*Lecturas del Día VII dentro
de la Octava de Navidad*
Sábado, 31 de diciembre de 2022
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan
(2,18-21):
Hijos míos, es el momento final. Habéis oído que iba a venir un Anticristo;
pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que
es el momento final. Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros.
Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero
sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En
cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis.
Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis, y
porque ninguna mentira viene de la verdad.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 95, 1-2. 11-12. 13-14
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria. R/.
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R/.
Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R/.
*Lecturas del Día VII dentro
de la Octava de Navidad*
Sábado, 31 de diciembre de 2022
Evangelio
*Comienzo del santo evangelio según san Juan
(1,1-18)*
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la
Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de
la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En
la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la
tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que
se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para
que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La
Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el
mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les
da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de
sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se
hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria
propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da
testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene
detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su
plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por
medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios
nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien
lo ha contado.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Pero
a cuantos la recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios).
*Esta lectura para mí, tiene su centro en el amor y
en la misericordia del Dios creador, el Dios que hace que las cosas sucedan.
Juan el Bautista, nunca se cansó de gritar: Arrepentíos y convertíos. Dios,
manda a su hijo a mi vida con la firme y clara decisión de hacerme su hijo por
adopción, e hizo que la palabra se hiciera carne y pudiera habitar dentro de mi
corazón. La buena noticia para mí es que el Señor, a todos los que desean recibir
"A su Hijo su Palabra hecha carne" les da poder de ser hijo de Dios.
El Señor, atreves de su hijo me hace una invitación para que me decida de una
vez y para siempre de entrar en la gracia de amar su voluntad*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.