*Lecturas del Sábado de la
33ª semana del Tiempo Ordinario*
Sábado, 19 de noviembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(20,27-40)*
En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay
resurrección, y preguntaron a Jesús:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando
mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su
hermano». Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin
hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron
todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la
resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron
como mujer».
Jesús les dijo:
«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que
sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de
entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no
pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de
la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la
zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”.
No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».
Intervinieron unos escribas:
«Bien dicho, Maestro».
Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Se acercaron a Jesús unos
saduceos, que niegan la resurrección)
*Cuando el Señor habla de la resurrección, se puede
sentir una esperanza que da vida. Creer en la otra vida después de la muerte
solo me deja ganancia. Es normar la estrategia que utiliza el príncipe de la
oscuridad insistiendo en decir que no hay resurrección. Esa es una herramienta
que él, usa con mucha sutiliza para alejar y llevar al miedo. La buena noticia
para mí es que mi fe está fundamentada en la resurrección, por eso digo: Creo
en la resurrección de los muertos y en la vida eterna. Eso pone furioso al
demonio porque él no puede decir nunca que cree en la resurrección de los
muertos, porque si dice eso entraría en él la esperanza. Y la esperanza es una
fuerza que me sostiene a mí y a todo el que desea y quiere la vida
eterna*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.