Musica Para el Alma

viernes, 19 de octubre de 2018

LAUDES. SÁBADO 20 ORACIÓN PARA INICIAR EL DIA


TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XXVIII
De la Feria. Salterio IV

20 de octubre

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)


V. 
Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso. 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.


Himno: DADOR DE LUZ ESPLÉNDIDO

Dador de luz espléndido,
A cuya luz serena,
Pasada ya la noche,
El día se despliega.

Mensajero de luz
que de luz centellea,
no es del alba el lucero:
eres tú, Luz de veras,

más brillante que el sol,
todo luz y pureza;
enciende nuestro pecho,
alumbra el alma nuestra.

Ven, Autor de la vida,
prez de la luz paterna,
sin cuya gracia el cuerpo
se sobresalta y tiembla.

A Cristo, rey piadoso,
y al Padre gloria eterna,
y por todos los siglos
al Espíritu sea. Amén.


SALMODIA

Ant 1. 
Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia.

Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.

El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;

en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia.


Ant 2. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.

Cántico: DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez 36, 24-28

Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.

Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.

Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.

Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo
y yo seré vuestro Dios.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.


Ant 3. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.

Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.

Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:

rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.

Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.


LECTURA BREVE   2 Pe 3, 13-15a

Nosotros conforme a la promesa del Señor esperamos cielos nuevos y tierra nueva, en los que tiene su morada la santidad. Por eso, carísimos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad con toda diligencia que él os encuentre en paz, sin mancha e irreprensibles. Considerad esta paciente espera de nuestro Señor como una oportunidad para alcanzar la salud.

RESPONSORIO BREVE

V. 
Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.

V. Mi lengua recitará tu auxilio.
R. Cuando salmodie para ti.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.


PRIMERA LECTURA

Del libro de Ben Sirá 24, 1-33

LA SABIDURÍA EN LA CREACIÓN Y EN LA HISTORIA DE ISRAEL

La sabiduría hace su propio elogio, en medio de su pueblo se gloría, abre su boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de sus huestes:

«Yo salí de la boca del Altísimo y como niebla cubrí la tierra; habité en el cielo y puse mi trono sobre columna de nubes. Yo sola recorrí la redondez del cielo y me paseé por la hondura del abismo; regí las olas del mar y los continentes y todos los pueblos y naciones.

Por todas estas partes busqué reposo y una heredad para instalarme. Entonces el Creador del universo me dio una orden, el Hacedor estableció el lugar de mi morada: "Habita en Jacob, sea Israel tu heredad."

Yo fui creada por él desde el principio, desde antes de los siglos, y jamás dejaré de existir. En la mansión sagrada, en su presencia, ofrecí el culto y, así, en Sión me establecí; en la ciudad predilecta me hizo descansar, en Jerusalén reside mi poder.

Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad. Crecí como cedro del Líbano y como ciprés del monte Hermón, me he elevado como palmera de Engadí y como rosal de Jericó, como gallardo olivo en la llanura y como plátano junto al agua.

Exhalé fragancia como el cinamomo y la retama y di aroma como mirra exquisita, como resina perfumada, como el ámbar y el bálsamo, como nube de incienso en el santuario. Yo extendí mis ramas como el terebinto, un ramaje bello y frondoso. Como vid hermosa retoñé, haciendo brotar sarmientos floridos, y mis flores y frutos son bellos y abundantes.

Yo soy la madre del amor hermoso, del temor de Dios, del conocimiento y de la santa esperanza. Yo he sido dada a todos mis hijos desde la eternidad, a aquellos que han sido por él designados.

Venid a mí los que me amáis, y saciaos de mis frutos; mi nombre es más dulce que la miel, y mi herencia mejor que los panales. El que me come tendrá más hambre de mí, el que me bebe tendrá más sed de mí, el que me escucha no fracasará, el que me pone en práctica no llegará a pecar.»

Todo esto no es otra cosa que el libro de la alianza del Altísimo, la ley que nos dio Moisés como herencia para la comunidad de Jacob.

RESPONSORIO    Jn 14, 6; Sir 24, 14

R. Yo soy el camino, la verdad y la vida. * Nadie va al Padre sino por mí.
V. Yo, la sabiduría, fui creada por Dios desde el principio, desde antes de los siglos, y jamás dejaré de existir.
R. Nadie va al Padre sino por mí.


SEGUNDA LECTURA

De la Constitución pastoral Gaudium et spes, sobre la iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano segundo
(Núms. 40. 45)

YO SOY EL ALFA Y LA OMEGA, EL PRIMERO Y EL ÚLTIMO

La compenetración de la ciudad terrestre con la ciudad celeste sólo es perceptible por la fe: más aún, es el misterio permanente de la historia humana, que, hasta el día de la plena revelación de la gloria de los hijos de Dios, seguirá perturbada por el pecado.

La Iglesia, persiguiendo la finalidad salvífica que es propia de ella, no sólo comunica al hombre la participación en la vida divina, sino que también difunde, de alguna manera, sobre el mundo entero la luz que irradia esta vida divina, principalmente sanando y elevando la dignidad de la persona humana, afianzando la cohesión de la sociedad y procurando a la actividad cotidiana del hombre un sentido más profundo, al impregnarla de una significación más elevada. Así la Iglesia, por cada uno de sus miembros y por toda su comunidad, cree poder contribuir ampliamente a humanizar cada vez más la familia humana y toda su historia.

Tanto si ayuda al mundo como si recibe ayuda de él, la Iglesia no tiene más que una única finalidad: que venga el reino de Dios y que se establezca la salvación de todo el género humano. Por otra parte, todo el bien que el pueblo de Dios, durante su peregrinación terrena, puede procurar a la familia humana procede del hecho de que la Iglesia es el sacramento universal de la salvación, manifestando y actualizando, al mismo tiempo, el misterio del amor de Dios hacia el hombre.

Pues el Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, se encarnó, a fin de salvar, siendo él mismo hombre perfecto, a todos los hombres y para hacer que todas las cosas tuviesen a él por cabeza. El Señor es el término de la historia humana, el punto hacia el cual convergen los deseos de la historia y de la civilización, el centro del género humano, el gozo de todos los corazones y la plena satisfacción de todos sus deseos. Él es aquel a quien el Padre resucitó de entre los muertos, ensalzó e hizo sentar a su derecha, constituyéndolo juez de los vivos y de los muertos. Vivificados y congregados en su Espíritu, peregrinamos hacia la consumación de la historia humana, que corresponde plenamente a su designio de amor: Hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, las del cielo y las de la tierra.

El mismo Señor ha dicho: Mira, llego en seguida y traigo conmigo mi salario; yo daré a cada uno según sus obras. Yo soy el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin.

RESPONSORIO    Hch 10, 36; 4, 12; 10, 42

R. Dios envió su palabra, anunciando la paz que traería Jesucristo; * Jesús es el Señor de todos y en ningún otro se encuentra la salud.
V. Él ha sido constituido por Dios juez de vivos y muertos.
R. Jesús es el Señor de todos y en ningún otro se encuentra la salud.


Sábado, 20 de octubre de 2018
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,8-12):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.»

Palabra del Señor



CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.


PRECES

Adoremos a Dios, que por su Hijo ha dado vida y esperanza al mundo, y supliquémosle diciendo:

Escúchanos, Señor.

Señor, Padre de todos, tú que nos has hecho llegar al comienzo de este día,
haz que toda nuestra vida unida a la de Cristo sea alabanza de tu gloria.

Que vivamos siempre arraigados en la fe, esperanza y caridad,
que tú mismo has infundido en nuestras almas.

Haz que nuestros ojos estén siempre levantados hacia ti,
para que respondamos con presteza a tus llamadas.

Defiéndenos de los engaños y seducciones del mal,
y presérvanos de todo pecado.


Se pueden añadir algunas intenciones libres

Contentos por sabernos hijos de Dios, digamos a nuestro padre:


Padre nuestro...

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, luz esplendente y día sin ocaso, al volver a comenzar un nuevo día te pedimos que nos visites con el esplendor de tu luz y disipes así las tinieblas de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.