Musica Para el Alma

viernes, 5 de octubre de 2018

LAUDES. SÁBADO 6 ORACIÓN PARA INICIAR EL DÍA

SÁBADO DE LA SEMANA XXVI
De la Feria. Salterio II

6 de octubre 


LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)


V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso. 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.


Himno: SEÑOR YO SÉ QUE EN LA MAÑANA PURA.
Señor, yo sé que, en la mañana pura
de este mundo, tu diestra generosa
hizo la luz antes que toda cosa,
porque todo tuviera su figura.

Yo sé que te refleja la segura
línea inmortal del lirio y de la rosa
mejor que la embriagada y temerosa
música de los vientos de la altura.

Por eso te celebro yo en el frío
pensar exacto a la verdad sujeto,
y en la ribera sin temblor del río;

por eso yo te adoro, mudo y quieto,
y por eso, Señor, el dolor mío
para llegar hasta ti se hizo soneto. Amén.


SALMODIA
Ant 1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.
Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.

El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;

en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.



Ant 2. Dad gloria a nuestro Dios.


Cántico: BENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU PUEBLO Dt 32, 1-12
Escuchad, cielos, y hablaré;
oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina,
destile como rocío mi palabra;
como llovizna sobre la hierba,
como sereno sobre el césped;
voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios.

Él es la Roca, sus obras son perfectas,
sus caminos son justos,
es un Dios fiel, sin maldad;
es justo y recto.

Hijos degenerados, se portaron mal con él,
generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor,
pueblo necio e insensato?
¿no es él tu padre y tu creador,
el que te hizo y te constituyó?

Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán:

Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad,
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios,
la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue la parte de su heredad.

Lo encontró en una tierra desierta,
en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó cuidando de él,
lo guardó como a las niñas de sus ojos.

Como el águila incita a su nidada,
revolando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó
y los llevó sobre sus plumas.

El Señor solo los condujo
no hubo dioses extraños con él.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dad gloria a nuestro Dios.



Ant 3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:

rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.

Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!


LECTURA BREVE   Rm 12, 14-16a
Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. Tened un mismo sentir entre vosotros, sin apetecer grandezas; atraídos más bien por lo humilde.


RESPONSORIO BREVE
V. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.

V. Mi lengua recitará tu auxilio.
R. Cuando salmodie para ti.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.



PRIMERA LECTURA
Del libro de Judit 13, 6-26
MUERTE DE HOLOFERNES Y ACCIÓN DE GRACIAS DEL PUEBLO
En aquellos días, cuando salieron todos, sin que quedará en la alcoba nadie, ni chico ni grande, Judit, de pie junto al lecho de Holofernes, oró interiormente:

«Señor, Dios todopoderoso, mira ahora benévolo lo que voy a hacer para exaltación de Jerusalén. Ha llegado el momento de ayudar a tu heredad, y de cumplir mi plan, hiriendo al enemigo que se ha levantado contra nosotros.»

Avanzó hacia la columna del lecho que quedaba junto a la cabeza de Holofernes; descolgó el alfanje y, acercándose al lecho, agarró la melena de Holofernes y oró:

«¡Dame fuerza ahora, Señor, Dios de Israel!»

Le asestó dos golpes en el cuello con todas sus fuerzas, y le cortó la cabeza. Luego, haciendo rodar el cuerpo de Holofernes, lo tiró del lecho y arrancó el dosel de las columnas. Poco después, salió, entregó a su ama de llaves la cabeza de Holofernes, y el ama la metió en la alforja de la comida. Luego, salieron las dos juntas para orar, como acostumbraban. Atravesaron el campamento, rodearon el barranco, subieron la pendiente de Betulia y llegaron a las puertas de la ciudad. Judit gritó desde lejos a los centinelas:

«¡Abrid, abrid la puerta! Dios, nuestro Dios, está con nosotros, demostrando todavía su fuerza en Israel y su poder contra el enemigo. ¡Acaba de pasar hoy!»

Cuando los de la ciudad la oyeron, bajaron en seguida hacia la puerta y convocaron a los ancianos. Todos fueron corriendo, chicos y grandes. Les parecía increíble que llegara Judit. Abrieron la puerta y las recibieron; luego, hicieron una gran hoguera para poder ver, y se arremolinaron en torno a ellas. Judit les dijo gritando:

«¡Alabad a Dios, alabadlo! Alabad a Dios, que no ha retirado su misericordia de la casa de Israel; que por mi mano ha dado muerte al enemigo esta misma noche.»

Y, sacando la cabeza guardada en la alforja, la mostró y dijo:

«Ésta es la cabeza de Holofernes, generalísimo del ejército asirio. Éste es el dosel bajo el que dormía su borrachera. ¡El Señor lo hirió por mano de una mujer! Vive el Señor que me protegió en mi camino: os juro que mi rostro sedujo a Holofernes para su ruina, pero no me hizo pecar. Mi honor está sin mancha.»

Todos se quedaron asombrados, y, postrándose en adoración a Dios, dijeron a una voz:

«Bendito eres, Dios nuestro, que has aniquilado hoy a los enemigos de tu pueblo.»

Y Ozías dijo a Judit:

«El Señor te ha bendecido, hija, más que a todas las mujeres de la tierra. Bendito sea el Señor, creador del cielo y de la tierra, porque enderezó tu golpe contra la cabeza del general enemigo. El Señor ha glorificado tanto tu nombre en este día, que tu alabanza no se apartará de la boca de los hombres, que recordarán por siempre esta hazaña de Dios. Que el Señor te engrandezca siempre y te dé prosperidad, porque no dudaste en exponer tu vida ante la humillación de nuestra raza, sino que vengaste nuestra ruina, procediendo con rectitud en presencia de nuestro Dios.»

Todos aclamaron:

¡Así sea, así sea!»


RESPONSORIO    Jdt 13, 22. 25. 24
R. El Señor te ha bendecido con su poder, pues por tu medio ha aniquilado a nuestros enemigos. * Tu alabanza no se apartará de la boca de los hombres.
V. Bendito sea el Señor, creador del cielo y de la tierra, porque ha glorificado tu nombre en este día.
R. Tu alabanza no se apartará de la boca de los hombres.


SEGUNDA LECTURA
Del libro de san Gregorio de Nisa, obispo, Sobre la conducta cristiana
(PG 46, 295-298)
COMBATE BIEN EL COMBATE DE LA FE
El que es de Cristo es una creatura nueva: lo antiguo ha pasado. Sabemos que se llama nueva creatura a la inhabitación del Espíritu Santo en el corazón puro y sin mancha, libre de toda culpa, de toda maldad y de todo pecado. Pues cuando la voluntad detesta el pecado y se entrega, según sus posibilidades, a la prosecución de las virtudes, viviendo la misma vida del Espíritu, acoge en sí la gracia y queda totalmente renovada y restaurada. Por ello se dice: Tirad fuera la levadura vieja para ser masa nueva; y también aquello otro: Celebremos nuestra fiesta no con la vieja levadura, sino con los panes ázimos de pureza y verdad. Todo esto concuerda muy bien con lo que hemos dicho más arriba sobre la nueva creatura.

Ahora bien, el enemigo de nuestra alma tiende muchas trampas ante nuestros pasos y la naturaleza humana es, de por sí, demasiado débil para conseguir la victoria sobre este enemigo. Por ello el Apóstol quiere que nos revistamos con armas celestiales: Ceñidos con el cinturón de la verdad, revestidos con la coraza de la justicia -dice- y calzados los pies con el celo por el Evangelio de la paz. ¿Te das cuenta de cuántos son los instrumentos de salvación indicados por el Apóstol? Todos ellos nos ayudan a caminar por una única senda y nos conducen a una sola meta. Con ellos se avanza fácilmente por aquel camino de vida que lleva al perfecto cumplimiento de los preceptos divinos. El mismo Apóstol dice también en otro lugar: Corramos con firmeza y constancia la carrera para nosotros preparada; llevemos los ojos fijos en Jesús, caudillo y consumador de la fe.

Por ello es necesario que quien desprecia las grandezas de este mundo y renuncia a su gloria vana renuncie también a su propia vida. Renunciar a la propia vida significa no buscar nunca la propia voluntad, sino la voluntad de Dios y hacer del querer divino la norma única de la propia conducta; significa también renunciar al deseo de poseer cualquier cosa que no sea necesaria o común. Quien así obra se encontrará más libre y dispuesto para hacer lo que le manden los superiores, realizándolo prontamente con alegría y con esperanza, como corresponde a un servidor de Cristo, redimido para el bien de sus hermanos. Esto es precisamente lo que desea también el Señor, cuando dice: El que quiera ser el mayor que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero que sea esclavo de todos.

Esta servicialidad hacia los hombres debe ser ciertamente gratuita y el que se consagra a ella debe sentirse sometido a todos y servir a los hermanos como si fuera deudor de cada uno de ellos. En efecto, es conveniente que quienes están al frente de sus hermanos se esfuercen más que los demás en trabajar por el bien ajeno, se muestren más sumisos que los súbditos y, a la manera de un siervo, gasten su vida en bien de los demás, pensando que los hermanos son en realidad como un tesoro que pertenece a Dios y que Dios ha colocado bajo su cuidado.

Por ello los superiores deben cuidar de los hermanos como si se tratara de unos tiernos niños a quienes los propios padres han puesto en manos de unos educadores. Si de esta manera vivís llenos de afecto los unos para con los otros, si los súbditos cumplís con alegría los decretos y mandatos, y los maestros os entregáis con interés al perfeccionamiento de los hermanos, si procuráis teneros mutuamente el debido respeto, vuestra vida, ya en este mundo, será semejante a la de los ángeles en el cielo.


RESPONSORIO    Ga 5, 13; 1Co 10, 32
R. Vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche el egoísmo; * al contrario, sed esclavos unos de otros por amor.
V. No seáis motivo de tropiezo ni para los judíos ni para los paganos ni para la Iglesia de Dios.
R. Al contrario, sed esclavos unos de otros por amor.



Sábado, 6 de octubre de 2018
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,17-24):

En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron muy contentos y dijeron a Jesús: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.»
Él les contestó: «Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.»
En aquel momento, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.»
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.»

Palabra del Señor

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 
Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.


PRECES
Celebremos la sabiduría y la bondad de Cristo, que ha querido ser amado y servido en los hermanos, especialmente en los que sufren, y supliquémosle insistentemente diciendo:

Señor, acrecienta nuestro amor.

Al recordar esta mañana tu santa resurrección,
te pedimos, Señor, que extiendas los beneficios de tu redención a todos los hombres.

Que todo el día de hoy sepamos dar buen testimonio del nombre cristiano
y ofrezcamos nuestra jornada como un culto espiritual agradable al Padre.

Enséñanos, Señor, a descubrir tu imagen en todos los hombres
y a saberte servir a ti en cada uno de ellos.

Cristo, Señor nuestro, vid verdadera de la que nosotros somos sarmientos,
haz que permanezcamos en ti y demos fruto abundante para que con ello sea glorificado nuestro Padre que está en el cielo.


Se pueden añadir algunas intenciones libres

Con la confianza que nos da nuestra fe, acudamos ahora al Padre, diciendo como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...



ORACION
Que nuestra voz, Señor, nuestro espíritu y toda nuestra vida sean una continua alabanza en tu honor, y ya que toda nuestra existencia es un don gratuito de tu liberalidad, haz que también cada una de nuestras acciones te esté plenamente dedicada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.