*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
TIEMPO
ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA X
Del Común de Apóstoles. Salterio II
11 de junio
*SAN BERNABÉ, apóstol. (MEMORIA)*.
Nació en la isla de Chipre y fue uno de los primeros convertidos en Jerusalén.
Predicó el Evangelio en Antioquía y fue compañero del apóstol Pablo, al que
acompañó en su primer viaje; intervino en el Concilio de Jerusalén. Vuelto a su
patria, propagó en ella el Evangelio y allí murió.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Espíritu Santo, que nos habló por los profetas
y doctores.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Espíritu Santo, que nos habló por los profetas
y doctores.
Himno: VOSOTROS QUE ESCUCHASTEIS LA LLAMADA.
Vosotros, que escuchasteis la llamada
de viva voz que Cristo os dirigía,
abrid nuestro vivir y nuestra alma
al mensaje de amor que él nos envía.
Vosotros, que invitados al banquete
gustasteis el sabor del nuevo vino,
llenad el vaso, del amor que ofrece,
al sediento de Dios en su camino.
Vosotros, que tuvisteis tan gran suerte
de verle dar a muertos nueva vida,
no dejéis que el pecado y que la muerte
nos priven de la vida recibida.
Vosotros, que lo visteis ya glorioso,
hecho Señor de gloria sempiterna,
haced que nuestro amor conozca el gozo
de vivir junto a él la vida eterna. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu
fidelidad.
Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA
VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu
fidelidad.
Ant 2. Dad gloria a nuestro Dios.
Cántico: BENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU PUEBLO Dt 32, 1-12
Escuchad, cielos, y hablaré;
oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina,
destile como rocío mi palabra;
como llovizna sobre la hierba,
como sereno sobre el césped;
voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios.
Él es la Roca, sus obras son perfectas,
sus caminos son justos,
es un Dios fiel, sin maldad;
es justo y recto.
Hijos degenerados, se portaron mal con él,
generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor,
pueblo necio e insensato?
¿no es él tu padre y tu creador,
el que te hizo y te constituyó?
Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán:
Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad,
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios,
la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue la parte de su heredad.
Lo encontró en una tierra desierta,
en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó cuidando de él,
lo guardó como a las niñas de sus ojos.
Como el águila incita a su nidada,
revolando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó
y los llevó sobre sus plumas.
El Señor solo los condujo
no hubo dioses extraños con él.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad gloria a nuestro Dios.
Ant 3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
LECTURA BREVE 1Co 15, 1-2a. 3-4
Hermanos: Os quiero traer a la memoria el mensaje evangélico que os prediqué;
el que abrazasteis, el mismo en que os mantenéis firmes todavía y por el que
estáis en camino de salvación. En primer lugar os comuniqué el mensaje que yo
mismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, y
fue sepultado; resucitó al tercer día y vive, según lo anunciaron también las
Escrituras.
RESPONSORIO BREVE
V. Proclamaron las alabanzas del Señor y su poder.
R. Proclamaron las alabanzas del Señor y su poder.
V. Y las maravillas que realizó.
R. Las alabanzas del Señor y su poder.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Proclamaron las alabanzas del Señor y su poder.
V. Señor,
enséñame tus caminos.
R. Instrúyeme en tus sendas.
PRIMERA LECTURA
De la carta a los Filipenses 4, 10-23
GENEROSIDAD DE LOS FILIPENSES PARA CON PABLO
Hermanos: Me he alegrado grandemente en el Señor de que por fin hayan florecido
vuestros buenos sentimientos para conmigo. Ya los teníais, ciertamente, pero no
se os presentaba oportunidad de manifestarlos. Y no es que lo diga obligado por
mi penuria, pues ya he aprendido a bastarme a mí mismo en cualquier situación.
Sé pasar necesidad y sé vivir en la abundancia. En cualquier situación que se
presente, estoy bien entrenado: a tener hartura y a pasar hambre, a abundar y a
tener escasez. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, muchas
gracias por haberme socorrido con vuestros bienes en mi apurada situación.
Bien sabéis también vosotros, filipenses, que en los comienzos de vuestra
evangelización, cuando salí de Macedonia, ninguna Iglesia, excepto vosotros,
abrió cuentas conmigo de «Haber» y «Debe». Y, aun estando yo en Tesalónica, una
y otra vez me enviasteis con qué atender a mi necesidad. No busco regalos, sino
rentas que se vayan multiplicando a cuenta vuestra.
Tengo cuanto necesito y me sobra. Estoy en la abundancia después de haber
recibido lo que me habéis enviado por manos de Epafrodito, ofrenda que es olor
de suavidad, sacrificio acepto, agradable a Dios. En retorno, que mi Dios,
según sus riquezas, os colme de bienes en todas vuestras necesidades con toda
esplendidez en Cristo Jesús. Al Dios y Padre nuestro sea la gloria por los
siglos de los siglos. Amén.
Saludos en Cristo Jesús a todos y cada uno de los fieles. Os saludan los
hermanos que están conmigo. Os saludan todos los fieles y en especial los de la
casa del César. La gracia de Cristo Jesús, el Señor, sea con vuestro espíritu.
RESPONSORIO Flp 4, 12-13; 2Co 12, 10
R. Sé pasar necesidad y sé vivir en la abundancia, estoy entrenado a
tener hartura y a pasar hambre: * todo lo puedo en
aquel que me conforta.
V. Vivo contento en medio de mis debilidades y de las dificultades
sufridas por Cristo.
R. Todo lo puedo en aquel que me conforta.
SEGUNDA LECTURA
De los Tratados de san Cromacio, obispo, sobre el evangelio de san
Mateo
(Tratado 5, 1. 3-4: CCL 9. 405-407)
VOSOTROS SOIS LA LUZ DEL MUNDO
Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en lo
alto del monte; ni se enciende una lámpara para meterla bajo el celemín, sino
para ponerla sobre el candelero, así alumbra a todos los que están en la casa.
El Señor dijo a sus discípulos que eran la sal de la tierra, porque ellos, por
medio de la sabiduría celestial, condimentaron los corazones de los hombres
que, por obra del demonio, habían perdido su sabor. Ahora añade también que son
la luz del mundo, ya que, iluminados por él mismo, que es la luz verdadera y
eterna, se convirtieron ellos también en luz que disipó las tinieblas.
Puesto que él era el sol de justicia, con razón llama a sus discípulos luz del
mundo, ya que ellos fueron como los rayos a través de los cuales derramó sobre
el mundo la luz de su conocimiento; ellos, en efecto, ahuyentaron del corazón
de los hombres las tinieblas del error, dándoles a conocer la luz de la verdad.
También nosotros, iluminados por ellos, nos hemos convertido de tinieblas en
luz, tal como dice el Apóstol: Un tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz
en el Señor. Caminad como hijos de la luz. Y también: Todos sois hijos de la
luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas.
En este mismo sentido habla san Juan en su carta, cuando dice: Dios es luz, y
el que permanece en Dios está en la luz, como él también está en la luz. Por lo
tanto, ya que tenemos la dicha de haber sido liberados de las tinieblas del
error, debemos caminar siempre en la luz, como hijos que somos de la luz. Por
esto dice el Apóstol: Aparecéis como antorchas en el mundo, presentándole la
palabra de vida.
Si así no lo hacemos, es como si, con nuestra infidelidad, pusiéramos un velo
que tapa y oscurece esta luz tan útil y necesaria, en perjuicio nuestro y de
los demás. Por esto también incurrió en castigo aquel siervo que prefirió
esconder el talento, que había recibido para negociar un lucro celestial, antes
que ponerlo en el banco, como sabemos por el Evangelio.
Así, pues, aquella lámpara resplandeciente, encendida para nuestra salvación,
debe brillar siempre en nosotros. Poseemos, en efecto, la lámpara de los
mandatos celestiales y de la gracia espiritual, acerca de la cual afirma el
salmista: Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. De ella dice
también Salomón: El consejo de la ley es lámpara.
Por consiguiente, nuestro deber es no ocultar esta lámpara de la ley y de la
fe, sino ponerla siempre en alto en la Iglesia, como en un candelero, para la
salvación de todos, para que así nos beneficiemos nosotros de la luz de su
verdad y para que ilumine a todos los creyentes.
RESPONSORIO Hch 11, 23-24
R. Cuando Bernabé llegó a Antioquía y vio la gracia de Dios, se llenó
de júbilo; * pues era un hombre de gran virtud, lleno del Espíritu Santo
y de una grande fe.
V. Y exhortaba a todos a que con entera voluntad permaneciesen fieles
al Señor.
R. Pues era un hombre de gran virtud, lleno del Espíritu Santo y de
una grande fe.
*Lecturas de San Bernabé*
Sábado, 11 de junio de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (10,7-13)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «ld y proclamad que el reino de
los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos,
echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la
faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de
repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando
entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos
en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludad; si la casa se
lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz
volverá a vosotros.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bernabé partió para Tarso en busca de Saulo; y luego lo llevó a
Antioquía, allí vivieron dentro de la comunidad e instruyeron a muchísima
gente.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bernabé partió para Tarso en busca de Saulo; y luego lo llevó a
Antioquía, allí vivieron dentro de la comunidad e instruyeron a muchísima
gente.
PRECES
Aclamemos a nuestro Salvador, que ha aniquilado la muerte, y ha
hecho brillar la vida y la inmortalidad por el Evangelio, y supliquémosle,
diciendo:
Confirma a tu Iglesia en la fe y la caridad.
Tú que por medio de doctores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban
por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los
santos.
Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu,
los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,
no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado
de ti.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que, después de haber infundido en abundancia la fe
y el Espíritu Santo en San Bernabé, lo destinaste para que anunciara a los
pueblos paganos el mensaje de salvación, haz que el Evangelio de Cristo, que él
predicó valerosamente, sea proclamado con fidelidad por nuestras palabras y
nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: CANTAD Y ALABAD AL SEÑOR.
Cantad y alabad al Señor,
él nos ha dicho su nombre:
Padre y Señor para el hombre.
Vida, esperanza y amor.
Cantad y alabad al Señor,
Hijo del Padre, hecho hombre:
Cristo Señor es su nombre.
Vida, esperanza y amor.
Cantad y alabad al Señor,
divino don para el hombre:
Santo Espíritu es su nombre.
Vida, esperanza y amor.
Cantad y alabad al Señor,
él es fiel y nos llama,
él nos espera y nos ama.
Vida, esperanza y amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Gloria a ti, oh Dios único en tres personas iguales, antes de los
siglos, ahora y por toda la eternidad.
Salmo 112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Gloria a ti, oh Dios único en tres personas iguales, antes de los
siglos, ahora y por toda la eternidad.
Ant 2. Bendita sea la Trinidad santa y la Unidad indivisa; démosle
gracias porque ha tenido misericordia de nosotros.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendita sea la Trinidad santa y la Unidad indivisa; démosle
gracias porque ha tenido misericordia de nosotros.
Ant 3. Gloria y honor por los siglos al Dios uno en tres personas, Padre,
Hijo y Espíritu Santo.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Gloria y honor por los siglos al Dios uno en tres personas, Padre,
Hijo y Espíritu Santo.
LECTURA BREVE Rm 11, 33-36
¡Qué abismo de riqueza es la sabiduría y ciencia de Dios! ¡Qué insondables son
sus juicios y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás la mente
del Señor? ¿Quién ha sido su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él
le devuelva? Él es origen, camino y término de todo. A él la gloria por los
siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
R. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
V. Honor y gloria al único Dios.
R. Ensalcémoslo con himnos por los siglos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Gracias a ti, Señor Dios; gracias a ti, Trinidad única y
verdadera, Dios único y supremo, Unidad única y santa.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Gracias a ti, Señor Dios; gracias a ti, Trinidad única y
verdadera, Dios único y supremo, Unidad única y santa.
PRECES
Glorifiquemos a Dios Padre que, por el Espíritu Santo, vivificó el
cuerpo de su Hijo, para que su carne resucitada fuera fuente de vida para los
hombres, y aclamemos al Dios uno y trino, diciendo:
¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!
Padre todopoderoso y eterno, envía tu Espíritu consolador en nombre de tu Hijo
sobre la Iglesia,
para que la conserve en la unidad de la caridad y de la verdad perfectas.
Manda, Señor, trabajadores a tu mies, para que hagan discípulos de entre todos
los pueblos
y, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, los
confirmen en la fe verdadera.
Ayuda, Señor, a los perseguidos por causa de tu Hijo,
que el Espíritu Santo hable por ellos, como Jesucristo nos prometió.
Que todos los hombres, Señor, te confiesen como único Dios en tres personas,
y que vivan en la fe, en la esperanza y en el amor.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Padre de todos los vivientes, tú que vives y reinas con el Hijo y el Espíritu
Santo,
recibe a nuestros hermanos difuntos en tu reino.
Digamos ahora al Padre, movidos por el Espíritu Santo que ora en nosotros, la
plegaria que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios Padre, que has enviado al mundo la Palabra de verdad y el
Espíritu de santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable,
concédenos que, al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la
eterna Trinidad y adoremos la Unidad de tu majestad omnipotente. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.