Musica Para el Alma

viernes, 6 de septiembre de 2019

LAS LAUDES SÁBADO 7 ORACIÓN PARA INICIAR EL DIA


Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XXII
De la Feria. Salterio II. I Vísperas del Domingo XXIII del Tiempo Ordinario.

7 de septiembre

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)


V. 
Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.

Himno: SEÑOR YO SÉ QUE EN LA MAÑANA PURA.

Señor, yo sé que, en la mañana pura
de este mundo, tu diestra generosa
hizo la luz antes que toda cosa,
porque todo tuviera su figura.

Yo sé que te refleja la segura
línea inmortal del lirio y de la rosa
mejor que la embriagada y temerosa
música de los vientos de la altura.

Por eso te celebro yo en el frío
pensar exacto a la verdad sujeto,
y en la ribera sin temblor del río;

por eso yo te adoro, mudo y quieto,
y por eso, Señor, el dolor mío
para llegar hasta ti se hizo soneto. Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.

Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.

El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;

en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.

Ant 2. Dad gloria a nuestro Dios.

Cántico: BENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU PUEBLO Dt 32, 1-12

Escuchad, cielos, y hablaré;
oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina,
destile como rocío mi palabra;
como llovizna sobre la hierba,
como sereno sobre el césped;
voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios.

Él es la Roca, sus obras son perfectas,
sus caminos son justos,
es un Dios fiel, sin maldad;
es justo y recto.

Hijos degenerados, se portaron mal con él,
generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor,
pueblo necio e insensato?
¿no es él tu padre y tu creador,
el que te hizo y te constituyó?

Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán:

Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad,
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios,
la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue la parte de su heredad.

Lo encontró en una tierra desierta,
en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó cuidando de él,
lo guardó como a las niñas de sus ojos.

Como el águila incita a su nidada,
revolando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó
y los llevó sobre sus plumas.

El Señor solo los condujo
no hubo dioses extraños con él.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dad gloria a nuestro Dios.

Ant 3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.

Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:

rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.

Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

LECTURA BREVE   Rm 12, 14-16a

Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. Tened un mismo sentir entre vosotros, sin apetecer grandezas; atraídos más bien por lo humilde.

RESPONSORIO BREVE

V. 
Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.

V. Mi lengua recitará tu auxilio.
R. Cuando salmodie para ti.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Amós 5, 18--6, 15

EL DÍA DEL SEÑOR. CONTRA EL CULTO EXTERIOR Y LA FALSA SEGURIDAD

¡Ay de los que ansían el día del Señor! ¿De qué os servirá el día del Señor, si es tenebroso y sin luz? Como cuando huye uno del león y topa con el oso, o entra en casa, apoya la mano en la pared y le muerde la culebra. ¿No es el día del Señor tenebroso y sin luz, oscuridad sin resplandor?

«Detesto y rehúso vuestras fiestas, no quiero oler vuestras ofrendas. Aunque me ofrezcáis holocaustos y dones, no me agradarán; no aceptaré los terneros cebados que sacrificáis en acción de gracias. Retirad de mi presencia el estruendo del canto, no quiero escuchar el son de la cítara; fluya como el agua el derecho, y la justicia como arroyo perenne. ¿Acaso me ofrecisteis en el desierto sacrificios y ofrendas durante cuarenta años, casa de Israel? Transportaréis a Sakkut y Keván, imágenes de vuestros dioses astrales, que vosotros os fabricasteis; y yo os desterraré más allá de Damasco», dice el Señor, el Dios de los ejércitos.

¡Ay de los que se fían de Sión y confían en el monte de Samaria! Se procuran las primicias de las gentes, y las llevan a la casa de Israel. Id a Calno y mirad, de allí marchad a Jamat la Grande y bajad a Gat de Filistea: ¿sois mejores que estos reinos, es más extenso vuestro territorio? Queréis alejar el día funesto, y lleváis cetro de violencia; os acostáis en lechos de marfil, tumbados sobre las camas coméis los carneros del rebaño y las terneras del establo; canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales; bebéis vinos generosos, os ungís con los mejores perfumes, y no os doléis de los desastres de José. Por eso irán al destierro, a la cabeza de los cautivos, y se acabará la orgía de los disolutos.

El Señor lo ha jurado por su vida -oráculo del Señor-: «Porque detesto el orgullo de Jacob y odio sus palacios, entregaré la ciudad y sus habitantes. Aunque queden diez hombres en una casa, morirán.» Entrará el heredero a contar los huesos para sacarlos de casa; y dirá al que está en el rincón de la casa: «¿Quedan más huesos?» Él responderá: «No.» Entonces, dirá: «Silencio, porque no es el momento de pronunciar el nombre del Señor.» El Señor lo ha ordenado: Arruinará la casa grande, hará escombros la casa pequeña.

«¿Corren los caballos por los peñascos?, ¿se puede arar con toros? Pues vosotros convertís en veneno el derecho, y la justicia en amargura. Quedáis satisfechos con una Nadería. Decís: "Con nuestro esfuerzo conquistamos Qarnaím." Mirad que suscito contra vosotros un pueblo, casa de Israel -oráculo del Señor-, que os oprimirá desde el paso de Jamat hasta el torrente de los Sauces.»

RESPONSORIO    Am 5, 18. 21. 6. 8. cf. 20

R. ¡Ay de los que ansían el día del Señor! Detesto y rehúso vuestras fiestas, no quiero oler vuestras ofrendas. * Buscad al Señor, que convierte la sombra en aurora.
V. El día del Señor es tenebroso y sin luz, oscuridad sin resplandor.
R. Buscad al Señor, que convierte la sombra en aurora.

SEGUNDA LECTURA

Del Sermón de san León Magno, papa, Sobre las bienaventuranzas
(Sermón 95, 4-6: PL 54, 462-464)

FELICIDAD DEL REINO DE CRISTO

Después de haber encomiado el Señor la bienaventuranza de la pobreza, prosiguió diciendo: Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. El llanto al que aquí se promete el consuelo eterno nada tiene que ver con la tristeza de este mundo, ni hay que creer que las lágrimas que derraman los hijos de los hombres, cuando en su tristeza lloran, a nadie hagan feliz. Es muy distinta la razón de las lágrimas de las que aquí se habla, muy otra la causa de este llanto de los santos. La tristeza religiosa es la que llora los pecados propios o bien las faltas ajenas; esta tristeza no es ni tan sólo la que se lamenta ante el castigo con que Dios nos amenaza, sino que se duele simplemente ante la iniquidad que los hombres cometen, pues sabe que es mucho más digno de compasión el que hace el mal que quien lo sufre, porque el inicuo, con su pecado, se hace reo de castigo, en cambio, el justo, con su paciencia, merece la gloria.

A continuación el Señor añadió: Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Aquí se promete la posesión de la tierra a los sufridos y mansos, a los humildes y modestos, y a los que están dispuestos a soportar toda clase de injurias. No se debe estimar pequeña o de baja calidad esta herencia, como si fuera algo diverso del reino de los cielos, pues, en realidad, aquí se trata de aquellos que van a entrar en el reino de Dios. En efecto, la tierra prometida a los sufridos, y cuya posesión se dará a los mansos, no es otra sino los propios cuerpos de los santos, los cuales, como premio de su humildad, serán transformados en la resurrección feliz y se verán revestidos de una gloriosa inmortalidad. Esta carne, revestida así de inmortalidad, en nada contrariará ya al espíritu, antes bien, vivirá siempre en unidad perfecta y en consentimiento pleno con el querer del alma. Entonces realmente el hombre exterior será la posesión pacífica e inmutable del hombre interior.

Esta tierra, pues, la poseerán los sufridos con una paz perfecta y sin que nada disminuya nunca el gozo de esta posesión, pues, entonces, esto corruptible se vestirá de incorrupción, y esto mortal se vestirá de inmortalidad; de este modo el castigo se habrá convertido en premio y lo que era carga se habrá tornado honor.

RESPONSORIO    Mt 5, 5-6. 4

R. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. * Dichosos los que tienen hambre y sed de ser justos, porque ellos quedarán saciados.
V. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
R. Dichosos los que tienen hambre y sed de ser justos, porque ellos quedarán saciados.


Sábado, 7 de septiembre de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,1-5):

Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano.
Unos fariseos les preguntaron: « ¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?»
Jesús les replicó: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros.»
Y añadió: «El Hijo del hombre es señor del sábado.»

Palabra del Señor


CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.

PRECES

Celebremos la sabiduría y la bondad de Cristo, que ha querido ser amado y servido en los hermanos, especialmente en los que sufren, y supliquémosle insistentemente diciendo:

Señor, acrecienta nuestro amor.

Al recordar esta mañana tu santa resurrección,
te pedimos, Señor, que extiendas los beneficios de tu redención a todos los hombres.

Que todo el día de hoy sepamos dar buen testimonio del nombre cristiano
y ofrezcamos nuestra jornada como un culto espiritual agradable al Padre.

Enséñanos, Señor, a descubrir tu imagen en todos los hombres
y a saberte servir a ti en cada uno de ellos.

Cristo, Señor nuestro, vid verdadera de la que nosotros somos sarmientos,
haz que permanezcamos en ti y demos fruto abundante para que con ello sea glorificado nuestro Padre que está en el cielo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Con la confianza que nos da nuestra fe, acudamos ahora al Padre, diciendo como Cristo nos enseñó:

Padre nuestro...

ORACION

Que nuestra voz, Señor, nuestro espíritu y toda nuestra vida sean una continua alabanza en tu honor, y ya que toda nuestra existencia es un don gratuito de tu liberalidad, haz que también cada una de nuestras acciones te esté plenamente dedicada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Hija de un ciudadano pagano de Alise, en Borgoña, la santa -cuya madre falleció al dar la luz- fue entregada a una nodriza que era cristiana y que la educó en la fe. Su belleza atrajo las miradas del prefecto Olybrius, quien, al saber que era de noble linaje, quiso casarse con ella, pero ella se negó a aceptarlo y no quiso atender los discursos de su padre, quien trataba de convencerla para que se casara con un hombre tan rico.
Ante su obstinación, su padre decidió encerrarla en un calabozo y, como pasaba el tiempo sin que Regina cediese, Olybrius desahogó su cólera haciendo azotar a la joven y sometiéndola a otros tormentos. Una de aquellas noches, recibió en su calabozo el consuelo de una visión de la cruz al tiempo que una voz le decía que su liberación esta próxima. Al otro día, Olybrius ordenó que fuera torturada de nuevo y que fuera decapitada después. En el momento de la ejecución, apareció una paloma blanquísima que causó la conversión de muchos de los presentes.