*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Epafrodito, Obispo*
22 de Marzo
TIEMPO DE
CUARESMA
LUNES
DE LA SEMANA I
Propio del Tiempo. Salterio I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros
murió, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros
murió, venid, adorémosle.
Himno: CUÁNTAS VECES, SEÑOR, ME HABÉIS LLAMADO
¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,
y cuántas con vergüenza he respondido,
desnudo como Adán, aunque vestido
de las hojas del árbol del pecado!
Seguí mil veces vuestro pie sagrado,
fácil de asir, en una cruz asido,
y atrás volví otras tantas atrevido,
al mismo precio que me habéis comprado.
Besos de paz os di para ofenderos,
pero si fugitivos de su dueño
yerran cuando los hallan los esclavos,
hoy que vuelvo con lágrimas a veros,
clavadme vos a vos en vuestro leño
y tendréisme seguro con tres clavos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Salmo 5, 2-10. 12-13 - ORACIÓN DE LA MAÑANA DE UN JUSTO PERSEGUIDO
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.
A ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás mi voz,
por la mañana te expongo mi causa,
y me quedo aguardando.
Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.
Pero yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda reverencia.
Señor, guíame con tu justicia,
porque tengo enemigos;
alláname tu camino.
En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto,
mientras halagan con la lengua.
Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.
Porque tú, Señor, bendices al justo,
y como un escudo lo rodea tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Ant 2. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.
Cantico: SÓLO A DIOS HONOR Y GLORIA 1Cro 29, 10-13
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.
Por eso, Dios nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.
Ant 3. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
Salmo 28 - MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD.
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria hace oír su trueno,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los cedros del Líbano.
Hace brincar al Líbano como a un novillo,
al Sarión como a una cría de búfalo.
La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.
La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!
El trono del Señor está encima de la tempestad,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
LECTURA BREVE Ex 19, 4-6a
Vosotros habéis visto cómo os saqué sobre alas de águila y os traje hacia mí;
ahora pues, si queréis obedecerme y guardar mi alianza, seréis mi especial
propiedad entre todos los pueblos, pues mía es toda la tierra. Seréis para mí
un reino de sacerdotes y una nación santa.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Convertíos y creed la Buena Noticia.
R. Porque está cerca el reino de Dios.
Lecturas
Primera Lectura
De la carta a los Hebreos 11, 1-19
LA FE DE LOS ANTIGUOS PADRES
Hermanos: La fe es la firme seguridad de los bienes que se
esperan, la plena convicción de las realidades que no se ven. A causa de ella
fueron alabados nuestros mayores. Por la fe sabemos que el universo fue formado
por la Palabra de Dios, de modo que lo visible ha tenido su origen en una causa
invisible.
Por la fe ofreció Abel a Dios un sacrificio más excelente que el de Caín; por
ella fue proclamado justo, dando Dios mismo testimonio a favor de sus ofrendas,
y por la fe continúa hablando aun después de su muerte.
Por la fe fue trasladado Henoc sin experimentar la muerte: «No fue hallado más,
porque Dios se lo llevó.» Pero antes de ser trasladado se da testimonio en su
favor de que «había sido grato a Dios». Ahora bien, sin la fe es imposible
agradar a Dios, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que es
remunerador de los que lo buscan.
Por la fe, movido de religioso temor, Noé fabricó el arca para salvar a su
familia, advertido por Dios de lo que aún no se veía venir; e, igualmente por
la fe, condenó al mundo y se hizo heredero de la justificación que se alcanza
por la fe.
Por la fe obedeció Abraham al ser llamado por Dios, saliendo hacia la tierra
que había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba. Por la fe
peregrinó por la tierra prometida, como en tierra extraña, habitando en tiendas
con Isaac y Jacob, coherederos de las mismas promesas, pues esperaba entrar en
esa ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es el mismo
Dios.
Por la fe la misma Sara, a pesar de su avanzada edad, recibió el poder de ser
madre, pues tuvo fe en aquel que se lo había prometido. Y, por esto mismo, de
un solo hombre, ya incapaz de transmitir la vida, nacieron hijos, «numerosos
como las estrellas del cielo, incontables como las arenas del mar».
En la fe murieron todos ellos, sin haber alcanzado la realización de las
promesas, pero las vieron desde lejos y las saludaron, reconociendo que eran
«forasteros y peregrinos sobre la tierra». En verdad que quienes así se
expresan dan a entender claramente que van en busca de una patria, pues, si
hubiesen pensado en aquella de la que habían salido, ocasiones tuvieron para
volver a ella. Pero ellos aspiraban a una patria mejor, es decir, a la celestial.
Por eso Dios no se desdeña de llamarse su Dios, pues les tenía ya preparada una
ciudad.
Por la fe, puesto a prueba, ofreció Abraham a Isaac; y ofrecía a su unigénito,
a aquel que era el depositario de las promesas, respecto del cual Dios le había
dicho: «Por Isaac tendrás descendencia.» Concluyó de todo ello que Dios podía
resucitarlo de entre los muertos; y por eso lo recuperó como un símbolo.
Responsorio Hb 11, 17. 19; Rm 4, 17
R. Por la fe, puesto a prueba, ofreció Abrahán a Isaac; y ofrecía
a su unigénito, a aquel que era el depositario de las promesas; * concluyó
de todo ello que Dios podía resucitarlo de entre los muertos.
V. Creyó en aquel que da la vida a los muertos y llama a la
existencia a lo que no es.
R. Concluyó de todo ello que Dios podía resucitarlo de entre
los muertos.
Segunda Lectura
Del comentario de san Juan Fisher, obispo y mártir, sobre los salmos
(Salmo 129: Opera omnia, edición 1579, p. 16 10)
SI ALGUNO PECA, TENEMOS A UNO QUE ABOGUE ANTE EL PADRE
Cristo Jesús es nuestro sumo sacerdote, y su precioso cuerpo, que
inmoló en el ara de la cruz por la salvación de todos los hombres, es nuestro
sacrificio. La sangre que se derramó para nuestra redención no fue la de los
becerros y los machos cabríos (como en la ley antigua), sino la del
inocentísimo Cordero, Cristo Jesús, nuestro salvador.
El templo en el que nuestro sumo sacerdote ofrecía el sacrificio no era hecho
por manos de hombres, sino que había sido levantado por el solo poder de Dios,
pues Cristo derramó su sangre a la vista del mundo: un templo ciertamente
edificado por la sola mano de Dios.
Y este templo tiene dos partes: una es la tierra, que ahora nosotros habitamos;
la otra nos es aún desconocida a nosotros, mortales. Así, primero, ofreció su
sacrificio aquí en la tierra, cuando sufrió la más acerba muerte.
Luego, cuando revestido de la nueva vestidura de la inmortalidad entró por su
propia sangre en el santuario, o sea, en el cielo, presentó ante el trono del
Padre celestial aquella sangre de inmenso valor, que había derramado una vez
para siempre en favor de todos los
hombres, pecadores.
Este sacrificio resultó tan grato y aceptable a Dios, que así que lo hubo
visto, compadecido inmediatamente de nosotros, no pudo menos que otorgar su
perdón a todos los verdaderos penitentes.
Es además un sacrificio perenne, de forma que no sólo cada año (como entre los judíos
se hacía), sino también cada día, y hasta cada hora y cada instante, sigue ofreciéndose
para nuestro consuelo, para que no dejemos de tener la ayuda más
imprescindible. Por lo que el Apóstol añade: Consiguiendo la liberación eterna.
De este santo y definitivo sacrificio se hacen partícipes todos aquellos que
llegaron a tener verdadera contrición y aceptaron la penitencia por sus
crímenes, aquellos que con firmeza decidieron no repetir en adelante sus
maldades, sino que perseveran con constancia en el inicial propósito de las
virtudes. Sobre lo cual, san Juan se expresa en estos términos: Hijos míos, os
escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que
abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por
nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo
entero.
Responsorio Rm 5, 10. 8. 9
R. Si, siendo aún enemigos, fuimos reconciliados con Dios por
la muerte de su Hijo, * con mayor razón, estando ya
reconciliados, seremos salvos por su vida.
V. Siendo todavía pecadores, murió Cristo por nosotros.
R. Con mayor razón, estando ya reconciliados, seremos salvos
por su vida.
Lunes, 22 de marzo de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (8,1-11)*
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se
presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose,
les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y,
colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de
Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más
viejos.
Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
«Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. “El que me sigue no
camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, dice el
Señor.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. “El que me sigue no
camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, dice el Señor.
PRECES
Bendigamos a Jesús, nuestro Salvador, que por su muerte nos ha
abierto el camino de salvación, y digámosle confiados:
Danos caminar por tus senderos, Señor.
Señor de misericordia, que en el bautismo nos diste una vida nueva,
te pedimos que nos hagas cada día más conformes a ti.
Enséñanos, Señor, a ser hoy alegría para los que sufren
y haz que sepamos servirte en cada uno de los necesitados.
Que procuremos, Señor, hacer lo bueno, lo recto y lo verdadero ante ti
y que busquemos tu rostro con sinceridad de corazón.
Perdona, Señor, las faltas que hemos cometido contra la unidad de tu familia
y haz que tengamos un solo corazón y un solo espíritu.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijámonos a Dios con la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro, y ayúdanos a progresar
en el conocimiento de tu palabra, para que así la celebración de esta Cuaresma
dé en nosotros fruto abundante. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Epafrodito, Obispo*
22 de Marzo
Epafrodito parece haber nacido en Filipos. Había ido a Roma, donde
Pablo estaba cautivo, para llevarle una nueva colecta de parte de los
filipenses. Allí cayó enfermo de cuidado, pero Dios tuvo misericordia de él y
no quiso añadir tristeza sobre el alma de Pablo. Los mismo filipenses, al saber
que su emisario había estado enfermo, ardían en deseos de volverlo a ver, por
lo que Pablo no dudó en separarse de su amado colaborador y lo despidió con una
carta para los fieles de Filipos.
En la carta, Pablo rogaba a sus queridos neófitos que recibieran a
su compatriota con toda alegría en el Señor, ya que para realizar la misión que
le habían encomendado se había visto al borde de la muerte. Entregaba su vida
para suplir los cuidados que los filipenses no le podían dar. Fuera de este
auténtico testimonio, no se posee otros detalles de la vida de Epafrodito; sin
embargo, el Martirologio Romano señala que "luego fue Obispo de Terracina,
enviado por San Pedro cuando éste estuvo en Roma, y donde bautizó a un buen
número de conversos, dejando allí como obispo a Lino y partió a Terracina donde
consagró a Epafrodito".
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: ÉSTA ES LA HORA PARA EL BUEN AMIGO.
Ésta es la hora para el buen amigo,
llena de intimidad y confidencia,
y en la que, al examinar nuestra conciencia,
igual que siente el rey, siente el mendigo.
Hora en que el corazón encuentra abrigo
para lograr alivio a su dolencia
y, al evocar la edad de la inocencia,
logra en el llanto bálsamo y castigo.
Hora en que arrullas, Cristo, nuestra vida
con tu amor y caricia inmensamente
y que a humildad y a llanto nos convida.
Hora en que un ángel roza nuestra frente
y en que el alma, como cierva herida,
sacia su sed en la escondida fuente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor se complace en los justos.
Salmo 10 - EL SEÑOR ESPERANZA DEL JUSTO
Al Señor me acojo, ¿por qué me decís:
«escapa como un pájaro al monte,
porque los malvados tensan el arco,
ajustan las saetas a la cuerda,
para disparar en la sombra contra los buenos?
Cuando fallan los cimientos,
¿qué podrá hacer el justo?»
Pero el Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo detesta.
Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre,
les tocará en suerte un viento huracanado.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor se complace en los justos.
Ant 2. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Salmo 14 - ¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Ant 3. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
LECTURA BREVE Rm 12, 1-2
Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como
hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os
ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para
que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo
perfecto.
RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Lo que hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos conmigo lo
hicisteis.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Lo que hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos conmigo lo
hicisteis.
PRECES
Invoquemos al Señor Jesús, que nos ha salvado a nosotros, su
pueblo, librándonos de nuestros pecados, y digámosle humildemente:
Jesús, Hijo de David, compadécete de nosotros.
Te pedimos, Señor Jesús, por tu Iglesia santa, por la que te entregaste para
consagrarla con el baño del agua y con la palabra:
purifícala y renuévala por la penitencia.
Maestro bueno, haz que los jóvenes descubran el camino que les preparas
y que respondan siempre con generosidad a tus llamadas.
Tú que te compadeciste de los enfermos que acudían a ti, levanta la esperanza
de nuestros enfermos
y haz que imitemos tu gesto generoso y estemos siempre atentos al bien de los
que sufren.
Haz, Señor, que recordemos siempre nuestra condición de hijos tuyos, recibida
en el bautismo,
y que vivamos siempre para ti.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Da tu paz y el premio eterno a los difuntos
y reúnenos un día con ellos en tu reino.
Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro, y ayúdanos a progresar
en el conocimiento de tu palabra, para que así la celebración de esta Cuaresma
dé en nosotros fruto abundante. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.