*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
JUEVES DE LA SEMANA XXVI
Del Propio de la fiesta.
29 de septiembre
*SANTOS ARCÁNGELES MIGUEL GABRIEL Y RAFAEL (FIESTA)*.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, delante
de los ángeles.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, delante
de los ángeles.
Himno: EN LA HORA EN QUE CRISTO RESUCITA.
En la hora en que Cristo resucita,
clama Miguel, el poderoso príncipe:
«¿Quién como tú, mi Dios, Jesús humilde?
Al pecado de los hombres descendiste
y hoy el Padre te signa y te bendice.»
En la hora en que Cristo resucita,
Dice Gabriel, el que anunció a María:
«¡Exulta, Iglesia, virgen afligida,
el santo vencedor es tu Mesías!
Nadie podrá dar muerte a tu alegría.»
En la hora en que Cristo resucita,
Proclama Rafael, el peregrino:
«¡Glorificad conmigo a aquel que dijo:
Yo soy la luz del mundo y el camino!
¡Bendecidle, que el viaje está cumplido!»
En la hora en que Cristo resucita,
se ha tendido la escala misteriosa
y el coro de los ángeles le adora:
«¡Somos, Señor, los siervos de tu gloria,
cielo y tierra cantemos tu victoria!» Amén.
SALMODIA
Ant 1. Alabemos al Señor, a quien alaban también los ángeles, a quien los
querubines y serafines aclaman, diciendo: «Santo, santo, santo.»
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabemos al Señor, a quien alaban
también los ángeles, a quien los querubines y serafines aclaman, diciendo:
«Santo, santo, santo.»
Ant 2. Ángeles del Señor, bendecid al
Señor eternamente.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Ángeles del Señor, bendecid al
Señor eternamente.
Ant 3. En el cielo, Señor, todos los
ángeles te proclaman santo, y dicen a una voz: «Oh Dios, tú mereces alabanza.»
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En el cielo, Señor, todos los
ángeles te proclaman santo, y dicen a una voz: «Oh Dios, tú mereces alabanza.»
LECTURA BREVE Gn 28, 12-13a
Vio Jacob en sueños una escalinata apoyada en la tierra y cuya cima tocaba el
cielo. Ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Y vio al Señor que estaba de
pie sobre ella y le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham y el
Dios de Isaac.»
RESPONSORIO BREVE
V. El ángel se puso en pie junto al altar.
R. El ángel se puso en pie junto al altar.
V. Con un incensario de oro en sus manos.
R. Junto al altar.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. El ángel se puso en pie junto al altar.
V. Bendecid
al Señor, ángeles suyos.
R. Poderosos ejecutores de sus órdenes.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Apocalipsis 12, 1-17
COMBATE DE MIGUEL CON EL DRAGÓN
Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna
bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y
grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz. Apareció otra
señal en el cielo: una gran Serpiente roja, con siete cabezas y diez cuernos, y
sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las
estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. La Serpiente se detuvo
delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo
diera a luz.
La Mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con
cetro de hierro, y su Hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono. la Mujer
huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para ser allí
alimentada mil doscientos sesenta días.
Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron
con la Serpiente. También la Serpiente y sus ángeles combatieron, pero no
prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos. Fue arrojada la gran
Serpiente, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del
mundo entero; fue arrojada a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con ella.
Oí entonces una fuerte voz que decía en el cielo:
«Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la
potestad de su Cristo; porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche. Ellos lo vencieron en virtud
de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron, y no
amaron tanto su vida que temieran la muerte. Por esto, estad alegres, cielos, y
los que moráis en sus tiendas. ¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha
bajado donde vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo.»
Cuando la Serpiente vio que había sido arrojada a la tierra, persiguió a la
Mujer que había dado a luz al Hijo varón. Pero se le dieron a la Mujer las dos
alas del águila grande para volar al desierto, a su lugar, lejos de la
Serpiente, donde tiene que ser alimentada un tiempo, algunos tiempos y medio
tiempo.
Entonces la Serpiente vomitó de su boca detrás de la Mujer como un río de agua,
para arrastrarla con su corriente. Pero la tierra vino en auxilio de la Mujer;
abrió la tierra su boca y tragó al río vomitado de la boca de la Serpiente.
Entonces, despechada la Serpiente contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al
resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el
testimonio de Jesús.
RESPONSORIO Ap 8, 1; cf. 12, 7. 10
R. Se hizo un silencio en el cielo, mientras
combatía el arcángel Miguel con la Serpiente, y se oyó una voz que decía: * «¡Victoria,
honor y poder al Dios omnipotente!»
V. Ahora se estableció la salud y el poderío, y el
reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo.
R. ¡Victoria, honor y poder al Dios omnipotente!
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre los Evangelios
(Homilía 34, 8-9: PL 76, 1250-1251)
El NOMBRE DE «ÁNGEL» DESIGNA LA FUNCIÓN, NO EL SER
Hay que saber que el nombre de «ángel» designa la función, no el ser, del que
lo lleva. En efecto, aquellos santos espíritus de la patria celestial son
siempre espíritus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya que solamente
lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de
menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran
trascendencia se llaman arcángeles.
Por esto a la Virgen María no le fue enviado un ángel cualquiera, sino el
arcángel Gabriel, ya que un mensaje de tal trascendencia requería que fuese
transmitido por un ángel de la máxima categoría.
Por la misma razón se les atribuyen también nombres personales, que designan
cuál es su actuación propia. Porque en aquella ciudad santa, allí donde la
visión del Dios omnipotente da un conocimiento perfecto de todo, no son
necesarios estos nombres propios para conocer a las personas, pero sí lo son
para nosotros, ya que a través de estos nombres conocemos cuál es la misión específica
para la cual nos son enviados. Y, así, «Miguel» significa: «¿Quién como Dios?»,
«Gabriel» significa: «Fortaleza de Dios» y «Rafael» significa: «Medicina de
Dios».
Por esto, cuando se trata de alguna misión que requiera un poder especial, es
enviado Miguel, dando a entender por su actuación y por su nombre que nadie
puede hacer lo que sólo Dios puede hacer. De ahí que aquel antiguo enemigo, que
por su soberbia pretendió igualarse a Dios, diciendo: Escalaré los cielos, por
encima de los astros divinos levantaré mi trono, me igualaré al Altísimo, nos
es mostrado luchando contra el arcángel Miguel, cuando al fin del mundo será
desposeído de su poder y destinado al extremo suplicio, como nos lo presenta
Juan: Se entabló una batalla con el arcángel Miguel.
A María le fue enviado Gabriel, cuyo nombre significa: «Fortaleza de Dios»,
porque venía a anunciar a aquel que, a pesar de su apariencia humilde, había de
reducir a los Principados y Potestades. Era, pues, natural que aquel que es la
fortaleza de Dios anunciara la venida del que es el Señor de los ejércitos y
héroe en las batallas.
«Rafael» significa, como dijimos: «Medicina de Dios»; este nombre le viene del
hecho de haber curado a Tobías, cuando, tocándole los ojos con sus manos, lo
libró de las tinieblas de su ceguera. Si, pues, había sido enviado a curar, con
razón es llamado «Medicina de Dios».
RESPONSORIO Ap 8, 3. 4; Dn 7, 10
R. El ángel se puso en pie junto al altar, con un
incensario de oro. Y se le dio gran cantidad de incienso; * Y
el humo del incienso subió a la presencia de Dios, de mano del ángel.
V. Miles de millares le servían, miríadas de
miríadas estaban en pie delante de él.
R. y el humo del incienso subió a la presencia de
Dios, de mano del ángel.
*Lecturas de los Santos Arcángeles
Miguel, Gabriel y Rafael*
Jueves, 29
de septiembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(1,47-51)*
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a
un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la
higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees?
Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto
y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Os lo digo con toda verdad: «Habéis de ver el cielo abierto y a
los ángeles de Dios, subiendo y bajando en servicio del Hijo del hombre.»
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Os lo digo con toda verdad: «Habéis
de ver el cielo abierto y a los ángeles de Dios, subiendo y bajando en servicio
del Hijo del hombre.»
PRECES
Adoremos, hermanos, al Señor, a quien proclaman los ángeles a una
voz, y digámosle con gozo:
Bendecid al Señor, todos sus ángeles.
Tú, Señor, que has dado órdenes a tus ángeles para que nos guarden en nuestros
caminos,
condúcenos hoy por tus sendas y no permitas que caigamos en el pecado.
Haz que te busquemos a ti en todo lo que hagamos
y seamos así semejantes a los ángeles que están viendo siempre tu rostro.
Concédenos, Señor, la pureza del alma y la castidad del cuerpo,
para que seamos como tus ángeles en el cielo.
Manda, Señor, en ayuda de tu pueblo al gran arcángel Miguel,
para que nos sintamos protegidos en nuestras luchas contra Satanás y sus
ángeles.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios todopoderoso, que, con una providencia admirable,
llamas a los ángeles y a los hombres para que cooperen a tu plan de salvación,
haz que, durante nuestro peregrinar en la tierra, nos sintamos siempre
protegidos por los ángeles, que en el cielo están en tu presencia para servirte
y gozan ya contemplando tu rostro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ENVÍA CRISTO A TU VALIENTE JEFE.
Envía Cristo a tu valiente jefe,
al ángel de la paz, a san Miguel,
y crecerá tu pueblo, con su ayuda,
próspero y fiel.
Visite siempre nuestro sacro templo
el ángel fuerte, el singular Gabriel,
y arroje fuera al enemigo antiguo,
falso luzbel.
Envía al ángel que a tu pueblo sana;
manda, oh Cristo, del cielo a Rafael,
que acompañe a tu pueblo peregrino,
nuevo Israel.
Nos asistan tus ángeles gloriosos,
Cristo, gloria del coro angelical,
y con ellos cantemos al Dios trino
himno triunfal. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Ensalzaste tu majestad sobre los cielos, oh Rey de los ángeles.
Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ensalzaste tu majestad sobre los
cielos, oh Rey de los ángeles.
Ant 2. Delante de los ángeles tañeré para
ti, Dios mío.
Salmo 137 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DE UN REY
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre;
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Delante de los ángeles tañeré para
ti, Dios mío.
Ant 3. Vi en medio, donde estaba el trono,
un Cordero en pie y como degollado; y oí un coro de muchos ángeles alrededor
del trono.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vi en medio, donde estaba el trono,
un Cordero en pie y como degollado; y oí un coro de muchos ángeles alrededor
del trono.
LECTURA BREVE Ap 1, 4b-5
Gracia y paz a vosotros de parte de aquel que es, que era y que será; de parte
de los siete espíritus que están ante su trono; y de parte de Jesucristo, el
testigo veraz, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de
la tierra, aquel que nos ama y que nos ha lavado de nuestros pecados con su
sangre.
RESPONSORIO BREVE
V. El humo del incienso subió a la presencia de Dios.
R. El humo del incienso subió a la presencia de
Dios.
V. De mano del ángel.
R. A la presencia de Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. El humo del incienso subió a la presencia de
Dios.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El ángel Gabriel dijo a María: «Concebirás y darás a luz un hijo,
a quien llamarás Jesús.»
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El ángel Gabriel dijo a María:
«Concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús.»
PRECES
Oremos al Señor, pidiéndole que nos haga siempre prontos a la voz
de su palabra, como los ángeles, y supliquémosle, diciendo:
Escúchanos, Señor.
Para que, por mano de los ángeles, suban nuestras oraciones hasta ti como aroma
de perfume.
Para que, por mano de los ángeles, sean llevadas nuestras ofrendas a tu
presencia hasta el altar del cielo.
Para que, con el ejército celestial de los ángeles, demos gloria a Dios en el
cielo y anunciemos en la tierra la paz a los hombres.
Para que, al fin de nuestra vida, nos reciban los ángeles y nos lleven a la
patria del paraíso.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Para que el arcángel san Miguel conduzca a todos los difuntos al lugar de la
luz y de la paz.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios todopoderoso, que, con una providencia admirable,
llamas a los ángeles y a los hombres para que cooperen a tu plan de salvación,
haz que, durante nuestro peregrinar en la tierra, nos sintamos siempre
protegidos por los ángeles, que en el cielo están en tu presencia para servirte
y gozan ya contemplando tu rostro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.