Musica Para el Alma

viernes, 2 de octubre de 2020

LAS LECTURAS DEL SÁBADO 3 DE OCTUBRE 2020


 

Lecturas de la 26º Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Sábado, 3 de octubre de 2020

Primera lectura

Lectura del libro de Job (42,1-3.5-6.12-16):

Job respondió al Señor: «Reconozco que lo puedes todo, y ningún plan es irrealizable para ti, yo, el que te empaño tus designios con palabras sin sentido; hablé de grandezas que no entendía, de maravillas que superan mi comprensión. Te conocía sólo de oídas, ahora te han visto mis ojos; por eso, me retracto y me arrepiento, echándome polvo y ceniza.»
El Señor bendijo a Job al final de su vida más aún que al principio; sus posesiones fueron catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil borricas. Tuvo siete hijos y tres hijas: la primera se llamaba Paloma, la segunda Acacia, la tercera Azabache. No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job. Su padre les repartió heredades como a sus hermanos. Después Job vivió cuarenta años, y conoció a sus hijos y a sus nietos y a sus biznietos. Y Job murió anciano y satisfecho.

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 118

R/.
 Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo

Enséñame a gustar y a comprender,
porque me fío de tus mandatos. R/. 


R/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo


Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus mandamientos. R/.


R/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo


Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir. R/.


R/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo


Por tu mandamiento subsisten hasta hoy,
porque todo está a tu servicio. R/.


R/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo


Yo soy tu siervo: dame inteligencia,
y conoceré tus preceptos. R/.


R/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo


La explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes. R/.

 

R/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo

 

Sábado, 3 de octubre de 2020

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,17-24):

   17 Regresaron los 72 alegres, diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.»

   18 El les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.

   19 Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño;

   20 pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos.»

   21 En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.

   22 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»

   23 Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis!

   24 Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron.»


Palabra del Señor

 

(En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,). 

 

*Puedo ver algunas cosas que también puedo poner en práctica: Dar gracia, reconocer a Dios como Padre, reconocer el Poder del Señor como dueño del Cielo y la Tierra. Me queda claro que lo primer que siempre hago es pedir al Señor en vez de darle gracias, porque solo me fijo en mis necesidades, lo que yo quiero ahora, y pido siempre con la intención de evitar el sufrimiento. Reconocer a Dios como mi Padre, me invita a un encuentro con la ternura. Reconocer el poder del Señor; esto me invita a poder abrir mi mente a la grandeza, al amor que supera toda barrera. El Señor me quiere enseñar lo importante de darle gracias por todo, a reconocer esa ternura de Padre amoroso, y con su Gran Poder, quiere fortalecerme y regalarme un corazón grande para amar, para que pueda experimentar que existe la santa alegría*.  

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.