*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*JUEVES SEMANA DE LA OCTAVA
DE PASCUA*
LAUDES
(Oración de
la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor.
Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque el
Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene en
su mano las simas de la tierra,
son suyas
las cumbres de los montes;
suyo es
el mar, porque él lo hizo,
la tierra
firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque él
es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el rebaño
que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el
día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron
de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es un
pueblo de corazón extraviado,
que no
reconoce mi camino;
por eso
he jurado en mi cólera
que no
entrarán en mi descanso»
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: EL AGUA PURA, DON DE LA MAÑANA
El agua
pura, don de la mañana,
da a los
ojos el brillo de la vida,
y el alma
se despierta cuando escucha
que el
ángel dice: «¡Cristo resucita!»
¡Cómo
quieren las venas de mi cuerpo
ser
música, ser cuerdas de la lira,
y cantar,
salmodiar como los pájaros,
en esta
Pascua santa la alegría!
Mirad
cuál surge Cristo transparente:
en medio
de los hombres se perfila
su cuerpo
humano, cuerpo del amigo
deseado,
serena compañía.
El que
quiera palparlo, aquí se acerque,
entre con
su fe en el Hombre que humaniza,
derrame
su dolor y su quebranto,
dé
riendas al amor, su gozo diga.
A ti,
Jesús ungido, te ensalzamos,
a ti,
nuestro Señor, que depositas
tu santo
y bello cuerpo en este mundo,
como en
el campo se echa la semilla. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo ha resucitado y con su claridad
ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh
Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma
está sedienta de ti;
mi carne
tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu
fuerza y tu gloria!
Tu gracia
vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda mi
vida te bendeciré
y alzaré
las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y mis
labios te alabarán jubilosos.
En el
lecho me acuerdo de ti
y velando
medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y a la
sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma
está unida a ti,
y tu
diestra me sostiene.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su
sangre. Aleluya.
Ant 2. Ha
resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro
Dios. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn
3, 57-88. 56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas del
espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol y
luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y
rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego y
calor, bendecid al Señor;
fríos y
heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y
nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche y
día, bendecid al Señor.
Luz y
tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y
nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes y
cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y
ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves del
cielo, bendecid al Señor.
Fieras y
ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos de
los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas y
espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y
humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y
glorioso y ensalzado por los siglos.
No se
dice Gloria al Padre.
Ant. Ha
resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro
Dios. Aleluya.
Ant 3.
Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al
Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se
alegre Israel por su Creador,
los hijos
de Sión por su Rey.
Alabad su
nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque el
Señor ama a su pueblo
y adorna
con la victoria a los humildes.
Que los
fieles festejen su gloria
y canten
jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y espadas
de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y aplicar
el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a los
nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es un
honor para todos sus fieles.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 8, 10-11
Si Cristo
está en vosotros, aunque vuestro cuerpo haya muerto por causa del pecado, el
espíritu tiene vida por la justificación. Y si el Espíritu de aquel que
resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó
a Cristo Jesús de entre los muertos vivificará también vuestros cuerpos
mortales por obra de su Espíritu que habita en vosotros.
RESPONSORIO BREVE
En lugar
del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
PRIMERA LECTURA
De los Hechos de los
apóstoles 2, 42-3, 11
LA PRIMERA COMUNIDAD.
CURACIÓN DE UN HOMBRE TULLIDO
En aquellos días, los hermanos eran constantes en escuchar la
enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las
oraciones. Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y signos
que los apóstoles hacían en Jerusalén. Los creyentes vivían todos unidos, y lo
tenían todo en común; vendían posesiones y bienes, y lo repartían entre todos
según la necesidad de cada uno. Cada día, llevados de un mismo afecto, se
reunían en el templo; y, partiendo el pan en casa, tomaban juntos el alimento
con alegría y sencillez de corazón; alababan a Dios y gozaban de la simpatía
general del pueblo. Día tras día iba el Señor incorporando a la comunidad a los
que se iban a salvar.
A la hora de la oración de la tarde, a eso de las tres, subían
Pedro y Juan al templo. Había allí un hombre, tullido de nacimiento, a quien
todos los días llevaban y colocaban a la puerta llamada Hermosa, para que
pidiese limosna a los que entraban en el templo. Este hombre, cuando vio a
Pedro y Juan que estaban para entrar, les pidió limosna. Pedro y Juan,
mirándolo fijamente, le dijeron:
«Míranos.»
Él estaba atento con la esperanza de recibir alguna cosa. Díjole
entonces Pedro:
«No tengo oro ni plata; pero lo que tengo te lo doy: en nombre de
Jesucristo, el Nazareno, camina.»
Y, asiéndolo de la mano derecha, lo levantó. Al punto cobraron
vigor sus pies y tobillos; de un salto se puso en pie y echó a andar, entrando
con ellos en el templo por su propio pie; y saltaba y daba gracias a Dios. Toda
la gente, que lo vio andar alabando a Dios, cayó en la cuenta de que era el
mismo que se sentaba a pedir limosna en la puerta Hermosa del templo; y
quedaron llenos de estupor y admiración ante lo ocurrido. Como él no se
apartaba un momento de Pedro y de Juan, toda la gente, que no salía de su
asombro, corrió al pórtico llamado de Salomón, donde ellos se encontraban.
RESPONSORIO
Cf. Hch 3, 7-8a; Is 35, 4b. 6a
R. Pedro, asiendo de la mano derecha al tullido, lo levantó; al
punto cobraron vigor sus pies y tobillos; * de un salto se puso en pie y echó a
andar. Aleluya.
V. Dios viene en persona Y os salvará; entonces saltará como un
ciervo el cojo.
R. De un salto se puso en pie y echó a andar. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De las Catequesis de
Jerusalén
(Catequesis 20 [Mistagógica
2], 4-6: PG 33, 1079-1082)
EL BAUTISMO ES SIGNO VISIBLE
DE LA PASIÓN DE CRISTO
Fuisteis conducidos a la sagrada piscina bautismal, del mismo modo
que Cristo fue llevado desde la cruz al sepulcro preparado.
Y se os preguntó a cada uno personalmente si creíais en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y, después de haber hecho esta
saludable profesión de fe, fuisteis sumergidos por tres veces en el agua, y
otras tantas sacados de ella; y con ello significasteis de un modo simbólico
los tres días que estuvo Cristo en el sepulcro.
Porque, así como nuestro Salvador estuvo tres días con sus noches
en el vientre de la tierra, así vosotros imitasteis con la primera emersión el
primer día que estuvo Cristo en el sepulcro, y con la inmersión imitasteis la
primera noche. Pues, del mismo modo que de noche no vemos nada y, en cambio, de
día nos hallamos en plena luz, así también cuando estabais sumergidos nada
veíais, como si fuera de noche, pero al salir del agua fue como si salierais a
la luz del día. Y, así, en un mismo momento moristeis y nacisteis, y aquella agua
salvadora fue para vosotros, a la vez, sepulcro y madre.
Y lo que Salomón decía, en otro orden de cosas, a vosotros os
cuadra admirablemente; decía, en efecto: Tiene su tiempo el nacer y su tiempo
el morir. Mas con vosotros sucedió al revés: tiempo de morir y tiempo de nacer;
un mismo instante realizó en vosotros ambas cosas: la muerte y el nacimiento.
¡Oh nuevo e inaudito género de cosas! No hemos muerto ni hemos
sido sepultados físicamente ni hemos resucitado después de ser crucificados en
el sentido material de estas palabras, sino que hemos llevado a cabo unas
acciones que eran imagen e imitación de estas cosas, obteniendo con ello una
salvación real y verdadera.
Cristo verdaderamente fue crucificado, fue sepultado y resucitó; y
todo esto se nos ha dado a nosotros como un don gratuito, para que, siendo por
la imitación partícipes de sus dolores, adquiramos, de un modo real, nuestra
salvación.
¡Oh exuberante amor para con los hombres! Cristo recibió los
clavos en sus inmaculados pies y manos, y experimentó el dolor; y a mí, sin
dolor ni esfuerzo alguno, se me da gratuitamente la salvación por la
comunicación de sus dolores.
Nadie piense, pues, que el bautismo consiste únicamente en el
perdón de los pecados y en la gracia de la adopción -como era el caso del
bautismo de Juan, que confería tan sólo el perdón de los pecados-, sino que,
como bien sabemos, el bautismo de Cristo no sólo nos purifica de nuestros
pecados y nos otorga el don del Espíritu Santo, sino que también es tipo y
signo sensible de su pasión. En este sentido exclamaba el apóstol Pablo:
Cuantos en el bautismo fuimos sumergidos en Cristo Jesús fuimos sumergidos en
su muerte. Por nuestro bautismo fuimos, pues, sepultados con él, para
participar de su muerte.
RESPONSORIO
Cf. Ap 7, 9
R. Éstos son los corderos nuevos que han dado su testimonio.
Aleluya. Han venido ya a la fuente del agua * y están llenos de luz. Aleluya.
V. Están delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y
con palmas en sus manos.
R. Y están llenos de luz. Aleluya.
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (24,35-48):
EN aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les
había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les
dice:
«Paz a vosotros».
Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu.
Y él les dijo:
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis
manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu
no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por
la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?».
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo:
«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se
cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca
de mí».
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y les dijo:
«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al
tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los
pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos
de esto».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Se
presentó Jesús en medio de sus discípulos y les dijo: «La paz sea con
vosotros.» Aleluya.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha
visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en la
casa de David, su siervo,
según lo
había predicho desde antiguo
por boca
de sus santos profetas:
Es la
salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la
mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y el
juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en su
presencia, todos nuestros días.
Y a ti,
niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el perdón
de sus pecados.
Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y en
sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por el
camino de la paz.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se
presentó Jesús en medio de sus discípulos y les dijo: «La paz sea con
vosotros.» Aleluya.
PRECES
Glorifiquemos
a Cristo resucitado y siempre presente en su Iglesia, y supliquémosle,
diciendo:
Quédate con nosotros, Señor.
Señor
Jesús, vencedor del pecado y de la muerte,
permanece
en medio de nosotros, tú que vives por los siglos de los siglos.
Señor,
ven a nosotros con tu poder invencible
y
muéstranos la bondad de Dios Padre.
Señor,
ayuda al mundo abrumado por las discordias,
ya que tú
solo tienes el poder de salvar y reconciliar.
Confírmanos
en la fe de la victoria final
y arraiga
en nosotros la esperanza de tu manifestación gloriosa.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres
Porque
Jesucristo nos ha hecho participar de su propia vida, somos hijos de Dios, y
por ello nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios,
que has reunido a pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede a los
que han renacido en la fuente bautismal una misma fe en su espíritu y una misma
caridad en sus vidas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por
los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESPÍRITU DE DIOS, LA TIERRA LLENAS
Espíritu
de Dios, la tierra llenas,
las
mentes de los hombres las bañas en tu luz,
tú que
eres Luz de Dios, divino fuego,
infunde
en todo hombre la fuerza de la cruz.
Sé luz
resplandeciente en las tinieblas
de
quienes el pecado sumió en la obscuridad,
reúne en
la asamblea de los hijos
los
justos que te amaron, los muertos por la paz.
Acaba en
plenitud al Cristo vivo,
confirma
en el creyente la gracia y el perdón,
reúnelos
a todos en la Iglesia,
testigos
jubilosos de la resurrección. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo, una vez resucitado de entre los
muertos, ya no muere. Aleluya.
Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ
En mi
aflicción llamé al Señor,
y él me
respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de la
lengua traidora.
¿Qué te
va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay de
mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con los
que odian la paz;
cuando yo
digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 120
- EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de dónde
me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que hizo
el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no duerme
ni reposa
el
guardián de Israel.
El Señor
te guarda a su sombra,
está a tu
derecha;
de día el
sol no te hará daño,
ni la
luna de noche.
El Señor
te guarda de todo mal,
él guarda
tu alma;
el Señor
guarda tus entradas y salidas,
ahora y
por siempre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 121
LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos a
la casa del Señor»!
Ya están
pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según la
costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en ella
están los tribunales de justicia
en el
palacio de David.
Desead la
paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya paz
dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por mis
hermanos y compañeros,
voy a
decir: «La paz contigo.»
Por la
casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo
todo bien.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere. Aleluya.
LECTURA
BREVE 1Co 12, 13
Todos
nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un
mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo
Espíritu.
V. Éste
es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él
nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Oh Dios,
que has reunido a pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede a los
que han renacido en la fuente bautismal una misma fe en su espíritu y una misma
caridad en sus vidas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE
Cuando la
luz del día está en su cumbre,
eres,
Señor Jesús, luz y alegría
de
quienes en la fe y en la esperanza
celebran
ya la fiesta de la Vida
Eres
resurrección, palabra y prenda
de ser y
de vivir eternamente;
sembradas
de esperanzas nuestras vidas,
serán en
ti cosecha para siempre.
Ven ya,
Señor Jesús, Salvador nuestro,
de tu
radiante luz llena este día,
camino de
alegría y de esperanza,
cabal acontecer
de nueva vida.
Concédenos,
oh Padre omnipotente,
por tu
Hijo Jesucristo, hermano nuestro,
vivir
ahora el fuego de tu Espíritu,
haciendo
de esta tierra un cielo nuevo. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra
justificación. Aleluya.
Salmo
118, 17-24
Haz bien
a tu siervo: viviré
y
cumpliré tus palabras;
ábreme
los ojos y contemplaré
las
maravillas de tu voluntad;
soy un
forastero en la tierra:
no me
ocultes tus promesas.
Mi alma
se consume, deseando
continuamente
tus mandamientos;
reprendes
a los soberbios,
infelices
los que se apartan de tus mandatos;
aleja de
mí las afrentas y el desprecio,
porque
observo tus preceptos.
Aunque
los nobles se sientan a murmurar de mí,
tu siervo
medita tus leyes;
tus
preceptos son mi delicia,
tus
decretos son mis consejeros.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 29
- I. ACCIÓN DE GRACIAS POR LA CURACIÓN DE UN ENFERMO EN PELIGRO DE MUERTE.
Te
ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has
dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor,
Dios mío, a ti grité,
y tú me
sanaste.
Señor, sacaste
mi vida del abismo,
me
hiciste revivir cuándo bajaba a la fosa.
Tañed
para el Señor, fieles suyos,
dad
gracias a su nombre santo;
su cólera
dura un instante;
su
bondad, de por vida;
al
atardecer nos visita el llanto,
por la
mañana, el júbilo.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 29
- II
Yo
pensaba muy seguro:
«No
vacilaré jamás.»
Tu
bondad, Señor, me aseguraba
el honor
y la fuerza;
pero
escondiste tu rostro,
y quedé
desconcertado.
A ti,
Señor, llamé,
supliqué
a mi Dios:
«¿Qué
ganas con mi muerte,
con que
yo baje a la fosa?
¿Te va a
dar gracias el polvo,
o va a
proclamar tu lealtad?
Escucha,
Señor, y ten piedad de mí;
Señor,
socórreme.»
Cambiaste
mi luto en danzas,
me
desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te
cantará mi alma sin callarse.
Señor,
Dios mío, te daré gracias por siempre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Fue
entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra
justificación. Aleluya.
LECTURA
BREVE Tt 3, 5b-7
Dios nos
trajo la salud mediante el baño bautismal de regeneración y renovación que obra
el Espíritu Santo. Él derramó con toda profusión sobre nosotros este Espíritu
por Cristo Jesús, nuestro salvador. Así, justificados por la gracia de Cristo,
hemos obtenido la esperanza de poseer en herencia la vida eterna.
V. Éste
es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él
nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Oh Dios,
que has reunido a pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede a los
que han renacido en la fuente bautismal una misma fe en su espíritu y una misma
caridad en sus vidas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
SALVADOR DEL MUNDO
Salvador
del mundo,
Señor de
los ángeles:
por tu
cruz gloriosa
la muerte
venciste.
Oh Señor,
consérvanos
los dones
amables
que, con
sufrimientos,
tú nos
mereciste.
Y a
quienes a precio
de dolor
salvaste,
llévalos
al cielo
para que
te alaben.
Llévanos
a todos,
Señor,
suplicámoste,
pues que
nos hiciste
reino de
tu Padre. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Si
habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba. Aleluya.
Salmo 125
- DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el
Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la boca
se nos llenaba de risas,
la lengua
de cantares.
Hasta los
gentiles decían:
«El Señor
ha estado grande con ellos.»
El Señor
ha estado grande con nosotros,
y estamos
alegres.
Que el
Señor cambie nuestra suerte
como los
torrentes del Negueb.
Los que
sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al ir,
iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126
- EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el
Señor no construye la casa,
en vano
se cansan los albañiles;
si el
Señor no guarda la ciudad,
en vano
vigilan los centinelas.
Es inútil
que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los que
coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo
da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los hijos
de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con ellas
su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con su
adversario en la plaza.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127
- PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el
que teme al Señor
y sigue
sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu mujer,
como una vid fecunda,
en medio
de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta es
la bendición del hombre
que teme
al Señor.
Que el
Señor te bendiga desde Sión,
que veas
la prosperidad de Jerusalén
todos los
días de tu vida;
que veas
a los hijos de tus hijos.
¡Paz a
Israel!
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Si
habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba. Aleluya.
LECTURA
BREVE Cf. Col 1, 12-14
Damos
gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del
pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha
trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la
redención, el perdón de los pecados.
V. Éste
es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él
nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Oh Dios,
que has reunido a pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede a los
que han renacido en la fuente bautismal una misma fe en su espíritu y una misma
caridad en sus vidas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de
la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ES
LA PASCUA REAL, NO YA LA SOMBRA
Es la
Pascua real, no ya la sombra,
la
verdadera Pascua del Señor;
la sangre
del pasado es sólo un signo,
la mera
imagen de la gran unción.
En
verdad, tú, Jesús, nos protegiste
con tus
sangrientas manos paternales;
envolviendo
en tus alas nuestras almas,
la
verdadera alianza tú sellaste.
Y, en tu
triunfo, llevaste a nuestra carne
reconciliada
con tu Padre eterno;
y, desde
arriba, vienes a llevarnos
a la
danza festiva de tu cielo.
Oh gozo
universal, Dios se hizo hombre
para unir
a los hombres con su Dios;
se rompen
las cadenas del infierno,
y en los
labios renace la canción.
Cristo,
Rey eterno, te pedimos
que
guardes con tus manos a tu Iglesia,
que
protejas y ayudes a tu pueblo
y que
venzas con él a las tinieblas. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Salmo
109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo
del Señor a mi Señor:
«Siéntate
a mi derecha,
y haré de
tus enemigos
estrado
de tus pies.»
Desde
Sión extenderá el Señor
el poder
de tu cetro:
somete en
la batalla a tus enemigos.
«Eres
príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre
esplendores sagrados;
yo mismo
te engendré, como rocío,
antes de
la aurora.»
El Señor
lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres
sacerdote eterno
según el
rito de Melquisedec.»
El Señor
a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará
a los reyes.
En su
camino beberá del torrente,
por eso
levantará la cabeza.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Ant 2.
Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Salmo 113
A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando
Israel salió de Egipto,
los hijos
de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue
su santuario,
Israel fue
su dominio.
El mar,
al verlos, huyó,
el Jordán
se echó atrás;
los
montes saltaron como carneros;
las
colinas, como corderos.
¿Qué te
pasa, mar, que huyes,
y a ti,
Jordán, que te echas atrás?
¿Y a
vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas,
que saltáis como corderos?
En
presencia del Señor se estremece la tierra,
en
presencia del Dios de Jacob;
que
transforma las peñas en estanques,
el
pedernal en manantiales de agua.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Ant 3.
Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí
me verán.» Aleluya.
Cántico:
LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El
cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio
es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya
sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La
salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R.
Aleluya)
porque
sus juicios son verdaderos y justos.
R.
Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al
Señor sus siervos todos.
(R.
Aleluya)
Los que
le teméis, pequeños y grandes.
R.
Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque
reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R.
Aleluya)
Alegrémonos
y gocemos y démosle gracias.
R.
Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la
boda del cordero.
(R.
Aleluya)
Su esposa
se ha embellecido.
R.
Aleluya, (aleluya).
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dijo
Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me
verán.» Aleluya.
LECTURA BREVE
1P 3, 18. 21b-22
Cristo
murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para
conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu,
fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no consiste en limpiar una
suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la
resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles
autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.
RESPONSORIO
BREVE
En lugar
del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Mirad mis manos y mis pies; soy yo. Aleluya.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra
mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha
mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre
es santo,
y su
misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El hace
proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a los
hambrientos los colma de bienes
y a los
ricos los despide vacíos.
Auxilia a
Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como lo
había prometido a nuestros padres-
en favor
de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mirad mis manos y mis pies; soy yo. Aleluya.
PRECES
Glorifiquemos
a Cristo, resucitado de entre los muertos como primicia de los que se han
dormido, y supliquémosle, diciendo:
Tú que
has resucitado de entre los muertos, escucha, Señor, nuestra oración.
Acuérdate,
Señor, de tu Iglesia santa, edificada sobre el cimiento de los apóstoles y
extendida hasta los confines del mundo:
que tus
bendiciones abundantes se derramen sobre cuantos creen en ti.
Tú,
Señor, que eres el médico de nuestros cuerpos y de nuestras almas,
visítanos
con tu amor y sálvanos.
Tú que
experimentaste los dolores de la cruz y ahora estás lleno de gloria,
levanta y
consuela a los enfermos y líbralos de sus sufrimientos.
Tú que
anunciaste la resurrección a los que yacían en las tinieblas del abismo,
libra a
los prisioneros y oprimidos y da pan a los hambrientos.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres
Tú,
Señor, que en la cruz destruiste nuestra muerte y mereciste para todos el don
de la inmortalidad,
concede a
nuestros hermanos difuntos la vida nueva de tu reino.
Terminemos
nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre
nuestro...
ORACION
Oh Dios,
que has reunido a pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede a los
que han renacido en la fuente bautismal una misma fe en su espíritu y una misma
caridad en sus vidas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración
antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios mío,
ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y ante
vosotros, hermanos,
que he
pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi
culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso
ruego a santa María, siempre Virgen,
a los
ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El
Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y
nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EN
TI, SEÑOR, REPOSAN NUESTRAS VIDAS
En ti,
Señor, reposan nuestras vidas
en el
descanso santo de la noche;
tú nos
preparas para la alborada
y en el
Espíritu Santo nos acoges.
En
apartadas y lejanas tierras
el sol ha
despertado las ciudades;
amigo de
los hombres, ve sus penas
y
ensancha de tu amor los manantiales.
Vencedor
de la muerte y de las sombras,
Hijo
eterno de Dios, resucitado,
líbranos
del peligro de la noche
al
dormirnos confiados en tus brazos. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 90
- A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú que
habitas al amparo del Altísimo,
que vives
a la sombra del Omnipotente,
di al
Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío,
confío en ti.»
Él te
librará de la red del cazador,
de la
peste funesta.
Te
cubrirá con sus plumas,
bajo sus
alas te refugiarás:
su brazo
es escudo y armadura.
No
temerás el espanto nocturno,
ni la
flecha que vuela de día,
ni la
peste que se desliza en las tinieblas,
ni la
epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a
tu izquierda mil,
diez mil
a tu derecha;
a ti no
te alcanzará.
Tan sólo
abre tus ojos
y verás
la paga de los malvados,
porque
hiciste del Señor tu refugio,
tomaste
al Altísimo por defensa.
No se te
acercará la desgracia,
ni la
plaga llegará hasta tu tienda,
porque a
sus ángeles ha dado órdenes
para que
te guarden en tus caminos;
te
llevarán en sus palmas,
para que
tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás
sobre áspides y víboras,
pisotearás
leones y dragones.
«Se puso
junto a mí: lo libraré;
lo
protegeré porque conoce mi nombre,
me
invocará y lo escucharé.
Con él
estaré en la tribulación,
lo
defenderé, lo glorificaré;
lo
saciaré de largos días,
y le haré
ver mi salvación.»
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA
BREVE Ap 22, 4-5
Verán el
rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no
necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre
ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO
BREVE
En lugar
del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien
has presentado ante todos los pueblos
luz para
alumbrar a las naciones
y gloria
de tu pueblo Israel.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Humildemente
te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de
la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana
nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El
Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del
cielo, alégrate, aleluya,
porque
Cristo,
a quien
llevaste en tu seno, aleluya,
ha
resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al
Señor por nosotros, aleluya.