Musica Para el Alma

domingo, 8 de enero de 2017

lectura

Comienza la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 1, 1-17
SALUDO Y ACCIÓN DE GRACIAS
Pablo, esclavo de Jesucristo, convocado para ser apóstol y elegido para anunciar la Buena Nueva de Dios, que ya antes había él prometido, por medio de los profetas en las sagradas Escrituras, acerca de su Hijo, nacido de la descendencia de David, sometido a la fragilidad humana, y, desde su resurrección de entre los muertos, constituido Hijo de Dios con poder, por la acción del espíritu de santidad: él, Jesús, Mesías, nuestro Señor, por quien hemos recibido la gracia y el apostolado, para predicar la sumisión a la fe a todos los gentiles para gloria de su nombre, entre los cuales os contáis también vosotros, los convocados de Jesús, del Mesías: Desea la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor, a cuantos estáis en Roma, amados de Dios, asamblea santa.

Ante todo, doy gracias a mi Dios, por medio de Jesucristo, por todos vosotros, porque vuestra fe es celebrada en todo el mundo. Dios, a quien sirvo con toda mi alma, anunciando el mensaje evangélico de su Hijo, me es testigo de cómo sin cesar hago memoria de vosotros en todas mis oraciones, pidiendo que, por fin, alguna vez me allane el camino, para que, si ésta es su voluntad, pueda ir a visitaros.

A la verdad, tengo deseos de veros para comunicaros algún don sobrenatural para robustecimiento de vuestra fe o, mejor dicho, para alcanzar yo en vuestra compañía nuevos ánimos en la profesión de nuestra común fe.

No quisiera, hermanos, que desconocieseis que me he propuesto muchas veces ir a visitaros -hasta ahora he tropezado siempre con alguna dificultad- para recoger también entre vosotros algún fruto, lo mismo que entre los demás gentiles. Me debo tanto a griegos como a bárbaros, lo mismo a sabios que a ignorantes. De aquí mi empeño en predicar el Evangelio también a vosotros, los que estáis en Roma.

Pues no me avergüenzo del Evangelio; es, en verdad, poder de Dios para salvación de todo el que crea, primero de los judíos y luego de los gentiles. Pues la justicia de Dios se revela en él de fe a fe, según está escrito: «El justo vivirá por la fe.»
RESPONSORIO    Cf. Rm 1, 3. 4; 5, 1
R. Jesucristo, Señor nuestro, nacido de la descendencia de David, sometido a la fragilidad humana, fue, desde su resurrección de entre los muertos, * constituido Hijo de Dios con poder, por la acción del Espíritu de santidad.
V. Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
R. Constituido Hijo de Dios con poder, por la acción del Espíritu de santidad.