TIEMPO DE ADVIENTO
JUEVES DE LA SEMANA II
Del Común de un mártir. Salterio II
13 de diciembre
SANTA LUCÍA, virgen y mártir. (MEMORIA)
Probablemente sufrió martirio en Siracusa, bajo la persecución de Diocleciano. Su culto se difundió ya desde antiguo por casi toda la Iglesia, y su nombre fue introducido en el Canon romano.
JUEVES DE LA SEMANA II
Del Común de un mártir. Salterio II
13 de diciembre
SANTA LUCÍA, virgen y mártir. (MEMORIA)
Probablemente sufrió martirio en Siracusa, bajo la persecución de Diocleciano. Su culto se difundió ya desde antiguo por casi toda la Iglesia, y su nombre fue introducido en el Canon romano.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Himno: PALABRA DEL SEÑOR YA RUBRICADA
Palabra del Señor ya rubricada
es la vida del mártir ofrecida
como prueba fiel de que la espada
no puede ya truncar la fe vivida.
Fuente de fe y de luz es su memoria,
coraje para el justo en la batalla
del bien, de la verdad, siempre victoria
que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.
Martirio es el dolor de cada día,
si en Cristo y con amor es aceptado,
fuego lento de amor que, en la alegría
de servir al Señor, es consumado.
Concédenos, oh Padre, sin medida,
y tú, Señor Jesús crucificado,
el fuego del Espíritu de vida
para vivir el don que nos has dado. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Salmo 79 - VEN A VISITAR TU VIÑA
Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraím, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.
¡Oh Dios!, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Le diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.
Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno y echó raíces
hasta llenar el país;
su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.
¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.
La han talado y le han prendido fuego:
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Ant 2. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Cántico: ACCION DE GRACIAS DEL PUEBLO SALVADO - Is 12, 1-6
Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.
Él es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.
Aquel día, diréis:
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.
Tañed para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«¡Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel!».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Ant 3. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Salmo 80 - SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA ALIANZA
Aclamad a Dios, nuestra fuerza;
dad vítores al Dios de Jacob:
acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta;
porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto.
Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré,
te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!
No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto;
abre tu boca y yo la saciaré.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios;
los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
LECTURA BREVE 2Co 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es mi fuerza y mi energía.
R. El Señor es mi fuerza y mi energía.
V. Él es mi salvación.
R. Y mi energía.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es mi fuerza y mi energía.
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Himno: PALABRA DEL SEÑOR YA RUBRICADA
Palabra del Señor ya rubricada
es la vida del mártir ofrecida
como prueba fiel de que la espada
no puede ya truncar la fe vivida.
Fuente de fe y de luz es su memoria,
coraje para el justo en la batalla
del bien, de la verdad, siempre victoria
que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.
Martirio es el dolor de cada día,
si en Cristo y con amor es aceptado,
fuego lento de amor que, en la alegría
de servir al Señor, es consumado.
Concédenos, oh Padre, sin medida,
y tú, Señor Jesús crucificado,
el fuego del Espíritu de vida
para vivir el don que nos has dado. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Salmo 79 - VEN A VISITAR TU VIÑA
Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraím, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.
¡Oh Dios!, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Le diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.
Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno y echó raíces
hasta llenar el país;
su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.
¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.
La han talado y le han prendido fuego:
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Ant 2. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Cántico: ACCION DE GRACIAS DEL PUEBLO SALVADO - Is 12, 1-6
Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.
Él es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.
Aquel día, diréis:
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.
Tañed para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«¡Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel!».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Ant 3. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Salmo 80 - SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA ALIANZA
Aclamad a Dios, nuestra fuerza;
dad vítores al Dios de Jacob:
acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta;
porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto.
Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré,
te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!
No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto;
abre tu boca y yo la saciaré.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios;
los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
LECTURA BREVE 2Co 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es mi fuerza y mi energía.
R. El Señor es mi fuerza y mi energía.
V. Él es mi salvación.
R. Y mi energía.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es mi fuerza y mi energía.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Rut 2, 1-13
ENCUENTRO DE BOAZ CON RUT
Noemí tenía, por parte de su marido, un pariente de muy buena posición, llamado Boaz, de la familia de Elimelec. Rut, la moabita, dijo a Noemí:
«Déjame ir al campo, a espigar donde me admitan por caridad.»
Noemí le respondió:
«Anda, hija.»
Se marchó y fue a espigar en las tierras, siguiendo a los segadores. Fue a parar a una de las tierras de Boaz, de la familia de Elimelec; y, en aquel momento, llegaba él de Belén y saludó a los segadores:
«¡A la paz de Dios!»
Respondieron:
«¡Dios te bendiga!»
Luego, preguntó al mayoral:
«¿De quién es esa chica?»
El mayoral respondió:
«Es una chica moabita, la que vino con Noemí de la campiña de Moab. Me dijo que la dejase espigar detrás de los segadores hasta juntar unas gavillas; desde que llegó por la mañana, ha estado en pie hasta ahora, sin parar un momento.»
Entonces Boaz dijo a Rut:
«Escucha, hija. No vayas a espigar a otra parte, no te vayas de aquí ni te alejes de mis tierras. Fíjate en qué tierra siegan los hombres y sigue a las espigadoras. Dejo dicho a mis criados que no te molesten. Cuando tengas sed, vete donde los botijos y bebe de lo que saquen los criados.»
Rut se echó, se postró ante él por tierra y le dijo:
«Yo soy una forastera; ¿por qué te he caído en gracia y te has interesado por mi?»
Boaz respondió:
«Me han contado todo lo que hiciste por tu suegra después que murió tu marido: que dejaste a tus padres y tu pueblo natal y has venido a vivir con gente desconocida. El Señor te pague esta buena acción. El Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte, te lo pague con creces.»
Ella dijo:
«Ojalá sepa yo agradarte, señor; me has tranquilizado, y has llegado al corazón de tu servidora, aunque no soy ni una criada tuya.»
RESPONSORIO Os 2, 24; Lc 13, 29
R. Me compadeceré de la «No-compadecida», * y diré a «No-es-mi-pueblo»: «Tú eres mi pueblo», y él responderá: «Tú eres mi Dios.»
V. Vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur.
R. Y diré a «No-es-mi-pueblo»: «Tú eres mi pueblo», y él responderá: «Tú eres mi Dios.»
SEGUNDA LECTURA
Del Libro de san Ambrosio, obispo, Sobre la virginidad
(Cap.12, 68. 74-75; 13, 77-78: PL 16 [edición 1845], 281. 283. 285-286)
ILUMINAS LA GRACIA DE TU CUERPO CON EL ESPLENDOR DE TU ESPÍRITU
Tú, que has salido de entre el pueblo, de entre la multitud, eres ciertamente una de las vírgenes que iluminas la gracia de tu cuerpo con el esplendor de tu espíritu (por eso, con toda razón, eres comparada a la Iglesia); así pues, en las noches, cuando estés en tu habitación, piensa siempre en Cristo y espera continuamente su llegada.
Así te desea Cristo, por eso te ha elegido. El entra cuando se le deja la puerta abierta; él, que ha prometido entrar, no puede faltar a su promesa. Abraza entonces al que has buscado, acércate a él y quedarás radiante; deténlo, pídele que no se vaya luego, suplícale que no se marche. Pues la Palabra de Dios suele pasar de prisa: si siente algún desdén, no se entrega; si no se le hace caso, se retira. Atiende con interés a lo que te diga, sigue con insistencia las huellas de sus palabras; pues suele retirarse pronto.
¿Qué dice la esposa del Cantar de los cantares? Lo busqué y no lo encontré, lo llamé y no respondió. Si se ha marchado muy pronto de ti aquel a quien llamaste, a quien suplicaste, a quien abriste tu puerta, no por ello pienses que le has desagradado, pues a veces quiere ponernos a prueba. ¿Qué fue lo que dijo, en el Evangelio, a las turbas que le rogaban que no se fuese? Es necesario que yo vaya a anunciar la palabra de Dios también a otras ciudades, porque ésa es mi misión. Así pues, si pareciere apartarse de ti, sal fuera y búscalo de nuevo por todas partes.
¿Quién más, si no es la santa Iglesia, puede enseñarte cómo retener a Cristo? Y ya te lo ha enseñado, si entiendes lo que lees: Apenas los pasé, encontré al amor de mi alma; lo abracé y ya no lo soltaré.
Y ¿cuál es la manera de retener a Cristo? No por la fuerza, no con los nudos de una soga, sino con ataduras de amor, con correas espirituales, con el afecto del alma es como se le retiene.
Si quieres tener a Cristo contigo, búscalo sin temor al sufrimiento; muchas veces, donde mejor se lo encuentra es en medio de los suplicios del cuerpo, entre las mismas manos de los perseguidores.
Apenas los pasé, hemos citado antes. Pasado un breve espacio de tiempo después que hayas escapado a los perseguidores, sin sucumbir a los poderes del mundo, Cristo te saldrá al encuentro y no permitirá que seas ya probada por mucho tiempo.
La que de este modo busca a Cristo, la que lo encuentra, puede exclamar: Lo abracé y ya no lo soltaré, hasta entrarlo en la casa de mi madre, en la alcoba de la que me llevó en sus entrañas. Esta casa y alcoba de tu madre no significa otra cosa que la parte más íntima de tu ser. Conserva bien esa casa, limpia bien sus rincones más escondidos, para que así, limpia de toda mancha, se levante como una casa espiritual, hasta formar un sacerdocio santo, consolidada por la piedra angular, y que el Espíritu Santo habite en ella.
La que de este modo busca a Cristo, la que le ruega, no queda abandonada por él; al contrario, él vuelve con frecuencia a visitarla, pues está con nosotros hasta el fin del mundo.
RESPONSORIO
R. Agradó a Dios en el combate y fue glorificada ante Dios y ante los hombres; hablaba sabiamente ante los príncipes, * y la amó el Señor del universo.
V. Esta virgen preparó en su corazón una morada digna para Dios.
R. Y la amó el Señor del universo.
Del libro de Rut 2, 1-13
ENCUENTRO DE BOAZ CON RUT
Noemí tenía, por parte de su marido, un pariente de muy buena posición, llamado Boaz, de la familia de Elimelec. Rut, la moabita, dijo a Noemí:
«Déjame ir al campo, a espigar donde me admitan por caridad.»
Noemí le respondió:
«Anda, hija.»
Se marchó y fue a espigar en las tierras, siguiendo a los segadores. Fue a parar a una de las tierras de Boaz, de la familia de Elimelec; y, en aquel momento, llegaba él de Belén y saludó a los segadores:
«¡A la paz de Dios!»
Respondieron:
«¡Dios te bendiga!»
Luego, preguntó al mayoral:
«¿De quién es esa chica?»
El mayoral respondió:
«Es una chica moabita, la que vino con Noemí de la campiña de Moab. Me dijo que la dejase espigar detrás de los segadores hasta juntar unas gavillas; desde que llegó por la mañana, ha estado en pie hasta ahora, sin parar un momento.»
Entonces Boaz dijo a Rut:
«Escucha, hija. No vayas a espigar a otra parte, no te vayas de aquí ni te alejes de mis tierras. Fíjate en qué tierra siegan los hombres y sigue a las espigadoras. Dejo dicho a mis criados que no te molesten. Cuando tengas sed, vete donde los botijos y bebe de lo que saquen los criados.»
Rut se echó, se postró ante él por tierra y le dijo:
«Yo soy una forastera; ¿por qué te he caído en gracia y te has interesado por mi?»
Boaz respondió:
«Me han contado todo lo que hiciste por tu suegra después que murió tu marido: que dejaste a tus padres y tu pueblo natal y has venido a vivir con gente desconocida. El Señor te pague esta buena acción. El Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte, te lo pague con creces.»
Ella dijo:
«Ojalá sepa yo agradarte, señor; me has tranquilizado, y has llegado al corazón de tu servidora, aunque no soy ni una criada tuya.»
RESPONSORIO Os 2, 24; Lc 13, 29
R. Me compadeceré de la «No-compadecida», * y diré a «No-es-mi-pueblo»: «Tú eres mi pueblo», y él responderá: «Tú eres mi Dios.»
V. Vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur.
R. Y diré a «No-es-mi-pueblo»: «Tú eres mi pueblo», y él responderá: «Tú eres mi Dios.»
SEGUNDA LECTURA
Del Libro de san Ambrosio, obispo, Sobre la virginidad
(Cap.12, 68. 74-75; 13, 77-78: PL 16 [edición 1845], 281. 283. 285-286)
ILUMINAS LA GRACIA DE TU CUERPO CON EL ESPLENDOR DE TU ESPÍRITU
Tú, que has salido de entre el pueblo, de entre la multitud, eres ciertamente una de las vírgenes que iluminas la gracia de tu cuerpo con el esplendor de tu espíritu (por eso, con toda razón, eres comparada a la Iglesia); así pues, en las noches, cuando estés en tu habitación, piensa siempre en Cristo y espera continuamente su llegada.
Así te desea Cristo, por eso te ha elegido. El entra cuando se le deja la puerta abierta; él, que ha prometido entrar, no puede faltar a su promesa. Abraza entonces al que has buscado, acércate a él y quedarás radiante; deténlo, pídele que no se vaya luego, suplícale que no se marche. Pues la Palabra de Dios suele pasar de prisa: si siente algún desdén, no se entrega; si no se le hace caso, se retira. Atiende con interés a lo que te diga, sigue con insistencia las huellas de sus palabras; pues suele retirarse pronto.
¿Qué dice la esposa del Cantar de los cantares? Lo busqué y no lo encontré, lo llamé y no respondió. Si se ha marchado muy pronto de ti aquel a quien llamaste, a quien suplicaste, a quien abriste tu puerta, no por ello pienses que le has desagradado, pues a veces quiere ponernos a prueba. ¿Qué fue lo que dijo, en el Evangelio, a las turbas que le rogaban que no se fuese? Es necesario que yo vaya a anunciar la palabra de Dios también a otras ciudades, porque ésa es mi misión. Así pues, si pareciere apartarse de ti, sal fuera y búscalo de nuevo por todas partes.
¿Quién más, si no es la santa Iglesia, puede enseñarte cómo retener a Cristo? Y ya te lo ha enseñado, si entiendes lo que lees: Apenas los pasé, encontré al amor de mi alma; lo abracé y ya no lo soltaré.
Y ¿cuál es la manera de retener a Cristo? No por la fuerza, no con los nudos de una soga, sino con ataduras de amor, con correas espirituales, con el afecto del alma es como se le retiene.
Si quieres tener a Cristo contigo, búscalo sin temor al sufrimiento; muchas veces, donde mejor se lo encuentra es en medio de los suplicios del cuerpo, entre las mismas manos de los perseguidores.
Apenas los pasé, hemos citado antes. Pasado un breve espacio de tiempo después que hayas escapado a los perseguidores, sin sucumbir a los poderes del mundo, Cristo te saldrá al encuentro y no permitirá que seas ya probada por mucho tiempo.
La que de este modo busca a Cristo, la que lo encuentra, puede exclamar: Lo abracé y ya no lo soltaré, hasta entrarlo en la casa de mi madre, en la alcoba de la que me llevó en sus entrañas. Esta casa y alcoba de tu madre no significa otra cosa que la parte más íntima de tu ser. Conserva bien esa casa, limpia bien sus rincones más escondidos, para que así, limpia de toda mancha, se levante como una casa espiritual, hasta formar un sacerdocio santo, consolidada por la piedra angular, y que el Espíritu Santo habite en ella.
La que de este modo busca a Cristo, la que le ruega, no queda abandonada por él; al contrario, él vuelve con frecuencia a visitarla, pues está con nosotros hasta el fin del mundo.
RESPONSORIO
R. Agradó a Dios en el combate y fue glorificada ante Dios y ante los hombres; hablaba sabiamente ante los príncipes, * y la amó el Señor del universo.
V. Esta virgen preparó en su corazón una morada digna para Dios.
R. Y la amó el Señor del universo.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo
(11,11-15):
EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. Los Profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo.
El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor
EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. Los Profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo.
El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Yo, humilde esclava, no he hecho otra cosa sino ofrecer sacrificios al Dios verdadero; ahora, como ya nada tengo, me ofrezco a mí misma.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo, humilde esclava, no he hecho otra cosa sino ofrecer sacrificios al Dios verdadero; ahora, como ya nada tengo, me ofrezco a mí misma.
PRECES
Celebremos, amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al recordar hoy a los santos mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios, aclamémosle diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.
Por la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,
concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.
Nos has comprado, Señor, con tu sangre
Por la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,
concédenos, Señor, la integridad y constancia de la fe.
Nos has comprado, Señor, con tu sangre
Por la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus pasos,
concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.
Nos has comprado, Señor, con tu sangre
Por la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre del Cordero,
concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, por intercesión de santa Lucía, virgen y mártir, que llenes de luz y de gozo nuestros corazones, y que quienes hoy celebramos su martirio en la tierra lleguemos a contemplar con nuestros propios ojos tu gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.