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domingo, 28 de agosto de 2022

LAS LECTURAS DEL LUNES 29 DE AGOSTO 2022


 

*Lecturas del Martirio de San Juan Bautista*

Lunes, 29 de agosto de 2022

Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (1,17-19):

En aquellos días, recibí esta palabra del Señor: «Cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor.

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 70,1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17

R/.
 Mi boca contará tu auxilio

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R/.

Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú, Dios mío,
líbrame de la mano perversa. R/.

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R/.

Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. 
R/.

 

*Lecturas del Martirio de San Juan Bautista*

Lunes, 29 de agosto de 2022

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,17-29)*

En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados.
El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo doy.»
Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.»
Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?»
La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista.»
Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.»
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.

Palabra del Señor

 

*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*

 

(El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales)

*Colocarme en el lugar de Herodes me hace reconocer que también tengo amigos, que no quiero de ninguna manera quedar mal, y menos si he dicho o he prometido que voy hacer algo. Estos amigos que para mí son sagrado, lo respecto más que al Señor, reconocer que me equivoqué y arrepentirme, en ocasiones se me hace muy difícil, inclinar la cabeza y decir tú tenías razón, es duro, me cuesta mucho aceptar y reconocer mis errores. El Señor que me conoce está empeñado en ayudarme por su amor, por su misericordia. Es por eso que me deja que se me presenten acontecimiento para poderme ayudar, para que pueda ver mis errores y debilidades, y tenga el valor y la fuerza de arrepentirme y de pedir perdón cada vez que me equivoco, mis debilidades se fortalecen si me dejo abrasar por el amor del Señor*.

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.