*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
TIEMPO
ORDINARIO
LUNES DE LA SEMANA IV
Del Común de santos varones: para los santos educadores. Salterio IV
31 de enero
*SAN JUAN BOSCO, presbítero. (MEMORIA)*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, aclamemos al Dios admirable en sus
santos.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, aclamemos al Dios admirable en sus
santos.
Himno: VOSOTROS SOIS LUZ DEL MUNDO.
Vosotros sois luz del mundo
y ardiente sal de la tierra,
ciudad esbelta en el monte,
fermento en la masa nueva.
Vosotros sois los sarmientos,
y yo la Vid verdadera;
si el Padre poda las ramas,
más fruto llevan las cepas.
Vosotros sois la abundancia
del reino que ya está cerca,
los doce mil señalados
que no caerán en la siega.
Dichosos, porque sois limpios
y ricos en la pobreza,
y es vuestro el reino que sólo
se gana con la violencia. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor.
Salmo 89 - BAJE A NOSOTROS LA BONDAD DEL SEÑOR
Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.
Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios.
Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó;
una vigilia nocturna.
Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca.
¡Cómo nos ha consumido tu cólera
y nos ha trastornado tu indignación!
Pusiste nuestras culpas ante ti,
nuestros secretos ante la luz de tu mirada:
y todos nuestros días pasaron bajo tu cólera,
y nuestros años se acabaron como un suspiro.
Aunque uno viva setenta años,
y el más robusto hasta ochenta,
la mayor parte son fatiga inútil,
porque pasan aprisa y vuelan.
¿Quién conoce la vehemencia de tu ira,
quién ha sentido el peso de tu cólera?
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos;
por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Danos alegría, por los días en que nos afligiste,
por los años en que sufrimos desdichas.
Que tus siervos vean tu acción,
y sus hijos tu gloria.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor.
Ant 2. Llegue la alabanza del Señor hasta el confín de la tierra.
Cántico: CÁNTICO NUEVO AL DIOS VENCEDOR Y SALVADOR Is 42, 10-16
Cantad al Señor un cántico nuevo,
llegue su alabanza hasta el confín de la tierra;
muja el mar y lo que contiene,
las islas y sus habitantes;
alégrese el desierto con sus tiendas,
los cercados que habita Cadar;
exulten los habitantes de Petra,
clamen desde la cumbre de las montañas;
den gloria al Señor,
anuncien su alabanza en las islas.
El Señor sale como un héroe,
excita su ardor como un guerrero,
lanza el alarido,
mostrándose valiente frente al enemigo.
«Desde antiguo guardé silencio,
me callaba y aguantaba;
mas ahora grito como la mujer cuando da a luz,
jadeo y resuello.
Agostaré montes y collados,
secaré toda su hierba,
convertiré los ríos en yermo,
desecaré los estanques;
conduciré a los ciegos
por el camino que no conocen,
los guiaré por senderos que ignoran.
Ante ellos convertiré la tiniebla en luz,
lo escabroso en llano.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llegue la alabanza del Señor hasta el confín de la tierra.
Ant 3. Alabad el nombre del Señor, los que estáis en la casa del Señor.
Salmo 134, 1-12 - HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS
Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.
Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.
Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.
Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
—en medio de ti, Egipto—
contra el Faraón y sus ministros.
Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad el nombre del Señor, los que estáis en la casa del Señor.
LECTURA BREVE Rm 12, 1-2
Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como
hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os
ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para
que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo
perfecto.
RESPONSORIO BREVE
V. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
V. Y sus pasos no vacilan.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
V. Qué
dulce al paladar tu promesa, Señor.
R. Más que miel en la boca.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Génesis 27, 30-45
JACOB SUPLANTA A ESAÚ
En aquellos días, apenas terminó Isaac de bendecir
a Jacob, mientras salía Jacob de la presencia de su padre Isaac, su hermano
Esaú volvía de cazar. También él preparó un guiso sabroso, y se lo llevó a su
padre, y le dijo:
«Padre, incorpórate y come de la caza de tu hijo, y después me bendecirás tú.»
Le preguntó Isaac, su padre:
«¿Quién eres tú?»
Respondió él:
«Soy Esaú, tu hijo primogénito.»
Isaac quedó aterrorizado en extremo, y preguntó:
«Entonces, ¿quién es el que ha venido y me ha traído la caza? Yo la he comido
antes de que tú llegaras, lo he bendecido, y quedará bendito.»
Cuando oyó Esaú las palabras de su padre, dio un grito atroz, y, amargado en
extremo, dijo a su padre: «Bendíceme a mí también, padre.»
Dijo Isaac:
«Tu hermano ha hecho trampa, y se ha llevado la bendición.»
Respondió Esaú:
«Con razón se llama Jacob: ya es la segunda vez que me echa la zancadilla;
primero me quitó mi privilegio de primogénito, y ahora me ha quitado mi
bendición.»
Y añadió:
«¿No te queda otra bendición para mí?» Respondió Isaac a Esaú:
«Lo he nombrado señor tuyo, y he declarado a sus hermanos siervos suyos; le he
concedido el trigo y el vino; ¿qué puedo ya hacer por ti, hijo mío?»
Respondió Esaú:
«¿Es que sólo tienes una bendición? Bendíceme también a mí, padre mío.»
Esaú rompió a llorar a gritos. Isaac, su padre, conmovido, le dijo:
«En tierra estéril, sin rocío del cielo, tendrás tu morada. Vivirás de la
espada y servirás a tu hermano. Y, cuando te rebeles, sacudirás el yugo de tu
cuello.»
Esaú guardaba rencor a Jacob, por la bendición que éste había recibido de su
padre, y se decía:
«Cuando llegue el luto por mi padre, mataré a mi hermano Jacob.»
Le contaron a Rebeca lo que decía su hijo mayor Esaú, y mandó llamar a Jacob,
el hijo menor, y le dijo:
«Esaú, tu hermano, quiere matarte para vengarse. Por tanto, hijo mío,
escúchame: Huye a Harán, a casa de Labán, mi hermano, y quédate con él una
temporada, hasta que se le pase a tu hermano la ira contra ti y se olvide de lo
que has hecho. Después, te haré traer de allí; no quiero verme privada de mis
dos hijos en un solo día.»
RESPONSORIO Sb 10, 10
R. La Sabiduría guió al justo por
caminos seguros cuando tuvo que huir de la ira de su hermano, * y
le descubrió el reino de Dios.
V. Le dio el conocimiento de las cosas santas y éxito en sus
trabajos.
R. Y le descubrió el reino de Dios.
SEGUNDA LECTURA
De las cartas de san Juan Bosco, presbítero
(Epistolario, Turín 1959, 4, 201-203)
TRABAJÉ SIEMPRE CON AMOR
Si de verdad buscamos la auténtica felicidad de
nuestros alumnos y queremos inducirlos al cumplimiento de sus obligaciones,
conviene ante todo que nunca olvidéis que hacéis las veces de padres de
nuestros amados jóvenes, por quienes trabajé siempre con amor, por quienes
estudié y ejercí el ministerio sacerdotal, y no sólo yo, sino toda la
Congregación salesiana.
¡Cuántas veces, hijos míos, durante mi vida, ya bastante prolongada, he tenido
ocasión de convencerme de esta gran verdad! Es más fácil enojarse que aguantar,
amenazar al niño que persuadirlo; añadiré incluso que, para nuestra impaciencia
y soberbia, resulta más cómodo castigar a los rebeldes que corregirlos,
soportándolos con firmeza y suavidad a la vez.
Os recomiendo que imitéis la caridad que usaba Pablo con los neófitos, caridad
que con frecuencia lo llevaba a derramar lágrimas y a suplicar, cuando los
encontraba poco dóciles y rebeldes a su amor.
Guardaos de que nadie pueda pensar que os dejáis llevar por los arranques de
vuestro espíritu. Es difícil, al castigar, conservar la debida moderación, la
cual es necesaria para que en nadie pueda surgir la duda de que obramos sólo
para hacer prevalecer nuestra autoridad o para desahogar nuestro mal humor.
Miremos como a hijos a aquellos sobre los cuales debemos ejercer alguna
autoridad. Pongámonos a su servicio, a imitación de Jesús, el cual vino para
obedecer y no para mandar, y avergoncémonos de todo lo que pueda tener incluso
apariencia de dominio; si algún dominio ejercemos sobre ellos, ha de ser para
servirlos mejor.
Éste era el modo de obrar de Jesús con los apóstoles, ya que era paciente con
ellos, a pesar de que eran ignorantes y rudos, e incluso poco fieles; también
con los pecadores se comportaba con benignidad y con una amigable familiaridad,
de tal modo que era motivo de admiración para unos, de escándalo para otros,
pero también ocasión de que muchos concibieran la esperanza de alcanzar el
perdón de Dios. Por esto nos mandó que fuésemos mansos y humildes de corazón.
Son hijos nuestros, y por esto, cuando corrijamos sus errores, hemos de deponer
toda ira o, por lo menos, dominarla de tal manera como si la hubiéramos
extinguido totalmente.
Mantengamos sereno nuestro espíritu, evitemos el desprecio en la mirada, las
palabras hirientes; tengamos comprensión en el presente y esperanza en el
futuro, como conviene a unos padres de verdad, que se preocupan sinceramente de
la corrección y enmienda de sus hijos.
En los casos más graves, es mejor rogar a Dios con humildad que arrojar un
torrente de palabras, ya que éstas ofenden a los que las escuchan, sin que
sirvan de provecho alguno a los culpables.
RESPONSORIO Mc 10, 13-14; Mt 18,
5
R. Le presentaban a Jesús unos niños
para que les impusiera las manos; pero los discípulos trataban de apartarlos.
Jesús, al verlo, les dijo: * «Dejad que los niños
vengan a mí y no se lo estorbéis, porque el reino de Dios es de los que son
como ellos.»
V. El que reciba a un niño como éstos en mi nombre a mí me recibe.
R. Dejad que los niños vengan a mí y no se lo estorbéis, porque el
reino de Dios es de los que son como ellos.
*Lecturas del Lunes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario*
Lunes, 31 de enero de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (5,1-20)*
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la
región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el
cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre, poseído de espíritu
inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían
sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los
cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los
sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.
Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en
cuello: «¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te
lo pido, no me atormentes.»
Porque Jesús le estaba diciendo: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.»
Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?»
Él respondió: «Me llamo Legión, porque somos muchos.»
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca. Había
cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte.
Los espíritus le rogaron: «Déjanos ir y meternos en los cerdos.»
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en
los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se
ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el
pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se acercaron a
Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en
su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que
había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de
su país. Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su
compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a casa con los tuyos
y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia.»
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había
hecho con él; todos se admiraban.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El hombre que se compadece de su prójimo educa, enseña y guía como
pastor a su rebaño.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El hombre que se compadece de su prójimo educa, enseña y guía como
pastor a su rebaño.
PRECES
Adoremos, hermanos, a Cristo, el Dios santo, y, pidiéndole que nos
enseñe a servirle con santidad y justicia en su presencia todos nuestros días,
aclamémosle diciendo:
Tú solo eres santo, Señor.
Señor Jesús, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado,
compadécete de nuestras debilidades.
Señor Jesús, que a todos nos llamas a la perfección del amor,
danos el progresar por caminos de santidad.
Señor Jesús, que nos quieres sal de la tierra y luz del mundo,
ilumina nuestras vidas con tu propia luz.
Señor Jesús, que viniste al mundo no para que te sirvieran, sino para servir,
haz que sepamos servir con humildad a ti y a nuestros hermanos.
Señor Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser,
haz que un día podamos contemplar la claridad de tu gloria.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Oremos ahora al Padre, como nos enseñó el mismo Jesús:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios nuestro, que has dado a la Iglesia, en el presbítero
san Juan Bosco, un padre y un maestro de la juventud, concédenos que, movidos
por un amor semejante al suyo, nos entreguemos a tu servicio, trabajando por la
salvación de nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: CUANDO, SEÑOR, EL DÍA YA DECLINA
Cuando, Señor, el día ya declina,
quedaos con el hombre, que, en la noche
del tiempo y de la lucha en que camina,
turba su corazón con su reproche.
Disipad nuestras dudas, hombres santos,
que en el alto glorioso del camino
ya dejasteis atrás temores tantos
de perder vuestra fe en el Don divino.
Perdonad nuestros miedos, seguidores
del camino en la fe que os fue ofrecido,
hacednos con vosotros confesores
de la fe y del amor que habéis vivido.
Que tu amor, Padre santo, haga fuerte
nuestro amor, nuestra fe en tu Hijo amado;
que la hora suprema de la muerte
sea encuentro en la luz, don consumado. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Salmo 135 I - HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE
LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO.
Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.
Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.
El afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.
El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.
La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Ant 2. Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.
Salmo 135 II
El hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.
Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.
Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.
Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.
Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.
Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.
Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.
Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.
Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.
A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.
Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.
Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.
En heredad a Israel, su siervo:
porque es eterna su misericordia.
En nuestra humillación se acordó de nosotros:
porque es eterna su misericordia.
Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.
Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.
Ant 3. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por
cabeza, cuando llegase el momento culminante.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por
cabeza, cuando llegase el momento culminante.
LECTURA BREVE Rm 8, 28-30
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve
para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había
escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito
de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los
justificó; a los que justificó, los glorificó.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es justo y ama la justicia.
R. El Señor es justo y ama la justicia.
V. Los buenos verán su rostro.
R. El Señor es justo y ama la justicia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es justo y ama la justicia.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los
que son como ellos es el reino de Dios.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los
que son como ellos es el reino de Dios.
PRECES
Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que con la
intercesión y el ejemplo de los santos nos ayude, y digamos:
Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.
Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,
haz que la Iglesia santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus
grandezas.
Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu
beneplácito,
ayúdanos a dar fruto de buenas obras.
Padre santo, que nos reconciliaste contigo por medio de Cristo,
guárdanos en tu nombre para que todos seamos uno.
Padre santo, que nos convocas al banquete de tu reino,
haz que comiendo el pan que ha bajado del cielo alcancemos la perfección del
amor.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Padre santo, perdona a los pecadores sus delitos
y admite a los difuntos en tu reino para que puedan contemplar tu rostro.
Porque nos llamamos y somos hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios nuestro, que has dado a la Iglesia, en el presbítero
san Juan Bosco, un padre y un maestro de la juventud, concédenos que, movidos
por un amor semejante al suyo, nos entreguemos a tu servicio, trabajando por la
salvación de nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.