*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Matias, Apóstol*
14 de Mayo
*Laudes - SAN MATÍAS, APÓSTOL 2021*
Fiesta
Fue elegido por los
apóstoles para ocupar el puesto de Judas, como testigo de la resurrección del
Señor. Así lo atestiguan los Hechos de los apóstoles (Hch 1, 15-26).
SAN MATÍAS,
APÓSTOL el día, viernes, 14 de mayo de 2021.
Invitatorio
V. Señor,
ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos
los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Laudes
Himno
El mundo brilla de alegría.
Se renueva la faz de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Esta es la hora
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua de fuego innumerable
purifica, renueva, enciende, alegra
las entrañas del mundo.
Esta es la fuerza
que pone en pie a la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas
delante de los jueces.
Llama profunda,
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza,
hasta que el Señor vuelva.
Salmodia
Antífona
1: Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he
amado.
Salmo 62, 2-9
El alma sedienta de Dios
Madruga
por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.
Oh Dios,
tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Antífona
2: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Dn 3,57-88.56
Toda la creación alabe al Señor
Alabad al
Señor, sus siervos todos. (Ap 19,5)
Criaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor;
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Antífona
3: Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Salmo 149
Alegría de los santos
Los hijos
de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran por su Rey, Cristo, el Señor.
(Hesiquio)
Cantad al
Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Lectura Breve
Ef 2, 19-22
Ya no
sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de Dios y miembros
de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas,
y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado,
y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros
os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios por el Espíritu.
Responsorio Breve
V. Los
nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
V. Harán memorable tu nombre, Señor.
R. Sobre toda la tierra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
V. Contaron
las alabanzas del Señor y su poder.
R. Y las maravillas que realizó.
Lecturas
Primera Lectura
De la
primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 18 — 2, 5
LOS
APÓSTOLES PREDICAN LA CRUZ
Hermanos:
El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías de perdición; pero
para los que están en vías de salvación —para nosotros— es fuerza de Dios. Dice
la Escritura: «Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de
los sagaces.» ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el
sofista de nuestros tiempos? ¿No ha convertido Dios en necedad la sabiduría del
mundo?
Y como, en la sabiduría de Dios, el mundo no lo conoció, por el camino de la sabiduría,
quiso Dios valerse de la necedad de la predicación, para salvar a los
creyentes.
Porque los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros
predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los
gentiles; pero, para los llamados —judíos o griegos—, un Mesías que es fuerza
de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los
hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Y si no, fijaos en vuestra asamblea, no hay en ella muchos sabios en lo humano,
ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del
mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha
escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del
mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo
que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en
Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría,
justicia, santificación y redención. Y así —como dice la Escritura— «el que se
gloríe, que se gloríe en el Señor.»
Por eso yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios,
no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me
precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté
a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con
persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para
que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de
Dios.
Mt 10, 18. 19-20
R. Cuando
os hagan comparecer ante gobernadores y reyes, no os preocupéis de lo que vais
a decir o de cómo lo diréis: * En su momento se os
sugerirá lo que tenéis que decir.
V. No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro
Padre
Segunda Lectura
De las
homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre el libro de los Hechos de los
apóstoles
(Homilía 3,1. 2. 3: PG 60, 33-36. 38)
MUÉSTRANOS,
SEÑOR, A CUÁL HAS ELEGIDO
Uno de
aquellos días, Pedro se puso en pie en medio de los hermanos y dijo. Pedro, a quien
se había encomendado el rebaño de Cristo, es el primero en hablar, llevado de
su fervor y de su primacía dentro del grupo: Hermanos, tenemos que elegir de
entre nosotros. Acepta el parecer de los reunidos, y al mismo tiempo honra a
los que son elegidos, e impide la envidia que se podía insinuar.
¿No tenía Pedro facultad para elegir a quienes quisiera? La tenía, sin duda,
pero se abstiene de usarla, para no dar la impresión de que obra por
favoritismo. Por otra parte, Pedro aún no había recibido el Espíritu Santo.
Propusieron —dice el texto sagrado— dos nombres: José apellidado Barsabá, de
sobrenombre Justo, y Matías. No es Pedro quien propone los candidatos, sino
todos los asistentes. Lo que sí hace Pedro es recordar la profecía, dando a
entender que la elección no es cosa suya. Su oficio es el de intérprete, no el
de quien impone un precepto.
Hace falta, por tanto, que uno de los que nos acompañaron. Fijaos qué interés
tiene en que los candidatos sean testigos oculares, aunque aún no hubiera
venido el Espíritu.
Uno de los que nos acompañaron —precisa— mientras convivió con nosotros el
Señor, Jesús. Se refiere a los que han convivido con él, y no a los que sólo
han sido discípulos suyos. Es sabido, en efecto, que eran muchos los que lo
seguían desde el principio. Y, así, vemos que dice el Evangelio: Era uno de los
dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús.
Y prosigue: Mientras convivió con nosotros el Señor Jesús, desde que Juan
bautizaba.
Con razón señala este punto de partida, ya que los hechos anteriores nadie los
conocía por experiencia, sino que los enseñó el Espíritu Santo.
Luego continúa diciendo: Hasta el día de su ascensión, y: Como testigo de la resurrección
de Jesús. No dice: «Testigo de las demás cosas», sino: Testigo de la resurrección
de Jesús. Pues merecía mayor fe quien podía decir: «El que comía, bebía y fue
crucificado, este mismo ha resucitado.» No era necesario ser testigo del
período anterior ni del siguiente, ni de los milagros, sino sólo de la
resurrección. Pues aquellos otros hechos habían sido públicos y manifiestos, en
cambio, la resurrección se había verificado en secreto y sólo estos testigos la
conocían.
Todos rezan, diciendo: Señor, tú penetras el corazón de todos, muéstranos. «Tú,
no nosotros.» Llaman con razón al que penetra todos los corazones, pues él solo
era quien había de hacer la elección. Le exponen su petición con toda confianza,
dada la necesidad de la elección. No dicen: «Elige», sino muéstranos a cuál has
elegido, pues saben que todo ha sido prefijado por Dios. Echaron suertes: No se
creían dignos de hacer por sí mismos la elección, y por eso prefieren atenerse
a una señal.
Hch 1, 24-26
R. Tú,
Señor, que conoces los corazones de todos, * muéstranos
a quién has elegido para ocupar el puesto en el ministerio del apostolado.
Aleluya.
V. Echaron suertes entre ellos, y la suerte cayó sobre Matías;
así quedó agregado a los once apóstoles.
R. Muéstranos a quién has elegido para ocupar el puesto en el
ministerio del apostolado. Aleluya.
*Lecturas
de la 6ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Viernes, 14 de mayo de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (16,20-23a)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el
mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se
convertirá en alegría.
La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora;
pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de
que al mundo le ha nacido un hombre.
También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará
vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis
nada».
Palabra del Señor
Canto Evangélico
Antifona: Hay
aquí entre nosotros hombres que han andado en nuestra compañía todo el tiempo
del ministerio público de Jesús, el Señor; es, pues, preciso que elijamos a uno
de ellos para que, junto con nosotros, dé testimonio de la verdad de la
resurrección. Aleluya.
Benedictus
Lc 1, 68-79
El Mesías y
su precursor
+ Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Demos
gracias a nuestro Padre que está en los cielos, porque por medio de los
apóstoles nos ha dado parte en la herencia de los elegidos, y aclamémosle
diciendo:
*El coro de los apóstoles te alaba,
Señor*.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado la mesa de
tu cuerpo y de tu sangre, — en ella encontramos nuestra fuerza y nuestra vida.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has preparado la mesa
de tu palabra, — por ella crecemos en el conocimiento de la verdad y se
acrecienta nuestro gozo.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles has fundado tu Iglesia, —
por ella nos edificas en la unidad de tu pueblo.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado el bautismo
y la penitencia, — por ellos nos purificas de todas nuestras culpas.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración con la plegaria que Jesús enseñó a los apóstoles:
Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Oh Dios,
que quisiste agregar a san Matías al colegio de los apóstoles; concédenos, por
sus ruegos, que podamos alegrarnos de tu predilección y ser contados entre tus
elegidos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
*San Matias, Apóstol*
Clemente de Alejandría, basándose en la tradición, afirma que San
Matías fue uno de los 72 discípulos que el Señor envió a predicar durante su
ministerio. Los hechos de los Apóstoles afirman que Matías acompañó al
Salvador, desde el Bautismo hasta la Ascensión. Cuando San Pedro decidió
proceder a la elección de un nuevo Apóstol para reemplazar a Judas, los
candidatos fueron José, llamado Bernabé y Matías. Finalmente, la elección cayó
sobre Matías, quien pasó a formar parte del grupo de los doce. El Espíritu
Santo descendió sobre él en Pentecostés y Matías se entregó a su misión.
Clemente de Alejandría afirma que se distinguió por la insistencia con que
predicaba la necesidad de mortificar la carne para dominar la sensualidad. Esta
lección la había aprendido del mismo Jesucristo.
Según la tradición, predicó primero en Judea y luego en otros
países. Los griegos sostienen que evangelizó la Capadocia y las costas del Mar
Caspio, que sufrió persecuciones de parte de los pueblos bárbaros donde misionó
y obtuvo finalmente la corona del martirio en Cólquida. Los "Menaia"
griegos sostienen que fue crucificado. Se dice que su cuerpo estuvo mucho
tiempo en Jerusalén y que Santa Elena lo transladó a Roma.
*Vísperas - SAN MATÍAS, APÓSTOL 2021*
Fiesta
Fue elegido por los
apóstoles para ocupar el puesto de Judas, como testigo de la resurrección del
Señor. Así lo atestiguan los Hechos de los apóstoles (Hch 1, 15-26).
SAN MATÍAS,
APÓSTOL el día, viernes, 14 de mayo de 2021.
Vísperas
Invocación
V. Dios
mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.
Salmodia
Antífona
1: Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas.
Salmo 115
ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO
Tenía fe,
aún cuando dije:
"¡Qué desgraciado soy!"
Yo decía en mi apuro:
"Los hombres son unos mentirosos".
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.
Antífona
2: Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.
Salmo 125
DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA
Cuando el
Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
"El Señor ha estado grande con ellos".
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
Antífona
3: Ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo
que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
Ef 1, 3-10
EL PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN
Bendito
sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Lectura Breve
Ef 4, 11-13
Cristo ha
constituido a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función
de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que
lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al
hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
Responsorio Breve
V. Contad
a los pueblos la gloria del Señor.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
V. Sus maravillas a todas las naciones.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
Canto Evangélico
Antifona: No
sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido; y os he
destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. Aleluya.
Magnificat
Lc 1, 46-55
Alegría del
alma en el Señor
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Hermanos,
edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo santo,
diciendo:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
Padre santo, que quisiste que tu Hijo resucitado de entre los muertos se
manifestara en primer lugar a los apóstoles, — haz que también nosotros seamos
testigos de Cristo hasta los confines del mundo.
Padre santo, tú que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los
pobres, — haz que sepamos proclamar el Evangelio a todas las criaturas.
Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,
— haz que, sembrando también tu palabra con nuestro esfuerzo, recojamos sus
frutos con alegría.
Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara el mundo contigo,
— haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Tú que quisiste que tu Hijo resucitara el primero de entre los muertos, —
concede a todos los que son de Cristo resucitar con él, el día de su venida.
Oremos ahora al Padre, como Jesús enseñó a los apóstoles: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oh Dios,
que, de una manera admirable, has manifestado tu sabiduría escondida, con el
escándalo de la cruz, concédenos contemplar con tal plenitud de fe la gloria de
la pasión de tu Hijo que siempre nos gloriemos confiadamente en la cruz de
Jesucristo. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es
Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.