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miércoles, 8 de junio de 2022

LECTURAS DEL JUEVES 9 JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE


 

*Lecturas del ciclo C. Tiempo Ordinario*   

*Lecturas del Jesucristo, sumo y eterno sacerdote*

 

PRIMERA LECTURA

Él fue traspasado por nuestras rebeliones

Lectura del libro de Isaías 52, 13—53, 12

 

Mirad, mi siervo tendrá éxito,
subirá y crecerá mucho.

Como muchos se espantaron de él,
porque desfigurado no parecía hombre,
ni tenía aspecto humano,

así asombrará a muchos pueblos,
ante él los reyes cerrarán la boca,

al ver algo inenarrable
y contemplar algo inaudito.

¿Quién creyó nuestro anuncio?,
¿a quién se reveló el brazo del Señor?

Creció en su presencia como brote,
como raíz en tierra árida,
sin figura, sin belleza.

Lo vimos sin aspecto atrayente,
despreciado y evitado de los hombres,

como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos,
ante el cual se ocultan los rostros,
despreciado y desestimado.

Él soportó nuestros sufrimientos
y aguantó nuestros dolores;

nosotros lo estimamos leproso,
herido de Dios y humillado;

pero él fue traspasado por nuestras rebeliones,
triturado por nuestros crímenes.

Nuestro castigo saludable cayó sobre él,
sus cicatrices nos curaron.

Todos errábamos como ovejas,
cada uno siguiendo su camino;

y el Señor cargó sobre él
todos nuestros crímenes.

Maltratado, voluntariamente se humillaba
y no abría la boca;

como cordero llevado al matadero,
como oveja ante el esquilador,
enmudecía y no abría la boca.

Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron,
¿quién meditó en su destino?

Lo arrancaron de la tierra de los vivos,
por los pecados de mi pueblo lo hirieron.

Le dieron sepultura con los malvados,
y una tumba con los malhechores,

aunque no había cometido crímenes
ni hubo engaño en su boca.

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento,
y entregar su vida como expiación;

verá su descendencia, prolongará sus años,
lo que el Señor quiere prosperará por su mano.

Por los trabajos de su alma verá la luz,
el justo se saciará de conocimiento.

Mi siervo justificará a muchos,
porque cargó con los crímenes de ellos.

Le daré una multitud como parte;
y tendrá como despojo una muchedumbre.

Porque expuso su vida a la muerte
y fue contado entre los pecadores, él

tomó el pecado de muchos
e intercedió por los pecadores.

 

Palabra de Dios.

 

 

 

Lecturas del Jesucristo, sumo y eterno sacerdote

Salmo responsorial: Salmo 39, 6. 7. 8-9. 10. 11 (R.: 8a y 9a)

 

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

 

Cuántas maravillas has hecho,
Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro;
nadie se te puede comparar.
Intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número.
 R.

 

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

 

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. 
R.

 

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

 

Entonces yo digo: «Aquí estoy
—como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. 
R.

 

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

 

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. 
R.

 

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

 

No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. 
R.

 

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

 

 

Lecturas del Jesucristo, sumo y eterno sacerdote

 

Tenemos un gran sacerdote al frente de la casa de Dios


Lectura de la carta a los Hebreos 10, 12-23

 

Hermanos:

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.

Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.

Esto nos lo atestigua también el Espíritu Santo. En efecto, después de decir: «Así será la alianza que haré con ellos después de aquellos días —dice el Señor—: Pondré mis leyes en sus corazones y las escribiré en su mente», añade: «Y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus crímenes». Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.

Hermanos, teniendo entrada libre al santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura.

Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa.

 

Palabra de Dios.

 

Aleluya Is 42, 1

 

Mirad a mi siervo, a quien sostengo;
mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu,
para que traiga el derecho a las naciones.

 

 

 *Lecturas del Jesucristo, sumo y eterno sacerdote*

                                       EVANGELIO

 

Esto es mi cuerpo
Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre

 *Lectura del santo evangelio según san Lucas 22, 14-20*

 

Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo:

—«He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios».

Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y dijo:

—«Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios».

Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:

—«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía».

Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo:

—«Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros».

 

Palabra del Señor.

 

*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*

 

(Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer)

*Esta lectura para mi tiene un amor muy profundo, porque el Señor tiene ansias de entregarse el mismo como mi alimento para sostener mi alma y mi vida. Como es de interesante saber que el Señor deseaba que llegara su último día entre los apóstoles aquí en esta tierra, para que descendiera como lluvia el Espíritu Santo sobre los apóstoles. El amor del Señor va más allá y me hace saber claramente que, él se hace presente por medio de los sacerdotes que tienen la Sagrada y Hermosa Obligación de convertir el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de mi Señor Jesucristo como un sello para mí de la: Nueva y Eterna Alianza*.  

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.