*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Oliver Plunkett,
Mártir de Irlanda*
1 de Julio
JUEVES SEMANA I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, porque él es nuestro Dios.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, porque él es nuestro Dios.
Himno: CRECE LA LUZ BAJO TU HERMOSA MANO.
Crece la luz bajo tu hermosa mano,
Padre celeste, y suben
los hombres matutinos al encuentro
de Cristo Primogénito.
El hizo amanecer ante tus ojos
y enalteció la aurora,
cuando aún no estaba el hombre sobre el mundo
para poder cantarla.
El es principio y fin del universo,
y el tiempo, en su caída,
se acoge al que es la fuerza de las cosas
y en él rejuvenece.
Él es quien nos reanima y fortalece,
y hace posible el himno
que, ante las maravillas de tus manos,
cantamos jubilosos.
He aquí la nueva luz que asciende y busca
su cuerpo misterioso;
he aquí, en la claridad de la mañana,
el signo de tu rostro.
Envía, Padre eterno, sobre el mundo
el soplo de tu Hijo,
potencia de tu diestra y primogénito
de todos los que mueren. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
Salmo 56 - ORACIÓN MATUTINA DE UN AFLIGIDO.
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.
Invoco al Dios Altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.
Estoy echado entre leones
devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Han tendido una red a mis pasos
para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.
Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
Ant 2. «Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.
Cántico: FELICIDAD DEL PUEBLO REDIMIDO Jr 31, 10-14
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño;
porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor:
hacia el trigo y el vino y el aceite,
y los rebaños de ovejas y de vacas;
su alma será como un huerto regado,
y no volverán a desfallecer.
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas;
alimentaré a los sacerdotes con manjares sustanciosos,
y mi pueblo se saciará de mis bienes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.
Ant 3. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro
Dios.
Salmo 47 - HIMNO A LA GLORIA DE JERUSALÉN
Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra:
el monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.
Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos;
allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis.
Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.
¡Oh Dios!, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu renombre, ¡oh Dios!, tu alabanza
llega al confín de la tierra;
tu diestra está llena de justicia:
el monte Sión se alegra,
las ciudades de Judá se gozan
con tus sentencias.
Dad la vuelta en torno a Sión,
contando sus torreones;
fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,
para poder decirle a la próxima generación:
«Este es el Señor, nuestro Dios.»
Él nos guiará por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro
Dios.
LECTURA BREVE Is 66,1-2
Así dice el Señor: «El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies:
¿Qué templo podréis construirme?; ¿o qué lugar para mi descanso? Todo esto lo
hicieron mis manos, todo es mío —oráculo del Señor—. En ése pondré mis ojos: en
el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras.»
RESPONSORIO BREVE
V. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
V. Guardaré tus leyes.
R. Respóndeme, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
PRIMERA LECTURA
Del primer libro de
Samuel 12, 1-25
ADVERTENCIAS DE SAMUEL AL
PUEBLO
En aquellos días, Samuel dijo a los israelitas:
«Ya veis que os he hecho caso en todo lo que me pedisteis, y os he dado un rey.
Pues bien, ¡aquí tenéis al rey! Yo estoy ya viejo y canoso, mientras a mis
hijos los tenéis entre vosotros. Yo he actuado a la vista de todos, desde mi
juventud hasta ahora. Aquí me tenéis, respondedme ante el Señor y su ungido: ¿a
quién le quité un buey?, ¿a quién le quité un burro?, ¿a quién he hecho
injusticia?, ¿a quién he vejado?, ¿de quién he aceptado un soborno para que
cerrara los ojos? Decidlo, y os lo devolveré.»
Respondieron:
«No nos has hecho injusticia, ni nos has vejado, ni has aceptado soborno de
nadie.»
Samuel añadió:
«Yo tomo hoy por testigo frente a vosotros al Señor y a su ungido: no me habéis
sorprendido con nada en la mano.»
Respondieron:
«Sean testigos.»
Samuel dijo al pueblo:
«Es testigo el Señor, que envió a Moisés y a Aarón e hizo subir de Egipto a
vuestros padres. Poneos en pie, que voy a juzgaros en presencia del Señor,
repasando todos los beneficios que el Señor os hizo a vosotros y a vuestros
padres:
Cuando Jacob fue con sus hijos a Egipto, y los egipcios los oprimieron,
vuestros padres gritaron al Señor, y el Señor envió a Moisés y Aarón para que
sacaran de Egipto a vuestros padres y los establecieran en este lugar.
Pero olvidaron al Señor, su Dios, y él los vendió a Sísara, general del
ejército de Yabín, rey de Jasor, y a los filisteos, y al rey de Moab, y
tuvieron que luchar contra ellos.
Entonces gritaron al Señor: "Hemos pecado, porque hemos abandonado al
Señor, para servir a Baal y Astarté; líbranos del poder de nuestros enemigos y
te serviremos." El Señor envió a Yerubbaal, a Barac, a Jefté y a Sansón, y
os libró del poder de vuestros vecinos, y pudisteis vivir tranquilos.
Pero, cuando visteis que os atacaba el rey amonita Najás, me pedisteis que os
nombrara un rey, siendo así que el Señor es vuestro rey.
Pues bien, ahí tenéis al rey que pedisteis y que habéis elegido; ya veis que el
Señor os ha dado un rey. Si teméis al Señor y le servís, si le obedecéis y no
os rebeláis contra sus mandatos, vosotros y el rey que reine sobre vosotros
viviréis siendo fieles al Señor vuestro Dios. Pero si no obedecéis al Señor y
os rebeláis contra sus mandatos, la mano del Señor pesará sobre vosotros y
sobre vuestro rey, hasta destruiros.
Ahora preparaos a asistir al prodigio que el Señor va a realizar ante vuestros
ojos. Estamos en la siega del trigo, ¿no es cierto? Pues voy a invocar al Señor
para que envíe una tronada y un aguacero; así reconoceréis la grave maldad que
cometisteis ante el Señor, pidiéndoos un rey.»
Samuel invocó al Señor, y el Señor envió aquel día una tronada y un aguacero.
Todo el pueblo, lleno de miedo ante el Señor y ante Samuel, dijo a Samuel:
«Reza al Señor, tu Dios, para que tus siervos no mueran; porque a todos
nuestros pecados hemos añadido la maldad de pedirnos un rey.»
Samuel les contestó:
«No temáis. Ya que habéis cometido esa maldad, al menos, en adelante, no os
apartéis del Señor: servid al Señor de todo corazón, no sigáis a los ídolos,
que ni auxilian ni liberan, porque son puro vacío. Por el honor de su gran
nombre, el Señor no rechazará a su pueblo, porque el Señor se ha dignado hacer
de vosotros su pueblo. Por mi parte, líbreme Dios de pecar contra el Señor,
dejando de rezar por vosotros. Yo os enseñaré el camino recto y bueno; puesto
que habéis visto los grandes beneficios que el Señor os ha hecho, temed al
Señor y servidlo sinceramente y de todo corazón. Pero, si obráis mal,
pereceréis, vosotros con vuestro rey.»
RESPONSORIO
Sir 46, 22. 17
R. Cuando descansaba en su lecho de
muerte, invocó por testigos al Señor y a su ungido: * «¿De quién he recibido un
par de sandalias?», y nadie se atrevió a contestarle.
V. Según la ley del Señor, gobernó al
pueblo; por su fidelidad, se acreditó como profeta.
R. «¿De quién he recibido un par de
sandalias?», y nadie se atrevió a contestarle.
SEGUNDA LECTURA
Homilía de san
Jerónimo, presbítero, a los recién bautizados, sobre el salmo cuarenta y uno.
(CCL 78, 542-544)
PASARÉ AL LUGAR DEL
TABERNÁCULO ADMIRABLE
Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.
Como la cierva del salmo busca las corrientes de agua, así también nuestros
ciervos, que han salido de Egipto y del mundo, y han aniquilado en las aguas
del bautismo al Faraón con todo su ejército, después de haber destruido el
poder del diablo, buscan las fuentes de la Iglesia, que son el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo.
Que el Padre sea fuente, lo hallamos escrito en el libro de Jeremías: Me han
abandonado a mí, la fuente de aguas vivas, para excavarse cisternas agrietadas,
incapaces de retener el agua. Acerca del Hijo, leemos en otro lugar: Han
abandonado la fuente de la sabiduría. Y del Espíritu Santo: El que beba del
agua que yo le dé, se convertirá en él en manantial, cuyas aguas brotan para
comunicar vida eterna, palabras cuyo significado nos explica luego el
evangelista, cuando nos dice que el Salvador se refería al Espíritu Santo. De
todo lo cual se deduce con toda claridad que la triple fuente de la Iglesia es
el misterio de la Trinidad.
Esta triple fuente es la que busca el alma del creyente, el alma del bautizado,
y por eso dice: Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. No es un tenue deseo
el que tiene de ver a Dios, sino que lo desea con un ardor parecido al de la
sed. Antes de recibir el bautismo, se decían entre sí: ¿Cuándo entraré a ver el
rostro de Dios? Ahora ya han conseguido lo que deseaban: han llegado a la
presencia de Dios y se han acercado al altar y tienen acceso al misterio de
salvación.
Admitidos en el cuerpo de Cristo y renacidos en la fuente de vida, dicen
confiadamente: Pasaré al lugar del tabernáculo admirable, hacia la casa de
Dios. La casa de Dios es la Iglesia, ella es el tabernáculo admirable, porque
en él resuenan los cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta.
Decid, pues, los que acabáis de revestiros de Cristo y, siguiendo nuestras
enseñanzas, habéis sido extraídos del mar de este mundo, como pececillos con el
anzuelo: «En nosotros, ha sido cambiado el orden natural de las cosas. En
efecto, los peces, al ser extraídos del mar, mueren; a nosotros, en cambio, los
apóstoles nos sacaron del mar de este mundo para que pasáramos de muerte a
vida. Mientras vivíamos sumergidos en el mundo, nuestros ojos estaban en el
abismo y nuestra vida se arrastraba por el cieno; mas, desde el momento en que
fuimos arrancados de las olas, hemos comenzado a ver el sol, hemos comenzado a
contemplar la luz verdadera, y por esto, llenos de alegría desbordante, le
decimos a nuestra alma: Espera en Dios, que volverás a alabarlo: "Salud de
mi rostro, Dios mío."»
RESPONSORIO
Sal 26, 4
R. Una cosa pido al Señor, eso
buscaré: * Habitar en la casa del Señor por los días de mi vida.
V. Gozar de la dulzura del Señor
contemplando su templo.
R. Habitar en la casa del Señor por
los días de mi vida.
*Lecturas de la 13ª Semana del Tiempo Ordinario Ciclo B*
Jueves, 1 de julio de 2021
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,1-8)*
En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su
ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla.
Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están
perdonados.»
Algunos de los escribas se dijeron: «Éste blasfema.»
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: «¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil
decir: “Tus pecados están perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? Pues, para
que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar
pecados –dijo dirigiéndose al paralítico–: Ponte en pie, coge tu camilla y vete
a tu casa.»
Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y
alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sirvamos al Señor con santidad y nos librará de la mano de
nuestros enemigos.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sirvamos al Señor con santidad y nos librará de la mano de
nuestros enemigos.
PRECES
Demos gracias a Cristo que nos ha dado la luz del día y
supliquémosle diciendo:
Bendícenos y santifícanos, Señor.
Tú que te entregaste como víctima por nuestros pecados,
acepta los deseos y las acciones de este día.
Tú que nos alegras con la claridad del nuevo día,
sé tú mismo el lucero brillante de nuestros corazones.
Haz que seamos bondadosos y comprensivos con los que nos rodean
para que logremos así ser imágenes de tu bondad.
En la mañana haznos escuchar tu gracia
y que tu gozo sea hoy nuestra fortaleza.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Fieles a la recomendación del salvador, digamos llenos de confianza filial:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, humildemente acudimos a ti, al empezar
el día, a media jornada y al atardecer, para pedirte que, alejando de nosotros
las tinieblas del pecado, nos hagas alcanzar la luz verdadera que es Cristo.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Oliver Plunkett, Mártir de Irlanda*
Nació en 1 de Noviembre de 1629. Oliver fue educado, desde su
juventud, en la devota religiosidad viril, propia de la "isla de los
santos". Imposibilitado de poder realizar los estudios teológicos en su
patria, se fue a Roma a los dieciséis años; recibió allí las sagradas órdenes y
trabajó benéficamente como profesor de teología moral en el Colegio de la
Propaganda. El 9 de julio de 1669, fue consagrado arzobispo de Armagh y llegó a
su sede en marzo de 1670.
Los siguientes diez años no nos muestran ningún hecho
sorprendente, ninguna aparición estrepitosa en público. Sólo el trabajo callado
y arduo del arzobispo Oliver. Superando la fatiga, visitaba las parroquias
dispersas, sin tener en cuenta los caminos largos y peligrosos. Consolaba a los
abatidos, administraba los sacramentos y, cuando una parroquia se encontraba
abandonada, enviaba un sacerdote que no temiera la pobreza o la persecución.
Entre sus paisanos, Oliver Plunket se convirtió de nuevo en un
completo irlandés. Se sacrificaba por ellos y ellos le agradecían incluyéndolo
cada mañana en su oración, antes de comenzar la tarea diaria. Eran agricultores
o ganaderos sedentarios, pero ninguno era rebelde. Cualquier idea sobre una
conspiración era ajena a su manera de ser; a pesar de eso, el 23 de julio de
1680, se encontró el arzobispo ante el tribunal de Dundalk, debido a la absurda
acusación de haber contratado a setenta mil irlandeses católicos para asesinar
a todos los protestantes. Uno de los llamados cazadores de sacerdotes, había
seguido el rastro del primado cuando asistía al anciano obispo de Meath,
durante su agonía. Aquellos cazadores recibían de parte de las autoridades como
otros Judas, 10 libras esterlinas por el arresto de un obispo o de un jesuita.
Después de una larga detención en su "querida y cara
celda" Dublin, Oliver Plunket fue trasladado a la torre de Londres; se
formuló la acusación de "alta traición" la sentencia del jurado fue
"culpable".
Se le había negado el término necesario para poder llamar de
Irlanda a sus testigos de exoneración de tal manera que él mismo que defender
con fuego y pasión y no entregó su nombre honrado sin luchar. Indignado,
rechazó la suposición de haber comprado vida libertad por medio de un
testimonio falso: "Muy señor mío, morir diez mil veces a robarle a un ser
humano injustamente un centavo de sus bienes, o un día de su libertad, o un
minuto de su vida".
Cuando, el 11 de julio de 1681, Oliver Plunket fue llevado al
cadalso, se detuvo, una vez más, ante la multitud que rodeaba el patíbulo, para
pronunciar un discurso maravilloso de defensa; perdonó a sus acusadores y
asesinos y rezó, en voz alta, por los miembros de la familia real inglesa.
Después dijo el solemne "Miserere" hasta que la soga apagó sus
últimas palabras. Su cuerpo fue partido en cuatro partes.
Después de la muerte del arzobispo cesó la gran persecución.
JUEVES SEMANA I
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: VENGO, SEÑOR, CANSADO.
Vengo, Señor, cansado;
¡cuánta fatiga
van cargando mis hombros
al fin del día!
Dame tu fuerza
y una caricia tuya
para mis penas.
Salí por la mañana
Entre los hombres,
¡y encontré tantos ricos
que estaban pobres!
La tierra llora,
porque sin ti la vida
es poca cosa.
¡Tantos hombres maltrechos,
sin ilusiones!;
en ti buscan asilo
sus manos torpes.
Tu amor amigo,
todo tu santo fuego,
para su frío.
Yo roturé la tierra
y puse trigo;
tú diste el crecimiento
para tus hijos.
Así, en la tarde,
con el cansancio a cuestas,
te alabo, Padre.
Quiero todos los días
salir contigo,
y volver a la tarde
siendo tu amigo.
Volver a casa
y extenderte las manos,
dándote gracias. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por
siempre.
Salmo 29 - ACCIÓN DE GRACIAS POR LA CURACIÓN DE UN ENFERMO EN
PELIGRO DE MUERTE
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana, el júbilo.
Yo pensaba muy seguro:
«No vacilaré jamás.»
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.
A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?
¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»
Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por
siempre.
Ant 2. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
Salmo 31 - ACCIÓN DE GRACIAS DE UN PECADOR PERDONADO
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.
Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto
un fruto seco.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.
Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.
Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.
No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.
Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor,
aclamadlo, los de corazón sincero.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
Ant 3. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos
le servirán.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos
le servirán.
LECTURA BREVE 1Pe 1, 6-9
Saltad de júbilo, aunque de momento tengáis que sufrir un poco en diversas
pruebas. Así la pureza de vuestra fe resultará más preciosa que el oro (que,
aun después de acrisolado por el fuego, perece) y será para vuestra alabanza y
gloria y honor en el día de la manifestación de Jesucristo. A él no lo habéis
visto, y lo amáis; en él creéis ahora, aunque no lo veis; y os regocijaréis con
un gozo inefable y radiante, al recibir el fruto de vuestra fe, la salud de
vuestras almas.
RESPONSORIO BREVE
V. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
R. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
V. Nos sació con miel silvestre.
R. Con flor de harina.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes.
PRECES
Invoquemos a Dios, nuestro refugio y nuestra fortaleza, y
digámosle:
Escucha, Señor, nuestra oración.
Dios de amor que has hecho alianza con tu pueblo,
haz que recordemos siempre tus maravillas.
Que los sacerdotes, Señor, crezcan en la caridad
y que los fieles vivan en la unidad del Espíritu y en el vínculo de la paz.
Que el mundo prospere y avance según tus designios
y que los que lo construyen no trabajen en vano.
Envía, Señor, operarios a tu mies
para que tu nombre sea conocido en el mundo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
A nuestros familiares y bienhechores difuntos dales un lugar entre los santos
y haz que nosotros un día nos encontremos con ellos en tu reino.
Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las
tinieblas amanezca nuevamente la luz, haz que, durante la noche que ahora
comienza, nos veamos exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día,
podamos reunirnos otra vez en tu presencia para darte gracias nuevamente. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.