Lecturas de
la 34º Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Jueves, 26 de noviembre de 2020
Primera
lectura
Lectura del
libro del Apocalipsis (18,1-2.21-23;19,1-3.9a):
YO, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo con gran autoridad, y la tierra se
deslumbró con su resplandor. Y gritó con fuerte voz:
«Cayó, cayó la gran Babilonia. Y se ha convertido en morada de demonios, en
guarida de todo espíritu inmundo, en guarida de todo pájaro inmundo y
abominable.
Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la
precipitó al mar diciendo:
«Así, con este ímpetu será precipitada Babilonia, la gran ciudad, y no quedará
rastro de ella. No se escuchará más en ti la voz de citaristas ni músicos, de
flautas y trompetas. No habrá más en ti artífices de ningún arte; y ya no se
escuchará en ti el ruido del molino; ni brillará más en ti luz de lámpara; ni
se escuchará más en ti la voz del novio y de la novia, porque tus mercaderes
eran los magnates de la tierra y con tus brujerías embaucaste a todas las
naciones».
Después de esto oí en el cielo como el vocerío de una gran muchedumbre, que
decía:
«Aleluya La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus
juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran prostituta que
corrompía la tierra con sus fornicaciones, y ha vengado en ella la sangre de
sus siervos».
Y por segunda vez dijeron:
«¡Aleluya!».
Y el humo de su incendio sube por los siglos de los siglos.
Y me dijo:
«Escribe: “Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero”».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 99,2.3.4.5
R/. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del
Cordero.
V/. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
R/. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del
Cordero
V/. Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
R/. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del
Cordero
V/. Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.
R/. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del
Cordero
V/. El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R/.
R/. Bienaventurados
los invitados al banquete de bodas del Cordero
Jueves, 26 de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (21,20-28):
20 «Cuando veáis a Jerusalén cercada
por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación.
21 Entonces, los que estén en Judea, huyan a
los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que
estén en los campos, que no entren en ella;
22 porque éstos son días de venganza, y se
cumplirá todo cuanto está escrito.
23 ¡Ay de las que estén encinta o criando en
aquellos días! «Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera
contra este pueblo;
24 y caerán a filo de espada, y serán
llevados cautivos a todas las naciones, y = Jerusalén = será = pisoteada por
los gentiles, = hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles.
25 «Habrá señales en el sol, en la luna y en
las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el
estruendo del mar y de las olas,
26 muriéndose los hombres de terror y de
ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los
cielos serán sacudidas.
27 Y entonces verán venir al Hijo del hombre
en una nube con gran poder y gloria.
28 Cuando empiecen a suceder estas cosas,
cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.»
Palabra del Señor
(Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad
la cabeza porque se acerca vuestra liberación).
*El Señor en esta lectura utiliza tres palabras para ayudarme: huir,
alejarme y no entrar. Si actúo contrario a ellas lo que recibiré, serán días
largo de angustia, sentir que todo se derrumba a mi alrededor, y pensar que
todo está perdido. Por eso estás tres palabras, que el Señor me regala no son
por pura casualidad. Que huya del pecado, que me aleje del pecado y que no entre
en el pecado; si obedezco, no habrá miedo en mí, estaré alegre y tendré mi
cabeza, levantada a la esperanza, al amor, a la misericordia, esperando el gran
día de mi liberación*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.