*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Dionisio, Obispo
de Corinto*
8 de Abril
TIEMPO PASCUAL
JUEVES DE LA OCTAVA DE
PASCUA
Del Propio del tiempo.
8 de abril
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Himno: EL AGUA PURA, DON DE LA MAÑANA
El agua pura, don de la mañana,
da a los ojos el brillo de la vida,
y el alma se despierta cuando escucha
que el ángel dice: «¡Cristo resucita!»
¡Cómo quieren las venas de mi cuerpo
ser música, ser cuerdas de la lira,
y cantar, salmodiar como los pájaros,
en esta Pascua santa la alegría!
Mirad cuál surge Cristo transparente:
en medio de los hombres se perfila
su cuerpo humano, cuerpo del amigo
deseado, serena compañía.
El que quiera palparlo, aquí se acerque,
entre con su fe en el Hombre que humaniza,
derrame su dolor y su quebranto,
dé riendas al amor, su gozo diga.
A ti, Jesús ungido, te ensalzamos,
a ti, nuestro Señor, que depositas
tu santo y bello cuerpo en este mundo,
como en el campo se echa la semilla. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado
con su sangre. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado
con su sangre. Aleluya.
Ant 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al
Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al
Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Ant 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado.
Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado.
Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 8, 10-11
Si Cristo está en vosotros, aunque vuestro cuerpo haya muerto por causa del
pecado, el espíritu tiene vida por la justificación. Y si el Espíritu de aquel
que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que
resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos vivificará también vuestros
cuerpos mortales por obra de su Espíritu que habita en vosotros.
RESPONSORIO BREVE
En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
V. En tu
resurrección, oh Cristo. Aleluya.
R. El cielo y la tierra se alegran. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
De la primera carta del apóstol san Pedro 3, 1-17
LA IMITACIÓN DE CRISTO
Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos para que, si incluso algunos no creen
en la palabra, sean ganados no por palabras, sino por la conducta de sus
mujeres, al considerar vuestra conducta casta y respetuosa.
Que vuestro adorno no esté en el exterior: en peinados, joyas y modas, sino en
lo oculto del corazón, en la incorruptibilidad de un alma dulce y serena: esto
es precioso ante Dios. Así se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que
esperaban en Dios, siendo sumisas a sus maridos; así obedeció Sara a Abraham,
llamándole señor. De ella os hacéis hijas cuando obráis bien, sin tener ningún
temor.
Maridos, en la vida común sed comprensivos con la mujer, que es un ser más
frágil, tributándoles honor como coherederas que son también de la gracia de
vida, para que vuestras oraciones no encuentren obstáculo.
En conclusión, procurad todos tener un mismo pensar y un mismo sentir: con
afecto fraternal, con ternura, con humildad. No devolváis mal por mal o insulto
por insulto; al contrario, responded con una bendición, porque vuestra vocación
mira a esto: a heredar una bendición.
«El que quiera amar la vida y ver días felices refrene su lengua del mal y sus
labios de la falsedad; apártese del mal y obre el bien; busque la paz y corra
tras ella. Porque los ojos del Señor se fijan en los justos y sus oídos
atienden a sus ruegos; pero el Señor se enfrenta con los que hacen el mal.»
¿Quién os podrá hacer daño si os dedicáis al bien? Y si tuvierais que sufrir
por ser honrados, ¡dichosos vosotros! No les tengáis miedo ni os asustéis; sino
glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para
dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con
mansedumbre y respeto y en buena conciencia, para que en aquello mismo en que
sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en
Cristo; que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios,
que padecer haciendo el mal.
RESPONSORIO Lc 6, 22. 23; 1Pe 3, 14a
R. Dichosos seréis cuando los hombres os aborrezcan y proscriban
vuestro nombre como infame, a causa del Hijo del hombre; * alegraos
entonces y saltad de gozo, porque será grande en el cielo vuestra recompensa.
Aleluya.
V. Si tuvierais que sufrir por ser honrados, ¡dichosos vosotros!
R. Alegraos entonces y saltad de gozo, porque será grande en el cielo
vuestra recompensa. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De las Catequesis de Jerusalén
(Catequesis 20 [Mistagógica 2], 4-6: PG 33, 1079-1082)
EL BAUTISMO ES SIGNO VISIBLE DE LA PASIÓN DE CRISTO
Fuisteis conducidos a la sagrada piscina bautismal, del mismo modo que Cristo
fue llevado desde la cruz al sepulcro preparado.
Y se os preguntó a cada uno personalmente si creíais en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo. Y, después de haber hecho esta saludable
profesión de fe, fuisteis sumergidos por tres veces en el agua, y otras tantas
sacados de ella; y con ello significasteis de un modo simbólico los tres días
que estuvo Cristo en el sepulcro.
Porque, así como nuestro Salvador estuvo tres días con sus noches en el vientre
de la tierra, así vosotros imitasteis con la primera emersión el primer día que
estuvo Cristo en el sepulcro, y con la inmersión imitasteis la primera noche.
Pues, del mismo modo que de noche no vemos nada y, en cambio, de día nos
hallamos en plena luz, así también cuando estabais sumergidos nada veíais, como
si fuera de noche, pero al salir del agua fue como si salierais a la luz del
día. Y, así, en un mismo momento moristeis y nacisteis, y aquella agua
salvadora fue para vosotros, a la vez, sepulcro y madre.
Y lo que Salomón decía, en otro orden de cosas, a vosotros os cuadra
admirablemente; decía, en efecto: Tiene su tiempo el nacer y su tiempo el
morir. Mas con vosotros sucedió al revés: tiempo de morir y tiempo de nacer; un
mismo instante realizó en vosotros ambas cosas: la muerte y el nacimiento.
¡Oh nuevo e inaudito género de cosas! No hemos muerto ni hemos sido sepultados
físicamente ni hemos resucitado después de ser crucificados en el sentido
material de estas palabras, sino que hemos llevado a cabo unas acciones que
eran imagen e imitación de estas cosas, obteniendo con ello una salvación real
y verdadera.
Cristo verdaderamente fue crucificado, fue sepultado y resucitó; y todo esto se
nos ha dado a nosotros como un don gratuito, para que, siendo por la imitación
partícipes de sus dolores, adquiramos, de un modo real, nuestra salvación.
¡Oh exuberante amor para con los hombres! Cristo recibió los clavos en sus
inmaculados pies y manos, y experimentó el dolor; y a mí, sin dolor ni esfuerzo
alguno, se me da gratuitamente la salvación por la comunicación de sus dolores.
Nadie piense, pues, que el bautismo consiste únicamente en el perdón de los
pecados y en la gracia de la adopción —como era el caso del bautismo de Juan,
que confería tan sólo el perdón de los pecados—, sino que, como bien sabemos,
el bautismo de Cristo no sólo nos purifica de nuestros pecados y nos otorga el
don del Espíritu Santo, sino que también es tipo y signo sensible de su pasión.
En este sentido exclamaba el apóstol Pablo: Cuantos en el bautismo fuimos
sumergidos en Cristo Jesús fuimos sumergidos en su muerte. Por nuestro bautismo
fuimos, pues, sepultados con él, para participar de su muerte.
RESPONSORIO Cf. Ap 7, 9
R. Éstos son los corderos nuevos que han dado su testimonio. Aleluya.
Han venido ya a la fuente del agua * y están llenos de
luz. Aleluya.
V. Están delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con
palmas en sus manos.
R. Y están llenos de luz. Aleluya.
Lecturas del Jueves de la Octava de Pascua
Jueves, 8 de abril de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (24,35-48)*
En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les
había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les
dice:
«Paz a vosotros».
Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu.
Y él les dijo:
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis
manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu
no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por
la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?».
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo:
«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se
cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca
de mí».
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y les dijo:
«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al
tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los
pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos
de esto».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Se presentó Jesús en medio de sus discípulos y les dijo: «La paz
sea con vosotros.» Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se presentó Jesús en medio de sus discípulos y les dijo: «La paz
sea con vosotros.» Aleluya.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo resucitado y siempre presente en su
Iglesia, y supliquémosle, diciendo:
Quédate con nosotros, Señor.
Señor Jesús, vencedor del pecado y de la muerte,
permanece en medio de nosotros, tú que vives por los siglos de los siglos.
Señor, ven a nosotros con tu poder invencible
y muéstranos la bondad de Dios Padre.
Señor, ayuda al mundo abrumado por las discordias,
ya que tú solo tienes el poder de salvar y reconciliar.
Confírmanos en la fe de la victoria final
y arraiga en nosotros la esperanza de tu manifestación gloriosa.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Porque Jesucristo nos ha hecho participar de su propia vida, somos hijos de
Dios, y por ello nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que has reunido a pueblos diversos en la confesión de tu
nombre, concede a los que han renacido en la fuente bautismal una misma fe en
su espíritu y una misma caridad en sus vidas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Dionisio, Obispo
de Corinto*
8 de Abril
Durante el reinado del emperador Marco Aurelio, San Dionisio fue
uno de los más distinguidos hombres de Iglesia del siglo II. Además de instruir
y guiar a su grey, el santo escribió; cartas a las Iglesia de Atenas,
Lacedomonia, Nicomedia, Knosos y Roma, a los cristianos de Sortina y Amastris.
Casi todas las herejías de los tres primeros siglos provenían de los principios
de la filosofía pagana por lo que San Dionisio se dedicó; hacerlo notar entre
sus fieles y a descubrir la escuela filosófica que había dado origen a cada
herejía.
Por otro lado, San Dionisio exhortaba a menudo a sus fieles y a
las otras iglesias a practicar la caridad y solidaridad con aquellas
comunidades cristianas que más lo necesitaban. Aunque es probable que Dionisio
haya muerto naturalmente, los griegos lo veneran como mártir, por lo mucho que
sufrió; por la fe.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ES LA PASCUA REAL, NO YA LA SOMBRA.
Es la Pascua real, no ya la sombra,
la verdadera pascua del Señor;
la sangre del pasado es solo un signo,
la mera imagen de la gran unción.
En verdad, tú, Jesús, nos protegiste
con tus sangrientas manos paternales;
envolviendo en tus alas nuestras almas,
la verdadera alianza tú sellaste.
Y, en tu triunfo, llevaste a nuestra carne
reconciliada con tu Padre eterno;
y, desde arriba, vienes a llevarnos
a la danza festiva de tu cielo.
Oh gozo universal, Dios se hizo hombre
para unir a los hombres con su Dios;
se rompen las cadenas del infierno,
y en los labios renace la canción.
Cristo, Rey eterno, te pedimos
que guardes con tus manos a tu Iglesia,
que protejas y ayudes a tu pueblo
y que venzas con él a las tinieblas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Ant 2. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Ant 3. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a
Galilea, que allí me verán.» Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a
Galilea, que allí me verán.» Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 3, 18. 21b-22
Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables,
para conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el
Espíritu, fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no consiste en
limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura,
por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles
autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.
RESPONSORIO BREVE
En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Mirad mis manos y mis pies; soy yo. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mirad mis manos y mis pies; soy yo. Aleluya.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, resucitado de entre los muertos como
primicia de los que se han dormido, y supliquémosle, diciendo:
Tú que has resucitado de entre los muertos, escucha, Señor, nuestra oración.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia santa, edificada sobre el cimiento de los
apóstoles y extendida hasta los confines del mundo:
que tus bendiciones abundantes se derramen sobre cuantos creen en ti.
Tú, Señor, que eres el médico de nuestros cuerpos y de nuestras almas,
visítanos con tu amor y sálvanos.
Tú que experimentaste los dolores de la cruz y ahora estás lleno de gloria,
levanta y consuela a los enfermos y líbralos de sus sufrimientos.
Tú que anunciaste la resurrección a los que yacían en las tinieblas del abismo,
libra a los prisioneros y oprimidos y da pan a los hambrientos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú, Señor, que en la cruz destruiste nuestra muerte y mereciste para todos el
don de la inmortalidad,
concede a nuestros hermanos difuntos la vida nueva de tu reino.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que has reunido a pueblos diversos en la confesión de tu
nombre, concede a los que han renacido en la fuente bautismal una misma fe en
su espíritu y una misma caridad en sus vidas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.