Musica Para el Alma

lunes, 12 de agosto de 2019

LAS LAUDES MARTES 13 ORACIÓN PARA INICIAR EL DÍA


Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

TIEMPO ORDINARIO
MARTES DE LA SEMANA XIX
De la Feria. Salterio III

13 de agosto
 
LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)


V. 
Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Ant. 
Al Señor, al gran Rey, venid adorémosle.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: GRACIAS, SEÑOR POR EL DÍA

Gracias, Señor, por el día,
por tu mensaje de amor
que nos das en cada flor;
por esta luz de alegría,
te doy las gracias, Señor.

Gracias, Señor, por la espina
que encontraré en el sendero,
donde marcho pregonero
de tu esperanza divina;
gracias, por ser compañero.

Gracias, Señor, porque dejas
que abrase tu amor mi ser,
porque haces aparecer
tus flores a mis abejas,
tan sedientas de beber.

Gracias por este camino,
donde caigo y me levanto,
donde te entrego mi canto
mientras marcho peregrino,
Señor, a tu monte santo.

Gracias, Señor, por la luz
que ilumina mi existir;
por este dulce dormir
que me devuelve a tu cruz.
¡Gracias, Señor, por vivir! Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo.

Salmo 84 - NUESTRA SALVACIÓN ESTA CERCA

Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira.

Restáuranos, Dios salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad?

¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón.»

La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra;
la misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;

la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo;
el Señor dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.

La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo.

Ant 2. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.

Càntico: HIMNO DESPUÉS DE LA VICTORIA SOBRE EL ENEMIGO Is 26, 1-4. 7-9. 12

Tenemos una ciudad fuerte,
ha puesto para salvarla murallas y baluartes:

Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
que observa la lealtad;
su ánimo está firme y mantiene la paz,
porque confía en ti.

Confiad siempre en el Señor,
porque el Señor es la Roca perpetua:

La senda del justo es recta.
Tú allanas el sendero del justo;
en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos,
ansiando tu nombre y tu recuerdo.

Mi alma te ansía de noche,
mi espíritu en mi interior madruga por ti,
porque tus juicios son luz de la tierra,
y aprenden justicia los habitantes del orbe.

Señor, tú nos darás la paz,
porque todas nuestras empresas
nos las realizas tú.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.

Ant 3. Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros.

Salmo 66 - QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros.

LECTURA BREVE 1Jn 4, 14-15

Nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.

RESPONSORIO BREVE

V. 
Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.

V. Mi alcázar, mi libertador.
R. En que me amparo.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.

PRIMERA LECTURA

Del segundo libro de los Reyes 6, 8-23

ELISEO CAPTURA DE FORMA MILAGROSA A SUS ENEMIGOS, Y LOS LIBERA MISERICORDIOSAMENTE

En aquellos días, el rey de Siria estaba en guerra con Israel, y en un consejo de ministros determinó: «Vamos a tender una emboscada en tal sitio.» Entonces el profeta mandó este recado al rey de Israel:

«Cuidado con pasar por tal sitio, porque los sirios están allí emboscados.»

El rey de Israel envió a reconocer el sitio indicado por el profeta. Elíseo le avisaba, y él tomaba precauciones. Y esto no una ni dos veces. El rey de Siria se alarmó ante esto, convocó a sus ministros y les dijo: «Decidme quién de los nuestros informa al rey de Israel.»

Uno de los ministros respondió:

«No es eso, majestad. Elíseo, el profeta de Israel, es quien comunica a su rey las palabras que pronuncias en tu alcoba.»

Entonces el rey ordenó:

«Id a ver dónde está, y enviaré a prenderlo.» Le avisaron:

«Está en Dotán.»

El rey mandó allá caballería y carros, y un fuerte contingente de tropas. Llegaron de noche y cercaron la ciudad. Cuando el profeta madrugó al día siguiente para salir, se encontró con que un ejército cercaba la ciudad con caballería y carros. El criado dijo a Eliseo: «Maestro, ¿qué hacemos?» Elíseo respondió:

«No temas. Los que están con nosotros son más que ellos.»

Luego rezó:

«Señor, ábrele los ojos para que vea.»

El Señor le abrió los ojos al criado, y vio el monte lleno de caballería y carros de fuego en torno a Eliseo. Cuando los sirios bajaron hacia él, Eliseo oró al Señor:

« ¡Deslúmbralos! »

El Señor los deslumbró, como pedía Eliseo, y éste les dijo:

«No es éste el camino ni es ésta la ciudad. Seguidme, yo os llevaré hasta el hombre que buscáis.»

Y se los llevó a Samaria. Cuando ya habían entrado en Samaria, Eliseo rezó:

«Señor, ábreles los ojos para que vean.»

El Señor les abrió los ojos y vieron que estaban en mitad de Samaria. El rey de Israel, al verlos, dijo a Eliseo:

«Padre, ¿los mato?»

Respondió:

«No los mates. ¿Vas a matar a los que no has hecho prisioneros con tu espada y tu arco? Sírveles pan y agua, que coman y beban y se vuelvan a su amo.»

El rey les preparó un gran banquete. Comieron y bebieron; luego, los despidió y se volvieron a su amo. Las guerrillas sirias no volvieron a entrar en territorio israelita.

RESPONSORIO Lc 6, 35. 36; 2R 6, 22

R. Amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio. * Sed misericordiosos, como es misericordioso vuestro Padre.
V. No los mates; sírveles pan y agua, que coman y beban.
R. Sed misericordiosos, como es misericordioso vuestro Padre.

SEGUNDA LECTURA

De las Disertaciones de san Andrés de Creta, obispo
(Disertación 9, Sobre el Domingo de ramos: PG 97, 1002)

MIRA A TU REY QUE VIENE A TI JUSTO Y VICTORIOSO

Digamos, digamos también nosotros a Cristo: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel! Tendamos ante él, a guisa de palmas, nuestra alabanza por la victoria suprema de la cruz. Aclamémoslo, pero no con ramos de olivos, sino tributándonos mutuamente el honor de nuestra ayuda material. Alfombrémosle el camino, pero no con mantos, sino con los deseos de nuestro corazón, a fin de que, caminando sobre nosotros, penetre todo él en nuestro interior y haga que toda nuestra persona sea para él, y él, a su vez, para nosotros. Digamos a Sión aquella aclamación del profeta: Confía, hija de Sión, no temas: Mira a tu Rey que viene a ti; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica.

El que viene es el mismo que está en todo lugar, llenándolo todo con su presencia, y viene para realizar en ti la salvación de todos. El que viene es aquel que no ha venido a invitar a los justos a que se arrepientan, sino a los pecadores, para sacarlos del error de sus pecados. No temas. Teniendo a Dios en medio, no vacilarás.

Recibe con las manos en alto al que con sus manos ha diseñado tus murallas. Recibe al que ha plantado en sus palmas tus cimientos. Recibe al que, para asumirnos a nosotros en su persona, se ha hecho en todo semejante a nosotros, menos en el pecado. Alégrate, Sión, la ciudad madre, no temas: Festeja tu fiesta. Glorifica por su misericordia al que en ti viene a nosotros. Y tú también, hija de Jerusalén, desborda de alegría, canta y brinca de gozo. ¡Levántate, brilla (así aclamamos con el son de aquella sagrada trompeta que es Isaías), que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!

¿De qué luz se trata? De aquella que viniendo a este mundo ilumina a todo hombre. Aquella luz, quiero decir, eterna, aquella luz intemporal y manifestada en el tiempo, aquella luz invisible por naturaleza y hecha visible en la carne, aquella luz que envolvió a los pastores y que guió a los magos en su camino. Aquella luz que estaba en el mundo desde el principio, por la cual empezó a existir el mundo, y que el mundo no la reconoció. Aquella luz que vino a los suyos y los suyos no la recibieron. ¿Y a qué gloria del Señor se refiere? Ciertamente a la cruz, en la que fue glorificado Cristo, resplandor de la gloria del Padre, tal como afirma él mismo, en la inminencia de su pasión: Ya ha entrado el Hijo del hombre en su gloria, y Dios ha recibido su glorificación por él, y Dios a su vez lo revestirá de su misma gloria, y esto será sin dilación. Con estas palabras identifica su gloria con su elevación en la cruz. La cruz de Cristo es, en efecto, su gloria y su exaltación, ya que dice: Yo, cuando sea levantado en alto, atraeré a mí á todos los hombres.

RESPONSORIO Sal 117, 26. 27. 23

R. Bendito el que viene en nombre del Señor; * el Señor es Dios: él nos ilumina.
V. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.
R. El Señor es Dios: él nos ilumina.

Martes, 13 de agosto de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,1-5.10.12-14):

En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: « ¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la pérdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.»

Palabra del Señor


CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había predicho por boca de sus santos profetas.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había predicho por boca de sus santos profetas.

PRECES

Adoremos a Cristo, que con su sangre ha adquirido el pueblo de la nueva alianza, y digámosle suplicantes:

Acuérdate, Señor, de tu pueblo.

Rey y redentor nuestro, escucha la alabanza que te dirige tu Iglesia en el comienzo de este día,
y haz que no deje nunca de glorificarte.

Que nunca, Señor, quedemos confundidos
los que en ti ponemos nuestra fe y nuestra esperanza.

Mira compasivo nuestra debilidad y ven en ayuda nuestra,
ya que sin ti nada podemos hacer.

Acuérdate de los pobres y desvalidos;
que este día que comienza les traiga solaz y alegría.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Ya que deseamos que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al Padre que a todos llegue el reino de su Hijo:

Padre nuestro...

ORACION

Dios todopoderoso, de quien dimana la bondad y hermosura de todo lo creado; haz que comencemos este día con ánimo alegre, y que realicemos nuestras obras movidos por el amor a ti y a los hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Los hermanos de Estanislao por orden de nacimiento eran Pablo, Adalberto, Nicolas, Ana y una ultima hermana de la que no se conoce el nombre. La mayor parte de los sucesos ocurridos en su infancia se conocen gracias a las declaraciones de su hermano Pablo.
Sus padres-según Pablo- querían que fuesen paladines de la religión católica y los instruyeron con cierto rigor en la fe y los dogmas católicos. Los incitaban a la piedad, modestia y templanza con su propio ejemplo.

Estos conceptos fundamentales calaron de modo tan especial en Estanislao, que desde el principio mostró una gran sensibilidad, hasta el punto-según los testimonios de sus padres-que estos en las fiestas celebradas en su castillo tenían que advertir a los invitados de no realizar bromas o comentarios subidos de tono delante de su hijo, pues en mas de una ocasión le provocaron un “desmayo”.

La educacion primaria la recibió en casa, como se acostumbraba en las grandes familias. Juan Bilinski, joven de buena familia y talento, (se graduó como doctor y llego a ser canónigo de Plock), fue el instructor de los chicos.

El día 24 de julio de 1564 (1) Estanislao y su hermano Pablo se trasladaron al Colegio Imperial en Viena junto con Juan Bilinski y se hospedaron en el internado, contiguo al colegio.
Ese año fue decisivo para Estanislao; su natural inclinación al recogimiento y a la piedad se incrementaron, añadió una serie de practicas penitenciales corporales, propias de la época en las ordenes religiosas. El hijo de Fernando I, Maximiliano II subió al trono polaco, de ciertas simpatías hacia las ideas protestantes y el poco afecto a los jesuitas le llevo a clausurar el internado en 1565.

Los jesuitas seguirían con el colegio, pero los alumnos deberían buscar donde alojarse.
Pablo vio la oportunidad de liberarse del ambiente jesuita y junto con otros compañeros alquilaron varias habitaciones en un palacio en el que vivía un integro luterano; el senador Kimberker.

No tardaron en comenzar los enfrentamientos entre Estanislao, que seguía fiel a su disciplina intelectual y religiosa, y el grupo de Pablo; empezaba el calvario para el joven Estanislao.
En un principio trataron de disuadirlo de su conducta con palabras, pero poco a poco llegaron a las agresiones físicas, incluso los compañeros de Pablo llegaron a declarar muy arrepentidos en el proceso de beatificación que llegaron a darle patadas.

En diciembre de 1565 Estanislao cae gravemente enfermo de altísimas fiebres. Las causas se atribuyeron a sus excesos de ascetismo, los malos tratos continuos que recibía y una constitución delicada.
El senador Kimberker se opuso a que un sacerdote católico profanase su casa con el viático y Estanislao desesperado recurre a Santa Bárbara (patrona de la buena muerte).Según el relato de San Estanislao, la Santa lo visitó en compañía de dos ángeles, recibiendo el Viático de manos de la mismísima Santa.

Una noche en que se encontraba algo mejor vio entrar a la Virgen María con el niño Jesús, al que deposita amorosamente en los brazos de Estanislao. La Virgen le dice “Ya estas completamente sano… nuestra voluntad es que entres cuanto antes en la Compañía de mi hijo Jesús”. Al amanecer, el criado Bilinski y mas tarde los médicos, comprobaron que el peligro de muerte había desaparecido. La convicción de que la Virgen María le había pedido que ingresara en la Compañía de Jesús marcaba su futuro.

Tras comunicárselo a su confesor espiritual y este al provincial, el padre Lorenzo Maggio, persuadido del catolicismo de los Kostka no dudaba en que el padre daría su consentimiento, requisito indispensable para entrar en la orden. Pero el padre, Juan Kostka, no dio su consentimiento.
El futuro de los hijos de los nobles pasaba por dignidades civiles, políticas o altos cargos eclesiásticos y lo que deseaba Estanislao estaba fuera de lugar por completo. Estanislao hizo voto ante La Virgen de entrar en la Compañía, su hermano Pablo montó en cólera al conocer su decisión y a Estanislao ya solo le quedaba una cosa por hacer; huir.

La partida de Estanislao tuvo lugar el 10 de agosto de 1567, festividad de San Lorenzo Mártir. Estanislao se desprendió de sus ropas y se vistió como un peregrino, partiendo hacia Augsburgo, donde debería encontrarse con el provincial de los jesuitas alemanes: San Pedro Canisio. Esto le fue aconsejado por un jesuita portugués: Francisco Antonio, quien le entregó a Estanislao una carta de presentación para San Francisco de Borja. Enterado su hermano de la huida de Estanislao trata de alcanzarlo camino de Augsburgo, pero un prodigio divino hace que pase a su lado sin reconocerlo, aunque Estanislao si que lo reconoce.

Al llegar a Augsburgo, Pedro Canisio no se encontraba allí, así que siguió su camino hasta la bávara Dilinga para encontrarse con él. Una vez allí, Pedro Canisio opta por una decisión intermedia que llamo “tiempo de prueba”. En el colegio de Dilinga se incorporo como criado; limpiar los cuartos del internado y ayudar en la cocina fueron sus funciones. Por fin es enviado a Roma para que ingrese allí (un modo de evitar la persecución de la familia de Estanislao).

Llega a Roma el 25 de octubre y le entrega la carta de presentación a San Francisco de Borja, general de la Orden. Fue admitido en el noviciado situado cerca de la iglesia de San Andrés del Quirinal el 28 de octubre.

De los 40 novicios que formaban el noviciado, cuatro eran polacos como nuestro Estanislao. En cuanto llego a los oídos de Juan Kostka el ingreso de su hijo en el noviciado, removió cielo y tierra para impedir que emitiera los votos, envió cartas recriminatorias y amenazas a su hijo, trató de buscar influencias que detuviesen el proceso, pero todo fue inútil cuando en los primeros meses de 1568 Estanislao emite los primeros votos.

Hay una gran cantidad de testimonios sobre la bondad, atractivo y “encendido amor” de Estanislao hacia Dios y la Virgen. También se le adjudican una serie de visiones y queda constancia de su obsesión con la muerte como encuentro final con Dios.

El 1 de agosto de ese año, festividad por aquel entonces de la Virgen de los Ángeles, Pedro Canisio tuvo una charla con los novicios. Una de las tesis era la de vivir al día y en concreto cada mes como si fuera el ultimo de la vida. Estanislao les comentó a sus compañeros a propósito de esa tesis “Para todos esta charla es una exhortación de advertencia, pero para mi es la voz de Dios. Voy a morir este mes”.

El día 10 escribe una carta a La Virgen que oculta en el pecho, al comulgar el día de San Lorenzo, le pide al santo que el día 15 termine su vida. Cae enfermo ese mismo día, siendo trasladado a la enfermería con una altísima fiebre. El día 14 sufre un desmayo y continua con nauseas, sudor y una hemoptisis. A la medianoche recibe tumbado en el suelo por deseo propio la unción de los enfermos, una luz ilumina su rostro, se pone a rezar mientras con la mirada recorre a los presentes.

El padre Ruiz, maestro de novicios en la casa profesa se le acerca pensando que Estanislao desea algo, este le relata su visión: la Virgen acompañada de un coro de vírgenes viene para llevárselo al cielo en el día de la Asunción. Fallece a las tres y cuarto de la madrugada del día de la Asunción con un rosario en la mano y en la otra una vela encendida, símbolo del amor a la Virgen y de su fe.
Una vez muerto su popularidad en Roma fue en aumento, se le quería por su afabilidad. Por parte de la Orden se actuó de modo no habitual como fue el cubrir con flores el cadáver y por expreso mandato del general, el depositar su cuerpo en un ataúd de madera.

De modo espontáneo se propagó su culto y los relatos, elogiando sus virtudes. Pablo Kostka llega a Roma ignorante de la muerte de su hermano, para una vez más tratar de disuadirlo. Al enterarse de lo sucedido y contemplar los funerales y la veneración multitudinaria se conmueve interiormente y comienza su conversión.

Dos años después de su muerte al abrir la tumba para extraer algunas reliquias su cuerpo se encontraba incorrupto. En 1571 al abrir de nuevo su sepulcro ya solo quedaban huesos.
En los años sucesivos la devoción va en aumento porque los milagros obrados por el santo comienzan a proliferar.

La reacción de la Iglesia tardó un poco en llegar, pero ya en 1605 el papa Pablo V concedió la veneración publica y se colgó un cuadro suyo en la iglesia de San Andrés, en Roma. En 1670 Clemente X dió el visto bueno al texto de la misa y el oficio del breviario de los santos, siendo incluido el 13 de noviembre, quedaba de esta forma beatificado. El mismo papa lo incluye entre los patronos del reino de Polonia y del principado de Lituania. En 1714 Clemente XI permite que comience el proceso de canonización que se llevara a cabo junto al de San Luís Gonzaga. Finalmente es canonizado el último día del año de 1726 por el papa Benedicto XIII.

Los restos más importantes del santo se encuentran en tres lugares: en la iglesia de San Andrés del Quirinal en Roma (la mayor parte del cuerpo); en el noviciado de los jesuitas en Neuhasen-Filtern (Alemania) y en el noviciado de los jesuitas en Starawies (Polonia).
Los santuarios en su honor proliferaron en Polonia, se construyeron 53 iglesias en su país y 13 en el extranjero; de ellas destaca por su belleza la de Nueva York. La habitación en la que se alojo en el palacio del senador Kimberker se convirtió en una capilla barroca.

Al llegar Ponciano a la Cátedra de Pedro, en el año 230, encontró a la Iglesia dividida por un cisma, cuyo autor era el sacerdote Hipólito, un maestro afamado por su conocimiento de la Escritura y por la profundidad de su pensamiento. Hipólito no se había avenido a aceptar la elección del diácono Calixto como papa (217) y, a partir de ese momento, se había erigido en jefe de una comunidad disidente, estimando que él representaba a la tradición, en tanto que Calixto y sus sucesores cedían peligrosamente al último capricho. El año 235 estalló la persecución de Maximiano. Constatando que los cristianos de Roma se apoyaban en los dos obispos, el emperador mandó que arrestasen a ambos, y les condenó a trabajos forzados. Para que la Iglesia no se viera privada de cabeza en circunstancias tan difíciles, Ponciano renunció a su cargo e Hipólito hizo otro tanto. Deportados a Cerdeña, se unieron en una misma confesión de fe, y no tardaron en encontrar la muerte. Después de la persecución, el papa Fabián (236-250), pudo llevar a Roma los cuerpos de ambos mártires. El 13 de agosto es precisamente el aniversario de esta traslación. Pronto se echó en olvido que Hipólito había sido el autor del cisma. Sólo se tuvo presente al mártir y doctor, hasta tal punto que un dibujo del siglo IV asocia sus nombres a los de Pedro y Pablo, Sixto y Lorenzo.