*LAS LAUDES y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Beatos Colombianos de
San Juan de Dios, Mártires*
10 de Abril
TIEMPO
PASCUAL
SÁBADO
DE LA OCTAVA DE PASCUA
Del Propio del tiempo.
10 de abril
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Himno: VELARON LAS ESTRELLAS EL SUEÑO DE SU MUERTE
Velaron las estrellas el sueño de su muerte,
sus luces de esperanzas las recogió ya el sol,
en haces luminosos la aurora resplandece,
es hoy el nuevo día en que el Señor actuó.
Los pobres de sí mismos creyeron su palabra,
la noche de los hombres fue grávida de Dios,
él dijo volvería colmando su esperanza,
más fuerte que la muerte fue su infinito amor.
De angustia estremecida lloró y gimió la tierra,
en lágrimas y sangre su humanidad vivió,
pecado, mal y muerte perdieron ya su fuerza,
el Cristo siempre vivo es hoy nuestro blasón.
De gozo reverdecen los valles y praderas,
los pájaros y flores, su canto y su color,
celebran con los hombres la eterna primavera
del día y la victoria en que el Señor actuó.
Recibe, Padre santo, los cánticos y amores
de cuantos en tu Hijo hallaron salvación,
tu Espíritu divino nos llene de sus dones,
los hombres y los pueblos se abran a tu Amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado
con su sangre. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado
con su sangre. Aleluya.
Ant 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al
Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al
Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Ant 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado.
Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado.
Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 14, 7-9
Ninguno de nosotros vive para sí y ninguno muere para sí. Que si vivimos,
vivimos para el Señor; y si morimos, para el Señor morimos. En fin, que tanto
en vida como en muerte somos del Señor. Para esto murió Cristo y retornó a la
vida, para ser Señor de vivos y muertos.
RESPONSORIO BREVE
En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
V. Dios
resucitó a Cristo de entre los muertos. Aleluya.
R. Para que nuestra fe y esperanza se centren en Dios. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
De la carta del apóstol san Pedro 1Pe 4, 12—5, 14
CONSEJOS A LOS PRESBÍTEROS y A TODOS LOS FIELES
Hermanos, no os extrañéis, como de algo inusitado, del incendio que para
probaros se ha suscitado entre vosotros. Al contrario, estad alegres cuando
compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su
gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos
vosotros: porque el Espíritu de la gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre
vosotros.
Que ninguno de vosotros tenga que sufrir ni por asesino, ni por ladrón, ni por
malhechor, ni por intrigante. Pero, si sufre por ser cristiano, que no se
avergüence, sino que dé gloria a Dios por llevar este nombre.
Porque ha llegado el tiempo en que comienza el juicio por la casa de Dios. y,
si empieza así por nosotros, ¿qué fin tendrán los que rechazan el mensaje de
Dios? y, si el justo a duras penas se salva, ¿qué será del impío y del pecador?
Por lo tanto, los que sufren en conformidad con la voluntad de Dios pónganse en
manos del Creador fiel, haciendo el bien.
A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los
sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a descubrirse, os
exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios a vuestro cargo, gobernándolo, no a la
fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere, no por sórdida ganancia, sino con
generosidad, no como dominadores sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos
en modelos del rebaño. y, cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la
corona de gloria que no se marchita.
Asimismo vosotros, jóvenes, sed sumisos a los presbíteros, y sed humildes unos
con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los
humildes. Inclinaos bajo la poderosa mano de Dios, para que a su tiempo os
eleve. Descargad en él todas vuestras preocupaciones, porque él se Interesa por
vosotros.
Sed sobrios, estad despiertos: vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente,
ronda buscando a quien devorar; resistidle, firmes en la fe. Y sabed que la
misma clase de padecimientos están sufriendo vuestros hermanos, dispersos por
el mundo.
Tras un breve padecer, el Dios de toda gracia, que os ha llamado a su eterna
gloria en Cristo-Jesús, él mismo os restablecerá, os afianzará, os robustecerá.
A él la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Amén.
Por Silvano, a quien considero como hermano vuestro digno de confianza, os
escribo brevemente, para alentaros y para aseguraras que es verdadera gracia de
Dios ésta en que os mantenéis firmes. Os saluda la Iglesia que está en
Babilonia, elegida como vosotros, y mi hijo Marcos. Saludaos unos a otros con
el ósculo de la caridad. La paz sea con todos los que vivís en Cristo. Amén.
RESPONSORIO Cf. 1Pe 4, 13; Lc 6, 22
R. Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, * para
que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Aleluya.
V. Dichosos seréis cuando los hombres os aborrezcan a causa del Hijo
del hombre.
R. Para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo.
Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De las Catequesis de Jerusalén
(Catequesis 22 [Mistagógica 4], 1. 3-6. 9: PG 33, 1098-1106)
EL PAN CELESTIAL Y LA BEBIDA DE SALVACIÓN
Jesús, el Señor, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, después de
pronunciar la Acción de Gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo:
«Tomad y comed, esto es mi cuerpo.» y tomando el cáliz, después de pronunciar
la acción de Gracias, dijo: «Tomad y bebed, ésta es mi sangre.» Por tanto, si
él mismo afirmó del pan: Esto es mi cuerpo, ¿quién se atreverá a dudar en
adelante? Y si él mismo afirmó: Ésta es mi sangre, ¿quién podrá nunca dudar y
decir que no es su sangre?
Por esto hemos de recibirlos con la firme convicción de que son el cuerpo y
sangre de Cristo. Se te da el cuerpo del Señor bajo el signo de pan, y su
sangre bajo el signo de vino; de modo que al recibir el cuerpo y la sangre de
Cristo te haces concorpóreo y consanguíneo suyo. Así, pues, nos hacemos
portadores de Cristo, al distribuirse por nuestros miembros su cuerpo y sangre.
Así, como dice san Pedro, nos hacemos participantes de la naturaleza divina.
En otro tiempo, Cristo, disputando con los judíos, decía: Si no coméis mi carne
y no bebéis mi sangre, no tendréis vida en vosotros. Pero, como ellos
entendieron estas palabras en un sentido material, se hicieron atrás
escandalizados, pensando que los exhortaba a comer su carne.
En la antigua alianza había los panes de la proposición; pero, como eran algo
exclusivo del antiguo Testamento, ahora ya no existen. Pero en el nuevo Testamento
hay un pan celestial y una bebida de salvación, que santifican el alma y el
cuerpo. Pues, del mismo modo que el pan es apropiado al cuerpo, así también la
Palabra encarnada concuerda con la naturaleza del alma.
Por lo cual, el pan y el vino eucarísticos no han de ser considerados como
meros y comunes elementos materiales, ya que son el cuerpo y la sangre de
Cristo, como afirma el Señor; pues, aunque los sentidos nos sugieren lo
primero, hemos de aceptar con firme convencimiento lo que nos enseña la fe.
Adoctrinados e imbuidos de esta fe certísima, debemos creer que aquello que
parece pan no es pan, aunque su sabor sea de pan, sino el cuerpo de Cristo; y
que lo que parece vino no es vino, aunque así le parezca a nuestro paladar,
sino la sangre de Cristo; respecto a lo cual hallamos la antigua afirmación del
salmo: El pan da fuerzas al corazón del hombre y el aceite da brillo a su
rostro. Da, pues, fuerzas a tu corazón, comiendo aquel pan espiritual y da
brillo así al rostro de tu alma.
Ojalá que con el rostro descubierto y con la conciencia limpia, contemplando la
gloria del Señor como en un espejo, vayamos de gloria en gloria, en Cristo
Jesús nuestro Señor, a quien sea el honor, el poder y la gloria por los siglos
de los siglos. Amén.
RESPONSORIO Lc 22, 19; Ex 12, 27
R. Jesús tomó pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos,
diciendo: «Esto es mi cuerpo que va a ser entregado por vosotros; * haced
esto en memoria mía.» Aleluya.
V. Cuando os pregunten vuestros hijos qué significa este rito, les
responderéis: «Es el sacrificio de la Pascua del Señor.»
R. Haced esto en memoria mía.» Aleluya.
*Lecturas del Sábado de la Octava de Pascua*
Sábado, 10
de abril de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (16,9-15)*
Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero
a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a
anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al
campo.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó
en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que
lo habían visto resucitado.
Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Después de su resurrección, que tuvo lugar a la mañana del primer
día de la semana, Jesús se apareció primero a María Magdalena, de la que había
arrojado siete demonios. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Después de su resurrección, que tuvo lugar a la mañana del primer
día de la semana, Jesús se apareció primero a María Magdalena, de la que había
arrojado siete demonios. Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo, pan de vida, que en el último día resucitará a
los que se alimentan con su palabra y con su cuerpo, y digámosle:
Señor, danos paz y alegría.
Hijo de Dios, que resucitado de entre los muertos eres el Príncipe de la vida,
bendice y santifica a tus fieles y a todos los hombres.
Tú que concedes paz y alegría a todos los que creen en ti,
danos vivir como hijos de la luz y alegrarnos de tu victoria.
Aumenta la fe de tu Iglesia, peregrina en la tierra,
para que dé al mundo testimonio de tu resurrección.
Tú que, habiendo padecido mucho, has entrado ya en la gloria del Padre,
convierte en gozo la tristeza de los afligidos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestra oración, diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro
maestro:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que con la abundancia de tu gracia no cesas de
aumentar en todos los pueblos el número de tus hijos, mira con amor a tus
elegidos que han nacido a una nueva vida por el sacramento del bautismo y
concédeles alcanzar una dichosa inmortalidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*Beatos Colombianos de San Juan de Dios, Mártires*
En 1934 estalló en España una cruel persecución contra los
católicos por parte de los comunistas, masones y de la extrema izquierda. En
pocos meses fueron destruidos en España más de mil templos católicos y
gravemente averiados más de dos mil. Desde 1936 hasta 1939, los comunistas
españoles asesinaron a 4100 sacerdotes seculares; 2300 religiosos; 283
religiosas y miles de laicos.
Unas de las víctimas de esta persecución fueron siete jóvenes
colombianos, hermanos de la Comunidad de San Juan de Dios, que estaban
estudiando y trabajando en España a favor de los que padecían enfermedades
mentales y se encontraban en condición de abandono. Sus nombres eran: Juan
Bautista Velásquez, Esteban Maya, Melquiades Ramírez de Sonsón, Eugenio
Ramírez, Rubén de Jesús López, Arturo Ayala y Gaspar Páez Perdomo de Tello.
La Comunidad colombiana los había enviado a España a perfeccionar
sus estudios de enfermería, y a asistir a los enfermos que Vivian en un centro
médicos ubicado en Ciempozuelos cerca de Madrid.
Hasta dicho lugar, llegaron personal del gobierno comunista
español quienes les ordenaron abandonar el plantel y dejarlo en manos de
empleados marxistas desconocedores de la medicina y de la dirección de centros
médicos. Los siete jóvenes fueron hechos prisioneros y llevados a una cárcel de
Madrid.
Gracias a la intersección de la cancillería colombiana en el país,
los jóvenes consiguieron su libertad, y ya su comunidad religiosa había
gestionado los pasajes y viáticos para su retorno al país natal. Sin embargo,
antes de abordar el tren que los transportaría a Barcelona, de donde partirían
a Colombia, oficiales del gobierno comunista español los asesinaron cruelmente.
El Cónsul de Colombia en España los identificó en el Hospital Clínico del país,
y dio aviso a la congregación religiosa.
Pese a las protestas por parte del gobierno colombiano y de la
cancillería en España, el gobierno comunista no realizó ninguna investigación
pertinente, dejando sin castigo alguno a los responsables del asesinato de los
religiosos.
El Papa Juan Pablo II beatificó a los siete religiosos en 1992,
convirtiéndose en los primeros beatos del país latinoamericano.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: REVESTIDOS DE BLANCAS VESTIDURAS
Revestidos de blancas vestiduras,
vayamos al banquete del Cordero
y, terminado el cruce del mar Rojo
alcemos nuestro canto al rey eterno.
La caridad de Dios es quien nos brinda
y quien nos da a beber su sangre propia,
y el Amor sacerdote es quien se ofrece
y quien los miembros de su cuerpo inmola.
Las puertas salpicadas con tal sangre
hacen temblar al ángel vengativo,
y el mar deja pasar a los hebreos
y sumerge después a los egipcios.
Ya el Señor Jesucristo es nuestra pascua,
ya el Señor Jesucristo es nuestra víctima:
el ázimo purísimo y sincero
destinado a las almas sin mancilla.
Oh verdadera víctima del cielo,
que tiene a los infiernos sometidos,
ya rotas las cadenas de la muerte,
y el premio de la vida recibido.
Vencedor del averno subyugado,
el Redentor despliega sus trofeos
y, sujetando al rey de las tinieblas,
abre de par en par el alto cielo.
Para que seas, oh Jesús, la eterna
dicha pascual de nuestras almas limpias,
líbranos de la muerte del pecado
a los que renacimos a la vida.
Gloria sea a Dios Padre y a su Hijo,
que de los muertos ha resucitado,
así como también al sacratísimo
Paracleto, por tiempo ilimitado. Amén.
SALMODIA
Ant 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Ant 2. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Ant 3. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a
Galilea, que allí me verán.» Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a
Galilea, que allí me verán.» Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 2, 9-10
Vosotros sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a
entrar en su luz maravillosa. Vosotros, que en otro tiempo no erais pueblo,
sois ahora pueblo de Dios; vosotros, que estabais excluidos de la misericordia,
sois ahora objeto de la misericordia de Dios.
RESPONSORIO BREVE
En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Ocho días después, estando cerradas las puertas, se presentó Jesús
y, en presencia de todos, exclamó: «La paz sea con vosotros.» Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ocho días después, estando cerradas las puertas, se presentó Jesús
y, en presencia de todos, exclamó: «La paz sea con vosotros.» Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo, que resucitando de entre los muertos destruyó la
muerte y nos dio nueva vida, y digámosle:
Tú que vives eternamente, escúchanos, Señor.
Tu que eres la piedra rechazada por los arquitectos, pero convertida en piedra
angular,
conviértenos a nosotros en piedras vivas de tu Iglesia.
Tú que eres el testigo fiel y el primogénito de entre los muertos,
haz que tu Iglesia sea también siempre testimonio ante el mundo.
Tú que eres el único esposo de la Iglesia, nacida de tu costado,
haz que todos nosotros seamos signos de tus bodas con la Iglesia.
Tú que eres el primero y el último, el que estabas muerto y ahora vives por los
siglos de los siglos,
concede a todos los bautizados perseverar fieles hasta la muerte, a fin de
recibir la corona de la victoria.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tu que eres la lámpara que ilumina la ciudad santa de Dios,
alumbra con tu claridad a nuestros hermanos difuntos.
Sintiéndonos verdaderos hijos de Dios, digamos a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, cuya misericordia es eterna, tú que reanimas la fe de
tu pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales, aumenta en nosotros
los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor la excelencia del bautismo
que nos ha purificado, la grandeza del Espíritu que nos ha reengendrado y el
precio de la sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.