*Lecturas del Domingo 4º de
Adviento - Ciclo C*
Domingo, 18 de diciembre de 2022
Primera lectura
Lectura de la profecía de Miqueas (5,1-4):
Esto dice el Señor:
«Y tú, Belén Efratá,
pequeña entre los clanes de Judá,
de ti voy a sacar
al que ha de gobernar Israel;
sus orígenes son de antaño,
de tiempos inmemorables.
Por eso, los entregará
hasta que dé a luz la que debe dar a luz,
el resto de sus hermanos volverá
junto con los hijos de Israel.
Se mantendrá firme,
pastoreará con la fuerza del Señor,
con el dominio del nombre del Señor, su Dios;
se instalarán, ya que el Señor
se hará grande hasta el confín de la tierra.
Él mismo será la paz».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 79,2ac.3c.15-16.18-19
R/. Oh Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
V/. Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.
V/. Dios del universo, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña.
Cuida la cepa que tu diestra plantó,
y al hombre que tú has fortalecido. R/.
V/. Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (10,5-10):
Hermanos:
Al entrar Cristo en el mundo dice:
«Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas,
pero me formaste un cuerpo;
no aceptaste
holocaustos ni víctimas expiatorias.
Entonces yo dije: He aquí que vengo
—pues así está escrito en el comienzo del libro acerca de mí—
para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad».
Primero dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un
cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según
la ley. Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad».
Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos
quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez
para siempre.
Palabra de Dios
*Lecturas del Domingo 4º de
Adviento - Ciclo C*
Domingo,
18 de diciembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo Evangelio según San Lucas
(1,39-45)*
En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la
montaña, a un a ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su
vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo
para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis
oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha
creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(¿De
dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?)
*Esta lectura me deja ver muy claro
que, hay una persona portadora de la palabra hecha carne en su vientre, que
tiene la capacidad, de llegar a mi casa, de llegar a mi vida y con su saludo,
tiene la capacidad instantáneamente de producir un movimiento dentro de mí, con
la fuerza de lograr un cambio importante en mi vida y hacer que mis labios
pueden cantar un cántico nuevo al Señor, el solo hecho de recibirla, me da la
gracias de llenarme del Espíritu Santo y como Isabel decir: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de
tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.