*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
TIEMPO DE
ADVIENTO
MIÉRCOLES
DE LA SEMANA III
Del propio del Tiempo. Salterio III
16 de diciembre
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: UNA CLARA VOZ RESUENA.
Una clara voz resuena
que las tinieblas repudia,
el sueño pesado ahuyéntase,
Cristo en el cielo fulgura.
Despierte el alma adormida
y sus torpezas sacuda,
que para borrar los males
un astro nuevo relumbra.
De arriba llega el Cordero
que ha de lavar nuestras culpas;
con lágrimas imploremos
el perdón que nos depura,
porque en su nueva venida
que aterroriza y conturba,
no tenga que castigarnos,
más con piedad nos acuda.
Al Padre eterno la gloria,
loor al Hijo en la altura,
y al Espíritu Paráclito
por siempre alabanza suma. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
Salmo 85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
Ant 2. Dichoso el hombre que procede con justicia y habla con rectitud.
Cántico: DIOS JUZGARÁ CON JUSTICIA Is 33, 13-16
Los lejanos, escuchad lo que he hecho;
los cercanos, reconoced mi fuerza.
Temen en Sión los pecadores,
y un temblor se apodera de los perversos:
«¿Quién de nosotros habitará un fuego devorador,
quién de nosotros habitará una hoguera perpetua?».
El que procede con justicia y habla con rectitud
y rehúsa el lucro de la opresión;
el que sacude la mano rechazando el soborno
y tapa su oído a propuestas sanguinarias,
el que cierra los ojos para no ver la maldad:
ése habitará en lo alto,
tendrá su alcázar en un picacho rocoso,
con abasto de pan y provisión de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el hombre que procede con justicia y habla con rectitud.
Ant 3. Aclamad al Rey y Señor.
Salmo 97 - EL SEÑOR, JUEZ VENCEDOR
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad:
tocad la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas
aclamad al Rey y Señor.
Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes
al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad al Rey y Señor.
LECTURA BREVE Is 7, 14b-15
Mirad: la Virgen ha concebido y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre
Emmanuel: «Dios-con-nosotros». Éste comerá requesón y miel, hasta que aprenda a
rechazar el mal y a escoger el bien.
RESPONSORIO BREVE
V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V. Su gloria aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V. Señor,
Dios nuestro, restáuranos.
R. Haz brillar tu rostro sobre nosotros y sálvanos.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Miqueas 5, 1-8
EL MESÍAS SERÁ LA PAZ
Esto dice el Señor:
«¡Fortifícate, Fortaleza! Se ha puesto asedio contra nosotros, hieren con vara
en la mejilla al juez de Israel. Pero de ti, Belén de Efratá, pequeña entre las
aldeas de Judá, de ti me saldrá el jefe de Israel. Su origen es antiguo, de
tiempo inmemorial. El Señor los abandonará hasta el tiempo en que dé a luz la
que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de
Israel. Él se alzará y pastoreará el rebaño con el poder del Señor, con la
majestad del nombre del Señor su Dios.
Habitarán tranquilos, porque se mostrará él grande hasta los confines de la
tierra, y él será nuestra paz.
Si Asur se atreve a invadir nuestra tierra, a pisar nuestros palacios, le
enfrentaremos siete pastores y ocho príncipes, que por la espada dominarán la
tierra de Asiria, y la tierra de Nemrod con el acero. Así nos liberará de
Asiria cuando invada nuestra tierra, cuando pise nuestras fronteras.
El resto de Jacob será en medio de la multitud de los pueblos como rocío del
Señor, como lluvia sobre la hierba, que no necesita esperar en lo hombres, ni
contar con los humanos.
El resto de Jacob será en medio de las naciones como un león entre las fieras
salvajes, como un cachorro en una manada de ovejas, que penetra, pisotea y
arrebata, sin que nadie pueda arrancarle su presa.»
RESPONSORIO Cf. Mi 5, 2. 4. 5; Za 9, 10
R. Belén, ciudad del Dios altísimo, de ti saldrá el jefe de Israel,
cuyo origen es antiguo, de tiempo inmemorial; se mostrará grande hasta los
confines de la tierra. * Y él será nuestra paz.
V. Dictará la paz a las naciones y su dominio llegará de un mar a
otro mar.
R. Y él será nuestra paz.
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Ireneo, obispo, Contra las herejías
(Libro 4, 20, 4-5: SC 100, 634-640)
DIOS SE HACE VISIBLE A LOS HOMBRES CON LA VENIDA DE CRISTO
Uno es Dios, quien por su palabra y su sabiduría hizo y dispuso todas las
cosas.
Su Palabra es nuestro Señor Jesucristo, que en los últimos tiempos se hizo
hombre entre los hombres para reunir el término con el comienzo, es decir, el
hombre con Dios.
Los profetas, que habían recibido el don de la profecía de la misma Palabra,
anunciaron su venida según la carne. Por esta venida se realizó la unión y
comunión de Dios y el hombre, conforme a la voluntad del Padre. En efecto, la
Palabra de Dios había anunciado de antemano que Dios sería visto por los
hombres, que viviría con ellos en la tierra; había anunciado que hablaría y que
estaría con su creatura para salvarla, que ella lo conocería; y había anunciado
también que, librándonos de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos
odian, es decir, de todo espíritu de pecado, nos haría servirle con santidad y
justicia, en su presencia, todos nuestros días, a fin de que el hombre, unido
al Espíritu de Dios, glorificara al Padre.
Los profetas anunciaban que Dios sería visto por los hombres, y así lo proclamó
el mismo Señor cuando dijo: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán
a Dios. Pero nadie puede ver a Dios en su grandeza y en su gloria inenarrable y
seguir viviendo: el Padre es inaccesible. Sin embargo, porque ama al hombre y
porque todo lo puede, aun este don concedió a los que lo aman: ver a Dios; y
esto también lo anunciaron los profetas: Lo que para los hombres es imposible
es posible para Dios.
El hombre por sí mismo no puede ver a Dios; pero Dios, si quiere, puede
manifestarse a los hombres: a quien quiera, cuando quiera y como quiera. Dios,
que todo lo puede, fue visto en otro tiempo por los profetas en el Espíritu,
ahora es visto en el Hijo gracias a la adopción filial y será visto en el reino
de los cielos como Padre. En efecto, el Espíritu prepara al hombre para recibir
al Hijo de Dios, el Hijo lo conduce al Padre, y el Padre en la vida eterna le
da la inmortalidad, que es la consecuencia de ver a Dios.
Pues así como los que ven la luz están en la luz y reciben su claridad, así
también los que ven a Dios están en Dios y reciben su claridad. La claridad de
Dios vivifica y, por lo tanto, los que ven a Dios reciben la vida.
RESPONSORIO Dt. 18, 18; Lc 20, 13; Jn 6, 14
R. Les suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca; * y
él les dirá todo lo que yo le mande.
V. Enviaré a mi amado Hijo; éste es ciertamente el profeta que ha de
venir al mundo.
R. Y él les dirá todo lo que yo le mande.
Miércoles, 16 de diciembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (7,19-23):
19 los envió a decir al Señor: «¿Eres
tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?»
20
Llegando donde él aquellos hombres, dijeron: «Juan el Bautista nos ha enviado a
decirte: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?»
21 En aquel momento curó a muchos de sus
enfermedades y dolencias, y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos.
22 Y les respondió: «Id y contad a Juan lo
que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan
limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la
Buena Nueva;
23 ¡y dichoso aquel que no halle escándalo
en mí!»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «Consolad, consolad a mi pueblo», dice el Señor, vuestro Dios.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Consolad, consolad a mi pueblo», dice el Señor, vuestro Dios.
PRECES
Cristo, Palabra de Dios, ha querido acampar entre nosotros para
que contemplemos su gloria; alegres, pues, por la esperanza, digamos:
Quédate con nosotros, Señor.
Príncipe de la justicia y de la rectitud,
haz justicia a los pobres y desamparados.
Rey de la paz, que de las espadas forjas arados y de las lanzas podaderas,
convierte nuestras envidias en amor y nuestra hambre de venganza en deseos de
perdón.
Tú, que no juzgas por apariencias,
discierne quienes son los que realmente te pertenecen.
Cuando vengas en una nube con gran poder y gloria,
haz que nos podamos mantener en pie delante de ti.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Pidamos a Dios que su reino se haga cada día más visible entre nosotros:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Dios todopoderoso, que la ya cercana solemnidad del
nacimiento de tu Hijo nos depare los auxilios que necesitamos en esta vida y
nos alcance el premio de la eterna felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: JESUCRISTO, PALABRA DEL PADRE.
Jesucristo, Palabra del Padre,
luz eterna de todo creyente:
ven, Señor, porque ya se hace tarde,
ven y escucha la súplica ardiente.
Cuando el mundo dormía en tinieblas,
en tu amor, tú quisiste ayudarlo
y trajiste, viniendo a la tierra,
esa vida que puede salvarlo.
Ya madura la historia en promesas,
sólo anhela tu pronto regreso;
si el silencio madura la espera,
el amor no soporta el silencio.
Con María, la Iglesia te aguarda
con anhelos de esposa y de Madre
y reúne a sus hijos, los fieles,
para juntos poder esperarte.
Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro
y a tu lado vivamos por siempre,
dando gracias al Padre en el reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.
Ant 2. Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
LECTURA BREVE 1 Co 4, 5
No juzguéis antes de tiempo; dejad que venga el Señor. Él sacará a la luz lo
que está oculto en las tinieblas y pondrá al descubierto las intenciones del
corazón. Entonces vendrá a cada uno su alabanza de parte de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
V. Que brille tu rostro y nos salve.
R. Señor Dios de los ejércitos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Tú eres, Señor, el que has de venir, tú aquel a quien esperamos,
tú el que salvarás a tu pueblo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres, Señor, el que has de venir, tú aquel a quien esperamos,
tú el que salvarás a tu pueblo.
PRECES
Invoquemos a Dios Padre, que nos envió a su Hijo para que nos
trajera una paz sin límites, y digámosle:
Venga tu reino, Señor.
Mira, Padre santo, a tu Iglesia
y ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó.
Señor Dios, que eres siempre fiel a tus promesas, acuérdate de los hijos de
Abraham
y da cumplimiento en ellos a las promesas que hiciste a sus padres.
Mira, Dios de clemencia, a los paganos, y llámalos, por tu misericordia,
para que también ellos te alaben y glorifiquen.
Visita, Pastor eterno, las ovejas de tu rebaño
Y reúnelas a todas en tus verdes praderas.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acuérdate también de los que han salido de este mundo en tu paz
y recíbelos en el reino de tu Hijo.
Jesucristo nos ha revelado que Dios es nuestro Padre; por eso nos atrevemos a
decir:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Dios todopoderoso, que la ya cercana solemnidad del
nacimiento de tu Hijo nos depare los auxilios que necesitamos en esta vida y
nos alcance el premio de la eterna felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.