*Lecturas del Sábado de la 33ª semana del
Tiempo Ordinario*
Sábado, 20 de noviembre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (20,27-40)*
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la
resurrección, y le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se
le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé
descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó
y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los
siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la
resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado
casados con ella.»
Jesús les contestó: «En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que
sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los
muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de
Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el
mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor
"Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de
muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.»
Intervinieron unos escribas: «Bien dicho, Maestro.»
Y no se atrevían a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor
(Se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección)
*Cuando el Señor habla de la resurrección, se puede sentir una esperanza
que da vida. Creer en la otra vida después de la muerte solo me deja ganancia. Es
normar la estrategia que utiliza el príncipe de la oscuridad insistiendo en
decir que no hay resurrección. Esa es una herramienta que él, usa con mucha
sutiliza para alejar y llevar al miedo. La buena noticia para mí es que mi fe
está fundamentada en la resurrección, por eso digo: Creo en la resurrección de
los muertos y en la vida eterna. Eso pone furioso al demonio porque él no puede
decir nunca que cree en la resurrección de los muertos, porque si dice eso
entraría en él la esperanza. Y la esperanza es una fuerza que me sostiene a mí
y a todo el que desea y quiere la vida eterna*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a
ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.