*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Adrián*
5 de Marzo
TIEMPO DE
CUARESMA
VIERNES
DE LA SEMANA II
Propio del Tiempo. Salterio II
5 de marzo
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro
corazón.»
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro
corazón.»
Himno: DELANTE DE LA CRUZ LOS OJOS MÍOS
Delante de la cruz los ojos míos
quédenseme, Señor, así mirando,
y sin ellos quererlo estén llorando,
porque pecaron mucho y están fríos.
Y estos labios que dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor, así cantando,
y sin ellos quererlo estén rezando,
porque pecaron mucho y son impíos.
Y así con la mirada en vos prendida,
y así con la palabra prisionera,
como la carne a vuestra cruz asida,
quédeseme, Señor, el alma entera;
y así clavada en vuestra cruz mi vida,
Señor, así, cuando queráis me muera. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Ant 2. En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Cántico: JUICIO DE DIOS - Ha 3, 2-4. 13a. 15-19
¡Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra!
En medio de los años, realízala;
en medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto acuérdate de la misericordia.
El Señor viene de Temán;
el Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el cielo,
la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella velando su poder.
Sales a salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus caballos,
revolviendo las aguas del océano.
Lo escuché y temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron mis labios;
me entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban mis piernas al andar.
Tranquilo espero el día de la angustia
que sobreviene al pueblo que nos oprime.
Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios mi salvador.
El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Ant 3. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Glorifica al Señor, Jerusalén.
LECTURA BREVE Is 53, 11b-12
Mi siervo justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes de ellos. Le
daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre, porque se
entregó a sí mismo a la muerte y fue contado entre los malhechores; él tomó
sobre sí el pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Convertíos
al Señor, vuestro Dios.
R. Porque es compasivo y misericordioso.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Deuteronomio 31, 1-15. 23
ÚLTIMAS PALABRAS DE MOISÉS
En aquellos días, Moisés dirigió estas palabras a todo Israel:
«He cumplido ya ciento diez años, y me encuentro impedido; además, el Señor me
ha dicho: "No pasarás ese Jordán." El Señor, tu Dios, es quien lo
pasará delante de ti, es él quien destruirá delante de ti todos esos pueblos y
los desalojará. Josué pasará delante de ti, como ha dicho el Señor. El Señor
los tratará como a los reyes amorreos Sijón y Og, y como a sus tierras, que
arrasó. Cuando el Señor os los entregue, haréis con ellos lo que yo os he
ordenado. ¡Sed fuertes y valientes, no temáis, no os acobardéis ante ellos!,
que el Señor, tu Dios, avanza contigo, no te dejará ni te abandonará.»
Después Moisés llamó a Josué y le dijo, en presencia de todo Israel:
«Sé fuerte y valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra
que el Señor, tu Dios, prometió dar a tus padres; y tú les repartirás la
heredad. El Señor avanzará ante ti. Él estará contigo; no te dejará ni te
abandonará. No temas ni te acobardes.»
Moisés escribió esta ley y la entregó a los sacerdotes levitas, que llevaban el
arca de la alianza del Señor, y a todos los ancianos de Israel, y les dio esta
prescripción:
«Cada siete años, el año de la Remisión, por la fiesta de los Tabernáculos,
cuando todo Israel acuda a presentarse ante el Señor, tu Dios, en el lugar que
él elija, se proclamará esta ley frente a todo el pueblo. Congregad al pueblo,
hombres, mujeres y niños, y al forastero que viva en tus ciudades, para que
oigan y aprendan a temer al Señor, vuestro Dios, y pongan por obra todos los
artículos de esta ley, mientras os dure la vida en la tierra que vais a tomar
en posesión, cruzando el Jordán. Y vuestros hijos, que todavía no la conocen,
han de escuchar la ley, para que vayan aprendiendo a temer al Señor, vuestro
Dios.»
El Señor dijo a Moisés:
«Está cerca el día de tu muerte. Llama a Josué, presentaos en la Tienda de
Reunión, y yo le daré mis órdenes.»
Moisés y Josué fueron a presentarse a la Tienda de Reunión. El Señor se les
apareció en forma de nube y fue a colocarse a la entrada de la Tienda. El Señor
ordenó a Josué:
«Sé fuerte y valeroso, que tú has de introducir a los hijos de Israel en la
tierra que les he prometido con juramento. Yo estaré contigo.»
RESPONSORIO Dt 31, 23. 6. 8; Pr 3, 26
R. Sé fuerte y valeroso, que el Señor es tu Dios. * Él
avanzará ante ti, él estará contigo: no temas.
V. El Señor estará a tu lado y será tu tranquilidad, él preservará a
tu pie de caer en la trampa.
R. Él avanzará ante ti, él estará contigo: no temas.
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Ireneo, obispo, Contra las herejías
(Libro 4, 16, 2.5: SC 100, 564-572)
LA ALIANZA DEL SEÑOR
Moisés, en el Deuteronomio, dice al pueblo: El Señor, nuestro Dios, hizo
alianza con nosotros en el Horeb; no hizo esa alianza con nuestros padres, sino
con nosotros. ¿Por qué no hizo la alianza con los padres? Porque la ley no fue
instituida para los justos; los padres, en efecto, eran justos y tenían escrito
en su interior el contenido del decálogo, amando a Dios, su Creador, y absteniéndose
de toda injusticia contra el prójimo; por esto no necesitaron la conminación de
una ley escrita, ya que llevaban en su corazón los mandatos de la ley.
Pero al caer en olvido y extinguirse la justicia y el amor de Dios, durante la
permanencia en Egipto, fue necesario que Dios, por su gran benevolencia hacia
los hombres, se manifestara a sí mismo de palabra.
Con su poder sacó al pueblo de Egipto, para que el hombre volviera a ser
discípulo y seguidor de Dios; y lo atemorizó con su palabra, para que no
despreciara a su Hacedor.
Lo alimentó con el maná, alimento espiritual, como dice también Moisés en el
Deuteronomio: Te alimentó con el maná, que no conocieron tus padres, para
enseñarte que no sólo se vive de pan, sino de cuanto sale de la boca de Dios.
Además, le ordenó el amor de Dios y la justicia para con el prójimo, para que
no fuese injusto ni indigno de Dios, disponiendo así al hombre, por medio del
decálogo, para su amistad y la concordia con el prójimo; todo ello en provecho
del hombre, ya que Dios ninguna necesidad tiene del hombre.
Todo esto contribuía a la gloria del hombre, otorgándole la amistad con Dios,
de la que estaba privado, sin que nada añadiera a Dios, ya que él no necesita
del amor del hombre.
El hombre, en cambio, se hallaba privado de la gloria de Dios, que sólo podía
obtener por la sumisión a él. Por esto Moisés decía también al pueblo: Elige la
vida, y viviréis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su
voz, adhiriéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra.
Y, queriendo disponer al hombre para esta vida, el Señor promulgó por sí mismo
el decálogo, para todos sin distinción; y, con su venida en carne, este
decálogo no fue abolido, sino que sigue en vigor, completado y aumentado. En
cambio, no promulgó por sí mismo al pueblo los preceptos que implican
servidumbre, sino que los promulgó por boca de Moisés, como afirma el mismo
Moisés: En aquella ocasión el Señor me mandó que os enseñara, mandatos y
decretos.
Aquellos preceptos, pues, que implicaban servidumbre y tenían el carácter de
signo fueron eliminados por el nuevo Testamento de libertad; en cambio, los que
eran de ley natural, liberadores y comunes a todo hombre, los completó y
perfeccionó, dando a los hombres, con suma liberalidad y largueza, el
conocimiento de Dios como Padre adoptivo, para que lo amasen de todo corazón y
siguieran al que es su Palabra sin desviarse.
RESPONSORIO
R. Moisés, siervo de Dios, ayunó cuarenta días y cuarenta
noches * para prepararse a recibir la ley del Señor.
V. Subió Moisés hacia el Señor en el monte Sinaí, y ahí permaneció
durante cuarenta días y cuarenta noches.
R. Para prepararse a recibir la ley del Señor.
Viernes, 5 de marzo de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo 21,33-43.45-46*
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los
ancianos del pueblo:
«Escuchad otra parábola:
“Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cayó en ella
un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.
Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para
percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los
criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo
mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.
Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo
matamos y nos quedamos con su herencia’.
Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”».
Le contestan:
«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros
labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».
Y Jesús les dice:
« ¿No habéis leído nunca en la Escritura:
“La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente”?
Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un
pueblo que produzca sus frutos».
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que
hablaba de ellos.
Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por
profeta.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Dará una muerte afrentosa a esos malvados y arrendará la viña a
otros viñadores, que le paguen la renta a su tiempo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dará una muerte afrentosa a esos malvados y arrendará la viña a
otros viñadores, que le paguen la renta a su tiempo.
PRECES
Acudamos a Cristo, nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte
y resurrección, y supliquémosle, diciendo:
Señor, ten piedad de nosotros.
Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,
conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna.
Tú que, exaltado en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,
sana nuestras heridas.
Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,
haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de
este árbol.
Tú que, clavado en la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido,
perdónanos también a nosotros, pecadores.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Como Cristo nos enseñó, pidamos al Padre que perdone nuestros pecados,
diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Dios todopoderoso, que, purificados por la penitencia
cuaresmal, lleguemos totalmente convertidos a las próximas fiestas pascuales.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Adrián*
5 de Marzo
En el sexto año de la persecución de Diocleciano, siendo
Firmiliano gobernador de Palestina, Adrián y Eubulo fueron de Batenea a Cesarea
para visitar a los confesores de la fe. Cuando los guardias de la ciudad les
interrogaron sobre el motivo de su viaje, los mártires respondieron sin rodeos
que habían ido a visitar a los cristianos. Inmediatamente fueron conducidos
ante el gobernador, quien los mandó azotar y desgarrar las carnes con los
garfios de hierro, para ser arrojados después a las fieras.
Dos días más tarde, durante las fiestas de la diosa Fortuna,
Adrián fue decapitado, después de haber sido atacado por un león. Eubolo corrió
la misma suerte, uno o dos días después. El juez le había prometido la libertad
a este último, con tal de que sacrificara a los ídolos, pero el santo prefirió
la muerte.
Señor, Tú que llenaste de un celo apasionado a San
Adrián
por anunciar tu Amor, manifestado en el Corazón de tu Hijo Jesús
y en el Corazón de María, su Madre y Madre nuestra.
Le diste fortaleza tan grande
que lo llevó a derramar su sangre
como testigo de tu Amor.
Te pedimos, por su intercesión,
nos concedas también a nosotros
contemplar, vivir, anunciar
y ser testigos de tu Amor.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: MUERE LA VIDA Y VIVO YO SIN VIDA.
Muere la vida y vivo yo sin vida
ofendiendo la vida de mi muerte;
sangre divina de las venas vierte
y mi diamante su dureza olvida.
Está la majestad de Dios tendida
en una dura cruz, y yo de suerte
que soy de sus dolores el más fuerte
y de su cuerpo la mayor herida.
¡Oh duro corazón de mármol frío!
¿Tiene tu Dios abierto el lado izquierdo
y no te vuelves un copioso río?
Morir por él será divino acuerdo,
mas eres tú mi vida, Cristo mío,
y, como no la tengo, no la pierdo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Salmo 114 - ACCIÓN DE GRACIAS
Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas me salvó.
Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi vida de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Ant 2. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Ant 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE St 5, 16. 19-20
Confesaos mutuamente vuestros pecados y rogad unos por otros, para alcanzar
vuestra curación, pues la oración ferviente del justo tiene gran eficacia.
Hermanos, si alguno de entre vosotros se desvía de la verdad y otro logra
convertirlo, sepa que quien convierte a un pecador de su camino equivocado
salvará su alma de la muerte y cubrirá la multitud de sus pecados.
RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Pretendieron apoderarse de Jesús, pero no se atrevieron por miedo
a la gente, que lo miraba como a un profeta.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pretendieron apoderarse de Jesús, pero no se atrevieron por miedo
a la gente, que lo miraba como a un profeta.
PRECES
Adoremos al Salvador de los hombres, que muriendo destruyó la
muerte y resucitando restauró la vida, y digámosle humildemente:
Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.
Redentor nuestro, concédenos que, por la penitencia, nos unamos más plenamente
a tu pasión,
para que consigamos la gloria de la resurrección.
Concédenos que imitemos a tu Madre, consuelo de los afligidos,
para que podamos consolar a los tristes, mediante el consuelo con que nosotros
somos por ti consolados.
Concede a tus fieles participar en tu pasión por medio de sus sufrimientos,
para que tu salvación se manifieste también en ellos.
Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de
cruz,
enséñanos a ser obedientes y a tener paciencia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dígnate transfigurar a los difuntos a semejanza de tu cuerpo glorioso
y concédenos a nosotros ser un día partícipes de la gloria de ellos.
Ya que por Jesucristo somos hijos de Dios, oremos confiados a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Dios todopoderoso, que, purificados por la penitencia
cuaresmal, lleguemos totalmente convertidos a las próximas fiestas pascuales.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.