*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Laudes - NATIVIDAD DE SAN JUAN
BAUTISTA 2021*
NATIVIDAD
DE SAN JUAN BAUTISTA, 24 de junio.
Invitatorio
V. Señor, ábreme los labios.
R. Y
mi boca proclamará tu alabanza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Antifona: Venid, adoremos al Cordero de Dios, a quien Juan
anunció lleno de alegría.
Salmo 94
Invitación
a la alabanza divina
Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras
dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Antifona: Venid, adoremos al Cordero de Dios, a quien Juan
anunció lleno de alegría.
Laudes
Himno
Es
domingo; una luz nueva
resucita la mañana
con su mirada inocente,
llena de gozo y de gracia.
Es domingo; la alegría
del mensaje de la Pascua
es la noticia que llega
siempre y que nunca se gasta.
Es domingo; la pureza
no sólo la tierra baña,
que ha penetrado
en la vida por las ventanas del alma.
Es domingo; la presencia
de Cristo llena la casa:
la Iglesia, misterio y fiesta,
por él y en él convocada.
Es domingo; «éste es el día
que hizo el Señor», es la Pascua,
día de la creación
nueva y siempre renovada.
Es domingo; de su hoguera
brilla toda la semana
y vence oscuras tinieblas
en jornadas de esperanza.
Es domingo; un canto nuevo
toda la tierra le canta
al Padre, al Hijo, al Espíritu,
único Dios que nos salva. Amén.
Salmodia
Antífona
1: Le pondrás el nombre de Juan y su
nacimiento será motivo de alegría paramuchos.
Salmo 62,
2-9
El alma
sedienta de Dios
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de
las tinieblas.
Oh
Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona
1: Le pondrás el nombre de Juan y su
nacimiento será motivo de alegría paramuchos
Antífona
2: Precederá al Señor en su venida con el
espíritu y el poder de Elías, preparando al Señor un pueblo bien dispuesto.
Dn
3,57-88.56
Toda la
creación alabe al Señor
Alabad al Señor, sus siervos todos. (Ap 19,5)
Criaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor;
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Antífona
2: Precederá al Señor en su venida con el
espíritu y el poder de Elías, preparando al Señor un pueblo bien dispuesto
Antífona
3: A ti, niño, te llamarán profeta del
Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos.
Salmo 149
Alegría
de los santos
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se
alegran por su Rey, Cristo, el Señor. (Hesiquio)
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona
3: A ti, niño, te llamarán profeta del
Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos.
Lectura
Breve
Ml 4, 5-6
Mirad,
os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y
terrible. Convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de
los hijos hacia los padres, para que no tenga que venir yo a destruir la
tierra.
Responsorio
Breve
V. Será grande a los ojos del Señor y estará
lleno del Espíritu Santo.
R. Será
grande a los ojos del Señor y estará lleno del Espíritu Santo.
V. Precederá
al Señor en su venida, preparándole un pueblo bien dispuesto.
R. Y
estará lleno del Espíritu Santo.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Será
grande a los ojos del Señor y estará lleno del Espíritu Santo.
Versículo
V. Éste vino como testigo enviado a declarar en
favor de la luz.
R. Para
que por su medio todos abrazasen la fe.
Lecturas
Primera
Lectura
Del libro
del profeta Jeremías 1, 4-10. 17-19
LA
VOCACIÓN DEL PROFETA
Recibí
esta palabra del Señor: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de
que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles.»
Yo repuse: «¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho.» El
Señor me contestó: «No digas: "Soy un muchacho", que adonde yo te
envíe irás, y lo que yo te mande lo dirás. No les tengas miedo, yo estoy
contigo para librarte -oráculo del Señor-» El Señor extendió la mano y me tocó
la boca; y me dijo: «Mira: yo pongo mis palabras en tu boca, hoy te establezco
sobre pueblos y reyes, para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para
edificar y plantar. Pero tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te
mando. No les tengas miedo, que yo no te haré desmayar delante de ellos. Mira:
Yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de
bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a
los sacerdotes y la gente del pueblo; lucharán contra ti, pero no podrán
contigo, porque yo estoy contigo para librarte - oráculo del Señor-.»
Jr 1, 5.
9. 10
R. Antes de formarte en el vientre, te escogí;
antes de que salieras del seno materno, te consagré: * te nombré profeta de los gentiles.
V. Yo
pongo mis palabras en tu boca, yo te establezco sobre pueblos y reyes.
R. Te
nombré profeta de los gentiles.
Segunda
Lectura
De los
sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 293,1-3: PL 38,1327-1328)
LA VOZ
QUE CLAMA EN EL DESIERTO
La
Iglesia celebra el nacimiento de Juan como algo sagrado, y él es el único de
los santos cuyo nacimiento se festeja; celebramos el nacimiento de Juan y el de
Cristo. Ello no deja de tener su significado, y, si nuestras explicaciones no
alcanzaran a estar a la altura de misterio tan elevado, no hemos de perdonar
esfuerzo para profundizarlo y sacar provecho de él. Juan nace de una anciana
estéril; Cristo, de una jovencita virgen. El futuro padre de Juan no cree el
anuncio de su nacimiento y se queda mudo; la Virgen cree el del
nacimiento de Cristo y lo concibe por la fe. Esto es, en resumen, lo que
intentaremos penetrar y analizar; y, si el poco tiempo y las pocas facultades
de que disponemos no nos permiten llegar hasta las profundidades de este
misterio tan grande, mejor os adoctrinará
aquel que habla en vuestro interior, aun en ausencia nuestra, aquel que es el
objeto de vuestros piadosos pensamientos, aquel que habéis recibido en vuestro
corazón y del cual habéis sido hechos templo.
Juan viene a ser como la línea divisoria entre los dos Testamentos, el antiguo
y el nuevo. Así lo atestigua el mismo Señor, cuando dice: La ley y los profetas
llegaron hasta Juan. Por tanto, él es como la personificación de lo antiguo y
el anuncio de lo nuevo. Porque personifica lo antiguo, nace de padres ancianos;
porque personifica lo nuevo, es declarado profeta en el seno de su madre. Aún
no ha nacido y, al venir la Virgen María, salta de gozo en las entrañas de su
madre. Con ello queda ya señalada su misión, aun antes de nacer; queda
demostrado de quién es precursor, antes de que él lo vea. Estas
cosas pertenecen al orden de lo divino y sobrepasan la capacidad de la humana
pequeñez. Finalmente, nace, se le impone el nombre, queda expedita la lengua de
su padre. Estos acontecimientos hay que entenderlos con toda la fuerza de su
significado. Zacarías calla y pierde el habla hasta que nace Juan, el precursor
del Señor, y abre su boca. Este silencio de Zacarías significaba que, antes de
la predicación de Cristo, el sentido de las profecías estaba en cierto modo
latente, oculto, encerrado. Con el advenimiento de aquel a quien se referían
estas profecías, todo se hace claro. El hecho de que en el nacimiento de Juan
se abre la boca de Zacarías tiene el mismo significado que el rasgarse el velo
al morir Cristo en la cruz. Si Juan se hubiera anunciado a sí mismo, la boca de
Zacarías habría continuado muda. Si se desata su lengua es porque ha nacido
aquel que es la voz; en efecto, cuando Juan cumplía ya su misión de anunciar al
Señor, le dijeron: ¿Tú quién eres? Y él respondió: Yo soy la voz que grita en
el desierto. Juan era la voz; pero el Señor era la Palabra que en el principio
ya existía. Juan era una voz pasajera, Cristo la Palabra eterna desde el
principio.
Lc 1,
76-77
R. A ti, niño, te llamarán profeta del
Altísimo, * porque
irás delante del Señor a preparar sus caminos.
V. Anunciando
a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
R. Porque
irás delante del Señor a preparar sus caminos.
Lecturas
de la Natividad de san Juan Bautista
Jueves,
24 de junio de 2021
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,57-66.80):
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron
sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y
la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban
Zacarías, como a su padre.
La madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió
una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a
Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de
Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «¿Qué va a ser este
niño?» Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo, y su
carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.
Palabra del Señor
Canto
Evangélico
Antifona: Zacarías recuperó el uso de la lengua e,
inspirado, dijo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel.»
Benedictus
Lc 1, 68-79
El Mesías
y su precursor
+
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Preces
Oremos
a Cristo, el Señor, que envió a Juan a preparar sus caminos delante de él, y
digámosle:
Visítanos, Sol que naces de lo alto.
Tú que hiciste saltar de gozo a Juan cuando estaba en el vientre de su madre, —
haz que siempre nos alegremos de que hayas venido al mundo.
Tú que nos mostraste el camino de la conversión por la palabra y por el ejemplo
del Bautista, — ilumina nuestros corazones, para que se conviertan a las
enseñanzas de tu reino.
Tú que quieres mostrarte a los hombres por la predicación de los hombres, —
envía a todo el mundo profetas que anuncien tu Evangelio.
Tú que quisiste ser bautizado por Juan en el Jordán para llevar a término toda
justicia, — haz que trabajemos por la justicia de tu reino.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones
libres.
Dirijamos nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo: Padre
nuestro.
Padre
Nuestro
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Oh Dios
todopoderoso, que suscitaste a san Juan Bautista para que preparase a Cristo un
pueblo bien dispuesto, concede a tu familia el don de la alegría espiritual y
dirige la
voluntad de tus hijos por el camino de la salvación y de la paz. Por nuestro
Señor
Jesucristo.
Amén.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y
nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
*Vísperas*
Invocación
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor,
date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno
Todo en
estado de oración parece.
La santidad, que empapa todo el aire,
rebosa de los cielos como de ánfora,
y se filtra en las venas del deseo.
Todo sube en afán contemplativo,
como a través de transparencia angélica,
y lo más puro que hay en mí despierta,
sorbido por vorágine de altura.
Tiene alas la tarde, unción y llama.
Todo yo en la plegaria he naufragado;
se levantan mis manos como lámparas;
por el silencio, el corazón respira.
Se ha encendido el crepúsculo en mi frente
y la lumbre de Dios transe mi carne.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmodia
Antífona
1: Apareció un hombre, enviado por Dios,
que se llamaba Juan.
Salmo 14
¿QUIÉN ES
JUSTO ANTE EL SEÑOR?
Señor,
¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y práctica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
Antífona
2: Juan vino como testigo para declarar en
favor de la verdad.
Salmo 111
FELICIDAD
DEL JUSTO
Dichoso
quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en
la tierra, la descendencia del justo será bendita. En su casa habrá riquezas y
abundancia, su caridad es constante, sin falta. En las tinieblas brilla como
una luz el que es justo, clemente y compasivo. Dichoso el que se apiada y
presta, y administra rectamente sus asuntos. El justo jamás vacilará, su
recuerdo será perpetuo. No temerá las malas noticias, su corazón está firme en
el Señor. Su corazón está seguro, sin temor, hasta que vea derrotados a sus
enemigos. Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta, y
alzará la frente con dignidad. El malvado, al verlo, se irritará, rechinará los
dientes hasta consumirse. La ambición del malvado fracasará.
Antífona
3: Juan era la lámpara que arde y que
ilumina.
Cántico
Ap 15, 3-4
CANTO DE
LOS VENCEDORES
Grandes
y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus
caminos, ¡oh Rey de los siglos!¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu
nombre? Porque tú solo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se
postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Lectura
Breve
Hch 13,
23-25
Según
lo prometido, Dios sacó para Israel de la descendencia de David un Salvador,
Jesús. Y su precursor fue Juan. Ya éste, antes de presentarse Jesús, había
predicado a todo el pueblo de Israel un bautismo como señal de arrepentimiento.
Y, cuando estaba para terminar su misión, solía decir: «No soy yo el que
vosotros os imagináis. Pero, mirad, viene otro después de mí; y yo no soy digno
de desatar su calzado.»
Responsorio
Breve
V. Preparad el camino del Señor, enderezad sus
sendas.
R. Preparad
el camino del Señor, enderezad sus sendas.
V. El
que viene después de mí ya existía antes que yo.
R. Enderezad
sus sendas.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Preparad
el camino del Señor, enderezad sus sendas.
Canto
Evangélico
Antifona: El niño que nos ha nacido es más que un
profeta; es aquel de quien dice el Salvador: «Entre los nacidos de mujer no ha
surgido nadie mayor que Juan Bautista.»
MagnificatLc
1, 46-55
Alegría
del alma en el Señor
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Oremos
confiados al Señor, que eligió a Juan Bautista para anunciar a los hombres el
reino de Cristo, y digámosle:
Guía, Señor, nuestros pasos por el camino de la paz.
Tú, Señor, que llamaste a Juan cuando estaba aún en las entrañas maternas y lo
elegiste
para que preparara los caminos de tu Hijo,
— danos ánimos para seguir siempre a Cristo con la misma fidelidad con que Juan
lo
precedió.
Tú que concediste al Bautista reconocer al Cordero de Dios,
— concede a la Iglesia anunciar a Cristo de tal manera que los hombres de
nuestro
tiempo puedan reconocerlo.
Tú que dispusiste que Juan menguase y que Cristo creciera,
— enséñanos a saber humillarnos, para que brille Cristo a los ojos de los
hombres.
Tú que, por el martirio de Juan, quisiste manifestar la justicia,
— concédenos testificar tu verdad con valentía, sin temor a la tribulación.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones
libres.
Acuérdate, Señor, de los que han salido ya de este mundo,
— y colócalos en el reino de la luz y de la paz.
Dirijamos nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo: Padre
nuestro.
Padre
Nuestro
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oh Dios
todopoderoso, que suscitaste a san Juan Bautista para que preparase a Cristo un
pueblo bien dispuesto, concede a tu familia el don de la alegría espiritual y
dirige la voluntad de tus hijos por el camino de la salvación y de la paz. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y
nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.