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martes, 1 de septiembre de 2020

EVANGELIO DE LUCAS 4,38-44 CICLO A

Miércoles, 2 de septiembre de 2020

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,38-44):

   38 Saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella.

   39 Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles.

   40 A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y, poniendo él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.

   41 Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él, conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo.

   42 Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando donde él, trataban de retenerle para que no les dejara.

   43 Pero él les dijo: «También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado.»

   44 E iba predicando por las sinagogas de Judea.


Palabra del Señor

 

(También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado). 

 

*El guardián de Israel no duerme, ni reposa, ni de día, ni de noche. Es una buena noticia ver como su mirada siempre está llena de amor, frente a mi dolor. Siempre con compasión y misericordia, dispuesto para ayudarme, tanto con mis pecados, como también en la salud, y en la enfermedad. Es impresionante como el Señor limpia todas mis maldades, mis embarres y purifica las dolencias, de este corazón que constantemente se resiste. Si yo pudiera dar un gran suspiro y en medio de ese suspiro, sentir cuanto amor, cuanto consuelo, cuanta esperanza, hay para mí en el Señor. Tendría siempre que bendecir y dar gracias en todo tiempo, porque el Señor no se cansa de trabajar por mí. Siempre pendiente de mí, tiene tantas cosas que hacer y al mismo tiempo está pendiente de cargar con mis dolencias, mis angustias, mis miedos, mis enfermedades, y lo más hermoso siempre tiene tiempo, para mostrarme su amor, su dulzura, y pendiente de todas mis entradas y salidas*.

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.