*Lecturas del Domingo 32º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo, 7 de noviembre de 2021
Primera
lectura
Lectura del
primer libro de los Reyes (17,10-16):
En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al
llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó
y le dijo: «Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba.»
Mientras iba a buscarla, le gritó: «Por favor, tráeme también en la mano un
trozo de pan.»
Respondió ella: «Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda
sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves
que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi
hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.»
Respondió Elías: «No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme
a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque
así dice el Señor, Dios de Israel: "La orza de harina no se vaciará, la
alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia
sobre la tierra."»
Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo.
Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había
dicho el Señor por medio de Elías.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
145,7.8-9a.9bc-10
R/. Alaba, alma mía, al
Señor
Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R/.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.
Segunda
lectura
Lectura de
la carta a los Hebreos (9,24-28):
Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres imagen del
auténtico, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por
nosotros. Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces como el sumo sacerdote, que
entraba en el santuario todos los años y ofrecia sangre ajena; si hubiese sido
así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo. De
hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para
destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo. Por cuanto el destino de los
hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio. De la misma
manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. La
segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan,
para salvarlos.
Palabra de Dios
*Lecturas del Domingo 32º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo, 7 de noviembre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (12,38-44)*
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con
los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan
reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los
primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con
pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente
que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda
pobre y echó dos reales.
Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado
en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que
les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para
vivir.»
Palabra del Señor
«Os
aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie»
*El Señor, se fija en todo hasta en lo más mínimo,
puedo ver que la mirada del Señor, penetra lo másíntimo del corazón. El Señor
es el arca de las ofrenda, porque solo él, puede ver lo que echa cada corazón
¿Qué puedo aprender de esta viuda? Que ella hizo un recorrido, ella se puso en
movimiento al templo, y sin saber que el Señor, la estaba mirando; ella hecho
en el arca de las ofrenda, todo lo que tenia. Ella echo dos monedas, que para
mi eran, su soledad y su tristeza, esto era todo lo que le acompañaba para
vivir, porque en aquel tiempo la viuda no contaban, lo que me gusta de todo
esto es que el Señor, se enamora de lo que no cuenta, el Señor, se fija muy
bien en las necesidades del ser humano, y me invita a que pueda depositar en él,
todo lo que me hace sufrir, todo lo que me roba la paz*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.