctimas gratas, y honraré mi noble casa.
¿Quiénes son esos que vuelan como nubes, como palomas al palomar? Son navíos
que acuden a mí, en primera línea las naves de Tarsis, para traer de lejanas
tierras a tus hijos, y con ellos su plata y su oro, por la fama del Señor tu
Dios, del Santo de Israel que así te honra.
Extranjeros reconstruirán tus murallas y sus reyes te servirán; si te herí en
mi cólera, en mi clemencia me he compadecido de ti.
Tus puertas estarán siempre abiertas, ni de día ni de noche se cerrarán: para
dejar entrar a ti las riquezas de las naciones traídas por sus reyes. El pueblo
y el rey que no se te sometan perecerán, sus naciones serán exterminadas.
Vendrá a ti el orgullo del Líbano, con el ciprés y el abeto y el pino, para
adornar el lugar de mi santuario y ennoblecer mi estrado.
Los hijos de tus opresores vendrán a ti encorvados, y los que te despreciaban
se postrarán a tus pies; te llamarán Ciudad del Señor, Sión del Santo de
Israel. Estuviste abandonada, aborrecida y deshabitada, pero yo te haré el
orgullo de los siglos, la delicia de todas las edades.
Te nutrirás con la leche de las naciones, con las riquezas de los reyes serás
alimentada; y sabrás que yo, el Señor, soy tu salvador, que el Héroe de Jacob
es tu redentor. En vez de bronce, te traeré oro; en vez de hierro, te traeré
plata; en vez de madera, bronce, y en vez de piedra, hierro; te daré por
magistrados la paz y por gobernantes la justicia.
No se oirá más hablar de violencias en tu tierra, ni de ruina o destrucción
dentro de tus fronteras. Pondrás a tus murallas el nombre de «Salvación» y a
tus puertas el de «Alabanza.»
Ya no será el sol tu luz en el día, ni te alumbrará en la noche la claridad de
la luna; porque el Señor será tu luz perenne, y tu Dios será tu esplendor.
Tu sol ya no se pondrá ni menguará tu luna, porque el Señor será tu luz eterna
y se habrán acabado los días de tu luto.
En tu pueblo todos serán justos y poseerán por siempre la tierra: es el brote
que yo he plantado, la obra de mis manos, para gloria mía.
El pequeño crecerá hasta mil y el menor se hará pueblo numeroso: yo, el Señor,
he hablado; cuando llegue el tiempo, me apresuraré a cumplirlo.
RESPONSORIO Is 60, 1. 3
R. Levántate y
resplandece, Jerusalén, pues llega tu luz * y
la gloria del Señor alborea sobre ti.
V. Caminarán las naciones a tu luz y los reyes al
resplandor de tu alborada.
R. Y la gloria del Señor alborea sobre ti.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san León Magno, papa
(Sermón 3 En la Epifanía del Señor, 1-3. 5: PL 54, 240-244)
EL SEÑOR DA A CONOCER SU SALVACIÓN EN TODO EL ORBE
DE LA TIERRA
La providencia misericordiosa de Dios, cuando
dispuso socorrer en la plenitud de los tiempos al mundo que perecía, determinó
salvar a todos los hombres en Cristo.
Ellos forman la incontable descendencia prometida en otro tiempo a Abraham,
descendencia que había de ser engendrada no según la carne, sino por la
fecundidad de la fe, y que por esto fue comparada a la multitud de las
estrellas, para que la esperanza del padre de todas las gentes tuviera por
objeto no una progenie terrena, sino celestial.
Entre, entre en la familia de los patriarcas la totalidad de los gentiles, y
reciban los hijos de la promesa la bendición de la descendencia de Abraham, a
la que han renunciado los hijos según la carne. En la persona de los tres magos
adoren todos los pueblos al Autor del universo; y sea Dios conocido no sólo en
Judea, sino en todo el orbe, a fin de que en todas partes su fama sea grande en
Israel.
Adoctrinados, amadísimos hermanos, por estos misterios de la gracia divina,
celebremos, llenos de gozo espiritual, el día de nuestras primicias y el
comienzo de la vocación de los gentiles, dando gracias a Dios misericordioso
que, como dice el Apóstol, nos ha hecho capaces de compartir la herencia del
pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha
trasladado al reino de su Hijo querido; porque, como había profetizado Isaías,
el pueblo de los gentiles que caminaba en tinieblas vio una grande luz; sobre
los que habitaban en tierra de sombras brilló un intenso resplandor. De ellos
dice el mismo profeta, dirigiéndose al Señor: Tú llamarás a un pueblo
desconocido, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti.
Éste es el día que Abraham contempló y saltó de gozo, al reconocer a los hijos
de su fe que habían de ser bendecidos en su descendencia, que es Cristo; y, al
contemplar de antemano que había de ser por su fe padre de todas las gentes, dio
gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios, que lo había prometido, tenía
también poder para cumplirlo.
Éste es el día que cantó el salmista, cuando dijo: Todos los pueblos vendrán a
postrarse en tu presencia, Señor, bendecirán tu nombre; y también: El Señor da
a conocer su salvación, revela a las naciones su justicia.
Sabemos que estas predicciones empezaron a cumplirse desde que la estrella hizo
salir de su lejano país a los tres magos, para que conocieran y adoraran al Rey
de cielo y tierra. Su docilidad es para nosotros un ejemplo que nos exhorta a
todos a que sigamos, según nuestra capacidad, las invitaciones de la gracia,
que nos lleva a Cristo.
Todos, amadísimos hermanos, debéis emularos en este empeño, a fin de que
brilléis como hijos de la luz en el reino de Dios, al cual se llega por la
integridad de la fe y por las buenas obras; por nuestro Señor Jesucristo, que
vive y reina con Dios Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Amén.
RESPONSORIO
R. Éste es el
día glorioso en que se manifestó a las naciones el Salvador del mundo, al cual
anunciaron los profetas y adoraron los ángeles. * Los
magos, al ver su estrella, se llenaron de júbilo y acudieron a ofrecerle dones.
V. Ha amanecido para nosotros un día sagrado:
venid, naciones, a adorar al Señor.
R. Los magos, al ver su estrella, se llenaron de
júbilo y acudieron a ofrecerle dones.
*Lecturas del Epifanía del
Señor*
Viernes, 6 de enero de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(2,1-12)*
Habiendo nacido Jesús en Belén de
Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en
Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su
estrella y venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a
los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenia que
nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
“Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última
de las poblaciones de Judá,
pues de ti saldrá un jefe
que pastoreará a mi pueblo Israel”».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo
en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis,
avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella
que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de
donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron
al niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después,
abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se
retiraron a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Hoy la Iglesia se ha unido a su celestial Esposo, porque, en el
Jordán, Cristo ha lavado los pecados de ella, los magos acuden con regalos a
las bodas del Rey y los invitados se alegran por el agua convertida en vino.
Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Hoy la Iglesia se ha unido a su
celestial Esposo, porque, en el Jordán, Cristo ha lavado los pecados de ella,
los magos acuden con regalos a las bodas del Rey y los invitados se alegran por
el agua convertida en vino. Aleluya.
PRECES
Veneremos a nuestro Salvador, adorado hoy por los magos, y
aclamémoslo con alegría, diciendo:
Luz de luz, ilumina nuestro día.
Cristo Jesús, que te manifestaste revestido de nuestra frágil carne humana,
santifícanos por la palabra de Dios y por la oración.
Cristo Jesús, santificado por el Espíritu,
líbranos de todo error.
Cristo Jesús, mostrado a los ángeles,
danos a gustar, ya en la tierra, de los bienes de tu reino.
Cristo Jesús, proclamado a los gentiles,
ilumina el corazón de todos los hombres con la luz del Espíritu Santo.
Cristo Jesús, en quien el mundo ha creído,
aumenta la fe en todos los creyentes.
Cristo Jesús, que has subido a la gloria,
enciende en nosotros el deseo de tu reino.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Alegres porque Jesucristo nos ha hecho hijos de Dios, digamos:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que manifestaste a tu Hijo en este día a todas las
naciones por medio de una estrella, concédenos, a los que ya te conocemos por
la fe, llegar a contemplar, cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
HORA NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: OH DIOS, TENAZ VIGOR DE TODA COSA
Oh Dios, tenaz vigor de toda cosa,
que inmóvil en ti mismo permaneces,
y que el orden del tiempo determinas
por medio de la luz que nace y muere.
Dígnate concedernos, en la tarde,
Luz con que nuestra vida nunca cese,
y haz que el bien infinito de la gloria
siga a la gracia de una santa muerte.
Glorificado seas, Jesucristo,
nacido del más puro y santo vientre,
y que sean también glorificados
el Padre y el Espíritu por siempre. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación
alcance hasta el confín de la tierra.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance
hasta el confín de la tierra.
LECTURA BREVE Za 2, 11
Aquel día, se unirán al Señor muchos pueblos, y
serán pueblo mío. Habitaré en medio de ti, y comprenderás que el Señor de los
ejércitos me ha enviado a ti.
V. Bendecid, pueblos, a nuestro Dios.
R. Haced resonar sus alabanzas.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, tú que manifestaste a tu Hijo en este día a todas las naciones por medio
de una estrella, concédenos, a los que ya te conocemos por la fe, llegar a
contemplar, cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: REYES QUE VENÍS POR ELLAS
Reyes que venís por ellas,
no busquéis estrellas ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
Mirando sus luces bellas,
no sigáis la vuestra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
Aquí parad, que aquí está
quien luz a los cielos da:
Dios es el puerto más cierto,
y si habéis hallado puerto
no busquéis estrellas ya.
No busquéis la estrella ahora:
que su luz ha oscurecido
este Sol recién nacido
en esta Virgen Aurora.
Ya no hallaréis luz en ellas,
el Niño os alumbra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
Aunque eclipsarse pretende,
no reparéis en su llanto,
porque nunca llueve tanto
como cuando el sol se enciende.
Aquellas lágrimas bellas
la estrella oscurecen ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Rey de la paz ha sido glorificado por encima de todos los reyes
de la tierra.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Rey de la paz ha sido
glorificado por encima de todos los reyes de la tierra.
Ant 2. Ha brillado una luz en las
tinieblas para los hombres de buena voluntad: el Señor justo, clemente y
compasivo.
Salmo 111- FELICIDAD DEL JUSTO
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ha brillado una luz en las
tinieblas para los hombres de buena voluntad: el Señor justo, clemente y
compasivo.
Ant 3. Vendrán todas las naciones y se postrarán
en tu acatamiento, Señor.
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrán todas las naciones y se
postrarán en tu acatamiento, Señor.
LECTURA BREVE Tt 3, 4-5
Dios, nuestro Salvador, hizo aparecer su
misericordia y su amor por los hombres. Y nos trajo la salud, no en
consideración a las buenas obras que hubiésemos practicado nosotros, sino por
pura misericordia suya, mediante el baño bautismal de regeneración y renovación
que obra el Espíritu Santo.
RESPONSORIO BREVE
V. Será la bendición de todos los pueblos.
R. Será la bendición de todos los pueblos.
V. Lo proclamarán dichoso todas las razas de la
tierra.
R. Todos los pueblos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Será la bendición de todos los pueblos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Veneramos este día santo, honrado con tres prodigios: hoy la
estrella condujo a los magos al pesebre; hoy el agua se convirtió en vino en
las bodas de Caná; hoy Cristo fue bautizado por Juan en el Jordán, para
salvarnos. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Veneramos este día santo, honrado
con tres prodigios: hoy la estrella condujo a los magos al pesebre; hoy el agua
se convirtió en vino en las bodas de Caná; hoy Cristo fue bautizado por Juan en
el Jordán, para salvarnos. Aleluya.
PRECES
Veneremos a nuestro Salvador, adorado hoy por los magos, y
digámosle suplicantes:
Salva, Señor, la vida de los pobres.
Rey de los pueblos, tú que llamaste a los magos, primicia de los pueblos
gentiles, para que te adoraran,
concédenos también a nosotros el espíritu de adoración.
Rey de la gloria, que riges a tu pueblo con justicia,
concede a los hombres paz abundante.
Rey eterno, que subsistes por los siglos, envíanos tu palabra
y haz que penetre en nosotros como la llovizna que empapa la tierra.
Rey de justicia, que has venido a librar al pobre que no tiene protector,
ten piedad de los indigentes y afligidos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Señor Jesús, cuyo nombre es eterno,
da parte a nuestros hermanos difuntos en el reino que preparas a tus elegidos.
Gracias a Jesucristo somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que manifestaste a tu Hijo en este día a todas las
naciones por medio de una estrella, concédenos, a los que ya te conocemos por
la fe, llegar a contemplar, cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de
nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO ACABAMOS EL DÍA
Cuando acabamos el día
te suplicamos, Señor,
nos hagas de centinela
y otorgues tu protección.
Que te sintamos: contigo
sueñe nuestro corazón
para cantar tus loores
de nuevo al salir el sol.
Danos vida saludable,
alienta nuestro calor,
tu claridad ilumine
la oscuridad que llegó.
Dánoslo, Padre piadoso,
por Jesucristo, el Señor,
que reina con el Espíritu
Santo vivificador. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»
Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.
Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al amparo del Altísimo no temo el
espanto nocturno.
LECTURA BREVE Ap 22, 4-5
Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en
la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol,
porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los
siglos.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para
que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus
santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz y que tu bendición
permanezca siempre con nosotros. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa
muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.