*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
TIEMPO DE
CUARESMA
LUNES
DE LA SEMANA IV
Propio del Tiempo. Salterio IV
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro
corazón.»
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro
corazón.»
Himno: CUÁNTAS VECES, SEÑOR, ME HABÉIS LLAMADO
¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,
y cuántas con vergüenza he respondido,
desnudo como Adán, aunque vestido
de las hojas del árbol del pecado!
Seguí mil veces vuestro pie sagrado,
fácil de asir, en una cruz asido,
y atrás volví otras tantas atrevido,
al mismo precio que me habéis comprado.
Besos de paz os di para ofenderos,
pero si fugitivos de su dueño
yerran cuando los hallan los esclavos,
hoy que vuelvo con lágrimas a veros,
clavadme vos a vos en vuestro leño
y tendréisme seguro con tres clavos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor.
Salmo 89 - BAJE A NOSOTROS LA BONDAD DEL SEÑOR
Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.
Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios.
Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó;
una vigilia nocturna.
Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca.
¡Cómo nos ha consumido tu cólera
y nos ha trastornado tu indignación!
Pusiste nuestras culpas ante ti,
nuestros secretos ante la luz de tu mirada:
y todos nuestros días pasaron bajo tu cólera,
y nuestros años se acabaron como un suspiro.
Aunque uno viva setenta años,
y el más robusto hasta ochenta,
la mayor parte son fatiga inútil,
porque pasan aprisa y vuelan.
¿Quién conoce la vehemencia de tu ira,
quién ha sentido el peso de tu cólera?
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos;
por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Danos alegría, por los días en que nos afligiste,
por los años en que sufrimos desdichas.
Que tus siervos vean tu acción,
y sus hijos tu gloria.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor.
Ant 2. Llegue la alabanza del Señor hasta el confín de la tierra.
Cántico: CÁNTICO NUEVO AL DIOS VENCEDOR Y SALVADOR Is 42, 10-16
Cantad al Señor un cántico nuevo,
llegue su alabanza hasta el confín de la tierra;
muja el mar y lo que contiene,
las islas y sus habitantes;
alégrese el desierto con sus tiendas,
los cercados que habita Cadar;
exulten los habitantes de Petra,
clamen desde la cumbre de las montañas;
den gloria al Señor,
anuncien su alabanza en las islas.
El Señor sale como un héroe,
excita su ardor como un guerrero,
lanza el alarido,
mostrándose valiente frente al enemigo.
«Desde antiguo guardé silencio,
me callaba y aguantaba;
mas ahora grito como la mujer cuando da a luz,
jadeo y resuello.
Agostaré montes y collados,
secaré toda su hierba,
convertiré los ríos en yermo,
desecaré los estanques;
conduciré a los ciegos
por el camino que no conocen,
los guiaré por senderos que ignoran.
Ante ellos convertiré la tiniebla en luz,
lo escabroso en llano.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llegue la alabanza del Señor hasta el confín de la tierra.
Ant 3. Alabad el nombre del Señor, los que estáis en la casa del Señor.
Salmo 134, 1-12 - HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS
Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.
Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.
Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.
Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
—en medio de ti, Egipto—
contra el Faraón y sus ministros.
Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad el nombre del Señor, los que estáis en la casa del Señor.
LECTURA BREVE Ex 19, 4-6a
Vosotros habéis visto cómo os saqué sobre alas de águila y os traje hacia mí;
ahora pues, si queréis obedecerme y guardar mi alianza, seréis mi especial
propiedad entre todos los pueblos, pues mía es toda la tierra. Seréis para mí
un reino de sacerdotes y una nación santa.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
Primera
Lectura
Del libro
del Levítico 16, 2-28
EL DÍA DE
LA EXPIACIÓN
En
aquellos días, ordenó Dios a Moisés lo siguiente: «Di a tu hermano Aarón que no
entre en cualquier ocasión a la parte del santuario que está detrás del velo,
ante el propiciatorio que está sobre el arca, no sea que muera ante mí, pues yo
me hago visible en forma de nube sobre la cubierta del arca.
Éste es
el rito que seguirá Aarón para entrar en el santuario: Tomará un novillo para
el
sacrificio expiatorio. Y un carnero para el holocausto. Se vestirá la túnica
sagrada de lino y calzón igualmente de lino, se ceñirá una banda de lino y se
pondrá una tiara de lino. Éstas son las vestiduras sagradas que se pondrá
después de haberse bañado. Además recibirá de la asamblea de los israelitas dos
machos cabríos para el sacrificio expiatorio y un carnero para el holocausto.
Después
que Aarón haya ofrecido su novillo, en sacrificio por su propio pecado, y que
haya hecho el rito de expiación, por sí mismo y por su casa, tomará los dos
machos cabríos y los presentará ante el Señor a la entrada de la Tienda de
Reunión. Echará la suerte sobre ellos: uno le tocará al Señor y el otro a
Azazel. Tomará el que haya tocado en
suerte al Señor y lo ofrecerá en sacrificio expiatorio. El que haya tocado en
suerte a Azazel lo presentará vivo ante el Señor, para hacer sobre él el rito
de expiación y después lo mandará a Azazel al desierto. Así, pues, Aarón
ofrecerá primero su novillo, en sacrificio por su propio pecado, y hará el rito
de expiación, por sí mismo y por su casa, e inmolará el novillo.
Tomará
luego un incensario, lleno de brasas tomadas del altar que está ante el Señor,
y dos puñados de
incienso aromático pulverizado, y llevará todo esto detrás del velo. Pondrá el
incienso sobre las brasas delante del Señor, para que el humo del incienso
cubra el propiciatorio que está sobre el documento de la alianza, y así él no
muera. Después tomará sangre del novillo y rociará con el dedo el lado oriental
de la placa o propiciatorio; luego hará con el dedo otras siete aspersiones de
sangre en la parte del frente del propiciatorio. En seguida inmolará el macho
cabrío, destinado para el sacrificio expiatorio por el pecado del pueblo;
llevará su sangre dentro del velo, y hará con ella lo mismo que hizo con la
sangre del novillo: rociando el propiciatorio y su parte anterior. Así hará el
rito de expiación sobre el santuario, por todas las impurezas y delitos de los
hijos de Israel, por todos sus pecados.
Lo
mismo hará luego con la Tienda de Reunión que se encuentra entre ellos, en
medio de sus impurezas. No habrá nadie en la Tienda de Reunión, desde que entre
al santuario,
para hacer la expiación por sí mismo, por su casa y por toda la comunidad de
Israel, hasta que salga. Cuando haya salido, irá al altar que está ante el
Señor y hará sobre él el rito de expiación: tomará sangre del novillo y del
macho cabrío, ungirá con ella los salientes del altar y rociará la sangre con
el dedo siete veces sobre el altar.
Así lo
purificará y santificará de las impurezas de los hijos de Israel. Acabada la
expiación del santuario, de la Tienda de Reunión y del altar, Aarón hará traer
el macho cabrío vivo. Con las dos manos puestas sobre la cabeza del macho
cabrío, confesará las iniquidades y delitos de los hijos de Israel, todos sus
pecados; se los echará en la cabeza al macho cabrío y, después, lo mandará al
desierto, por medio de un hombre designado para ello. Así, el macho cabrío se
llevará consigo todas las iniquidades de los
hijos de Israel a una tierra deshabitada. El encargado lo soltará en el
desierto.
Después
Aarón entrará en la Tienda de Reunión, se quitará las vestiduras de lino, que
se había puesto para entrar en el santuario, y las dejará allí. En seguida
bañará su cuerpo en un lugar santo. Luego se pondrá sus vestiduras, volverá a
salir y ofrecerá su holocausto y el holocausto del pueblo. Hará la expiación
por sí mismo y por el pueblo, y dejará quemarse sobre el altar la grasa de la
víctima expiatoria.
El que
ha llevado el macho cabrío a Azazel lavará sus vestidos, se bañará y después
podrá entrar en el campamento. Las víctimas expiatorias el novillo y el macho
cabrío, cuya sangre se introdujo en el santuario para hacer el rito de
expiación, se sacarán fuera del campamento, y se quemará
su piel, carne e intestinos. El encargado de quemarlos lavará sus vestidos, se
bañará y después podrá entrar en el campamento.»
Responsorio
Hb 9, 11. 12. 24
R. Cristo se presentó como sumo sacerdote de los
bienes futuros, no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su
propia sangre, * y
entró de una vez para siempre en el santuario, obteniendo para nosotros una
redención eterna.
V. No
entró Cristo en un santuario levantado por mano de hombre, sino en el mismo
cielo.
R. Y
entró de una vez para siempre en el santuario, obteniendo para nosotros una
redención eterna.
Segunda
Lectura
De las
homilías de Orígenes, presbítero, sobre el libro del Levítico
(Homilía 9, 5. 10: PG 12, 515. 523)
CRISTO ES
NUESTRO SUMO SACERDOTE, NUESTRA PROPICIACIÓN
Una vez
al año, el sumo sacerdote, alejándose del pueblo, entra en el lugar donde se
hallan el propiciatorio, los querubines, el arca de la alianza y el altar del
incienso, en aquel lugar donde nadie puede penetrar, sino sólo el sumo
sacerdote. Si pensamos ahora en nuestro verdadero sumo sacerdote, el Señor
Jesucristo, y
consideramos cómo, mientras vivió en carne mortal, estuvo durante todo el año
con el pueblo, aquel año del que él mismo dice: Me ha enviado para anunciar el
Evangelio a los pobres, para anunciar el año de gracia del Señor, fácilmente
advertiremos que, en este
año, penetró una sola vez, el día de la propiciación, en el santuario, es
decir, en los cielos, después de haber realizado su misión, y que subió hasta
el trono del Padre, para hacerle propicio al género humano y para interceder
por cuantos creen en él. Aludiendo a esta propiciación con la que vuelve a
reconciliar a los hombres con el
Padre, dice el apóstol Juan: Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis.
Pero,
si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo.
Él es víctima de propiciación por nuestros pecados. Y, de manera semejante,
Pablo vuelve a pensar en esta propiciación cuando dice de Cristo: A quien Dios
constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre. De modo que
el día de propiciación permanece entre nosotros hasta que el mundo llegue a su
fin. Dice el precepto divino: Pondrá incienso sobre las brasas, ante el Señor;
el humo del incienso ocultará la cubierta que hay sobre el documento de la
alianza; y así no morirá.
Después
tomará sangre del novillo y salpicará con el dedo la cubierta, hacia oriente.
Así se nos explica cómo se llevaba a cabo entre los antiguos el rito de
propiciación a Dios en favor de los hombres; pero tú, que has alcanzado a
Cristo, el verdadero sumo
sacerdote, que con su sangre hizo que Dios te fuera propicio, y te reconcilió
con el Padre, no te detengas en la sangre física; piensa más bien en la sangre
del Verbo, y óyele a él mismo decirte: Ésta es mi sangre, derramada por
vosotros para el perdón de los pecados. No pases por alto el detalle de que
esparció la sangre hacia oriente. Porque la propiciación viene de oriente, pues
de allí proviene el hombre cuyo nombre es Oriente, que fue hecho mediador entre
Dios y los hombres.
Esto te
está invitando a mirar siempre hacia oriente, de donde brota para ti el sol de
justicia, de donde nace siempre para ti la luz del día, para que no andes nunca
en tinieblas ni en ellas aquel día supremo te sorprenda: no sea que la noche y
el espesor de la ignorancia te abrumen, sino que, por el
contrario, te muevas siempre en el resplandor del conocimiento, tengas siempre
en tu poder el día de la fe y no pierdas nunca la lumbre de la caridad y de la
paz.
Responsorio
Cf. Hb 6, 19. 20; cf. 7, 2. 3
R. Jesús, el Cordero sin mancha, penetró hasta el
interior del santuario, como precursor nuestro, * constituido sumo sacerdote para
siempre, según el rito de Melquisedec.
V. Él
es el rey de justicia, cuya vida no tiene fin.
R. Constituido
sumo sacerdote para siempre, según el rito de Melquisedec.
*Lecturas del Lunes de la 4ª semana de Cuaresma*
Lunes, 28
de marzo de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (4,43-54)*
EN aquel tiempo, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había
atestiguado:
«Un profeta no es estimado en su propia patria».
Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto
todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos
habían ido a la fiesta.
Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.
Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que
Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo, y le pedía que bajase a
curar a su hijo que estaba muriéndose.
Jesús le dijo:
«Si no veis signos y prodigios, no creéis».
El funcionario insiste:
«Señor, baja antes de que se muera mi niño».
Jesús le contesta:
«Anda, tu hijo vive».
El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando,
cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo vivía. Él les
preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron:
«Ayer a la hora séptima lo dejó la fiebre».
El padre cayó en la cuenta de que esa era la hora en que Jesús le había dicho:
«Tu hijo vive». Y creyó él con toda su familia. Este segundo signo lo hizo
Jesús al llegar de Judea a Galilea.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Había un funcionario de la corte que tenía un hijo enfermo en
Cafarnaúm; y, habiéndose enterado de que Jesús había vuelto a Galilea, le pidió
que bajase a curar a su hijo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Había un funcionario de la corte que tenía un hijo enfermo en
Cafarnaúm; y, habiéndose enterado de que Jesús había vuelto a Galilea, le pidió
que bajase a curar a su hijo.
PRECES
Alabemos a Dios, nuestro Padre, que nos concede ofrecerle el
sacrificio de alabanza cuaresmal, y supliquémosle, diciendo:
Ilumínanos, Señor, con tu palabra.
Dios todopoderoso y compasivo, concédenos el espíritu de oración y de
penitencia,
y danos un verdadero deseo de amarte a ti y a nuestros hermanos.
Concédenos ser constructores de tu reino, para que todas las cosas tengan a
Cristo por cabeza
y abunde la justicia y la paz en toda la tierra.
Haz que sepamos descubrir la bondad y hermosura de tu creación,
para que su belleza se haga alabanza en nuestros labios.
Perdónanos por haber ignorado la presencia de Cristo en los pobres, los
sencillos y los marginados,
y por no haber atendido a tu Hijo en estos hermanos nuestros.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Impulsados por el Espíritu que nos hace clamar: «¡Padre!», invoquemos a nuestro
Dios:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que renuevas el mundo por medio de sacramentos
divinos, haz que tu Iglesia progrese por la celebración de estos sacramentos de
vida eterna y no permitas que le falten nunca los auxilios necesarios para su
vida terrena. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: ÉSTA ES LA HORA PARA EL BUEN AMIGO.
Ésta es la hora para el buen amigo,
llena de intimidad y confidencia,
y en la que, al examinar nuestra conciencia,
igual que siente el rey, siente el mendigo.
Hora en que el corazón encuentra abrigo
para lograr alivio a su dolencia
y, al evocar la edad de la inocencia,
logra en el llanto bálsamo y castigo.
Hora en que arrullas, Cristo, nuestra vida
con tu amor y caricia inmensamente
y que a humildad y a llanto nos convida.
Hora en que un ángel roza nuestra frente
y en que el alma, como cierva herida,
sacia su sed en la escondida fuente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Salmo 135 I - HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL
ÉXODO.
Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.
Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.
El afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.
El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.
La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Ant 2. Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.
Salmo 135 II
El hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.
Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.
Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.
Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.
Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.
Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.
Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.
Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.
Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.
A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.
Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.
Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.
En heredad a Israel, su siervo:
porque es eterna su misericordia.
En nuestra humillación se acordó de nosotros:
porque es eterna su misericordia.
Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.
Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.
Ant 3. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por
cabeza, cuando llegase el momento culminante.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por
cabeza, cuando llegase el momento culminante.
LECTURA BREVE Rm 12, 1-2
Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como
hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os
ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para
que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo
perfecto.
RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Comprobó el padre que en aquella misma hora le había dicho Jesús:
«Tu hijo se encuentra bien»; y creyó él y toda su casa.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Comprobó el padre que en aquella misma hora le había dicho Jesús:
«Tu hijo se encuentra bien»; y creyó él y toda su casa.
PRECES
Bendigamos a Dios, nuestro Padre, que por la palabra de su Hijo
prometió escuchar la oración de los que se reúnen en su nombre, y, confiados en
esta promesa, supliquémosle, diciendo:
Escucha a tu pueblo, Señor.
Señor, tú que en la montaña del Sinaí diste a conocer tu ley por medio de Moisés
y la perfeccionaste luego por Cristo,
haz que todos los hombres descubran que tienen esta ley inscrita en el corazón
y que la deben guardar para hacer efectiva la alianza que has hecho con ellos.
Concede a los superiores fraternal solicitud hacia los que les han sido
confiados,
y a los súbditos espíritu de obediente colaboración.
Fortalece el espíritu y el corazón de los misioneros
y suscita en todas partes colaboradores de su obra.
Que los niños crezcan en gracia y en edad,
y que los jóvenes se abran con sinceridad a tu amor.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acuérdate de nuestros hermanos que ya duermen el sueño de la paz
y dales parte en la vida eterna.
Digamos a nuestro Padre, juntamente con Jesús, la oración que él nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que renuevas el mundo por medio de sacramentos
divinos, haz que tu Iglesia progrese por la celebración de estos sacramentos de
vida eterna y no permitas que le falten nunca los auxilios necesarios para su
vida terrena. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.