*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Ángeles Guardianes (Memoria)*
2 de octubre de 2021
SABADO
SEMANA II
LAUDES
(Oración de la mañana)
2 de octubre
*Santos Ángeles
Custodios, memoria obligatoria*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al
Señor, a quien sirven los ángeles.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, a
quien sirven los ángeles.
Himno
Ángel santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas,
ni de noche ni de día.
Aunque espíritu invisible,
sé que te hallas a mi lado,
escuchas mis oraciones
y cuentas todos mis pasos.
En las sombras de la noche,
me defiendes del demonio,
tendiendo sobre mi pecho
tus alas de nácar y oro.
Ángel de Dios, que yo escuche
tu mensaje y que lo siga,
que vaya siempre contigo
hacia Dios, que me lo envía.
Testigo de lo invisible,
presencia del cielo amiga,
gracias por tu fiel custodia,
gracias por tu compañía.
En presencia de los ángeles,
suba al cielo nuestro canto:
gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Amén.
Salmodia
Salmo 62,2-9: El alma sedienta de Dios
Ant: El Señor
enviará a su ángel contigo y dirigirá tu camino.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti
madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El Señor
enviará a su ángel contigo y dirigirá tu camino.
Daniel 3,57-88.56: Toda la creación alabe al Señor
Ant: Bendito
sea Dios, que envió un ángel a salvar a sus siervos que confiaron en él.
Criaturas todas del Señor,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Ant: Bendito
sea Dios, que envió un ángel a salvar a sus siervos que confiaron en él.
Salmo 149: Alegría de los santos
Ant: Ángeles,
y todos sus ejércitos, alabad al Señor.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Ángeles,
y todos sus ejércitos, alabad al Señor.
Lectura Bíblica
Ex 23,20-21ª
Voy a
enviarte un ángel por delante, para que te cuide en el camino y te lleve al
lugar que he preparado. Respétalo y obedécelo.
V/. Delante
de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
R/. Delante
de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
V/. Daré
gracias a tu nombre.
R/. Tañeré
para ti, Dios mío.
V/. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Delante
de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
V. Señor,
enséñame tus caminos.
R. Instrúyeme en tus sendas.
PRIMERA LECTURA
Del segundo libro de los Reyes 20, 1-19
CURACIÓN DE EZEQUÍAS Y PROFECÍA DEL EXILIO EN BABILONIA
En aquel tiempo, Ezequías cayó enfermo de muerte. El profeta Isaías, hijo de
Amós, fue a visitarlo y le dijo:
«Así dice el Señor: Haz testamento, porque vas a morir sin remedio.»
Entonces, Ezequías volvió la cara a la pared y oró al Señor:
«Señor, recuerda que he caminado en tu presencia con corazón sincero e íntegro
y que he hecho lo que te agrada.»
Y lloró con largo llanto. Pero no había salido Isaías del patio central, cuando
recibió esta palabra del Señor:
«Vuelve a decirle a Ezequías, jefe de mi pueblo: Así dice el Señor, Dios de tu
padre David: "He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas. Mira, voy a
curarte: dentro de tres días, podrás subir al templo; y añado a tus días otros
quince años. Te libraré de las manos del rey de Asiria, a ti y a esta ciudad;
protegeré a esta ciudad, por mí y por mi siervo David."»
Isaías ordenó:
«Coged un emplasto de higos; que lo apliquen a la herida y curará.»
Ezequías le preguntó:
«¿Y cuál es la señal de que el Señor me va a curar y dentro de tres días podré
subir al templo?»
Isaías respondió:
Esta es la señal de que el Señor cumplirá la palabra dada: ¿Quieres que la
sombra adelante diez grados o que atrase diez?»
Ezequías comentó:
«Es fácil que la sombra adelante diez grados, lo difícil es que atrase diez.»
El profeta Isaías clamó al Señor, y el Señor hizo que la sombra atrasase diez
grados en el reloj de Acaz.
En aquel tiempo, Merodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió
cartas y regalos al rey Ezequías, cuando se enteró de que se había restablecido
de su enfermedad. Ezequías se alegró y enseñó a los mensajeros su tesoro: la
plata y el oro, los bálsamos y ungüentos, toda la vajilla y cuanto había en sus
depósitos. No quedó nada en su palacio y en sus dominios que Ezequías no les
enseñase. Pero el profeta Isaías se presentó al rey Ezequías y le dijo:
«¿Qué ha dicho esa gente, y de dónde vienen a visitarte?»
Ezequías contestó:
«Han venido de un país lejano: de Babilonia.» Isaías preguntó:
«¿Qué han visto en tu casa?»
Ezequías dijo:
«Todo. No he dejado nada de mis tesoros sin enseñárselo.»
Entonces, Isaías le dijo:
«Escucha la palabra del Señor: Mira, llegarán días en que se llevarán a
Babilonia todo lo que hay en tu palacio, cuanto atesoraron tus abuelos hasta
hoy. No quedará nada, dice el Señor. Y a los hijos que salieron de ti, que tú
engendraste, se los llevarán a Babilonia para que sirvan como palaciegos del
rey.»
Ezequías dijo:
«Es favorable la palabra del Señor que has pronunciado.»
(Pues se dijo: «Mientras yo viva, habrá paz y seguridad.»)
RESPONSORIO Is 38, 10. 17. 12
R. Yo pensé: En medio de mis días tengo que marchar hacia las puertas
del abismo. * Detuviste mi alma ante la tumba vacía.
V. Levantan y enrollan mi vida, y me cortan la trama.
R. Detuviste mi alma ante la tumba vacía.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Bernardo, abad
(Sermón 12 sobre el salmo «Qui habitat», 3, 6-8: Opera omnia, edición
cisterciense, 4 [1966], 458-462)
QUE TE GUARDEN EN TUS CAMINOS
A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Den gracias
al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres. Den
gracias y digan entre los gentiles: «El Señor ha estado grande con ellos.»
Señor, ¿qué es el hombre para que le des importancia, para que te ocupes de él?
Porque te ocupas ciertamente de él, demuestras tu solicitud y tu interés para
con él. Llegas hasta enviarle tu Hijo único, le infundes tu Espíritu, incluso
le prometes la visión de tu rostro. Y, para que ninguno de los seres
celestiales deje de tomar parte en esta solicitud por nosotros, envías a los
espíritus bienaventurados para que nos sirvan y nos ayuden, los constituyes
nuestros guardianes, mandas que sean nuestros ayos.
A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Estas
palabras deben inspirarte una gran reverencia, deben infundirte una gran
devoción y conferirte una gran confianza. Reverencia por la presencia de los
ángeles, devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Porque ellos
están presentes junto a ti, y lo están para tu bien. Están presentes para
protegerte, lo están en beneficio tuyo. Y, aunque lo están porque Dios les ha
dado esta orden, no por ello debemos dejar de estarles agradecidos, pues que
cumplen con tanto amor esta orden y nos ayudan en nuestras necesidades, que son
tan grandes.
Seamos, pues, devotos y agradecidos a unos guardianes tan eximios;
correspondamos a su amor, honrémoslos cuanto podamos y según debemos. Sin
embargo, no olvidemos que todo nuestro amor y honor ha de tener por objeto a
aquel de quien procede todo, tanto para ellos como para nosotros, gracias al
cual podemos amar y honrar, ser amados y honrados.
En él, hermanos, amemos con verdadero afecto a sus ángeles, pensando que un día
hemos de participar con ellos de la misma herencia y que, mientras llega este
día, el Padre los ha puesto junto a nosotros, a manera de tutores y administradores.
En efecto, ahora somos ya hijos de Dios, aunque ello no es aún visible, ya que,
por ser todavía menores de edad, estamos bajo tutores y administradores, como
si en nada nos distinguiéramos de los esclavos.
Por lo demás, aunque somos menores de edad y aunque nos queda por recorrer un
camino tan largo y tan peligroso, nada debemos temer bajo la custodia de unos
guardianes tan eximios. Ellos, los que nos guardan en nuestros caminos, no
pueden ser vencidos ni engañados, y menos aún pueden engañarnos. Son fieles,
son prudentes, son poderosos: ¿por qué espantarnos? Basta con que los sigamos,
con que estemos unidos a ellos, y viviremos así a la sombra del Omnipotente.
RESPONSORIO Sal 90, 11-12. 10
R. A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus
caminos; * te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la
piedra.
V. No se te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu
tienda.
R. Te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la
piedra.
Fiesta de los Ángeles Custodios
Sábado, 2 de octubre de 2021
Evangelio
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (18,1-5.10):
*Sus
ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial*.
1 En aquel
momento se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron: « ¿Quién es, pues, el
mayor en el Reino de los Cielos?»
2 El llamó a un
niño, le puso en medio de ellos
3 y dijo: «Yo
os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino
de los Cielos.
4 Así pues,
quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los
Cielos.
5 «Y el que
reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.
10 «Guardaos de
menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los
cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos.
Palabra del Señor
Cántico Evangélico
Ant: Todos
ellos son espíritus en servicio activo, que se envían en ayuda de los que han
de heredar la salvación.
†
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Bendito sea el Señor, Dios de
Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Todos
ellos son espíritus en servicio activo, que se envían en ayuda de los que han
de heredar la salvación.
Preces
Confesemos,
queridos hermanos, al Señor, a quien asisten millares de ángeles, y aclamémosle
gozosos:
Bendecid
al Señor, ángeles suyos
· -
Oh Dios, que a tus ángeles has dado órdenes para que nos guarden en nuestros
caminos,
condúcenos hoy sin tropezar por tus sendas.
· -
Padre, cuyo rostro están siempre viendo nuestros ángeles en el cielo,
haz que busquemos continuamente tu rostro.
·
· -
Oh Dios, cuyos hijos serán como ángeles del cielo,
danos la castidad del corazón y del cuerpo.
·
· -
Oh Dios, envía a Miguel, príncipe supremo, en auxilio de tu pueblo,
a fin de que lo defienda en las batallas contra Satanás y sus ángeles.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres.
Ya que Dios nos ha adoptado como
hijos, oremos al Padre como nos enseñó el Señor:
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos
dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Oh Dios,
que en tu providencia amorosa te has dignado enviar para nuestra custodia a tus
santos ángeles, concédenos, atento a nuestras súplicas, vernos siempre
defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R/. Amén.
*Ángeles Guardianes (Memoria)*
Los Ángeles
Custodios o Ángeles de la Guarda
Los Ángeles Guardianes
El Papa Juan XXIII dice que nuestra fe nos enseña que ninguno de
nosotros está solo, porque desde el mismo instante en que un alma es creada por
Dios para un nuevo ser humano - especialmente desde que la gracia de los
sacramentos lo envuelve con su luz inefable - un Ángel perteneciente a las
santas falanges de los espíritus celestes, es llamado para permanecer a su lado
durante todo su peregrinaje terrestre.
No debemos olvidar nunca la presencia de nuestro Ángel Guardián,
de ese príncipe celeste, que jamás debe enrojecer por causa nuestra. El respeto
por su presencia supone una continencia siempre respetuosa y deferente, un
homenaje conforme a la dignidad del cristiano, Templo del Espíritu Santo,
amigo de Jesucristo, admitido a la comunión del Cuerpo y Sangre divinos,
después de haber sido regenerados por el agua del bautismo.
El Ángel Guardián no está solamente presente, sino que su compañía
desborda de ternura y de amor, lo que requiere de parte nuestra, frente a
ellos, un amor pleno de ternura; es decir, de devoción. La devoción agrega un
elemento más a la piedad filial, incluso en aquella que practicamos y mostramos
para con Dios. Una piedad devota quiere decir, una piedad delicada que
conlleva la donación de toda el alma, de todo el corazón.
El Ángel de Dios está siempre con nosotros, con su solicitud y su
afecto excepcional. Es necesario, por tanto serle devoto. La devoción se
actualiza en la práctica de la oración cotidiana, en la invocación al iniciar y
al terminar la jornada, pero también a todo lo largo del día; especialmente
cuando las cosas son un poco complicadas y difíciles.
Fiesta
de los Ángeles Custodios
En la Biblia la palabra Ángel significa "Mensajero", un
espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir sus órdenes y
llevar sus mensajes a los seres humanos.
En el siglo II el gran sabio Orígenes señalaba que "los cristianos creemos
que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja".
En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno
tiene un ángel custodio, que cuando San Pedro al ser sacado de la cárcel llega
a llamar a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús,
ellos creen al principio, que no es Pedro en persona y exclaman: "Será su
ángel" (Hechos 12, 15).
En el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los Ángeles
de la Guarda y desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la
Guarda. Dice así: "Ángel del Señor, que por orden de su piadosa
providencia eres mi guardián, custódiame en este día (o en esta noche) ilumina
mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás
ofenda a Dios Señor. Amen.
Y en el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia
universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre.
Vísperas
Inicio
†
(se hace la señal de la cruz
mientras se dice:)
V/. -Dios
mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
Ángel santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas,
ni de noche ni de día.
Aunque espíritu invisible,
sé que te hallas a mi lado,
escuchas mis oraciones
y cuentas todos mis pasos.
En las sombras de la noche,
me defiendes del demonio,
tendiendo sobre mi pecho
tus alas de nácar y oro.
Ángel de Dios, que yo escuche
tu mensaje y que lo siga,
que vaya siempre contigo
hacia Dios, que me lo envía.
Testigo de lo invisible,
presencia del cielo amiga,
gracias por tu fiel custodia,
gracias por tu compañía.
En presencia de los ángeles,
suba al cielo nuestro canto:
gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Amén.
Salmodia
Salmo 33 - I: El Señor, salvación de los justos
Ant: El ángel
del señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen
y se alegren.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El ángel
del señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Salmo 33 - II:
Ant: Vive el
Señor, que su ángel me ha guardado.
Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?
Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella.
Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno sólo se quebrará.
La maldad da muerte al malvado,
los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a Él.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Vive el
Señor, que su ángel me ha guardado.
Apocalipsis 11, 17-18;12, 10b-12a: El juicio de Dios
Ant: Bendecid
a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho.
Gracias te damos, Señor Dios
omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Bendecid
a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho.
Lectura Bíblica
Ap 8,3-4
Vino un
ángel con un incensario de oro, y se puso junto al altar. Le entregaron muchos
perfumes, para que aromatizara las oraciones de todos los santos sobre el altar
de oro situado delante del trono. Y por manos del ángel subió a la presencia de
Dios el humo de los perfumes, junto con las oraciones de los santos.
V/. A sus
ángeles Dios ha dado ordenes.
R/. A sus
ángeles Dios ha dado ordenes.
V/. Para que
te guarden en tus caminos.
R/. Dios ha
dado ordenes.
V/. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. A sus
ángeles Dios ha dado ordenes.
Cántico Evangélico
Ant: Sus
ángeles están viendo siempre el rostro de mi Padre celestial.
†
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Sus
ángeles están viendo siempre el rostro de mi Padre celestial.
Preces
Pidamos
al Señor, que, como los ángeles, poderosos ejecutores de sus órdenes, seamos
siempre prontos a la voz de su palabra. Démosle gracias, diciendo:
Con los
ángeles, cantamos el himno de tu gloria
· -
Oh Dios, que has constituido a los ángeles mensajeros de tus maravillas,
haz que con su ayuda, también nosotros comuniquemos a los hombres tus
proezas.
· -
Señor Altísimo, a quien los ángeles proclaman santo sin cesar,
haz que en la Iglesia resuene para ti la alabanza perenne.
· -
Tú que a tus ángeles has dado órdenes para que guarden a tus siervos en sus
caminos,
haz que todos los que viajan vuelvan con paz y alegría a sus hogares.
· -
Tú que mandaste a tus ángeles a anunciar la paz a los hombres,
haz que sugieran siempre a los gobernantes y a sus pueblos proyectos de paz.
· -
Cuando envíes a tus ángeles a reunir a tus elegidos de los cuatro vientos,
haz que todos tus hijos sean contados entre los elegidos.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres.
Con el gozo que nos da el saber
que somos hijos de Dios, digamos con plena confianza:
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos
dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Oh Dios,
que en tu providencia amorosa te has dignado enviar para nuestra custodia a tus
santos ángeles, concédenos, atento a nuestras súplicas, vernos siempre
defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo
individual:
†
(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.