*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*31 DE ENERO VIERNES III DEL T ORDINARIO SAN JUAN BOSCO SACERDOTE FUNDADOR*
Del
Común de santos varones: para los santos educadores. Salterio III
*SAN JUAN
BOSCO, presbítero. (MEMORIA)*
Nació junto a
Castelnuovo, diócesis de Turín, el año 1815. Su niñez fue dura. Una vez
ordenado sacerdote, empleó todas sus energías en la educación de los jóvenes e
instituyó unas Congregaciones destinadas a enseñarles diversos oficios y
formarlos en la vida cristiana. Escribió también algunos opúsculos en defensa
de la religión. Murió el año 1888.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Venid, adoremos al Señor, aclamemos
al Dios admirable en sus santos.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la
tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus
manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en
Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a
prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto
mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: VOSOTROS SOIS LUZ DEL MUNDO.
Vosotros sois luz del mundo
y ardiente sal de la tierra,
ciudad esbelta en el monte,
fermento en la masa nueva.
Vosotros sois los sarmientos,
y yo la Vid verdadera;
si el Padre poda las ramas,
más fruto llevan las cepas.
Vosotros sois la abundancia
del reino que ya está cerca,
los doce mil señalados
que no caerán en la siega.
Dichosos, porque sois limpios
y ricos en la pobreza,
y es vuestro el reino que sólo
se gana con la violencia. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Contra ti, contra ti solo pequé,
Señor; ten misericordia de mí.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi
culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la
nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu
firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo
querrías.
Mi sacrificio es un espíritu
quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios
rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Contra ti, contra ti solo pequé,
Señor; ten misericordia de mí.
Ant 2. Reconocemos, Señor, nuestra
impiedad; hemos pecado contra ti.
Cántico: LAMENTACIÓN DEL PUEBLO EN TIEMPO
DE HAMBRE Y DE GUERRA - Jr 14,17-21
Mis ojos se deshacen en lágrimas,
día y noche no cesan:
por la terrible desgracia de la
doncella de mi pueblo,
una herida de fuertes dolores.
Salgo al campo: muertos a espada;
entro en la ciudad: desfallecidos de
hambre;
tanto el profeta como el sacerdote
vagan sin sentido por el país.
¿Por qué has rechazado del todo a Judá?
¿tiene asco tu garganta de Sión?
¿Por que nos has herido sin remedio?
Se espera la paz, y no hay bienestar,
al tiempo de la cura sucede la
turbación.
Señor, reconocemos nuestra impiedad,
la culpa de nuestros padres,
porque pecamos contra ti.
No nos rechaces, por tu nombre,
no desprestigies tu trono glorioso;
recuerda y no rompas tu alianza con nosotros.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Reconocemos, Señor, nuestra
impiedad; hemos pecado contra ti.
Ant 3. El Señor es Dios y nosotros somos
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Salmo 99 - ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN
EL TEMPLO.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con
aclamaciones.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de
gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su
nombre:
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es Dios y nosotros somos
su pueblo y ovejas de su rebaño.
LECTURA BREVE Rm 12, 1-2
Os exhorto, por la misericordia de
Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios;
éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino
transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es
la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.
RESPONSORIO BREVE
V. Lleva en el corazón la ley de su
Dios.
R. Lleva en el corazón la ley de su
Dios.
V. Y sus pasos no vacilan.
R. Lleva en el corazón la ley de su
Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. Lleva en el corazón la ley de su
Dios.
PRIMERA LECTURA AÑO (I)
De la carta a los Romanos 11, 1-12
DIOS NO HA RECHAZADO A SU PUEBLO
Hermanos: Pregunto yo: ¿Pero es que Dios ha rechazado a su pueblo? De ninguna
manera. Que también yo soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de
Benjamín. Dios no ha rechazado a su pueblo, al que desde un principio escogió.
¿No sabéis lo que dice la Escritura en la historia de Elías? Éste interpela así
a Dios en contra de Israel: «Señor, han dado muerte a tus profetas, han
derribado tus altares; me he quedado yo solo, y me persiguen de muerte.» Pero,
¿qué le responde la voz divina? «Me he reservado siete mil hombres, que no han
doblado la rodilla ante la estatua de Baal.»
Así también ha quedado en nuestros tiempos un resto escogido de Dios por pura
gracia. Y, si lo es por gracia, ya no es por las obras de la ley. De otra
manera la gracia ya no sería tal gracia. ¿Qué quiere decir esto? Que Israel no
ha logrado lo que pretendía, mientras que lo ha conseguido el grupo de los
elegidos. Aquéllos se encerraron en su obstinación, como dice la Escritura:
«Dios les ha dado espíritu insensible, ojos que no contemplan y oídos que no
oyen hasta el día de hoy.» Y también dice David: «Conviértase su mesa en lazo y
trampa, en ocasión de ruina y en castigo. Queden sin luz sus ojos, y que no
vean más. Y, tú, agobia sus espaldas sin cesar.»
Y ahora pregunto: Pero, ¿es que han caído para no levantarse? Nada de eso. Sino
que, por el traspiés que han dado, ha venido la salvación a los gentiles; y así
Dios los provoca a emulación. Y, si su caída supone riquezas para el mundo, y
su mengua, tesoros para los gentiles, ¿qué no supondrá la plenitud de su
conversión?
RESPONSORIO Cf. Rm 11, 5. 7. 12
R. Ha quedado un resto en Israel escogido por pura
gracia, mientras que los demás se encerraron en su obstinación; * si
su caída supone riquezas para el mundo, ¿qué no supondrá la plenitud de su
conversión?
V. Israel no ha logrado lo que pretendía, mientras
que lo ha conseguido el grupo de los elegidos.
R. Si su caída supone riquezas para el mundo, ¿qué
no supondrá la plenitud de su conversión?
SEGUNDA
LECTURA
De las cartas de san Juan
Bosco, presbítero
(Epistolario, Turín 1959, 4, 201-203)
TRABAJÉ SIEMPRE CON AMOR
Si de verdad buscamos la
auténtica felicidad de nuestros alumnos y queremos inducirlos al cumplimiento
de sus obligaciones, conviene ante todo que nunca olvidéis que hacéis las veces
de padres de nuestros amados jóvenes, por quienes trabajé siempre con amor, por
quienes estudié y ejercí el ministerio sacerdotal, y no sólo yo, sino toda la
Congregación salesiana.
¡Cuántas veces, hijos míos,
durante mi vida, ya bastante prolongada, he tenido ocasión de convencerme de esta
gran verdad! Es más fácil enojarse que aguantar, amenazar al niño que
persuadirlo; añadiré incluso que, para nuestra impaciencia y soberbia, resulta
más cómodo castigar a los rebeldes que corregirlos, soportándolos con firmeza y
suavidad a la vez.
Os recomiendo que imitéis la
caridad que usaba Pablo con los neófitos, caridad que con frecuencia los
llevaba a derramar lágrimas y a suplicar, cuando los encontraba poco dóciles y
rebeldes a su amor.
Guardaos de que nadie pueda
pensar que os dejáis llevar por los arranques de vuestro espíritu. Es difícil,
al castigar, conservar la debida moderación, la cual es necesaria para que en
nadie pueda surgir la duda de que obramos sólo para hacer prevalecer nuestra
autoridad o para desahogar nuestro mal humor.
Miremos como a hijos a
aquellos sobre los cuales debemos ejercer alguna autoridad. Pongámonos a su
servicio, a imitación de Jesús, el cual vino para obedecer y no para mandar, y
avergoncémonos de todo lo que pueda tener incluso apariencia de dominio; si algún
dominio ejercemos sobre ellos, ha de ser para servirlos mejor.
Éste era el modo de obrar de
Jesús con los apóstoles, ya que era paciente con ellos, a pesar de que eran
ignorantes y rudos, e incluso poco fieles; también con los pecadores se
comportaba con benignidad y con una amigable familiaridad, de tal modo que era
motivo de admiración para unos, de escándalo para otros, pero también ocasión
de que muchos concibieran la esperanza de alcanzar el perdón de Dios. Por esto
nos mandó que fuésemos mansos y humildes de corazón.
Son hijos nuestros, y por
esto, cuando corrijamos sus errores, hemos de deponer toda ira o, por lo menos,
dominarla de tal manera como si la hubiéramos extinguido totalmente.
Mantengamos sereno nuestro
espíritu, evitemos el desprecio en la mirada, las palabras hirientes; tengamos
comprensión en el presente y esperanza en el futuro, como conviene a unos
padres de verdad, que se preocupan sinceramente de la corrección y enmienda de
sus hijos.
En los casos más graves, es
mejor rogar a Dios con humildad que arrojar un torrente de palabras, ya que
éstas ofenden a los que las escuchan, sin que sirvan de provecho alguno a los
culpables.
RESPONSORIO
Mc 10, 13-14; Mt 18, 5
R. Le presentaban a Jesús
unos niños para que les impusiera las manos; pero los discípulos trataban de
apartarlos. Jesús, al verlo, les dijo: * «Dejad que los niños vengan a mí y no
se lo estorbéis, porque el reino de Dios es de los que son como ellos.»
V. El que reciba a un niño
como éstos en mi nombre a mí me recibe.
R. Dejad que los niños
vengan a mí y no se lo estorbéis, porque el reino de Dios es de los que son
como ellos.
Lecturas del Viernes de la III
Semana del Tiempo Ordinario
31 Ene 2025
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (4,26-34)*
En
aquel tiempo, Jesús decía al gentío:
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él
duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin
que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos,
luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la
hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un
grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero
después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa
ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su
entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo
explicaba todo en privado.
Palabra
del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El hombre que se compadece de su
prójimo educa, enseña y guía como pastor a su rebaño.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su
pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de
nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos
odian;
ha realizado así la misericordia que
tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre
Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del
Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de
nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo
alto,
para iluminar a los que viven en
tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El hombre que se compadece de su
prójimo educa, enseña y guía como pastor a su rebaño.
PRECES
Adoremos, hermanos, a Cristo, el Dios
santo, y, pidiéndole que nos enseñe a servirle con santidad y justicia en su
presencia todos nuestros días, aclamémosle, diciendo:
Tú solo eres santo, Señor.
Señor Jesús, probado en todo
exactamente como nosotros, menos en el pecado,
compadécete de nuestras debilidades.
Señor Jesús, que a todos nos llamas a
la perfección del amor,
danos el progresar por caminos de
santidad.
Señor Jesús, que nos quieres sal de la
tierra y la luz del mundo,
ilumina nuestras vidas con tu propia
luz.
Señor Jesús, que viniste al mundo no
para que te sirvieran, sino para servir,
haz que sepamos servir con humildad a
ti y a nuestros hermanos.
Señor Jesús, reflejo de la gloria del
Padre e impronta de su ser,
haz que un día podamos contemplar la
claridad de tu gloria.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Oremos ahora al Padre, como nos enseñó
el mismo Jesús:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios nuestro, que has dado a la
Iglesia, en el presbítero san Juan Bosco, un padre y un maestro de la juventud,
concédenos que, movidos por un amor semejante al suyo, nos entreguemos a tu
servicio, trabajando por la salvación de nuestros hermanos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CUANDO, SEÑOR, EL DÍA YA DECLINA
Cuando, Señor, el día ya declina,
quedaos con el hombre, que, en la noche
del tiempo y de la lucha en que camina,
turba su corazón con su reproche.
Disipad nuestras dudas, hombres santos,
que en el alto glorioso del camino
ya dejasteis atrás temores tantos
de perder vuestra fe en el Don divino.
Perdonad nuestros miedos, seguidores
del camino en la fe que os fue
ofrecido,
hacednos con vosotros confesores
de la fe y del amor que habéis vivido.
Que tu amor, Padre santo, haga fuerte
nuestro amor, nuestra fe en tu Hijo amado;
que la hora suprema de la muerte
sea encuentro en la luz, don consumado.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es grande, nuestro dueño
más que todos los dioses.
Salmo 134 I - HIMNO A DIOS POR SUS
MARAVILLAS
Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro
Dios.
Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.
Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.
Hace subir las nubes desde el
horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.
Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
-en medio de ti, Egipto-
contra el Faraón y sus ministros.
Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es grande, nuestro dueño
más que todos los dioses.
Ant 2. Casa de Israel, bendice al Señor;
tañed para su nombre, que es amable.
Salmo 134 II.
Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se compadece de sus siervos.
Los ídolos de los gentiles son oro y
plata,
hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,
tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendecid al Señor.
Bendito en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Casa de Israel, bendice al Señor;
tañed para su nombre, que es amable.
Ant 3. Vendrán todas las naciones y se
postrarán en tu acatamiento, Señor.
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES - Ap 15,
3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron
manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrán todas las naciones y se
postrarán en tu acatamiento, Señor.
LECTURA BREVE Rm 8, 28-30
Sabemos que a los que aman a Dios todo
les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que
había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera
el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que
llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es justo y ama la justicia.
R. El Señor es justo y ama la justicia.
V. Los buenos verán su rostro.
R. El Señor es justo y ama la justicia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. El Señor es justo y ama la justicia.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Dejad que los niños se acerquen a
mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL
SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros
padres-
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dejad que los niños se acerquen a
mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios.
PRECES
Pidamos a Dios Padre, fuente de toda
santidad, que con la intercesión y el ejemplo de los santos nos ayude, y
digamos:
Haz que seamos santos, porque tú,
Señor, eres santo.
Padre santo, que has querido que nos
llamemos y seamos hijos tuyos,
haz que la Iglesia santa, extendida por
los confines de la tierra, cante tus grandezas.
Padre santo, que deseas que vivamos de
una manera digna, buscando siempre tu beneplácito,
ayúdanos a dar fruto de buenas obras.
Padre santo, que nos reconciliaste
contigo por medio de Cristo,
guárdanos en tu nombre para que todos
seamos uno.
Padre santo, que nos convocas al
banquete de tu reino,
haz que comiendo el pan que ha bajado
del cielo alcancemos la perfección del amor.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Padre santo, perdona a los pecadores
sus delitos
y admite a los difuntos en tu reino
para que puedan contemplar tu rostro.
Porque nos llamamos y somos hijos de
Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios nuestro, que has dado a la
Iglesia, en el presbítero san Juan Bosco, un padre y un maestro de la juventud,
concédenos que, movidos por un amor semejante al suyo, nos entreguemos a tu
servicio, trabajando por la salvación de nuestros hermanos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.