*Lecturas del Jueves de la 4ª semana de Pascua*
Jueves, 12 de mayo de 2022
Primera
lectura
Lectura del
libro de los Hechos de los apóstoles (13,13-25):
Pablo y sus compañeros se hicieron a la mar en Pafos y llegaron a Perge de
Panfilia. Juan los dejo y se volvio a Jerusalén; ellos, en cambio, continuaron
y desde Perge llegaron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la
sinagoga y tomaron asiento. Acabada la lectura de la Ley y de los Profetas, los
jefes de la sinagoga les mandaron a unos que les dijeran:
«Hermanos, si tenéis una palabra de exhortación para el pueblo, hablad».
Pablo se puso en pie y, haciendo seña con la mano de que se callaran, dijo:
«Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad: El Dios de este pueblo, Israel,
eligió a nuestros padres y multiplicó al pueblo cuando vivían como forasteros
en Egipto. Los sacó de allí con brazo poderoso; unos cuarenta años “los cuidó
en el desierto”, “aniquiló siete naciones en la tierra de Canaán y les dio en
herencia” su territorio; todo ello en el espacio de unos cuatrocientos
cincuenta años. Luego les dio jueces hasta el profeta Samuel. Después pidieron
un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, durante
cuarenta años. Lo depuso y les suscitó como rey a David, en favor del cual dio
testimonio, diciendo: “Encontré a David”, hijo de Jesé, “hombre conforme a mi
corazón, que cumplirá todos mis preceptos”.
Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel:
Jesús. Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión antes de que
llegara Jesús; y, cuando Juan estaba para concluir el curso de su vida, decía:
“Yo no soy quien pensáis, pero, mirad, viene uno detrás de mí a quien no
merezco desatarle las sandalias de los pies”».
Palabra de Dios
Salmo
Sal
88,2-3.21-22.25.27
R/. Cantaré eternamente
tus misericordias, Señor
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijieste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.
Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso. R/.
Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder.
Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora». R/.
*Lecturas del Jueves de la 4ª semana de Pascua*
Jueves, 12 de mayo de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (13,16-20)*
Cuando Jesús terminó de lavar los pies a sus discípulos les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es
más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis
en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido,
pero tiene que cumplirse la Escritura: “El que compartía mi pan me ha
traicionado”. Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda
creáis que yo soy.
En verdad, en verdad os digo: el que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y
el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros
corazones antes que mis palabras*
*(No es
más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía)*.
*El Señor como un maestro, me enseña lo más
importante de aprender amar. Y su amor hacia mí, siempre será mayor, que el mío
hacia él. Cuando envió a una persona hacerme algo, es porque le tengo mucha
confianza (no puedo entregar a un desconocido una gran cantidad de dinero para
que me lo lleve al banco) Lo normal es enviar a una persona, que conozca muy
bien y sea de mi entera confianza, que me obedezca fielmente. Eso quiere hacer
el Señor conmigo, me dice que soy su amigo y me envía a una misión. El Señor me
recomienda que tenga mucho cuidado con entretenerme mientras voy de camino. Es
por eso que el Señor me invita a que pueda escuchar su voz, todos los días y no
endurecer mi corazón*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.