*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Maximiliano María Kolbe, Presbítero, Mártir (Memoria)*
14 de agosto de 2021
SABADO SEMANA III
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: CANTEMOS AL SEÑOR CON INDECIBLE GOZO.
Cantemos al Señor con indecible gozo,
él guarde la esperanza de nuestro corazón,
dejemos la inquietud posar entre sus manos,
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Dichoso será aquel que siempre en él confía
en horas angustiosas de lucha y de aflicción,
confiad en el Señor si andáis atribulados,
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Los justos saben bien que Dios siempre nos ama,
en penas y alegrías su paz fue su bastión,
la fuerza del Señor fue gloria en sus batallas,
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Envíanos, Señor, tu luz esplendorosa
si el alma se acongoja en noche y turbación,
qué luz, qué dulce paz en Dios el hombre encuentra;
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Recibe, Padre santo, el ruego y la alabanza,
que a ti, por Jesucristo y por el Consolador,
dirige en comunión tu amada y santa Iglesia;
abramos nuestro espíritu a su infinito amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables.
Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables.
Ant 2. Mándame tu sabiduría, Señor, para que me asista en mis trabajos.
Cántico: DAME SEÑOR, LA SABIDURÍA Sb 9, 1-6. 9-11
Dios de los padres y Señor de la misericordia,
que con tu palabra hiciste todas las cosas,
y en tu sabiduría formaste al hombre,
para que dominase sobre tus creaturas,
y para que rigiese el mundo con santidad y justicia
y lo gobernase con rectitud de corazón.
Dame la sabiduría asistente de tu trono
y no me excluyas del número de tus siervos,
porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva,
hombre débil y de pocos años,
demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes.
Pues aunque uno sea perfecto
entre los hijos de los hombres,
sin la sabiduría, que procede de ti,
será estimado en nada.
Contigo está la sabiduría conocedora de tus obras,
que te asistió cuando hacías el mundo,
y que sabe lo que es grato a tus ojos
y lo que es recto según tus preceptos.
Mándala de tus santos cielos
y de tu trono de gloria envíala
para que me asista en mis trabajos
y venga yo a saber lo que te es grato.
Porque ella conoce y entiende todas las cosas,
y me guiará prudentemente en mis obras,
y me guardará en su esplendor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mándame tu sabiduría, Señor, para que me asista en mis trabajos.
Ant 3. La fidelidad del Señor dura por siempre.
Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La fidelidad del Señor dura por siempre.
LECTURA BREVE Flp 2, 14-15
Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, a fin de que seáis
irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha, en medio de esta
generación mala y perversa, entre la cual aparecéis como antorchas en el mundo.
RESPONSORIO BREVE
V. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
V. Mi heredad en el país de la vida.
R. Tú eres mi refugio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
Primera Lectura
Del segundo libro de los Reyes 13, 10-25
REINADO DE JOÁS EN ISRAEL, MUERTE DEL PROFETA ELISEO
Joás, hijo de Joacaz, subió al trono de Israel en Samaría el año
treinta y siete del reinado de Joás de Judá. Reinó dieciséis años. Hizo lo que el
Señor reprueba. Repitió a la letra los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat,
hizo cometer a Israel; imitó su conducta.
Para más datos sobre Joás y sus hazañas militares contra Amasías, de Judá, véanse
los Anales del reino de Israel. Joás murió, y Jeroboam le sucedió en el trono.
A Joás lo enterraron en Samaría con los reyes de Israel.
Cuando Eliseo cayó enfermo de muerte, Joás de Israel bajó a visitarlo y se echó
sobre él llorando y repitiendo: «¡Padre mío, padre mío, carro y auriga de
Israel!»
Eliseo le dijo: «Coge un arco y unas flechas.»
Cogió un arco y unas flechas, y Eliseo le mandó:
«Empuña el arco.»
Lo empuñó, y Eliseo puso sus manos sobre las manos del rey y ordenó: «Abre la
ventana que da a levante.»
Joás la abrió y Eliseo dijo: «¡Dispara!»
Él disparó, y comentó Eliseo: «¡Flecha victoriosa del Señor, flecha victoriosa
contra Siria! Derrotarás a Siria en El Cerco hasta aniquilarla.»
Luego ordenó: «Coge las flechas.»
El rey las cogió, y Eliseo le dijo:
«Golpea el suelo.»
Él lo golpeó tres veces y se detuvo. Entonces, el profeta se le enfadó: «Si
hubieras golpeado cinco o seis veces, derrotarías a Siria hasta aniquilarla;
pero así sólo la derrotarás tres veces.»
Eliseo murió, y lo enterraron.
Las guerrillas de Moab hacían incursiones por el país todos los años. Una vez,
mientras estaban unos enterrando a un muerto, al ver las bandas de
guerrilleros, echaron el cadáver en la tumba de Eliseo y marcharon; y, al tocar
el muerto los huesos de Eliseo, revivió y se puso en pie.
Jazael, rey de Siria, había oprimido a Israel durante todo el reinado de
Joacaz. Pero el Señor se apiadó y tuvo misericordia de ellos, se volvió hacia
ellos, por el pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob, y no quiso
exterminarlos ni los ha arrojado de su presencia hasta ahora. Jazael de Siria
murió, y su hijo Benadad le sucedió en el trono.
Entonces, Joás, hijo de Joacaz, recuperó del poder de Benadad, hijo de Jazael,
las ciudades que Jazaci había arrebatado por las armas a su padre, Joacaz. Joás
lo derrotó tres veces, y así recuperó las ciudades de Israel.
Responsorio 2 R 13, 23; 14, 26
R. El Señor se apiadó y tuvo misericordia de ellos; se volvió
hacia ellos, por el pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob, * y
no quiso exterminarlos.
V. El Señor se fijó en la terrible desgracia de Israel: no había
esclavo, ni libre, ni quien ayudase a Israel.
R. Y no quiso exterminarlos.
Segunda Lectura
Del sermón de san Paciano, obispo, sobre el bautismo
(Núms. 6-7: PL 13, 1093-1094)
¿QUÉ DIOS COMO TÚ, QUE PERDONAS EL PECADO?
Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también
imagen del hombre celestial; porque el primer hombre, hecho de tierra, era terreno;
el segundo hombre es del cielo. Si obramos así, hermanos, ya no moriremos. Aunque
nuestro cuerpo se deshaga, viviremos en Cristo, como él mismo dice: El que cree
en mí, aunque haya muerto, vivirá.
Por lo demás, tenemos certeza, por el mismo testimonio del Señor, que Abrahán,
Isaac y Jacob y que todos los santos de Dios viven. De ellos dice el Señor:
Para él todos están vivos. No es Dios de muertos, sino de vivos. Y el Apóstol
dice de sí mismo: Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir; deseo
partir para estar con Cristo. Y añade en otro lugar: Mientras sea el cuerpo
nuestro domicilio, estamos desterrados lejos del Señor.
Caminamos sin verlo, guiados por la fe. Esta es nuestra fe, queridos hermanos.
Además: Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres
más desgraciados.
La vida meramente natural nos es común, aunque no igual en duración, como lo
veis vosotros mismos, con los animales; las fieras y las aves. Lo que es propio
del hombre es la que Cristo nos ha dado por su Espíritu, es decir, la vida
eterna, siempre que ya no cometamos más pecados. Pues, de la misma forma que la
muerte se adquiere con el pecado, se evita con la virtud. Porque el pecado paga
con muerte, mientras que Dios regala vida eterna por medio de Cristo Jesús,
Señor nuestro.
Como afirma el Apóstol, él es quien redime, perdonándonos todos los pecados.
Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a
nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz, y, destituyendo por medio
de Cristo a los principados y autoridades, los ofreció en espectáculo público y
los llevó cautivos en su cortejo. Ha liberado a los cautivos y ha roto nuestras
cadenas, como lo dijo David: El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los
ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan. Y en otro lugar:
Rompiste mis cadenas. Te ofreceré un sacrificio de alabanza. Así, pues, somos
liberados de las cadenas cuando, por el sacramento del bautismo, nos reunimos bajo
el estandarte del Señor, liberados por la sangre y el nombre de Cristo.
Por lo tanto, queridos hermanos, de una vez para siempre hemos sido lavados, de
una vez para siempre hemos sido liberados y de una vez para siempre hemos sido
trasladados al reino inmortal; de una vez para siempre, dichosos los que están
absueltos de sus culpas, a quienes les han sepultado sus pecados. Mantened con
fidelidad lo que habéis recibido, conservadlo con alegría, no pequéis más.
Guardaos puros e inmaculados para el día del Señor.
Responsorio 1 Co 15, 47. 49; Col 3,
9. 10
R. El primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo
es del cielo. * Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos
también imagen del hombre celestial.
V. Despojaos del hombre viejo y revestíos del nuevo, que se va
renovando hasta alcanzar un conocimiento pleno de Dios y se va configurando con
la imagen del que lo creó.
R. Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos
también imagen del hombre
celestial.
*Lecturas del Sábado de la 19ª semana del Tiempo Ordinario*
Sábado, 14 de agosto de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (19,13-15)*
En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las
manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo:
«Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es
el reino de los cielos.» Les impuso las manos y se marchó de allí.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
PRECES
Invoquemos a Dios por intercesión de María, a quien el Señor
colocó por encima de todas las creaturas celestiales y terrenas, diciendo:
Contempla, Señor, a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Padre de misericordia, te damos gracias porque nos has dado a María como madre
y ejemplo;
santifícanos por su intercesión.
Tú que hiciste que María meditara tus palabras, guardándolas en su corazón, y
fuera siempre fidelísima hija tuya,
por su intercesión haz que también nosotros seamos de verdad hijos tuyos y
discípulos de tu Hijo.
Tú que quisiste que María concibiera por obra del Espíritu Santo,
por intercesión de María otórganos los frutos de este mismo Espíritu.
Tú que diste fuerza a María para permanecer junto a la cruz y la llenaste de
alegría con la resurrección de tu Hijo,
por intercesión de María confórtanos en la tribulación y reanima nuestra
esperanza.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestras súplicas con la oración que el mismo Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios misericordioso, fuente y origen de nuestra salvación, haz
que, mientras dure nuestra vida aquí en la tierra, te alabemos constantemente y
podamos así participar un día en la alabanza eterna del cielo. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Maximiliano María Kolbe, Presbítero, Mártir (Memoria)*
A los 13 años ingresó en el Seminario de los padres franciscanos
en la ciudad polaca de Lvov, la cual a su vez estaba ocupada por Austria. Fue
en el seminario donde adoptó el nombre de Maximiliano María.
El padre Wilk lo describe así: "era diligente en el
cumplimiento de sus deberes, dotado por las matemáticas, obediente a los
profesores, servicial con los compañeros, alegre y equilibrado. Rezaba con
recogimiento. Un episodio se me grabó por siempre. Entrando en una sala, vi a
Maximiliano de rodillas ante una gran cruz, absorto en oración."
Pero de pronto entró la crisis en ambos hermanos. Maximiliano se
convenció y convenció a su hermano de abandonar el seminario. Cuando estaban a
punto de hablar con el superior, les visita la madre llena de alegría.
Orgullosa les cuenta que José, el hermano menor, también entraría en la orden.
¡Además ella y su esposo también tienen vocación religiosa de manera que sería
toda la familia Franciscana!
El 4 de septiembre de 1910 ciñó a su cintura el cordón de San
Francisco, y de esa manera comenzó su año de noviciado. ¡Apenas dieciséis años!
En el otoño de 1912, el P. Provincial teniendo en cuenta las
excelentes cualidades intelectuales de Fray Maximiliano, dispuso que, junto a
otros, siguiera sus estudios de filosofía y teología en Roma, donde los
finalizó. Los años romanos serán fecundísimos y decisivos en la vida de
Maximiliano. La Virgen lo espera para inspirarle la fundación de La Milicia de
la Inmaculada.
En 1918 es ordenado sacerdote.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: HOY ROMPE LA CLAUSURA
Hoy rompe la clausura
del surco empedernido
el grano en él hundido
por nuestra mano dura;
y hoy da su flor primera
la rama sin pecado
del árbol mutilado
por nuestra mano fiera.
Hoy triunfa el buen Cordero
que, en esta tierra impía,
se dio con alegría
por el rebaño entero;
y hoy junta su extraviada
majada y la conduce
al sitio en que reluce
la luz resucitada.
Hoy surge, viva y fuerte,
segura y vencedora,
la Vida que hasta ahora
yacía en honda muerte;
y hoy alza del olvido
sin fondo y de la nada
al alma rescatada
y al mundo redimido. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Desead la paz a Jerusalén.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desead la paz a Jerusalén.
Ant 2. Desde la aurora hasta la noche mi alma aguarda al Señor.
Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde la aurora hasta la noche mi alma aguarda al Señor.
Ant 3. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la
tierra. Aleluya.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2,
6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la
tierra. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Pe 1, 19-21
Tenemos confirmada la palabra profética, a la que hacéis bien en prestar
atención, como a lámpara que brilla en lugar oscuro, hasta que despunte el día
y salga el lucero de la mañana en vuestro corazón. Ante todo habéis de saber
que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada; pues nunca
fue proferida alguna por voluntad humana, sino que, llevados del Espíritu
Santo, hablaron los hombres de parte de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
V. Su gloria se eleva sobre los cielos.
R. Alabado sea el nombre del Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Abriré mis labios para hablar en parábolas; declararé cosas que
han estado ocultas desde la creación del mundo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Abriré mis labios para hablar en parábolas; declararé cosas que
han estado ocultas desde la creación del mundo.
PRECES
Invoquemos a Cristo, alegría de cuantos se refugian en él, y
digámosle:
Míranos y escúchanos, Señor.
Testigo fiel y primogénito de entre los muertos, tú que nos purificaste con tu
sangre
no permitas que olvidemos nunca tus beneficios.
Haz que aquellos a quienes elegiste como ministros de tu Evangelio
sean siempre fieles y celosos dispensadores de los misterios del reino.
Rey de la paz, concede abundantemente tu Espíritu a los que gobiernan las
naciones
para que cuiden con interés de los pobres y postergados.
Sé ayuda para cuantos son víctimas de cualquier segregación por causa de su
raza, color, condición social, lengua o religión
y haz que todos reconozcan su dignidad y respeten sus derechos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
A los que han muerto en tu amor dales también parte en tu felicidad
con María y con todos tus santos.
Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a
decir:
Padre nuestro...
ORACION
Mira con misericordia a estos tus hijos, Señor, y multiplica tu
gracia sobre nosotros, para que, fervorosos en la fe, la esperanza y el amor,
perseveremos en el fiel cumplimiento de tus mandamientos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.