*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Santa María Francisca de las cinco llagas*
TIEMPO DE
CUARESMA
DOMINGO
DE LA SEMANA I
Propio del Tiempo. Salterio I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por
nosotros fue tentado y por nosotros murió
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ant. Venid, adoremos a Cristo,
el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.»
Himno: OH SOL DE SALVACIÓN, OH JESUCRISTO.
Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
alumbra lo más hondo de las almas,
en tanto que la noche retrocede
y el día sobre el mundo se levanta.
Junto con este favorable tiempo
danos ríos de lágrimas copiosas,
para lavar el corazón que, ardiendo
en jubilosa caridad, se inmola.
La fuente que hasta ayer manó delitos
ha de manar desde hoy perenne llanto,
si con la vara de la penitencia
el pecho empedernido es castigado.
Ya se avecina el día, el día tuyo,
volverá a florecer el universo;
compartamos su gozo los que fuimos
devueltos por tu mano a tus senderos.
Oh Trinidad clemente, que te adoren
tierra y cielo a tus pies arrodillados,
y que nosotros, por tu gracia nuevos,
cantemos en tu honor un nuevo canto. Amén
SALMODIA
Ant 1. Tú, Señor, fuiste mi auxilio.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú, Señor, fuiste mi auxilio.
Ant 2. Líbranos con tu poder maravilloso y sálvanos
del poder de la muerte.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Líbranos con
tu poder maravilloso y sálvanos del poder de la muerte.
Ant 3. Ha llegado la hora de que sea glorificado el
Hijo del hombre.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ha llegado la hora de que sea glorificado el
Hijo del hombre.
LECTURA BREVE Cf. Ne 8, 9. 10
Este día está consagrado al Señor vuestro Dios; no hagáis duelo ni lloréis. No
estéis tristes: la alegría del Señor es vuestra fortaleza.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que fuiste triturado por nuestros crímenes.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. El que guarde mi palabra.
R. No verá jamás la muerte.
Lecturas
Primera Lectura
De la carta a los Hebreos 10, 26-39
ESPERA DEL DÍA DEL SEÑOR
Hermanos: Si, después de haber recibido el conocimiento de la
verdad, continuamos pecando deliberadamente, ya no nos queda sacrificio por los
pecados. Sólo queda la perspectiva, terrible cual ninguna otra, del juicio y de
la cólera inflamada de Dios, que devorará a los rebeldes.
Quien desprecia la ley de Moisés es condenado a muerte sin compasión, por el testimonio
de dos o tres testigos. Pues bien, ¿no creéis que merecerá un castigo mucho más
terrible aquel que pisotea al Hijo de Dios, y tiene por inmunda la sangre de la
alianza en que fue santificado, y ultraja al Espíritu de la gracia? Ya
conocemos a aquel que dijo: «Es mía la venganza. Yo infligiré el castigo.» Y
también: «El Señor juzgará a su pueblo.» Terrible cosa es caer en las manos del
Dios vivo.
Traed a la memoria los días primeros, en que, después de haber sido iluminados,
soportasteis tan duros combates y padecimientos. Por un lado, estabais
expuestos a la pública afrenta y persecución y, por otro, hacíais causa común
con los que en tal situación se encontraban. Porque, en efecto, teníais parte
en los sufrimientos de los encarcelados y aceptasteis con alegría el despojo de
vuestros bienes, sabiendo que estáis en posesión de una riqueza mejor y
permanente.
No perdáis, pues, vuestra confianza. Ella lleva en sí una gran recompensa.
Tenéis necesidad de constancia, para que, cumpliendo la voluntad de Dios,
podáis alcanzar la promesa. Porque «todavía un poco de tiempo, un poco nada
más: y el que ha de venir vendrá y no tardará». «El justo vivirá por la fe,
pero si vuelve atrás no pondré en él mi complacencia.» Nosotros no somos de los
que se vuelven atrás para su perdición, sino hombres de fe que vamos hacia la
salvación de nuestras almas.
Responsorio Hb 10, 35. 36; Lc 21,
19
R. No perdáis vuestra confianza; tenéis necesidad de
constancia, * para que, cumpliendo la voluntad de Dios, podáis alcanzar la
promesa.
V. Siendo constantes, salvaréis vuestras vidas.
R. Para que, cumpliendo la voluntad de Dios, podáis alcanzar la
promesa.
Segunda Lectura
De las cartas pascuales de san Atanasio, obispo
(Carta 14, 1-2: PG 26, 1419-1420)
VAMOS PREPARANDO LA CERCANA FIESTA DEL SEÑOR NO SÓLO CON PALABRAS,
SINO TAMBIÉN CON OBRAS
El Verbo, que por nosotros quiso serlo todo, nuestro Señor
Jesucristo, está cerca de nosotros, ya que él prometió que estaría
continuamente a nuestro lado. Dijo en efecto: Sabed que yo estoy con vosotros
todos los días hasta el fin del mundo. Y, del mismo modo que es pastor, sumo
sacerdote, camino y puerta, ya que en nosotros quiso serlo todo, así también se
nos ha revelado como fiesta y solemnidad, según aquellas palabras del Apóstol:
Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo; puesto que su persona era la Pascua
esperada. Desde esta perspectiva, cobran un nuevo sentido aquellas palabras del
salmista: Tú eres mi júbilo: me libras de los males que me rodean. En esto
consiste el verdadero júbilo pascual, la genuina celebración de la gran
solemnidad, en vernos libres de nuestros males; para llegar a ello, tenemos que
esforzarnos en reformar nuestra conducta y en meditar asiduamente, en la
quietud del temor de Dios.
Así también los santos, mientras vivían en este mundo, estaban siempre alegres,
como si siempre estuvieran celebrando fiesta; uno de ellos, el bienaventurado
salmista, se levantaba de noche, no una sola vez, sino siete, para hacerse
propicio a Dios con sus plegarias. Otro, el insigne Moisés, expresaba en himnos
y cantos de alabanza su alegría por la victoria obtenida sobre el Faraón y los
demás que habían oprimido a los hebreos con duros trabajos. Otros, finalmente,
vivían entregados con alegría al culto divino, como el gran Samuel y el
bienaventurado Elías; ellos, gracias a sus piadosas costumbres, alcanzaron la
libertad, y ahora celebran en el cielo la fiesta eterna, se alegran de su antigua
peregrinación, realizada en medio de tinieblas, y contemplan ya la verdad que antes
sólo habían vislumbrado.
Nosotros, que nos preparamos para la gran solemnidad, ¿qué camino hemos de seguir?
Y, al acercarnos a aquella fiesta, ¿a quién hemos de tomar por guía? No a otro,
amados hermanos, y en esto estaremos de acuerdo vosotros y yo, no a otro, fuera
de nuestro Señor Jesucristo, el cual dice: Yo soy el camino. Él es, como dice
san Juan, el que quita el pecado del mundo; él es quien purifica nuestras almas,
como dice en cierto lugar el profeta Jeremías: Paraos en los caminos a mirar,
preguntad: «¿Cuál es el buen camino?», seguidlo, y hallaréis reposo para
vuestras almas.
En otro tiempo, la sangre de los machos cabríos y la ceniza de la ternera esparcida
sobre los impuros podía sólo santificar con miras a una pureza legal externa;
mas ahora, por la gracia del Verbo de Dios, obtenemos una limpieza total; y así
en seguida formaremos parte de su escolta y podremos ya desde ahora, como
situados en el vestíbulo de la Jerusalén celestial, preludiar aquella fiesta
eterna; como los santos apóstoles, que siguieron al Salvador como a su guía, y
por esto eran, y continúan siendo hoy, los maestros de este favor divino; ellos
decían, en efecto: Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. También
nosotros nos esforzamos por seguir al Señor y, así, vamos preparando la fiesta
del Señor no sólo con palabras, sino también con obras.
Responsorio Cf. Hb 6, 20; Jn 1, 29
R. Jesús, el Cordero sin mancha, penetró hasta el interior del
santuario, como precursor nuestro, * constituido sumo
sacerdote para siempre, según el rito de Melquisedec.
V. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
R. Constituido sumo sacerdote para siempre, según el rito de
Melquisedec.
Oración
Lecturas
del Domingo 5º de Cuaresma - Ciclo B
Domingo, 21 de marzo de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (12,20-33)*
En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos
griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:
«Señor, quisiéramos ver a Jesús.»
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
Jesús les contestó: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del
hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda
infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y
el que se aborrece a sí mismo en este, mundo se guardará para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi
servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. Ahora mi alma está agitada, y
¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta
hora. Padre, glorifica tu nombre.»
Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.»
La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían
que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo: «Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros.
Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser
echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia
mí.»
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
PRECES
Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de salvación;
acudamos, pues, a nuestro Redentor que nos concede estos días de perdón, y,
bendiciéndole, digamos:
Infúndenos, Señor, un espíritu nuevo.
Cristo, vida nuestra, tú que por el bautismo nos has sepultado místicamente
contigo en la muerte, para que contigo también resucitemos,
concédenos andar hoy en vida nueva.
Señor Jesús, tú que pasaste por el mundo haciendo el bien,
haz que también nosotros seamos solícitos del bien de todos los hombres.
Ayúdanos, Señor, a trabajar concordes en la edificación de nuestra ciudad
terrena,
sin olvidar nunca tu reino eterno.
Tú, Señor, que eres médico de los cuerpos y de las almas,
sana las dolencias de nuestro espíritu para que crezcamos cada día en santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que la fuerza para no caer en la tentación nos viene de Dios, acudamos al
Padre, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las
penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra
conversión: así conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas
inagotables del misterio de Cristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*Santa María Francisca de las cinco llagas*
Nació en Nápoles (Italia) en
1715. Su padre era un tejedor, hombre de terrible mal genio. La mamá era una
mujer extraordinariamente piadosa, la cual antes del nacimiento de la niña,
ante los tratos tan violentos de su esposo y ante el misteriosos sueños que
había tenido, le consultó el caso a San Francisco Jerónimo, el cual le
profetizó que tendría una hija a la cual Dios le hablaría por medio de
revelaciones.
Biografía
de Santa María Francisca de las cinco gallas
Desde muy pequeñita fue obligada por su padre a trabajar muchas
horas cada día en su taller de hilados. Pero la mamá aprovechaba todo rato
libre para leerle libros piadosos y llevarla al templo a orar. El párroco,
admirado de su piedad y viendo que se sabía de memoria el catecismo, la admitió
a los 8 años a la Primera Comunión, y al año siguiente la encargó de preparar a
varios niños.
Las demás obreras de la fábrica comentaban: "María Francisca
trabaja las mismas horas que nosotras y hace el doble de hilados que las demás.
¿Qué será? ¿Vendrá su ángel de la guarda a ayudarla?" Y empezó a correr la
noticia de que esta jovencita recibía especiales ayudas del cielo. Lo cierto es
que cada día dedicaba cuatro o más horas a rezar, leer y meditar. Y cada mañana
asistía muy devotamente a la Santa Misa.
Un domingo por la tarde, mientras preparaba unos niños a la
Primera Comunión, de pronto se quedó callada como mirando a lo lejos y luego
dijo: "José, Josecito: corra a su casa que su mamá lo está necesitando.
Vaya allá enseguida". El niño salió corriendo y encontró que a la mamá le
había dado un ataque y al caer había lanzado una lámpara encendida sobre un
poco de ropa y se iba a producir un incendio. A tiempo pudo apagar las llamas y
salvar la vida de su mamá. La noticia corrió por todo el barrio, y la gente
empezó a comentar que a esta muchacha le enviaba Dios mensajes extraordinarios.
Como era hermosa, el papá le consiguió un novio de clase rica.
Pero María Francisca le dijo que ella había prometido a Dios conservarse
soltera y virgen para dedicarse a la vida espiritual y a ayudar a salvar almas.
El papá estalló en cólera y le dio violentos azotes. La encerró en una pieza a
pan y agua por varios días. La jovencita aprovechó este encierro y este ayuno
para dedicarse a orar y a meditar y a hacer penitencia. La mamá logró hacer que
un padre franciscano viniera a la casa y convenciera al furibundo papá para que
dejara en libertad a su hija para escoger el futuro que más le agradara. El
religioso logró convencer a Don Francisco Galo a que permitiera que su hija se
dedicara a la vida espiritual, en vez de obligarla a contraer matrimonio.
El 8 de septiembre de 1731 recibió el hábito de Terciaria
franciscana y siguió viviendo en su casa, pero con comportamientos de
religiosa.
Como la gente comentaba que esta muchacha avisaba el futuro y leía
las conciencias, un hombre de negocios le propuso a don Francisco que
aprovechara las cualidades de su hija para conseguir mucho dinero. El papá le
propuso entonces a María Francisca que se dedicara a adivinar la suerte a los
demás y cobrara las consultas. Ella le dijo: "¿Papá, es qué has creído que
yo soy adivina?" "No eres adivina", le respondió él, "pero
eres una santa y lograrás que Dios te comunique el futuro de la gente". La
joven le dijo humildemente: ¡Papá, yo no soy una santa. Yo soy una pobre
criatura que lo único que hace es tratar de rezar con fe, pero no soy la que tú
te estas imaginando. Y además nunca negociaré con lo que es de la religión!
Entonces el papá la castigó ferozmente a latigazos y a duras penas
la mamá logró sacarla de sus manos. La joven corrió aterrorizada a casa del Sr.
Obispo, el cual se fue ante el juez y logró que a ese hombre le pusieran una
sentencia de que si en adelante azotaba a su hija tendría que pagar una multa.
Esto hizo que no la azotara más.
María Francisca era muy devota de la Pasión de Cristo, por eso al
hacerse terciaria Franciscana tomó el nombre de María Francisca de las Cinco
llagas. Y pasaba horas y horas meditando en la Pasión y Muerte de Jesús.
Frecuentemente mientras estaba en oración entraba en éxtasis
(suspensión de la actividad de los nervios y de los sentidos, acompañada con
visiones sobrenaturales). La Sma. Virgen se le aparecía y le traía mensajes.
Pero también el demonio se le presentaba en forma de perro rabioso que la
aterrorizaba. Afortunadamente descubrió que al hacer la señal de la cruz, y al
pronunciar los nombres de Jesús, José y María lograba que el demonio saliera
huyendo. Este fue el consejo que le oyó un día al crucifijo: "Cuando te asalten
los ataques de los enemigos del alma haz la señal de la cruz, y además de
invocar los nombres de las tres divinas personas de la Sma. Trinidad, debes
decir varias veces: "Jesús, José y María".
Una señora la invitó a visitar un enfermo, pero la llevó a una
casa en donde se efectuaba un baile inmoral. Ella huyó precipitadamente y se
libró de la corrupción.
Cuando la mamá se le murió, María Francisca se dio cuenta de que
ante el temperamento tan violento de su padre, ella tenía que abandonar el
hogar. Y un santo sacerdote le permitió que fuera atenderle la casa cural. Allí
estuvo los últimos 38 años de su existencia, y ese tiempo le sucedieron muchos
hechos misteriosos.
Un día estaba barriendo la sacristía cuando oyó una voz que le
decía: "María Francisca, huya, salga huyendo rápido". Ella salió
corriendo y minutos después se desplomó el techo de la sacristía. Así salvó su
vida.
Cuando rezaba el viacrucis iba sufriendo algunos dolores parecidos
a los que Jesús sufrió en el Huerto de los Olivos, en la flagelación, en la
coronación de espinas, al llevar la cruz a cuestas y al ser crucificado. Cada
Viernes Santo entraba en agonía como si estuviera muriendo en una cruz. Y todo
esto lo ofrecía por la conversión de los pecadores, y el descanso de las
benditas almas del purgatorio. Las gentes decían: "María Francisca saca
más almas del purgatorio ella sola con sus sufrimientos, que todos nosotros con
nuestras oraciones".
Unos de los fenómenos más extraordinarios de esta santa sucedieron
durante la comunión. En tres ocasiones la Santa Hostia voló a posarse en sus
labios. Una vez mientras el sacerdote decía: Este es el Cordero de Dios… la
hostia que él tenía en la mano salió volando y fue a colocarse en la boca de la
santa. Otra vez voló desde el Copón, y una tercera vez, al partir el celebrante
la hostia grande, un pedazo de ella voló hacia la fervorosa mística que estaba
aguardando turno para comulgar.
En la Navidad de 1741, el Niño Jesús le habló y le dijo:
"Quiero que seamos amigos para siempre". Fue tan grande la emoción de
ella al oírle esto a Nuestro Señor, que quedó ciega por 24 horas. Después
recobró otra vez la vista y el resto de su vida lo dedicó por completo a amar a
Jesús y a hacerlo amar por los demás.
Le aparecieron las cinco llagas o heridas de Jesús en su cuerpo.
Su salud era muy defectuosa y las enfermedades la hacían sufrir enormemente.
Cuando su padre estaba moribundo le pidió a Dios que le pasara a ella los
dolores que el pobre hombre estaba padeciendo, y así sucedió con espantables
sufrimientos para la santa mujer. Pero con estos sufrimientos logró convertir a
su papá y a muchos pecadores más. En sueños veía a varias almas del purgatorio
que le suplicaban ofreciera por ellas sus sufrimientos ya sí lo hacía. Muchas
personas la trataron muy mal y ella ofrecía con paciencia estos malos tratos
rezando por quienes le ofendían, y tratando bien a quienes le trataban mal. Las
gentes murmuraban contra ella y le inventaban lo que no era cierto, pero ella
callaba, para asemejarse a Jesús que callaba en su Pasión. A su director
espiritual le dijo un día: "He sufrido en mi vida todo lo que una persona
humana puede sufrir. Pero todo ha sido por amor a Dios". Y le añadía:
¡Padre, sean muy bondadosos con las personas que los vienen a consultar. No
sean duros con nadie!.
Anunció que iban a llegar muy pronto unos sufrimientos
terribilísimos para la Iglesia Católica (y en aquellos años llegaron las
feroces persecuciones de la Revolución Francesa que ocasionaron tantísimas
muertes de católicos). Pidió a Dios que no permitiera que ella presenciara
estos desastres, y murió cuando estaban empezando.
El 6 de octubre de 1791 murió santamente. Y al año 1867 el Sumo
Pontífice la declaró santa.
A un sacerdote le prometió que se le aparecería pocos días antes
de que él se muriera. Así lo hizo. Se le apareció y a los tres días murió el
padre.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: OH BONDADOSO CREADOR.
Oh bondadoso Creador, escucha
la voz de nuestras súplicas y el llanto
que, mientras dura el sacrosanto ayuno
de estos cuarenta días, derramamos.
A ti, que escrutas nuestros corazones
y que conoces todas sus flaquezas,
nos dirigimos para suplicarte
la gracia celestial de tu indulgencia.
Mucho ha sido, en verdad, lo que pecamos,
pero estamos, al fin, arrepentidos,
y te pedimos, por tu excelso nombre,
que nos cures los males que sufrimos.
Haz que, contigo ya reconciliados,
podamos dominar a nuestros cuerpos,
y, llenos de tu amor y de tu gracia,
no pequen más los corazones nuestros.
Oh Trinidad Santísima, concédenos,
oh simplicísima Unidad, otórganos
que los efectos de la penitencia
de estos días nos sean provechosos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto.
Ant 2. Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de salvación.
Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de salvación.
Ant 3. Ya veis que subimos a Jerusalén, y todas las cosas que fueron
escritas acerca del Hijo del hombre van a tener ya su cumplimiento.
Cántico: PASIÓN VOLUNTARIA DE CRISTO, SIERVO DE DIOS 1Pe 2, 21b-24
Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.
El no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
cuando le insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente.
Cargado con nuestros pecados subió al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Sus heridas nos han curado.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ya veis que subimos a Jerusalén, y todas las cosas que fueron
escritas acerca del Hijo del hombre van a tener ya su cumplimiento.
LECTURA BREVE 1Co 9, 24-25
Los atletas que corren en el estadio corren todos, pero uno sólo consigue el
premio. Corred como él, para conseguirlo. Todo atleta se impone moderación en
todas sus cosas. Ellos lo hacen para alcanzar una corona que se marchita;
nosotros una que no se ha de marchitar jamás.
RESPONSORIO BREVE
V. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
V. Cristo, oye los ruegos de los que te suplicamos.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Vela sobre nosotros, Salvador eterno; sé tú nuestro protector, que
no nos sorprenda el tentador astuto.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vela sobre nosotros, Salvador eterno; sé tú nuestro protector, que
no nos sorprenda el tentador astuto.
PRECES
Demos gloria y alabanza a Dios Padre que, por medio de su Hijo, la
Palabra encarnada, nos hace renacer de un germen incorruptible y eterno, y
supliquémosle, diciendo:
Señor, ten piedad de tu pueblo.
Escucha, Dios de misericordia, la oración que te presentamos en favor de tu
pueblo
y concede a tus fieles desear tu palabra más que el alimento del cuerpo.
Enséñanos a amar de verdad y sin discriminación a nuestros hermanos y a los
hombres de todas las razas,
y a trabajar por su bien y por la concordia mutua.
Pon tus ojos en los catecúmenos que se preparan para el bautismo
y haz de ellos piedras vivas y templo espiritual en tu honor.
Tú que por la predicación de Jonás exhortaste a los ninivitas a la penitencia,
haz que tu palabra llame a los pecadores a la conversión.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Haz que los moribundos esperen confiadamente el encuentro con Cristo, su juez,
y gocen eternamente de tu presencia.
Unidos fraternalmente, dirijamos al Padre nuestra oración común:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las
penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra
conversión: así conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas
inagotables del misterio de Cristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.