*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
22 de diciembre, feria
Laudes
Inicio
†
(se hace la señal de la cruz sobre
los labios mientras se dice:)
V/. -Señor,
Ábreme los labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.
Salmo 94: Invitación a la
alabanza divina
Ant: El Señor está cerca, venid, adorémosle.
Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este
«hoy» (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
-se repite la antífona
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
-se repite la antífona
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
-se repite la antífona
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
-se repite la antífona
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
-se repite la antífona
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El Señor está cerca, venid, adorémosle.
Himno
¡Cielos, lloved vuestra justicia!
¡Ábrete, tierra!
¡Haz germinar al Salvador!
Oh Señor, Pastor de la casa de Israel,
que conduces a tu pueblo,
ven a rescatarnos por el poder de tu brazo.
Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!
Oh Sabiduría, salida de la boca del Padre,
anunciada por profetas,
ven a enseñarnos el camino de la salvación.
Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!
Oh Hijo de David, estandarte de los pueblos y los reyes,
a quien clama el mundo entero,
ven a libertarnos, Señor, no tardes ya.
Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!
Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel,
tú que reinas sobre el mundo,
ven a libertar a los que en tinieblas te esperan.
Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!
Oh Sol naciente, esplendor de la luz eterna
y sol de justicia,
ven a iluminar a los que yacen en sombras de muerte.
Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!
Oh Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia,
tú que unes a los pueblos,
ven a libertar a los hombres que has creado.
Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!
Oh Emmanuel, nuestro rey, salvador de las naciones,
esperanza de los pueblos,
ven a libertarnos, Señor, no tardes ya.
Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén.
Primer Salmo
Salmo 107: Alabanza al Señor y petición de auxilio
Ant: Desde Sión vendrá el Señor todopoderoso a salvar a su pueblo.
Porque Cristo se ha elevado sobre el cielo, su gloria se anuncia
sobre toda la tierra (Arnobio)
Dios mío, mi corazón está firme,
para ti cantaré y tocaré, gloria mía.
Despertad, cítara y arpa,
despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor,
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria;
para que se salven tus predilectos,
que tu mano salvadora nos responda.
Dios habló en su santuario:
«Triunfante, ocuparé Siquén,
parcelaré el valle de Sucot;
mío es Galaad, mío Manasés,
Efraín es yelmo de mi cabeza,
Judá es mi cetro;
Moab, una jofaina para lavarme,
sobre Edom echo mi sandalia,
sobre Filistea canto victoria.»
Pero, ¿quién me guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá a Edom,
si tú, oh Dios, nos has rechazado
y no sales ya con nuestras tropas?
Auxílianos contra el enemigo,
que la ayuda del hombre es inútil;
con Dios haremos proezas,
él pisoteará a nuestros enemigos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Desde Sión vendrá el Señor todopoderoso a salvar a su pueblo.
Cántico AT
Isaías 61,10-62,5: Alegría del profeta ante la nueva Jerusalén
Ant: Por amor de Sión no callaré, hasta que amanezca como una aurora su
Justo.
Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, arreglada como una novia
que se adorna para su esposo (Ap 21,2)
Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novio que se pone la corona,
o novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos ante todos los pueblos.
Por amor de Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que rompa la aurora de su justicia,
y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán «Abandonada»,
ni a tu tierra «Devastada»;
a ti te llamarán «Mi favorita»,
y a tu tierra «Desposada»,
porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá marido.
Como un joven se casa con su novia,
así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa,
la encontrará tu Dios contigo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Por amor de Sión no callaré, hasta que amanezca como una aurora su
Justo.
Segundo Salmo
Salmo 145: Felicidad de los que esperan en Dios
Ant: El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la
Buena Noticia a los pobres.
Alabemos al Señor mientras vivimos, es decir, con nuestras obras
(Arnobio)
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos,
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la
Buena Noticia a los pobres.
Lectura Bíblica
Is 45,8
Cielos,
destilad el rocío; nubes, derramad al Justo; ábrase la tierra y brote la
salvación, y con ella germine la justicia.
V/. Sobre ti,
Jerusalén, amanecerá el Señor.
R/. Sobre ti,
Jerusalén, amanecerá el Señor.
V/. Su gloria
aparecerá sobre ti.
R/. Amanecerá
el Señor.
V/. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Sobre ti,
Jerusalén, amanecerá el Señor.
Lectura Bíblica
V/. Escuchad, pueblos, la palabra del Señor.
R/. Anunciadla hasta los confines de la tierra.
Restauración de Sión
Is 49,14-50,1
Sión decía: «Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado.»
¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de
sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.
Mira, en mis palmas te llevo tatuada, tus muros están siempre ante
mí; los que te construyen van más aprisa que los que te destruyen, los que te
arrasaban se alejan de ti.
Levanta los ojos en torno y mira: todos se reúnen para venir a ti;
por mi vida -oráculo del Señor- a todos los llevarás como vestido precioso,
serán tu cinturón de novia. Porque tus ruinas, tus escombros, tu país desolado,
resultarán estrechos para tus habitantes, mientras se alejarán los que te
devoraban. Los hijos que dabas por perdidos te dirán otra vez: «Mi lugar es
estrecho, hazme sitio para habitar.» Pero tú dices: «¿Quién me engendró a
éstos? Yo, sin hijos y estéril, ¿quién los ha criado? Me habían dejado sola,
¿de dónde vienen éstos?»
Así dice el Señor: «Mira, con la mano hago seña a las naciones,
alzo mi estandarte para los pueblos: traerán a tus hijos en brazos, a tus hijas
las llevarán al hombro. Sus reyes serán tus ayos; sus princesas, tus nodrizas;
rostro en tierra, te adorarán, lamerán el polvo de tus pies, y sabrás que yo
soy el Señor, que no defraudo a los que esperan en mí.
¿Se le puede quitar la presa a un soldado, se le escapa su
prisionero al vencedor? Si le quitan a un soldado el prisionero y se le escapa
la presa al vencedor, yo mismo defenderé tu causa, yo mismo salvaré a tus
hijos.
Haré a tus opresores comerse su propia carne, se embriagarán de su
sangre como de vino; y sabrá todo el mundo que yo soy el Señor, tu salvador, y
que tu redentor es el Héroe de Jacob.»
Así dice el Señor: «¿Dónde está el acta de repudio con que despedí
a vuestra madre? ¿O a cuál de mis acreedores os he vendido? Mirad, por vuestras
culpas fuisteis vendidos, por vuestros crímenes fue repudiada vuestra madre.»
R/. ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse
por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré,
dice el Señor.
V/. Si mi padre y mi madre me abandonan, tú, Señor, me recogerás.
R/. Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré, dice el Señor.
Magnificat
San Beda el Venerable, presbítero
Sobre el evangelio de san Lucas
1,46-55
María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi
Espíritu en Dios, mi salvador.
«El Señor, dice, me ha engrandecido con un don tan inmenso y tan
inaudito, que no hay posibilidad de explicarlo con palabras, ni apenas el
afecto más profundo del corazón es capaz de comprenderlo; por ello ofrezco
todas las fuerzas del alma en acción de gracias, y me dedico con todo mi ser,
mis sentidos y mi inteligencia a contemplar con agradecimiento la grandeza de
aquel que no tiene fin, ya que mi espíritu se complace en la eterna divinidad
de Jesús, mi salvador, con cuya temporal concepción ha quedado fecundada mi
carne».
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo.
Se refiere al comienzo del himno, donde había dicho: Proclama mi
alma la grandeza del Señor. Porque sólo aquella alma a la que el Señor se digna
hacer grandes favores puede proclamar la grandeza del Señor con dignas
alabanzas y dirigir a quienes comparten los mismos votos y propósitos una
exhortación como ésta: Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos
su nombre.
Pues quien, una vez que haya conocido al Señor, tenga en menos el
proclamar su grandeza y santificar su nombre en la medida de sus fuerzas será
el menos importante en el reino de los cielos. Ya que el nombre del Señor se
llama santo, porque con su singular poder trasciende a toda creatura y dista
ampliamente de todas las cosas que ha hecho.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia.
Bellamente llama a Israel siervo del Señor, ya que efectivamente el Señor lo ha
acogido para salvarlo por ser obediente y humilde, de acuerdo con lo que dice
Oseas: Israel es mi siervo, y yo lo amo.
Porque quien rechaza la humillación tampoco puede acoger la
salvación, ni exclamar con el profeta: Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi
vida, y el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino
de los cielos.
Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y
su descendencia por siempre. No se refiere a la descendencia carnal de Abrahán,
sino a la espiritual, o sea, no habla de los nacidos solamente de su carne,
sino de los que siguieron las huellas de su fe, lo mismo dentro que fuera de
Israel. Pues Abrahán había creído antes de la circuncisión, y su fe le fue
tenida en cuenta para la justificación.
De modo que el advenimiento del Salvador se le prometió a Abrahán
y a su descendencia por siempre, o sea, a los hijos de la promesa, de los que
se dice: Si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la
promesa.
Con razón, pues, fueron ambas madres quienes anunciaron con sus
profecías los nacimientos del Señor y de Juan, para que, así como el pecado
empezó por medio de las mujeres, también los bienes comiencen por ellas, y la
vida que pereció por el engaño de una sola mujer sea devuelta al mundo por la
proclamación de dos mujeres que compiten por anunciar la salvación.
R/. Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho
obras grandes por mí; su nombre es santo,
V/. y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
R/. Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es
santo,
*Lecturas del 22 de Diciembre. Feria de Adviento*
Miércoles, 22 de diciembre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (1,46-56)*
EN aquel tiempo, María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
“se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
“su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
“derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia”
—como lo había prometido a “nuestros padres”—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.
Palabra del Señor
Cántico Evangélico
Ant: En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de
alegría en mi vientre. Aleluya.
†
(se hace la señal de la cruz
mientras se comienza a recitar)
Bendito sea el Señor, Dios de
Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de
alegría en mi vientre. Aleluya.
Preces
Imploremos, hermanos, a Dios Padre, que ha enviado a su Hijo para
salvar el mundo, y digámosle suplicantes:
Muéstranos, Señor, tu misericordia
· - Padre
lleno de amor, no permitas que nuestra vida y nuestras obras rechacen a Cristo,
tu enviado,
pues nuestra lengua lo proclama con fe plena.
· - Tú que
enviaste a tu Hijo para salvación de los hombres,
aleja de nuestra nación y del mundo entero toda desgracia
y todo dolor.
· - Que la
tierra entera, que se alegra por la venida de tu Hijo,
experimente más aún el júbilo de poseerte plenamente.
· -
Concédenos, por tu misericordia, llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada
y religiosa,
mientras aguardamos la dichosa esperanza, la aparición
gloriosa de Jesucristo.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres.
Dejemos
que el Espíritu de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones, se una a
nuestro espíritu, para clamar:
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos
dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Señor
Dios, que con la venida de tu Hijo has querido redimir al hombre sentenciado a
muerte, concede a los que van a adorarlo, hecho niño en Belén, participar de
los bienes de su redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.
Amén.
Si el que preside no es un
ministro ordenado, o en el rezo individual:
†
(se hace la señal de la cruz
mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
22 de diciembre, feria
Vísperas
Inicio
†
(Se hace la señal de la cruz
mientras se dice)
V/. -Dios
mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
Alegría de nieve
por los caminos.
Todo espera la gracia
del Bien Nacido.
En desgracia los hombres,
dura la tierra.
Cuanta más nieve cae,
más cielo cerca.
La tierra tan dormida
ya se despierta.
Y hasta el hombre más muerto
se despereza.
Ya los montes se allanan
y las colinas,
y el corazón del hombre
vuelve a la vida. Amén.
Primer Salmo
Salmo 138,1-18.23-24 I: Dios está en todas partes y lo ve todo
Ant: Desde Sión vendrá el Señor todopoderoso a salvar a su pueblo.
¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? (Rm
11,34)
Señor, tú me sondeas y me
conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
Si digo: "que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí",
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Desde Sión vendrá el Señor todopoderoso a salvar a su pueblo.
Segundo Salmo
Salmo 138,1-18.23-24 II: Señor, tú me conoces
Ant: Por amor de Sión no callaré, hasta que amanezca como una aurora su
Justo.
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.
Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.
¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.
Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Por amor de Sión no callaré, hasta que amanezca como una aurora su
Justo.
Cántico NT
Colosenses 1,12-20: Himno a Cristo, primogénito de toda criatura
y primer resucitado de entre los muertos
Ant: El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la
Buena Noticia a los pobres.
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de Él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por Él y para Él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por Él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la
Buena Noticia a los pobres.
Lectura Bíblica
St 5,7-8.9b
Tened
paciencia hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el
fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened
paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está
cerca. Mirad que el juez está ya a la puerta.
V/. Despierta
tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
R/. Despierta
tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
V/. Que
brille tu rostro y nos salve.
R/. Señor
Dios de los ejércitos.
V/. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Despierta
tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
Cántico Evangélico
Ant: Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de
la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ven y salva al hombre que
formaste del barro de la tierra.
†
(se hace la señal de la cruz
mientras se comienza a recitar)
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de
la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ven y salva al hombre que
formaste del barro de la tierra.
Preces
Oremos,
hermanos, a Cristo, el Señor, que por nosotros se despojó de su rango, y
digámosle confiados:
Ven, Señor Jesús
· - Señor
Jesús que con tu encarnación has salvado al mundo,
purifica nuestras almas y nuestros cuerpos de todo
pecado.
· - No
permitas que aquellos a quienes llamamos hermanos por tu encarnación
se alejen de ti por el pecado.
· - No
permitas que aquellos a quienes has salvado con tu venida
merezcan ser castigados en el día de tu juicio.
· - Cristo
Jesús, que nunca alejas de nosotros tu bondad y tu amor,
haz que alcancemos la corona inmarcesible de gloria.
· - Te
encomendamos, Señor, a nuestros hermanos que han sido separados temporalmente
de su cuerpo;
haz que, muertos para el mundo, vivan eternamente para
ti.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres.
Movidos
por el Espíritu Santo y llenos de su amor, dirijamos al Padre nuestra oración:
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos
dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Señor
Dios, que con la venida de tu Hijo has querido redimir al hombre sentenciado a
muerte, concede a los que van a adorarlo, hecho niño en Belén, participar de
los bienes de su redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.
Amén.
Si el que preside no es un
ministro ordenado, o en el rezo individual:
†
(se hace la señal de la cruz
mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.