*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Cirilo de Jerusalén*
TIEMPO DE
CUARESMA
JUEVES
DE LA SEMANA IV
Propio del Tiempo. Salterio IV
18 de marzo
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros
murió, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros
murió, venid, adorémosle.
Himno: PASTOR QUE CON TUS SILBOS AMOROSOS.
Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño:
tú, que hiciste cayado de ese leño
en que tiendes los brazos poderosos,
vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño
y la palabra de seguir te empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
Oye, Pastor, pues por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.
Espera, pues, y escucha mis cuidados.
Pero ¿cómo te digo que me esperes,
si estás, para esperar, los pies clavados? Amén.
SALMODIA
Ant 1. En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia.
Salmo 142, 1-11 - LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
Señor, escucha mi oración;
tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.
Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti;
indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia.
Ant 2. El Señor hará derivar hacia Jerusalén como un río la paz.
Cántico: CONSUELO Y GOZO PARA LA CIUDAD SANTA. Is 66, 10-14a
Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,
alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto;
a su pecho seréis alimentados
y os saciaréis de sus consuelos
y apuraréis las delicias
de sus pechos abundantes.
Porque así dice el Señor:
«Yo haré derivar hacia ella
como un río la paz,
como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo
y en Jerusalén seréis consolados.
Al verlo se alegrará vuestro corazón
y vuestros huesos florecerán como un prado.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor hará derivar hacia Jerusalén como un río la paz.
Ant 3. Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
Salmo 146 - PODER Y BONDAD DEL SEÑOR
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel;
él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.
Entonad la acción de gracias al Señor,
tocad la cítara para nuestro Dios,
que cubre el cielo de nubes,
preparando la lluvia para la tierra;
que hace brotar hierba en los montes,
para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado,
y a las crías de cuervo que graznan.
No aprecia el vigor de los caballos,
no estima los músculos del hombre:
el Señor aprecia a sus fieles,
que confían en su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
LECTURA BREVE Cf. 1R 8, 51a. 52-53a
Nosotros, Señor, somos tu pueblo y tu heredad; que tus ojos estén abiertos a
las súplicas de tu siervo y a la súplica de tu pueblo Israel, para escuchar
todos sus clamores hacia ti. Porque tú nos separaste para ti como herencia tuya
de entre todos los pueblos de la tierra.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. El que medita la ley del Señor.
R. Da fruto a su tiempo.
PRIMERA LECTURA
De la carta a los Hebreos 9, 11-28
CRISTO, SUMO SACERDOTE, ENTRÓ DE UNA VEZ PARA SIEMPRE EN EL
SANTUARIO CON SU PROPIA SANGRE
Hermanos: Cristo se presentó como sumo sacerdote de los bienes futuros y entró
de una vez para siempre en el santuario. Entró a través de una Tienda de
Reunión más sublime y perfecta, no fabricada por mano de hombre, es decir, no
perteneciente a este mundo. Y entró no con sangre de machos cabríos ni de
novillos, sino con su propia sangre, obteniendo para nosotros una redención
eterna.
Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros y la ceniza de la
ternera esparcida sobre los que se han contaminado los santifica en orden a la
pureza legal externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por medio del
Espíritu eterno se ofreció inmaculado a Dios, purificará nuestra conciencia de
las obras muertas, para dar culto al Dios vivo!
Para eso precisamente es el mediador de una nueva alianza, para que mediante su
muerte, ofrecida para redimir las transgresiones cometidas bajo la primera
alianza, reciban los que han sido convocados la herencia eterna prometida.
Pues, cuando se trata de un testamento, es preciso hacer constar la muerte del
testador, ya que la disposición testamentaria sólo adquiere valor en caso de
muerte del testador y nunca es eficaz mientras vive. Por eso ni la primera
alianza fue inaugurada sin sangre.
En efecto, Moisés, después de haber leído a todo el pueblo todos los preceptos
según estaban en la ley, tomó la sangre de los novillos y machos cabríos, agua,
lana escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo, diciendo:
«Ésta es la sangre de la alianza que Dios ha establecido para vosotros.» Y, de
la misma manera, roció con sangre la Tienda y todos los utensilios del culto,
pues, según la ley, casi todos los objetos han de ser purificados con sangre, y
sin efusión de sangre no hay remisión.
Era pues necesario, por una parte, que las figuras y sombras de las realidades
celestiales fuesen consagradas de este modo; y, por otra parte, que el
santuario mismo del cielo lo fuese también, pero con sacrificios más excelentes
que aquéllos. Pues no entró Cristo en un santuario levantado por mano de
hombre, figura del verdadero santuario, sino en el mismo cielo, para comparecer
ahora ante la faz de Dios en favor nuestro. Y no necesita ofrecerse muchas
veces, como hace el sumo sacerdote, que cada año entra en el santuario con
sangre que no es suya (pues en tal caso debería haber padecido muchas veces
desde el principio del mundo), sino que ahora, en la plenitud de los tiempos,
se ha manifestado de una vez para siempre, para destruir el pecado mediante su
propio sacrificio. Y así como Dios ha establecido que los hombres mueran una
sola vez y que después de esto venga el juicio, así también Cristo, después de
haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de las multitudes,
aparecerá por segunda vez, sin relación ya con el pecado, para dar la salvación
a los que lo esperan.
RESPONSORIO Hb 9, 28; Is 53, 11
R. Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los
pecados, * aparecerá por segunda vez, sin relación ya con el pecado,
para dar la salvación a los que lo esperan.
V. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes
de ellos.
R. Aparecerá por segunda vez, sin relación ya con el pecado, para dar
la salvación a los que lo esperan.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san León Magno, papa
(Sermón 15 Sobre la pasión del Señor, 3-4: PL 54, 366-367)
MEDITACIÓN SOBRE LA PASIÓN DEL SEÑOR
El que quiera venerar de verdad la pasión del Señor debe contemplar de tal
manera, con los ojos de su corazón, a Jesús crucificado, que reconozca su
propia carne en la carne de Jesús.
Que tiemble la tierra por el suplicio de su Redentor, que se hiendan las rocas
que son los corazones de los infieles y que salgan fuera, venciendo la mole que
los abruma, los que se hallaban bajo el peso mortal del sepulcro. Que se
aparezcan ahora también en la ciudad santa, es decir, en la Iglesia de Dios,
como anuncio de la resurrección futura, y que lo que ha de tener lugar en los
cuerpos se realice ya en los corazones.
No hay enfermo a quien le sea negada la victoria de la cruz, ni hay nadie a
quien no ayude la oración de Cristo. Pues si ésta fue de provecho para los que
tanto se ensañaban con él, ¿cuánto más no lo será para los que se convierten a
él?
La ignorancia ha sido eliminada, la dificultad atemperada, y la sangre sagrada
de Cristo ha apagado aquella espada de fuego que guardaba las fronteras de la
vida. La oscuridad de la antigua noche ha cedido el lugar a la luz verdadera.
El pueblo cristiano es invitado a gozar de las riquezas del paraíso, y a todos
los regenerados les ha quedado abierto el regreso a la patria perdida, a no ser
que ellos mismos se cierren aquel camino que pudo ser abierto por la fe de un
ladrón.
Procuremos ahora que la ansiedad y la soberbia de las cosas de esta vida
presente no nos sean obstáculo para conformarnos de todo corazón a nuestro
Redentor, siguiendo sus ejemplos. Nada hizo él ni padeció que no fuera por
nuestra salvación, para que todo lo que de bueno hay en la cabeza lo posea
también el cuerpo.
En primer lugar, aquella asunción de nuestra substancia en la Divinidad, por la
cual la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros, ¿a quién dejó
excluido de su misericordia sino al que se resista a creer? ¿Y quién hay que no
tenga una naturaleza común con la de Cristo, con tal de que reciba al que asumió
la suya? ¿Y quién hay que no sea regenerado por el mismo Espíritu por el que él
fue engendrado? Finalmente, ¿quién no reconoce en él su propia debilidad?
¿Quién no se da cuenta de que el hecho de tomar alimento, de entregarse al
descanso del sueño, de haber experimentado la angustia y la tristeza, de haber
derramado lágrimas de piedad es todo ello consecuencia de haber tomado la
condición de siervo?
Es que esta condición tenía que ser curada de sus antiguas heridas, purificada
de la inmundicia del pecado; por eso el Hijo único de Dios se hizo también hijo
del hombre, de modo que poseyó la condición humana en toda su realidad y la
condición divina en toda su plenitud.
Es, por tanto, algo nuestro aquel que yació exánime en el sepulcro, que
resucitó al tercer día y que subió a la derecha del Padre en lo más alto de los
cielos; de manera que, si avanzamos por el camino de sus mandamientos, si no
nos avergonzamos de confesar todo lo que hizo por nuestra salvación en la
humildad de su cuerpo, también nosotros tendremos parte en su gloria, ya que no
puede dejar de cumplirse lo que prometió: A todo aquel que me reconozca ante
los hombres lo reconoceré yo también ante mi Padre que está en los cielos.
RESPONSORIO 1Co 1, 18. 23
R. El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías de
perdición; * pero para los que están en vías de salvación, para nosotros,
es fuerza de Dios.
V. Nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los
judíos, necedad para los gentiles.
R. Pero para los que están en vías de salvación, para nosotros, es
fuerza de Dios.
Jueves, 18 de marzo de 2021
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según
san Juan (5,31-47)*
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
«Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que
da testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí.
Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la
verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para
que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros
quisisteis gozar un instante de su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre
me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el
Padre me ha enviado.
Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis
escuchado su voz, ni visto su rostro, y su palabra no habita en vosotros,
porque al que él envió no lo creéis.
Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas
están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No
recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no
está en vosotros.
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en
nombre propio, a ese sí lo recibiréis.
¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la
gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el
Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si
creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no
creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «No es que yo quiera invocar a mi favor declaración alguna,
prestada por los hombres; si aduzco ésta, es mirando por vuestra salvación»,
dice el Señor.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «No es que yo quiera invocar a mi favor declaración alguna,
prestada por los hombres; si aduzco ésta, es mirando por vuestra salvación»,
dice el Señor.
PRECES
Celebremos la bondad de Dios, que por Cristo se reveló como Padre
nuestro, y digámosle de todo corazón:
Acuérdate, Señor, de que somos hijos tuyos.
Concédenos vivir con toda plenitud el misterio de la Iglesia,
a fin de que nosotros y todos los hombres encontremos en ella un sacramento
eficaz de salvación.
Padre, que amas a todos los hombres, haz que cooperemos al progreso de la
comunidad humana
y que en todo busquemos tu reino con nuestros esfuerzos.
Haz que tengamos hambre y sed de justicia
y acudamos a nuestra fuente, que es Cristo, el cual entregó su vida para que
fuéramos saciados.
Perdona, Señor, todos nuestros pecados
y dirige nuestra vida por el camino de la sencillez y de la santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Porque sabemos que somos hijos de Dios, llenos de confianza nos atrevemos a
decir:
Padre nuestro...
ORACION
Padre lleno de amor, concédenos que, purificados por la penitencia
y santificados por la práctica de buenas obras, sepamos mantenernos siempre
fieles a tus mandamientos y lleguemos libres de culpa a las fiestas de la
Pascua. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Cirilo de Jerusalén*
San Cirilo nació cerca de
Jerusalén, en el año 315. Sus padres eran cristianos y le dieron una excelente
educación. Conocía muy bien la Sagradas Escrituras, citaba frecuentemente en
sus instrucciones. Se cree que fue ordenado sacerdote por el obispo de Jerusalén
San Máximo, quien le encomendó la tarea de instruir a los Catecúmenos, cosa que
hizo por varios años.
Sus escritos son de gran importancia por ser un Padre de la
Iglesia y Arzobispo de Jerusalén solo tres siglos después de la pasión de
Jesús. Sucedió a Máximo en la sede de Jerusalén el año 348 y fue obispo de esa
ciudad por unos 35 años. Por su defensa de la ortodoxia en la controversia
arriana, se vio más de una vez condenado al destierro.
Hasta nosotros llegaron 18 discursos catequéticos, un sermón de la
piscina de Betseda, la carta al emperador Constantino y otros pequeños
fragmentos. Trece escritos están dedicados a la exposición general de la doctrina,
y cinco, llamados mistagógicas, están dedicados al comentario de los ritos
sacramentales de la iniciación cristiana.
Estos escritos llamados Catequesis de San Cirilo, nos llegaron
gracias a la transcripción de un estenógrafo, que lo hizo con la misma
sencillez y naturalidad que lo hacía San Cirilo, cuando comunicaba a la
comunidad cristiana, en los tres principales santuarios de Jerusalén, entre
ellos la Basílica de la Santa Cruz de Constanza, llamada Martyrion para los
candidatos al bautismo y la iglesia de la Resurrección o Anástasis, para los
que se bautizaban durante la semana de Pascua, es decir, eran los mismos
lugares de la redención, como él mismo decía, que no solo se escucha, sino que
"se ve y se toca".
Por estos importantes escritos, que probablemente lo compuso al
comienzo de su episcopado, ha merecido el título de Doctor de la Iglesia, por
el Papa León XIII. La incertidumbre de su pensamiento teológico, es lo que
demoró en Occidente, el reconocimiento de su santidad. Su fiesta fue instituida
en 1882.
Tuvo alguna simpatía por los arrianos, pero pronto se separó de
ellos para adherirse a los semiarrianos homoiusianos, esto era, la orientación
teológica que se inclinaba a los convenios, que proponía el término
"homoi-ousios" (de naturaleza semejante) en vez de
"homo-ousios" (de la misma naturaleza, es decir, el verbo de la misma
naturaleza que el Padre). Se trataba solo de añadir una letra, pero era
suficiente para eliminar la idea de la consubstancialidad (consubstancial: que
es de la misma substancia) entre el Padre y el Hijo. Cirilo abandonó también a
los semiarrianos y se unió a la doctrina ortodoxa de Nicea, por eso fue
desterrado cinco veces bajo los emperadores Constantino y Valente. En total
fueron 16 años de destierro. Tres veces por un bando y dos por el bando
opuesto.
En sus escritos habla de la penitencia, del pecado, del bautismo y
del Credo, explicándolo frase por frase, para instruir a los recién bautizados
sobre la fe, también habla bellísimamente sobre la Eucaristía, insistiendo
fuertemente en que Jesucristo Sí está presente en la Santa Hostia de la
Eucaristía. A los que reciben la comunión en la mano les aconseja: "Hagan
de su mano izquierda como un trono que se apoya en la mano derecha, para
recibir al Rey Celestial" (traten con cuidado la hostia consagrada, para
que no caigan pedacitos, así como no dejaríamos caer al suelo pedacitos de
oro). En síntesis estos documentos son de mucho valor porque contienen las
enseñanzas y ritos de la Iglesia de mediados del siglo IV y forman "el
primitivo sistema teológico". También describe interesantemente acerca del
descubrimiento de la cruz y de la roca que cerraba el Santo Sepulcro.
Existen dos versiones que no coinciden entre sí, de porque Cirilo
sucedió a Máximo en la sede de Jerusalén. San Jerónimo fue quien dejó una de
ellas, pero evidentemente tenía prejuicio en contra de San Cirilo.
Arrio Acacio, era uno de los obispos de la provincia, que consagró
legalmente a San Cirilo, pensando que luego iba a poder manejarlo, pero se
equivocó por completo. Cirilo era un hombre suave de carácter, prefería
instruir que polemizar, trataba de permanecer neutral en las discusiones y por
esa razón ambos partidos lo desterraron en su momento, llamándolo hereje. Pero
contaba con amigos como San Hilario, que era defensor del dogma de Santísima
Trinidad y con San Atanasio que defendía la divinidad de Jesucristo, que le
profesaba una sincera amistad. En el Concilio general de Constantinopla, en el
año 381, lo llaman: "valiente luchador para defender a la Iglesia de los
herejes que niegan las verdades de nuestra religión".
En el primer año de su episcopado, ocurrió un fenómeno físico que
impresionó a la ciudad. Envió noticia de lo sucedido al emperador Constantino,
en una carta que aún existe y que se ha puesto en duda su autenticidad, aunque
el estilo sin duda es suyo. La carta dice: "En las nonas de mayo, hacia la
hora tercera, apareció en los cielos una gran cruz iluminada, encima del
Gólgota, que llegaba hasta la sagrada montaña de los Olivos: fue vista no por
una o dos persona, sino evidente y claramentes por toda la ciudad. Esto no fue,
como podría creerse, una fantasía ni apariencia momentánea, pues permaneció por
varias horas visible a nuestros ojos y más brillante que el sol. La ciudad
entera se llenó de temor y regocijo a la vez, ante tal portento y corrieron
inmediatamente a la iglesia alabando a Cristo Jesús único Hijo de Dios".
Enseguida que Cirilo tomara posesión, comenzaron las discusiones
entre él y Acacio, no solo por problemas de sus respectivas sedes, sino también
sobre asuntos de fe, porque Acacio en ese entonces, estaba envuelto en la
herejía arriana. Acacio como metropolitano de Cesarea, exigía la juridicción de
Cirilo que mantuvo la prioridad de su sede, como si tuviera un "trono
apostólico". Acacio recordaba un Canon del Concilio de Nicea que dice:
"Ya que por la costumbre o antigua tradición, el obispo de Aelia (Jerusalén)
debe recibir honores, dejemos al metropolitano (de Cesarea) en su propia
dignidad mantener el segundo lugar".
La pelea se hizo abierta y Acacio convocó un Concilio de Obispos
partidarios suyos, al que citaron a Cirilo, pero no se presentó. Se le acusó de
contumacia (porfía, obstinación en el error) y de haber vendido propiedades de
la Iglesia para ayudar a los necesitados. Lo último, sí lo hizo, como
anteriormente lo habían hecho muchos prelados, entre ellos San Ambrosio y San
Agustín, y fueron comprendidos. El fraudulento Concilio condenó a Cirilo y fue
desterrado de Jerusalén. Se fue para Tarso, lo recibió Silvanus, un obispo
semi-arriano, y esperó allí la apelación que había hecho al tribunal superior.
Dos años después, ante el Concilio de Seleucia, llegó su apelación. Este
Concilio estaba integrado por semi-arrianos, arrianos y muy pocos miembros del
partido ortodoxo, todos de Egipto. Cirilo se sentó entre los semi-arrianos que
lo ayudaron durante su exilio. Acacio se fue de la reunión, objetando violentamente
la presencia de Cirilo, pero regresó pronto para participar de los debates
posteriores. El partido de Acacio fue depuesto por tener minoría y el de Cirilo
fue reivindicado.
Acacio se fue a Constantinopla a tratar de convencer a Constantino
a que reuniera otro concilio. Acusó a Cirilo de haber vendido unas vestiduras
que el emperador le regaló a Macario para administrar el bautizo y que luego
fueron vistas en una representación teatral. Esto puso furioso al emperador, y
emitió un segundo decreto de exilio en contra de Cirilo, un año después de
haber sido repuesto a su sede. Constantino muere en el año 361, le sucede
Juliano, quien llama a que regresen todos los obispos que Constantino había
desterrado, y así Cirilo regresa a su sede. Durante la gestión de Juliano el
Apóstata, hubieron pocos martirios en comparación con otros reinados, pero cayó
en la cuenta que la sangre de los mártires era el simiente de la iglesia y por
esa razón hizo todo lo que pudo para desacreditar la religión que él había abandonado.
Nos cuentan los historiadores de la Iglesia, Sócrates, Teodoreto y otros, que
Juliano planeó reconstruir el templo de Jerusalén para apelar a los
sentimientos nacionales de los Judíos y para demostrar que lo que Jesús había
anunciado en el evangelio, no se cumpliría. San Cirilo contempla con calma los
preparativos para la reconstrucción del templo, profetizando que sería un
fracaso, y así sucedió. Gibbon y otros agnósticos se burlan de los sucesos
sobrenaturales, sismos, esferas de fuego, desplome de paredes, etc….que le
hicieron abandonar el proyecto, pero Gibbon admite que estos sucesos están
confirmados no solo por escritores cristianos, como San Juan Crisóstomo y San
Ambrosio, sino también por el testimonio de Ammianus Marcellinus, el soldado filósofo,
que era pagano.
San Cirilo es desterrado por Valente, por tercera vez en el año
367, junto con todos los prelados nombrados por Juliano. Este último destierro
duró 11 años, pero cuando sube al trono Teodoro, le restituye a su sede, donde
permanece los últimos años de su vida. Triste por todo lo malo que encontró en
Jerusalén, vicios, crímenes, desórdenes, herejías divisiones, etc… apela al
Concilio de Antioquía. Envían a San Gregorio de Nissa, quien no pudo remediar
nada y abandona Jerusalén, dejando para la posteridad sus "Advertencias en
contra de las peregrinaciones", una detallada descripción de la moral de
la santa ciudad en aquel tiempo.
Cirilo y San Gregorio estuvieron presentes en el gran Concilio de
Constantinopla (primer Concilio Ecuménico que participó Cirilo), que era el
segundo Concilio Ecuménico. En esta ocasión Cirilo, obispo de Jerusalén junto
con los patriarcas de Alejandría y Antioquía, toma lugar como metropolitano, se
reconoció la legitimidad de su episcopado. Este Concilio promulgó el Símbolo de
Nicea, en su forma corregida. Cirilo y los demás aceptan el término
"Homo-ousios" que llegó a ser la palabra clave de la ortodoxia. Este
hecho toman Sócrates y Sozomeno, como un acto de arrepentimiento. Por otra
parte, los obispos escriben una carta al Papa San Dámaso, donde halagan a
Cirilo diciendo que es uno de los defensores de la verdad ortodoxa en contra de
los arrianos.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: CANTE TU GLORIA CÉLICA ARMONÍA.
Cante tu gloria célica armonía,
tú que compartes con la siempre pura
la misteriosa genealogía
de la Escritura.
Esposo virgen de la Virgen Madre,
en quien Dios mismo declinó su oficio;
réplica humilde del eterno Padre,
padre nutricio.
último anillo de las profecías,
¡oh patriarca de la nueva alianza!,
entre tus brazos se acunó el Mesías,
nuestra esperanza.
Guarda a la Iglesia de quien fue figura
la inmaculada y maternal María;
guárdala intacta, firme y con ternura
de eucaristía.
Gloria a Dios Padre que en tu amor descuida
gloria a Dios Hijo que te fue confiado,
gloria al Espíritu que alentó tu vida
para el Amado. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús,
que es el Mesías.
Salmo 112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús,
que es el Mesías.
Ant 2. Fue enviado de parte de Dios el ángel Gabriel a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José.
Salmo 145 - FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS.
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos;
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Fue enviado de parte de Dios el ángel Gabriel a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José.
Ant 3. Estando desposada María, madre de Jesús, con José, antes de que
empezaran a vivir juntos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Estando desposada María, madre de Jesús, con José, antes de que
empezaran a vivir juntos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo.
LECTURA BREVE Col 3, 23-24
Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor y no a los
hombres: sabiendo bien que recibiréis del Señor en recompensa la herencia.
Servid a Cristo Señor.
RESPONSORIO BREVE
V. El justo florecerá como un lirio.
R. El justo florecerá como un lirio.
V. Y se alegrará eternamente ante el Señor.
R. Como un lirio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El justo florecerá como un lirio.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Éste es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto
al frente de su servidumbre.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Éste es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto
al frente de su servidumbre.
PRECES
Acudamos suplicantes a Dios Padre todopoderoso, de quien procede
toda la familia del cielo y de la tierra, y digámosle suplicantes:
Padre nuestro que estás en los cielos, escúchanos.
Padre santo, tú que en la aurora del nuevo Testamento revelaste a José el
misterio mantenido en silencio desde el origen de los siglos,
ayúdanos a conocer cada vez mejor a tu Hijo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Padre celestial, tú que alimentas las aves del cielo y vistes la hierba del
campo,
concede a todos los hombres el pan de cada día para su cuerpo y el alimento de
la eucaristía para su espíritu.
Creador del universo, tú que entregaste al hombre la obra de tus manos,
haz que los trabajadores puedan disfrutar de manera digna del fruto de su
trabajo.
Señor, tú que eres la fuente de toda la justicia y deseas que todos seamos
justos,
por intercesión de san José, ayúdanos a agradarte en todo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Haz, Señor, que los moribundos y los que ya han muerto,
obtengan tu misericordia eterna, por medio de tu Hijo, de María y de san José.
Porque somos miembros de la familia de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso, que, en los albores del nuevo Testamento,
encomendaste a san José los misterios de nuestra salvación, haz que ahora tu
Iglesia, sostenida por la intercesión del esposo de María, lleve a su pleno
cumplimiento la obra de la salvación de los hombres. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.