*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Laudes - LA SANTÍSIMA TRINIDAD 2021*
Domingo,
30 de mayo de 2021.
Invitatorio
V. Señor,
ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: Venid,
adoremos al Dios verdadero, uno en la Trinidad y trino en la Unidad.
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos
los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Laudes
Himno
Es domingo; una luz nueva
resucita la mañana
con su mirada inocente,
llena de gozo y de gracia.
Es domingo; la alegría
del mensaje de la Pascua
es la noticia que llega
siempre y que nunca se gasta.
Es domingo; la pureza
no sólo la tierra baña,
que ha penetrado
en la vida por las ventanas del alma.
Es domingo; la presencia
de Cristo llena la casa:
la Iglesia, misterio y fiesta,
por él y en él convocada.
Es domingo; «éste es el día
que hizo el Señor», es la Pascua,
día de la creación
nueva y siempre renovada.
Es domingo; de su hoguera
brilla toda la semana
y vence oscuras tinieblas
en jornadas de esperanza.
Es domingo; un canto nuevo
toda la tierra le canta
al Padre, al Hijo, al Espíritu,
único Dios que nos salva. Amén.
Salmodia
Antífona
1: A ti el honor y el imperio, a ti la gloria y el poder, a ti la
alabanza y las aclamaciones por todos los siglos, oh excelsa Trinidad.
Salmo 62, 2-9
El alma sedienta de Dios
Madruga
por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.
Oh Dios,
tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Antífona
2: A ti con justicia te alaban, te adoran y glorifican todas las
criaturas, oh bienaventurada Trinidad.
Dn 3,57-88.56
Toda la creación alabe al Señor
Alabad al
Señor, sus siervos todos. (Ap 19,5)
Criaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor;
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Antífona
3: De él, por él y para él son todas las cosas. ¡Gloria a él por
todos los siglos!
Salmo 149
Alegría de los santos
Los hijos
de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran por su Rey, Cristo, el Señor.
(Hesiquio)
Cantad al
Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Lectura Breve
1 Co 12,
4-6
Hay
diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de servicios, pero
un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo
en todos.
Responsorio Breve
V. Para
ti la alabanza y la gloria, oh excelsa Trinidad.
R. Para ti la alabanza y la gloria, oh excelsa Trinidad.
V. Para ti continua acción de gracias por todos los siglos.
R. Oh excelsa Trinidad.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Para ti la alabanza y la gloria, oh excelsa Trinidad.
V. La Palabra del Señor hizo el cielo.
R. Y el Aliento de su boca, sus ejércitos.
Lecturas
Primera Lectura
De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-16
EL GRAN MISTERIO DEL DESIGNIO DE DIOS
Cuando vine a vosotros, hermanos, a anunciaros el testimonio de
Dios, no lo hice con sublime elocuencia ni sabiduría, pues nunca entre vosotros
me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me
presenté a vosotros débil y temeroso; mi palabra y mi predicación no fue con
persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu,
para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el
poder de Dios.
Sin embargo, hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este
mundo, ni de los príncipes de este siglo, que quedan desvanecidos, sino que
enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios
antes de los siglos para nuestra gloria, que no conoció ninguno de los
príncipes de este siglo; pues si la hubieran conocido, nunca hubieran
crucificado al Señor de la gloria. Pero, según está escrito: «Ni el ojo vio, ni
el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los
que le aman.» Pero a nosotros nos lo ha revelado por su Espíritu: y el Espíritu
todo lo penetra, hasta la profundidad de Dios. En efecto, ¿qué hombre conoce lo
íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo,
nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos
recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para
conocer las gracias que Dios nos ha otorgado, de las cuales también hablamos,
no con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino aprendidas del
Espíritu, expresando realidades espirituales en términos espirituales.
El hombre naturalmente no capta las cosas del Espíritu de Dios; son necedad
para él. Y no las puede entender, pues sólo el Espíritu puede juzgarlas. En
cambio, el hombre espiritual lo juzga todo; y a él nadie puede juzgarlo. Porque
¿quién conoció el pensamiento del Señor para instruirle? Pero nosotros poseemos
el pensamiento de Cristo.
Responsorio Cf. Ef 1, 17. 18; 1 Co
2, 12
R. El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria,
quiera concedernos el don de sabiduría y de revelación, para que lleguemos al
pleno conocimiento de él e, iluminados así los ojos de nuestra mente, * conozcamos
cuál es la esperanza a que nos ha llamado y cuáles las riquezas de gloria
otorgadas por él como herencia a su pueblo santo.
V. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el
Espíritu que viene de Dios.
R. Para que conozcamos cuál es la esperanza a que nos ha
llamado y cuáles las riquezas de gloria otorgadas por él como herencia a su
pueblo santo.
Segunda Lectura
De las Cartas de san Atanasio, obispo
(Carta 1 a Serapión, 28-30: PG 26, 594-595. 599)
LUZ, RESPLANDOR Y GRACIA EN LA TRINIDAD Y POR LA TRINIDAD
Siempre resultará provechoso esforzarse en profundizar el
contenido de la antigua tradición, de la doctrina y la fe de la Iglesia católica,
tal como el Señor nos la entregó, tal como la predicaron los apóstoles y la
conservaron los santos Padres. En ella, efectivamente, está fundamentada la
Iglesia, de manera que todo aquel que se aparta de esta fe deja de ser
cristiano y ya no merece el nombre.
Existe, pues, una Trinidad, santa y perfecta, de la cual se afirma que es Dios
en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que no tiene mezclado ningún elemento
extraño o externo, que no se compone de uno que crea y de otro que es creado,
sino que toda ella es creadora, es consistente por naturaleza y su actividad es
única. El Padre hace todas las cosas a través del que es su Palabra, en el
Espíritu Santo. De esta manera queda a salvo la unidad de la santa Trinidad.
Así, en la Iglesia se predica un solo Dios, que lo trasciende todo, y lo
penetra todo, y lo invade todo. Lo trasciende todo, en cuanto Padre, principio
y fuente; lo penetra todo, por su Palabra; lo invade todo, en el Espíritu
Santo.
San Pablo, hablando a los corintios acerca de los dones del Espíritu, lo reduce
todo al único Dios Padre, como al origen de todo, con estas palabras: Hay
diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de servicios, pero
un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo
en todos.
El Padre es quien da, por mediación de aquel que es su Palabra, lo que el
Espíritu distribuye a cada uno. Porque todo lo que es del Padre es también del
Hijo; por esto, todo lo que da el Hijo en el Espíritu es realmente don del
Padre. De manera semejante, cuando el Espíritu está en nosotros, lo está
también la Palabra, de quien recibimos el Espíritu, y en la Palabra está
también el Padre, realizándose así aquellas palabras: El Padre y yo vendremos a
fijar en él nuestra morada. Porque donde está la luz, allí está también el resplandor;
y donde está el resplandor, allí está también su eficiencia y su gracia esplendorosa.
Es lo que nos enseña el mismo Pablo en su segunda carta a los Corintios, cuando
dice: La gracia de Jesucristo el Señor, el amor de Dios y la participación del
Espíritu Santo estén con todos vosotros. Porque toda gracia o don que se nos da
en la Trinidad se nos da por el Padre, a través del Hijo, en el Espíritu Santo.
Pues así como la gracia se nos da por el Padre, a través del Hijo, así también
no podemos recibir ningún don si no es en el Espíritu Santo, ya que hechos
partícipes del mismo poseemos el amor del Padre, la gracia del Hijo y la
participación de este Espíritu.
Responsorio
R. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. * Ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
V. Bendito sea el Señor en la bóveda del cielo, alabado y
glorioso por los siglos.
R. Ensalcémoslo con himnos por los siglos.
*Lecturas
de La Santísima Trinidad - Ciclo B*
Domingo, 30 de mayo de 2021
Evangelio
*Evangelio:
de Mateo 28,16-20*
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús
les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y
en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo
lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta
el fin del mundo.»
Palabra del Señor
Canto Evangélico
Antifona: Bendita
sea la santísima e indivisible Trinidad, que ha creado el universo y lo
gobierna, bendita sea ahora y siempre y por todos los siglos.
Benedictus
Lc 1, 68-79
El Mesías y
su precursor
+ Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Alabemos
con júbilo al Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y
glorifiquémoslo, diciendo:
*¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo!*
Padre santo, ya que nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, danos tu
Espíritu para que venga en ayuda de nuestra debilidad, — y que él mismo
interceda por nosotros.
Hijo único de Dios, que pediste al Padre para tu Iglesia el Espíritu de la
verdad, — haz que este Defensor esté siempre con nosotros.
Ven, Espíritu Santo, que procedes del Padre y del Hijo, y derrama en nosotros
tus frutos: caridad, gozo espiritual, paz, paciencia, benignidad, bondad,—
longanimidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia y castidad.
Padre todopoderoso, tú que enviaste a nuestros corazones el Espíritu de tu Hijo
que clama: «¡Padre!», — haz que nos dejemos llevar por ese Espíritu y lleguemos
a ser herederos tuyos y coherederos de Cristo.
Señor Jesús, que nos enviaste desde el Padre al Paráclito para que diera
testimonio de ti, — haz que también nosotros demos testimonio de ti ante los
hombres.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Digamos ahora al Padre, movidos por el Espíritu Santo que ora en nosotros, la
plegaria que Cristo nos enseñó: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Dios,
Padre todopoderoso, que has enviado al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu
de santificación para revelar a los hombres tu admirable misterio, concédenos
profesar la fe verdadera, reconocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar su
Unidad todopoderosa. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
*Vísperas - LA SANTÍSIMA TRINIDAD 2021*
Domingo,
30 de mayo de 2021.
Invitatorio
Vísperas
Invocación
V. Dios
mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora
y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno
Salmodia
Antífona
1: ¡Oh verdadera, excelsa y eterna Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu
Santo!
Salmo 109, 1-5. 7
Oráculo
del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso, levantará la cabeza.
Antífona
2: Líbranos, sálvanos, danos vida eterna, oh Trinidad santísima.
Salmo 113 A
Cuando
Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos.
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Antífona
3: Santo, santo, santo es el Señor Dios todopoderoso, el que era, el
que es, el que será.
Cántico Cf. Ap 19, 1-7
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios.
(R. Aleluya.)
Porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor, sus siervos todos.
(R. Aleluya.)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya.)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del Cordero.
(R. Aleluya.)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Lectura Breve
Ef 4, 3-6
Esforzaos
por mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y
un solo Espíritu, como una sola es la meta de la esperanza en la vocación a la
que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de
todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
Responsorio Breve
V. Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.
R. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
V. Honor y gloria al único Dios.
R. Ensalcémoslo con himnos por los siglos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Canto Evangélico
Antifona: A
ti, Dios Padre no engendrado, a ti, Hijo único del Padre, a ti, Espíritu Santo
paráclito, santa e indivisa Trinidad, te confesamos con todo el corazón y con
los labios, te
alabamos y te bendecimos. ¡Para ti la gloria por los siglos!
MagnificatLc
1, 46-55
Alegría del
alma en el Señor
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Glorifiquemos
a Dios Padre que, por el Espíritu Santo, vivificó el cuerpo de su Hijo, para que
su carne resucitada fuera fuente de vida para los hombres, y aclamemos al Dios
uno y trino, diciendo:
¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo!
Padre todopoderoso y eterno, envía tu Espíritu consolador en nombre de tu Hijo
sobre la
Iglesia,
— para que la conserve en la unidad de la caridad y de la verdad perfectas.
Manda, Señor, trabajadores a tu mies, para que hagan discípulos de entre todos
los
pueblos,
— y, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo,
los confirmen
en la fe verdadera.
Ayuda, Señor, a los perseguidos por causa de tu Hijo,
— que el Espíritu Santo hable por ellos, como Jesucristo nos prometió.
Que todos los hombres, Señor, te confiesen como único Dios en tres personas,
— y que vivan en la fe, en la esperanza y en el amor.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Padre de todos los vivientes, tú que vives y reinas con el Hijo y el Espíritu
Santo,
— recibe a nuestros hermanos difuntos en tu reino.
Digamos ahora al Padre, movidos por el Espíritu Santo que ora en nosotros, la
plegaria
que Cristo nos enseñó: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Dios
Padre, que has enviado al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu de
santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable, concédenos que,
al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y
adoremos la Unidad de tu majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos.
Domingo después de la Santísima Trinidad
Amén.
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.