EVANGELIO
Sabado, 30 de junio de
2017
Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,5-17)
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: "Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho." Jesús le contestó: "Voy yo a curarlo." Pero el centurión le replicó: "Señor, no soy quién soy yo para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace."
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: "Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho." Jesús le contestó: "Voy yo a curarlo." Pero el centurión le replicó: "Señor, no soy quién soy yo para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace."
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
"Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que
vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob
en el reino de los cielos; en cambio, a los ciudadanos del reino los echarán
fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Y
al centurión le dijo: "Vuelve a casa, que se cumpla lo que has
creído." Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con
fiebre; la cogió de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a
servirles. Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra,
expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo
el profeta Isaías: "Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras
enfermedades."
Palabra del Señor