Lectura del Profeta Daniel 6, 11-27
En aquellos días, unos hombres espiaron a Daniel y lo sorprendieron orando y
suplicando a su Dios.
Entonces fueron a decirle al rey: Majestad, ¿no has firmado tú un decreto que
prohibe hacer oración a cualquier dios fuera de ti, bajo pena de ser arrojado al
foso de los leones? El rey contestó: El decreto está en vigor, como ley irrevocable
de medos y persas.
Ellos le replicaron: Pues, Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti,
Majestad, ni al decreto que has firmado, sino que tres veces al día hace oración a
su Dios.
Al oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar la manera de salvar a Daniel, y
hasta la puesta del sol hizo lo imposible por librarlo.
Pero aquellos hombres le urgían, diciéndole: Majestad, sabes que, según la ley de
medos y persas, un decreto o edicto real es válido e irrevocable.
Entonces el rey mandó traer a Daniel y echarlo al foso de los leones.
El rey dijo a Daniel: ¡Que te salve ese Dios a quien tú veneras fielmente! Trajeron
una piedra, taparon con ella la boca del foso, y el rey la selló con su sello y con el
de sus nobles, para que nadie pudiese modificar la sentencia dada contra Daniel.
Luego el rey volvió a su palacio, pasó la noche en ayunas, sin mujeres y sin poder
dormir.
Madrugó y fue corriendo al foso de los leones.
Se acercó al foso y gritó afligido: ¡Daniel, siervo del Dios vivo! ¿Ha podido salvarte
de los leones ese Dios a quien veneras fielmente? Daniel le contestó: ¡Viva
siempre el rey! Mi Dios envió su ángel a cerrar las fauces de los leones, y no me
han hecho nada, porque ante él soy inocente, como tampoco he hecho nada
contra ti.
El rey se alegró mucho;mandó que sacaran a Daniel del foso;al sacarlo, no tenía ni
un rasguño, porque había confiado en su Dios.
Luego mandó el rey traer a los que habían calumniado a Daniel, y arrojarlos al foso
de los leones con sus hijos y esposas.
No habían llegado al suelo y ya los leones los habían atrapado y despedazado.
Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra:
«¡Paz y bienestar! Ordeno y mando: Que en mi imperio, todos respeten y teman
al Dios de Daniel.
El es el Dios vivo, que permanece siempre.
Su reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin.
El salva y libra, hace prodigios y signos en cielo y tierra.
El salvó a Daniel de los leones».
Palabra de DIOS