Del libro del Apocalipsis 19, 11-21
TRIUNFO DE LA PALABRA DE DIOS
Yo, Juan, vi el cielo abierto y un caballo blanco. El que lo montaba se llamaba Fiel y Veraz; él juzga y combate con justicia. Sus ojos eran como llama de fuego, llevaba en su cabeza muchas diademas y tenía escrito un nombre que nadie conoce fuera de él. Vestía un manto teñido de sangre, y se le llamaba «Palabra de Dios». Lo seguían los ejércitos del cielo sobre caballos blancos, vestidos de lino puro resplandeciente. De su boca salía una espada aguda para herir con ella a las naciones. Él las regirá con vara de hierro y pisará el lagar del vino de la terrible cólera del Dios omnipotente. Llevaba sobre el manto y sobre el muslo escrito un nombre: «Rey de reyes y Señor de señores».
Vi luego un ángel de pie sobre el sol, que gritó con voz poderosa, dirigiéndose a todas las aves que vuelan por lo más alto de los cielos:
«Venid, congregaos para el gran festín que Dios prepara. Comeréis carne de reyes, carne de generales, carne de esforzados guerreros, carne de caballos y de sus jinetes y carne de toda clase de gente, libres y esclavos, pequeños y grandes.»
Y vi entonces a la Bestia y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, congregados para presentar batalla contra el que montaba el caballo y contra su ejército. Fue apresada la Bestia y, con ella, el falso profeta que había obrado prodigios en su presencia y había llevado al error a cuantos habían recibido la marca de la Bestia y a cuantos habían adorado su estatua. Los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde en azufre. Los demás fueron muertos por la espada del que montaba a caballo, espada que salía de su boca, y todas las aves se hartaron de sus carnes.
RESPONSORIO Ap 19, 13. 15. 16
R. Vestía un manto teñido de sangre, y se le llamaba «Palabra de Dios»; * él pisará el lagar del vino de la terrible cólera del Dios omnipotente. Aleluya.
V. Llevaba sobre el manto y sobre el muslo escrito un nombre: «Rey de reyes y Señor de señores.»
R. Él pisará el lagar del vino de la terrible cólera del Dios omnipotente. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De las Disertaciones de san Gregorio de Nisa, obispo
(Disertación 1 Sobre la resurrección de Cristo: PG 46, 603-606. 626-627)
EL PRIMOGÉNITO DE LA NUEVA CREACIÓN
Ha llegado el reino de la vida y ha sido destruido el imperio de la muerte. Ha hecho su aparición un nuevo nacimiento, una vida nueva, un nuevo modo de vida, una transformación de nuestra misma naturaleza. ¿Cuál es este nuevo nacimiento? El de los que nacen no de la sangre ni del deseo carnal ni de la voluntad del hombre, sino del mismo Dios.
Sin duda te preguntarás: «¿Cómo puede ser esto?» Pon atención, que te lo voy a explicar en pocas palabras. Este nuevo germen de vida es concebido por la fe, es dado a luz por la regeneración bautismal, tiene por nodriza a la Iglesia, que lo amamanta con su doctrina y enseñanzas, y su alimento es el pan celestial; la madurez de su edad es una conducta perfecta, su matrimonio es la unión con la Sabiduría, sus hijos son la esperanza, su casa es el reino y su herencia y sus riquezas son las delicias del paraíso; su fin no es la muerte, sino aquella vida feliz y eterna, preparada para los que se hacen dignos de ella.
Éste es el día en que actuó el Señor, día en gran manera distinto de los días establecidos desde la creación del mundo, que son medidos por el paso del tiempo. Este otro día es el principio de una segunda creación. En este día, efectivamente, Dios hace un cielo nuevo y una tierra nueva, según palabras del profeta. ¿Qué cielo? El firmamento de la fe en Cristo. ¿Qué tierra? El corazón bueno de que habla el Señor, la tierra que absorbe la lluvia, que cae sobre ella, y produce fruto multiplicado.
El sol de esta nueva creación es una vida pura; las estrellas son las virtudes; el aire es una conducta digna; el mar es el abismo de riqueza de la sabiduría y ciencia; las hierbas y el follaje son la recta doctrina y las enseñanzas divinas, que son el alimento con que se apacienta la grey divina, es decir, el pueblo de Dios; los árboles frutales son la observancia de los mandamientos.
Éste es el día en que es creado el hombre verdadero a imagen y semejanza de Dios. ¿No es todo un mundo el que es inaugurado para ti por este día en que actuó el Señor? A este mundo se refiere el profeta, cuando habla de un día y una noche que no tienen semejante.
Pero aún no hemos explicado lo más destacado de este día de gracia. Él ha destruido los dolores de la muerte, él ha engendrado al primogénito de entre los muertos.
Cristo dice: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. ¡Oh mensaje lleno de felicidad y de hermosura! El que por nosotros se hizo hombre, siendo el Hijo único, quiere hacernos hermanos suyos y, para ello, hace llegar hasta el Padre verdadero su propia humanidad, llevando en ella consigo a todos los de su misma raza.
RESPONSORIO 1Co 15, 21-22; 2Pe 3, 13
R. Por un hombre hubo muerte y por otro hombre hay resurrección de los muertos; * y lo mismo que en Adán todos mueren, en Cristo todos serán llamados de nuevo a la vida. Aleluya.
V. Nosotros, conforme a la promesa del Señor, esperamos cielos nuevos y tierra nueva.
R. Y lo mismo que en Adán todos mueren, en Cristo todos serán llamados de nuevo a la vida. Aleluya.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor Dios, que unes en un mismo sentir los corazones de los que te aman, impulsa a tu pueblo a amar lo que pides y a desear lo que prometes, para que, en medio de la inestabilidad de las cosas humanas, estén firmemente anclados nuestros corazones en el deseo de la verdadera felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.