*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Isaías*
Jueves 8
JUEVES SEMANA II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
Himno: SEÑOR, TÚ ME LLAMASTE.
Señor, tú me llamaste
para ser instrumento de tu gracia,
para anunciar la buena nueva,
para sanar las almas.
Instrumento de paz y de justicia,
pregonero de todas tus palabras,
agua para calmar la sed hiriente,
mano que bendice y que ama.
Señor, tú me llamaste
para curar los corazones heridos,
para gritar, en medio de las plazas,
que el Amor está vivo,
para sacar del sueño a los que duermen
y liberar al cautivo.
Soy cera blanda entre tus dedos,
haz lo que quieras conmigo.
Señor, tú me llamaste
para salvar al mundo ya cansado,
para amar a los hombres
que tú, Padre, me diste como hermanos.
Señor, me quieres para abolir las guerras,
y aliviar la miseria y el pecado;
hacer temblar las piedras
y ahuyentar a los lobos del rebaño. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Salmo 79 - VEN A VISITAR TU VIÑA
Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraím, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.
¡Oh Dios!, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Le diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.
Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno y echó raíces
hasta llenar el país;
su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.
¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.
La han talado y le han prendido fuego:
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Ant 2. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Cántico: ACCION DE GRACIAS DEL PUEBLO SALVADO - Is 12, 1-6
Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.
Él es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.
Aquel día, diréis:
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.
Tañed para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«¡Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel!».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Ant 3. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Salmo 80 - SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA ALIANZA
Aclamad a Dios, nuestra fuerza;
dad vítores al Dios de Jacob:
acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta;
porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto.
Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré,
te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!
No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto;
abre tu boca y yo la saciaré.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios;
los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
LECTURA BREVE Rm 14, 17-19
El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el
Espíritu Santo, pues el que en esto sirve a Cristo es grato a Dios y acepto a
los hombres. Por tanto, trabajemos por la paz y por nuestra mutua edificación.
RESPONSORIO BREVE
V. Velando medito en ti, Señor.
R. Velando medito en ti, Señor.
V. Porque fuiste mi auxilio.
R. Medito en ti, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Velando medito en ti, Señor.
Primera Lectura
Del primer libro de Samuel 25, 14-24. 28-39ª
DAVID Y ABIGAÍL
En aquellos días, uno de los servidores avisó a Abigaíl, mujer de
Nabal: «Mira que David ha enviado mensajeros desde el desierto para saludar a
nuestro amo, y él los ha despreciado. Sin embargo, esos hombres han sido muy
buenos con nosotros, y nada nos ha faltado mientras anduvimos con ellos, cuando
estábamos en el campo.
Fueron nuestra defensa noche y día, todo el tiempo que estuvimos con ellos
guardando el ganado. Date cuenta y mira lo que debes hacer, porque ya está
decretada la ruina de nuestro amo y de toda su casa; y él es tan insensato, que
no se le puede decir nada.» Tomó Abigaíl, a toda prisa, doscientos panes y dos
odres de vino, cinco carneros ya preparados, cinco arrobas de trigo tostado,
cien racimos de uvas pasas y doscientos panes de higos secos, y lo cargó todo
sobré unos asnos, diciendo a sus servidores: «Pasad delante de mí, y yo os
seguiré.» Pero nada dijo a Nabal, su marido.
Cuando bajaba ella, montada en el asno, por lo espeso del monte, David y sus
hombres bajaban en dirección contraria y se topó con ellos. David había dicho: «Muy
en vano he guardado en el desierto todo lo de este hombre, para que nada de lo suyo
le faltase, pues ahora me devuelve mal por bien. Esto haga Dios a David y esto
otro añada, si para el alba dejo con vida ni un solo varón de los de Nabal.» Apenas
vio a David, se apresuró Abigaíl a bajar del asno y, cayendo ante David, se postró
en tierra y, arrojándose a sus pies, le dijo: «Caiga sobre mí la falta, mi
señor. Deja que tu sierva hable a tus oídos y escucha las palabras de tu
sierva. Perdona, por favor, la falta de tu sierva, ya que ciertamente hará el Señor
una casa permanente a mi señor, pues mi señor combate las batallas del Señor y
no vendrá mal sobre ti en toda tu vida. Y, aunque se alza un hombre para
perseguirte y buscar tu vida, la vida de mi señor está encerrada en la bolsa de
la vida, junto al Señor tu Dios, mientras que la vida de los enemigos de mi
señor la volteará en el hueco de la honda. Cuando haga el Señor a mi señor todo
el bien que te ha prometido y te haya restablecido como caudillo de Israel, que
no haya turbación ni remordimiento en el corazón de mi señor por haber
derramado sangre inocente y haberse tomado mi señor la justicia por su mano; y,
cuando el Señor haya favorecido a mi señor, acuérdate de tu sierva.» David
respondió a Abigaíl: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado
hoy a mi encuentro. Bendita sea tu prudencia y bendita tú misma, que me has
impedido derramar sangre y tomarme la justicia por mi mano. De otro modo, ¡vive
el Señor, Dios de Israel, que me ha impedido hacerte mal!, que, de no haberte
apresurado a venir a mi encuentro, no le hubiera quedado a Nabal, al romper el
alba, ni un solo varón.» Tomó David de mano de ella lo que le traía y le dijo: «Sube
en paz a tu casa. Mira, he escuchado tu voz y he accedido a tu petición.» Cuando
Abigaíl volvió a donde se encontraba Nabal, estaba éste celebrando en su casa un
banquete como de rey; tenía el corazón alegre y estaba completamente borracho.
Ella no le dijo una palabra, ni grande ni pequeña, hasta el lucir del día. Por
la mañana, cuando se le pasó el vino a Nabal, le contó su mujer lo sucedido; entonces
el corazón se le murió en el pecho y él se quedó como una piedra. Al cabo de unos
diez días, hirió el Señor a Nabal y murió.
Oyó David que Nabal había muerto y dijo: «Bendito sea el Señor que ha defendido
mi causa contra la injuria de Nabal y ha preservado a su siervo de hacer el
mal. El Señor ha hecho caer la maldad de Nabal sobre su cabeza.»
Responsorio 1 S 25, 33. 32; Mt 5, 7
R. Tú me has impedido derramar sangre y tomarme la justicia por
mi mano. * Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy
a mi encuentro.
V. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán,
misericordia.
R. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy
a mi encuentro.
Segunda Lectura
Del comentario de san Ambrosio, obispo, sobre el salmo ciento
dieciocho
(Núms. 12. 13-14: CSEL. 62, 258-259)
EL TEMPLO DE DIOS ES SANTO: ESE TEMPLO SOIS VOSOTROS
Yo y el Padre vendremos y haremos morada en él. Que cuando venga
encuentre morada en él, pues, tu puerta abierta, ábrele tu alma, extiende el
interior de tu mente para que pueda contemplar en ella riquezas de rectitud,
tesoros de paz, suavidad de gracia. Dilata tu corazón, sal al encuentro del sol
de la luz eterna que alumbra a todo hombre. Esta luz verdadera brilla para
todos, pero el que cierra sus ventanas se priva a sí mismo de la luz eterna.
También tú, si cierras la puerta de tu alma, dejas afuera a Cristo.
Aunque tiene poder para entrar, no quiere, sin embargo, ser inoportuno, no
quiere obligar a la fuerza.
Él salió del seno de la Virgen como el sol naciente, para iluminar con su luz
todo el orbe de la tierra. Reciben esta luz los que desean la claridad del
resplandor sin fin, aquella claridad que no interrumpe noche alguna. En efecto,
a este sol que vemos cada día suceden las tinieblas de la noche; en cambio, el
Sol de justicia nunca se pone, porque a la sabiduría no sucede la malicia.
Dichoso, pues, aquel a cuya puerta llama Cristo. Nuestra puerta es la fe, la
cual, si es resistente, defiende toda la casa. Por esta puerta entra Cristo.
Por esto, dice la Iglesia en el Cantar de los cantares: Oigo a mi amado que
llama a la puerta. Escúchalo cómo llama, cómo desea entrar: ¡Ábreme, mi paloma
sin mancha, que tengo la cabeza cuajada de rocío, mis rizos, del relente de la
noche!
Considera cuándo es principalmente que llama a tu puerta el Verbo de Dios,
siendo así que su cabeza está cuajada del rocío de la noche. Él se digna
visitar a los que están tentados o atribulados, para que nadie sucumba bajo el
peso de la tribulación. Su cabeza, por tanto, se cubre de rocío o de relente
cuando su cuerpo está en dificultades. Entonces, pues, es cuando hay que estar
en vela, no sea que cuando venga el Esposo se vea obligado a retirarse. Porque,
si estás dormido y tu corazón no está en vela, se marcha sin haber llamado;
pero, si tu corazón está en vela, llama y pide que se le abra la puerta.
Hay, pues, una puerta en nuestra alma, hay en nosotros aquellas puertas de las
que dice el salmo: ¡Portones! alzad los dinteles, que se alcen las antiguas
compuertas: va a entrar el Rey de la gloria. Si quieres alzar los dinteles de tu
fe, entrará a ti el Rey de la gloria, llevando consigo el triunfo de su pasión.
También el triunfo tiene sus puertas, pues leemos en el salmo lo que dice el
Señor Jesús por boca del salmista: Abridme las puertas del triunfo.
Vemos, por tanto, que el alma tiene su puerta, a la que viene Cristo y llama.
Ábrele, pues; quiere entrar, quiere hallar en vela a su Esposa.
Responsorio Ap 3, 20; Mt 24, 46
R. Mirad que estoy a la puerta y llamo; si alguno escucha mi
voz y me abre la puerta, * entraré en su casa, cenaré con
él y él conmigo.
V. Dichoso el siervo a quien su amo, al volver, lo encuentre
cumpliendo lo que le ha encomendado.
R. Entraré en su casa, cenaré con él y él conmigo.
*Lecturas
del Jueves de la 14ª semana del Tiempo Ordinario ciclo B*
Jueves, 8 de julio de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo Evangelio según san Mateo (10,7-15)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «ld y proclamad que el reino de
los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos,
echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la
faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de
repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando
entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos
en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludad; si la casa se
lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz
volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa
o del pueblo, sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio
les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Anuncia, Señor, la salvación a tu pueblo y perdónanos nuestros
pecados.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Anuncia, Señor, la salvación a tu pueblo y perdónanos nuestros
pecados.
PRECES
Bendigamos a Dios, nuestro Padre, que mira siempre con amor a sus
hijos y nunca desatiende sus súplicas, y digámosle con humildad:
Ilumínanos, Señor.
Te damos gracias, Señor, porque nos has iluminado con la luz de Jesucristo;
que esta claridad ilumine hoy todos nuestros actos.
Que tu sabiduría nos dirija en nuestra jornada;
así andaremos por sendas de vida nueva.
Ayúdanos a superar con fortaleza las adversidades
y haz que te sirvamos con generosidad de espíritu.
Dirige y santifica los pensamientos, palabras y obras de nuestro día
y danos un espíritu dócil a tus inspiraciones.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos ahora, todos juntos, nuestra oración al Padre y digámosle:
Padre nuestro...
ORACION
A ti, Señor, que eres la luz verdadera y la fuente misma de toda
luz, te pedimos humildemente que meditando fielmente tu palabra vivamos siempre
en la claridad de tu luz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Isaías*
Isaías significa Dios
salva.
Isaías fue para Israel un héroe
nacional. Es un poeta maravilloso. La elegancia de su estilo, la viveza de sus
imágenes y la belleza literaria de sus profecías lo convierte en un clásico de
la literatura de Israel.
Nació en Jerusalén en el año 765
antes de Cristo y parece que era de familia de clase aristocrática. Todo su
modo de hablar y comportarse lo presentan como un hombre de cultura superior.
En el Capítulo 6 de sus profecías
narra como Dios lo llamo. Dice así: "Ví al Señor Dios, sentado en un trono
excelso y elevado y miles de serafines lo alababan cantando: "Santo, Santo
es el Señor Dios de los ejércitos, llenos están el cielo y la tierra de Tu
Gloria." Yo me llene de espanto y exclame: "Ay de mí que soy un
hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo pecador y mis ojos ven al
Dios Todopoderoso". Entonces voló hacía mí uno de los serafines, y tomando
una brasa encendida del altar la coloco sobre mis labios y dijo: "Ahora
has quedado purificado de tus pecados."
Y oí la voz del Señor que me
decía:"¿A quién enviaré? ¿Quién irá de mi parte a llevarles mis mensajes?”
Yo le dije: "Aquí estoy
Señor, envíame a mí"
JUEVES SEMANA II
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: CUANDO LA LUZ SE HACE VAGA
Cuando la luz se hace vaga
y está cayendo la tarde,
venimos a ti, Señor,
para cantar tus bondades.
Los pájaros se despiden
piadosamente en los árboles,
y buscan calor de nido
y blandura de plumajes.
Así vuelven fatigados
los hombres a sus hogares,
cargando sus ilusiones
o escondiendo sus maldades.
Quieren olvidar la máquina,
olvidar sus vanidades;
descansar de tanto ruido
y morir a sus pesares.
Ya todo pide silencio,
se anuncia la noche amable:
convierte, Padre, sus penas
en abundancia de panes.
Alivie tu mano pródiga,
tu mano buena de Padre,
el cansancio de sus cuerpos,
sus codicias y sus males. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el
fin de la tierra.
Salmo 71 I - PODER REAL DEL MESÍAS
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.
Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna.
Que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el
fin de la tierra.
Ant 2. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de
la violencia.
Salmo 71 II
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.
Que viva y que le traigan el oro de Saba;
él intercederá por el pobre
y lo bendecirá.
Que haya trigo abundante en los campos,
y ondee en lo alto de los montes,
den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso,
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de
la violencia.
Ant 3. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
LECTURA BREVE 1Pe 1, 22-23
Por la obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor
fraternal no fingido; amaos, pues, con intensidad y muy cordialmente unos a
otros, como quienes han sido engendrados no de semilla corruptible, sino
incorruptible, por la palabra viva y permanente de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es mi pastor, nada me falta.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V. En verdes praderas me hace recostar.
R. Nada me falta.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de
bienes.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+ Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de
bienes.
PRECES
Elevemos a Dios nuestros corazones agradecidos porque ha bendecido
a su pueblo con toda clase de bienes espirituales y digámosle con fe:
Bendice, Señor, a tu pueblo.
Dios todopoderoso y lleno de misericordia, protege al Papa Francisco y a
nuestro obispo N.,
que tú mismo has elegido para guiar a la Iglesia.
Protege, Señor, a nuestros pueblos y ciudades
y aleja de ellos todo mal.
Multiplica como renuevos de olivo alrededor de tu mesa hijos que se consagren a
tu reino,
siguiendo a Jesucristo en pobreza, castidad y obediencia.
Conserva el propósito de aquellas de tus hijas que han consagrado a ti su
virginidad,
para que, en la integridad de su cuerpo y de su espíritu, sigan al cordero
donde quiera que vaya.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Da la paz a los difuntos
y permítenos encontrarlos nuevamente un día en tu reino.
Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, acudamos con confianza
a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Al ofrecerte, Señor, nuestro sacrificio vespertino de alabanza, te
pedimos humildemente que, meditando día y noche en tu palabra, consigamos un
día la luz y el premio de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.